miércoles, 13 de noviembre de 2019

Construcción de un nuevo matadero y un nuevo mercado para Barahona (1) / Rafael Matos Féliz Por el Desarrollo Sostenible

13 de noviembre de 2019
A PROPOSITO DEL DESARROLLO
54. Construcción de un nuevo matadero y un nuevo mercado para Barahona (1)
En los últimos días se ha dado, en el municipio de Barahona, un inusitado revuelo entre la Alcaldía y otras entidades del estado, entre ellas, el Ministerio de Obras Públicas y la Gobernación Provincial. Se habla y se realizan acciones que van en el camino de construir un nuevo matadero y un nuevo mercado para el municipio.
De primera instancia, esas acciones aparentemente van en interés de darle solución a problemas viejos y que han sido parte de las demandas de los grupos sociales que se interesan por un destino adecuado y sostenible para el territorio municipal. Pero entre esas demandas y la concreción de las mismas, ha habido un gran trecho recorrido.
Para el nuevo matadero, se ha elegido la zona donde se localizaba el Hotel Oasis, en la carretera que va hacia el municipio de Cabral, cerca del cruce del mismo nombre. Ese hotel fracasó como inversión, pues se creyó que con la construcción del aeropuerto María Montez, toda la zona circunvecina sería de interés para la visitación turística; lo cual no sucedió. Pero en una jugada maestra, el inversionista, que tenía relación con gentes del gobierno de Hipólito Mejía, “le vendió” a la antigua Secretaría de Agricultura, la fallida construcción.
Para el nuevo mercado, se ha tomado la zona del “mercadito”, como se le ha llamado a la construcción que allí se realizó para trasladar a los mercaderes del mercado público, después del incendio del mismo, en el año 1991. Esta, hoy ya antigua construcción, está próximo a la Avenida Casandra Damirón (la cual funciona como carretera de entrada y salida al municipio) y próximo también, a las edificaciones del Liceo Federico Henríquez y Carvajal, donde se albergan dos áreas educativas, una tradicional y otra técnica.
La construcción del “mercadito”, también fracasó, debido a que los mercaderes que iban a ser beneficiados, se negaron a trasladarse a la zona, pues adujeron lejanía del centro comercial de venta y que dicha obra no tendría capacidad para albergar a todos los afectados por el incendio. Hoy esa zona, en sus alrededores, se ha cubierto con decenas de viviendas y de familias.
Ahora, haremos el papel del “demonio”, con respecto a estas nuevas propuestas y nuevas construcciones para el municipio. Algunas personas tenemos la costumbre de tomar como referencia, frente a cualquier intervención en un territorio: Las determinantes históricas, las determinantes socioeconómicas, las determinantes físico-naturales y las conductas y formas de hacer las cosas de las “autoridades”. Esto que señalamos más arriba, lo aprendimos de lo que en el mundo y en especial, en América Latina y el Caribe, se denomina Desarrollo Económico Local.

El área del mercadito reviste una condición especial, toda vez que en la misma se ha edificado, en forma lenta pero continua, una zona residencial y que su cercanía a los centros educativos señalados y a la vía de entrada y salida principal del municipio pone en alerta a las personas e instituciones que se interesan por un desarrollo sostenible. Se conoce históricamente, que nuestro ayuntamiento nunca ha tenido interés en dar solución a la arrabalización, contaminación y desorden que ocurren en el mercado público, lugar de venta de alimentos que consume la mayoría de la población municipal.
En el “mercado público”, se hizo un barrio interno e ilegal y el mismo carece de los servicios básicos (disposición de excrementos, aguas servidas, etc.). Se ve con frecuencia, que por los alrededores y en la zona del cementerio municipal, aparecen bolsas y pilas de mierda y de basura por doquier. Las aceras, calles y áreas de los alrededores del mercado, son usadas sin ningún tipo de control por parte de las autoridades. Lo cual imposibilita el acceso y el tránsito por la zona.
Los alimentos se exhiben mayormente en el suelo y en áreas antihigiénicas. Existen bares para consumo de bebidas alcohólicas, y las malas lenguas hablan de venta de servicios sexuales en la zona. Dadas estas realidades del actual mercado del municipio, nos preguntamos: ¿Son esas “las buenas prácticas de mercado”, que nos ofrecen con un nuevo mercado en un área residencial y cercana al mayor tránsito vehicular y a la mayor zona de educación media y técnica del municipio?

Continuaremos.
Rafael Matos Féliz
Por el Desarrollo Sostenible

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