Krugman sigue desarrollando su preocupación por la atención de los más necesitados, con impuestos a los sectores de mayores recursos y las fallas de mercado que justifican la regulación pública
Paul Krugman, ganador del Premio Nobel en Ciencias Económicas en 2008.
A continuación resumimos algunas de sus reflexiones plasmadas en el primer artículo:
• La economía puede prosperar con mucha menos concentración de ingresos y riqueza en la cúspide de la pirámide económica.
• Necesitamos una reglamentación eficaz que controle el fraude, especialmente para que los empresarios íntegros no estén en desventaja cuando compitan con otros menos escrupulosos.
• Las personas que desean trabajar pero no encuentran un puesto sufren sobremanera, no solo por la pérdida de ingresos, sino también por la pérdida de confianza en la propia valía.
• Recortar drásticamente el gasto cuando la economía está deprimida es un tremendo error.
• Los trabajadores son personas: las relaciones entre los empresarios y sus empleados son más complejas que una simple relación entre oferta y demanda. Y esta complejidad hace que exista mucho más margen para fijar los salarios de lo que generalmente se cree.
• Unas reducciones fiscales más que traer consigo un rápido crecimiento económico, lo que genera son grandes déficits presupuestarios.
• Lo que solemos oír en la mayoría de los casos son más bien afirmaciones sobre que la reforma (mayor regulación) da más poder a los malos: por ejemplo, que el hecho de regular unas instituciones demasiado grandes y complejas para caer les hace de algún modo un favor a los embaucadores, afirmaciones tras las que se ocultan los esfuerzos de esas instituciones por evitar la calificación de " importantes para el sistema".
• En situaciones extremas como la Crisis Asiática hay que ponderar la conveniencia de restricciones a la cuenta de capital.
Krugman sigue desarrollando su preocupación por la atención de los más necesitados, con impuestos a los sectores de mayores recursos y las fallas de mercado que justifican la regulación pública. Analicemos estas reflexiones:
• Hay que mantener una férrea oposición a las dos primeras grandes propuestas de Donald Trump: (a) retirarles a millones de personas su seguro sanitario y (b) reducirles los impuestos a las grandes empresas.
• Cuando alguien les diga que los cambios en el mundo han hecho obsoletos los impuestos de sociedades a la vieja usanza se muestran escépticos. Es posible que algunos de los cambios que han tenido lugar en el mundo hayan hecho que el impuesto sobre beneficios sea ahora una idea mejor que nunca.
• En un mundo racional, la toma de medidas urgentes para limitar el cambio climático sería la prioridad política más acuciante para cualquier gobierno.
• Tribunas de opinión como The Wall Street Journal– se oponen a cualquier forma de normativa económica estatal; es seguidor de la doctrina reaganiana de que el Estado siempre es el problema, nunca la solución.
• Decenas de millones de estadounidenses disfrutan de cobertura sanitaria –imperfecta, pero mucho mejor que ninguna– gracias a la ley de protección sanitaria, conocida como Obamacare. Varios millones más descansan mejor sabiendo que seguirán disponiendo de cobertura si algo se tuerce; si, por ejemplo, pierden el seguro pagado por la empresa o desarrollan una enfermedad crónica.
• A pesar de que Francia recibe una sorprendente cantidad de mala prensa –buena parte de ella procedente de ideólogos que insisten en que los Estados del bienestar generosos tienen que tener consecuencias desastrosas– es de hecho una economía bastante próspera. Lo crean o no, los adultos franceses en sus mejores años para el trabajo (25 a 54) tienen muchas más probabilidades que sus homólogos estadounidenses de lograr un buen empleo.
• Asimismo, Francia ofrece una red de seguridad social que supera los sueños más descabellados de los progresistas estadounidenses: atención sanitaria de alta calidad para todos, generosos permisos de paternidad y maternidad, enseñanza preescolar universal y mucho más.
• Un Gobierno que así lo quiera, puede hacer que la sociedad sea más equitativa y mejorar la calidad de vida de las familias corrientes.
• No cabe duda de que la economía del goteo “hacia arriba” ha estado presente en la respuesta que dio el gobierno de Obama a la Recesión: gran parte del estímulo económico conllevaba una ampliación de la red de seguridad social, no solo para proteger a los vulnerables, sino también para aumentar el poder adquisitivo y apuntalar la demanda. Y, en general, las políticas de la época de Obama han ido encaminadas a ayudar directamente a las familias, más que a colmar de beneficios a los ricos con la esperanza de que los beneficios goteen hacia abajo.
Como vemos Krugman sigue llamándonos la atención sobre la necesidad de construir una sociedad más justa, con regulaciones para las fallas de mercado y con sistemas tributarios equitativos cuyos ingresos favorezcan los planes de salud y seguridad social de los más necesitados.
Franklin Mendez
Economista
Leer más en: http://www.elmundo.com.ve/Firmas/Franklin-Mendez/Contribucion-de-Paul-Krugman-a-la-Economia--II-.aspx#ixzz4vBFL7Ue0
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