¿Por qué la transición?
Con el triunfo del Partido Revolucionario Dominicano, en el año 1978, que encabezó don Antonio Guzmán Fernández, se inició la transición democrática en la República Dominicana y la tercera ola democratizadora en América Latina.
Más que una simple frase, como lo refleja el hecho de que el PRD utilizó en el referido certamen electoral el manido eslogan “El cambio”, la transición se define, conforme al Diccionario de la lengua española de la RAE, como sigue: “1. f. Acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar a otro distinto. 2. f. Paso más o menos rápido de una prueba, idea o materia a otra, en discursos o escritos. 3. f. Cambio repentino de tono y expresión”.
La transición de 1978, que lideró el presidente Guzmán, hizo posible la reinstauración de la libertad, la cual había sido quebrantada por los golpistas del miércoles 25 de septiembre de 1963.
No se debe olvidar que el gobierno autoritario de Joaquín Balaguer, conocido como “Los 12 años”, se caracterizó por el asesinato, la tortura, el destierro y el apresamiento de sus adversarios, así como por la intervención de los efectivos militares a su favor en la actividad política, todo lo cual fue desmontado, en un tiempo razonable, por don Antonio Guzmán, quien cumplió, de este modo, su promesa de devolverle la libertad y la democracia al pueblo dominicano.
Sin embargo, tal y como sostiene el argentino Anibal D´Angelo Rodríguez, en su Diccionario Político: “El caso que inauguró el uso del término fue el español. Allí un régimen dictatorial que pretendía haber creado instituciones originales evolucionó en el plazo de dos o tres años a una democracia prototípica o más bien a un Estado de Derecho del siglo XX”.
En el período 2020-2024, cuando hayan transcurrido dieciséis años de gobiernos consecutivos del Partido de la Liberación Dominicana y cuarenta y dos desde que con la llegada al poder de Don Antonio Guzmán se instauró la democracia, el expresidente Hipólito Mejía se propone iniciar una transición por la Institucionalidad Democrática.
Para que esa transición sea posible, se deberá producir la alternancia en el poder, después de 16 años de gobiernos peledeista, el período de tiempo más largo de un partido en el poder desde el derrocamiento de la dictadura de Trujillo.
Durante esos largos años de gobiernos hegemónicos del PLD, la institucionalidad democrática se ha deteriorando progresivamente, a causa de su control absoluto de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, así como de los demás extrapoderes del Estado.
Como consecuencia de esto, el Poder Judicial y el Ministerio Público actúan, exclusivamente, al servicio del partido oficial, lo que ha motivado que la corrupción y la impunidad se hayan entronizado en la administración pública.
Tiene razón el líder del PRM, Hipólito Mejía, al sostener que para conducir el país hacia la institucionalidad y reencauzar la democracia será necesaria una transición, en la que sean tomados en cuenta todos los sectores influyentes de la sociedad, a fin de hacer realidad la independencia plena del Poder Judicial, el Ministerio Público y la Cámara de Cuentas y, de esta manera, construir un verdadero Estado de derecho y de bienestar para beneficio del pueblo.
https://acento.com.do/2018/opinion/8631332-por-que-la-transicion/
Eddy Olivares Ortega | Sufragio Licenciado en Derecho y Postgrado en Derecho Penal, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Magíster en Derecho Constitucional y Derechos Fundamentales, Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y Maestría en Derecho Constitucional y Derechos Fundamentales, Universidad de Castilla La Mancha (UCLM), España. Desde el año 2006 Miembro Fue miembro titular de la Junta Central Electoral (JCE) hasta el 2016.
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