viernes, 1 de noviembre de 2019

UNA PELICULA DE “FULANO DE TAL” | por Pedro Julio Ramírez

11 de noviembre de 2019. SANTO DOMINGO
UNA PELICULA DE “FULANO DE TAL”
Pedro Julio Ramírez
Cuando una persona que ha dirigido una película pone su nombre a seguidas de la expresión “Una película de ………..”  es posible que no se dé cuenta que puede producir en el público un efecto contrario al que busca, tratando de promover su nombre más que el contenido de la película.
Con extrañeza vemos promociones que repiten constantemente “Una película de Fulano de Tal”. Y la gente se pregunta y quien es ese “Fulano de Tal?”. Si al responder no se puede mostrar una obra relevante con la cual su nombre pueda ser relacionado, ya sea por méritos artísticos, profesionales y/o comerciales reconocidos, entonces se provoca un efecto contrario.
Pretensioso”, “Quiere aparentar lo que no es”, “Presumido”, “Altanero”, “…y este quien se cree que es?”, “…el gran director?” etc. etc. Estas son algunas de las expresiones que he escuchado, tras ver las promociones con la expresión que titula este articulo.
Se pueden contar con los dedos de la mano y sobran dedos, los realizadores dominicanos con suficientes méritos profesionales, que merezcan colocar su nombre junto al titulo de la película, como un atractivo más de esta. La industria del cine dominicano es incipiente y por consiguiente casi todos los directores son principiantes. Es posible que ignoren el origen de esta forma de dar crédito al director. De conocerla, quizás no lo harían.
Esta manera de poner el nombre del director en los créditos de las películas la iniciaron los cineastas franceses de la Nueva Ola a finales de los años 50, quienes reivindicaron el cine de autor, asumiendo al director como un autor similar a los autores literarios. "Si el escritor escribe con una pluma o un bolígrafo, el director escribe con la cámara". (A. Astruc). 
Una película de François Truffaut; Una película de  Alain Resnais; Una película de  Jean-Luc Godard; Una película de Agnes Varda; Una película de Louis Malle; Una película de Eric Rohmer,  para solo mencionar algunos. Estos directores, todos muy conocidos en Francia y gran parte de Europa,  tenían un estilo propio, una estética personal que identificaba sus obras, eran autores que ganaron respeto y admiración por la calidad de su trabajo y por asumir el cine como una manifestación artística, entre otras razones.
A partir de ellos se siguió utilizando, sobre todo en Europa, esta forma de destacar el nombre del director en los créditos, cuando se trata de directores, que aunque no pertenecieron a la Nueva Ola francesa, son considerados maestros del cine. Auténticos autores cinematográficos. Así podemos ver “Una película de Ingmar Bergman”, “Una película de Luis Buñuel”, “Una película de Federico Fellini”, “Una película de Bernardo Bertolucchi”, “Una película de Luchino Visconti”, entre otros grandes del cine.
En los Estados Unidos, donde no suelen manejar la idea del cine de autor, con raras  excepciones, los créditos suelen aparecer así: “Dirigida por Francis Ford Coppola”, “Escrita y dirigida por Woody Allen”, “Dirigida por Steven  Spealberg”, junto a los nombres de otros profesionales que aportaron su trabajo para hacer realidad la película.
Ya lo dijo ese referente insuperable de la actuación cinematográfica Marcello Mastroianni: “La humildad es parte del talento.”

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