Stanley Fischer, 'número dos' de la Reserva Federal, deja el cargo alegando "motivos personales"
PABLO PARDO Corresponsal Washington 6 SEP. 2017 18:35
El ex vicepresidente de la Reserva Federal Stanley Fischer. REUTERS
Allana así el camino para que Trump nombre a una persona de su confianza
Stanley Fischer, el vicepresidente de la Reserva Federal, ha anunciado inesperadamente que deja el cargo el mes que viene, alegando "razones personales", en una carta que ha enviado al presidente de EEUU, Donald Trump. Su salida allana el camino para que el Gobierno nombre a un candidato más afín a sus posiciones que el demócrata Fischer, una de las figuras más relevantes de la economía mundial, como demuestra su currículum: economista jefe del Banco Mundial, 'número dos' del Fondo Monetario Internacional (FMI), responsable del área internacional de Citigroup -entonces, el mayor banco del mundo-, presidente del Banco de Israel, y, ahora, 'número dos' de la 'Fed'.
Acaso la mayor muestra de la influencia de Fischer sea la lista de alumnos a los que dirigió su tesis doctoral durante su época de profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, según sus siglas en inglés). Entre los doctorandos de Fischer están el ex presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, el presidente del BCE, Mario Draghi, y el ex jefe del equipo de asesores económicos de George W. Bush, Greg Mankiw. Su influencia también llega a niveles más populares, porque millones de personas han recibido su introducción a la Economía con sus libros de texto coescritos con su colega del MIT Rudi Dornbusch y Olivier Bñlancjhard, este último, ex economista jefe del FMI.
Fischer, de 74 años, es un neokeynesiano, y el máximo exponente del grupo del MIT, que controla la economía mundial, es decir, de un selecto grupo de doctores en Economía por esa universidad. Lo único que le falta en su currículum es haber sido director del FMI. Es una espina que él siempre tendrá clavada, pero contra la que no puede hacer nada. El anacrónico sistema de reparto de poder en el Fondo hace que un europeo tenga asegurado ese puesto. Cuando Fischer se presentó, de manera totalmente inesperada y casi hasta extravagante en junio de 2011, el cargo fue para la francesa Christine Lagarde
Salida al sector privado
La carrera de Fischer no ha estado exenta de controversias. Muchos le acusaron de haber gravado la crisis asiática de 1997 y 1998, cuando el FMI impuso políticas de austeridad en Corea del Sur, Indonesia, Tailandia y Malasia, lo que agravó los colapsos cambiarios y financieros de esos países. La crisis posteriormente se extendió a Rusia, que suspendió pagos, y a Brasil. Fischer también codirigió el Fondo en la época en la que ese organismo promovía tipos de camio fijos entre divisas de países en vías de desarrollo, lo que acabó causando las hecatombes en Argentina, México, Rusia, y Asia.
Más controvertida fue su salida al sector privado. Fischer dejó el FMI en 2001 porque no soportaba los gritos del entonces director gerente del organismo, el alemán Horst Köhler. Un año después, recaló en Citigroup, donde recibió un tratamiento preferente: el banco le permitió retener sus 'stock options' en caso de que dejara el cargo para irse, de nuevo, a trabajar para el sector público. Así que cuando Fischer fue nombrado presidente del Banco de Israel en 2005, pudo beneficiarse de los réditos de su actividad en el banco neoyorkino. Otro doctor en Economía por el MIT, el Nobel Joseph Stiglitz, acusó públicamente a Fischer de haber sido empleado por Citigroup como pago por los servicios prestados en el Fondo.
Fischer fue al Banco de Israel porque tiene doble nacionalidad israelí y estadounidense, aunque nació en una colonia de Sudáfrica, Rhodesia del Norte, que hoy es Zambia, hace 74 años. No hay nada más globalizado que la partida de nacimiento y los pasaportes del 'número dos' de la Fed.
En el Banco central de Israel, Fischer aplicó una política muy innovadora y controvertida: en lugar de un objetivo de inflación (como el BCE), o de inflación y paro (como la Reserva Federal), fijó un objetivo implícito de crecimiento nominal del PIB. Es decir: el plan era hacer que el resultado de sumar el PIB real más la inflación en una determinada banda.
Con esa estrategia, los precios podrán subir más unos años; otros, será el PIB el que forme la base del crecimiento. Esa política, según sus defensores, permite una gestión mejor de la economía, puesto que el banco central puede jugar con la inflación, dejándola subir en tiempos de recesión y, a cambio, endurecer la política monetaria en tiempos de crisis. En 2013, dejó el banco de Israel. Un año después, Barack Obama le nominó para la presidencia de la Fed.
Su salida de la Fed parece señalar el inicio del final del periodo de los hombres del MIT. Fischer deja el cargo nueve meses antes de que su mandato expire, y es posible que en enero la también neokeynesiana Janet Yellen, que dirige el banco central estadounidense, también se vaya. El principal candidato a suceder a Yellen no tiene un doctorado -ni del MIT ni de ningún otro sitio- y ha sido toda su vida un trader. Es Gary Cohn, el ex 'número dos' del gigante de la banca de inversión Goldman Sachs y, ahora, jefe del equipo de asesores económicos de Donald Trump.
http://www.elmundo.es/economia/2017/09/06/59b022d9268e3e375e8c0a9a.html
El vicepresidente de la Reserva Federal de EE UU dimite “por motivos personales”
Stanley Fischer, de 73 años, fue nombrado en 2014 por Obama y dejará el cargo en octubre
Nueva York
Stanley Fischer adelanta su salida de la Reserva Federal. El vicepresidente del banco central de Estados Unidos renuncia al cargo alegando motivos “personales”, de acuerdo con la carta que ha enviado al presidente Donald Trump. Su dimisión, que será efectiva el próximo 13 de octubre, se anuncia en un momento crítico en el proceso de normalización de la política monetaria.
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La renuncia de la segunda personalidad más influyente en la Fed se conoce en un momento de gran tensión política en EE UU. El presidente debe decidir, además, si propone a Janet Yellen seguir al frente de la institución cuando venza su mandato a final de enero. El anuncio de Fischer, por tanto, invitó a que se hicieran múltiples interpretaciones en el parqué de Wall Street.
La dimisión deja así otra vacante abierta para Donald Trump, que como en el Tribunal de Supremo puede utilizar para imponer su doctrina económica. El republicano ya tiene elegido a Randal Quarles para ocupar el puesto de gobernador a cargo de la supervisión de los grandes bancos, que también tiene el rango de vicepresidente. Esa responsabilidad la desempeñaba Daniel Tarullo.
Fischer, como Yellen, es un firme defensor de preservar la regulación financiera adoptada tras el derrumbe de Lehman Brothers y su experiencia es reconocida en todos los foros internacionales. La nominación de Quarles debe ser aprobada aún por el Senado. Hay otro cargo de gobernador que está pendiente de ser cubierto, de los siete que integran la Fed, para el que no hay elegido.
Stanley Fischer fue nominado por el demócrata Barack Obama, para ocupar el puesto que dejó vacante Janet Yellen al asumir la presidencia de la Fed. Juntos trabajaron para forjar el consenso interno que llevó a la Fed a iniciar el proceso de subida de tipos de interés, en diciembre de 2015. Su salida se anuncia a dos semanas de la próxima reunión, en la que previsiblemente se iniciará la venta de activos de deuda acumulados durante la crisis financiera.
Estrategia monetaria
“Ha sido un privilegio trabajar con Yellen”, afirma en la nota de prensa con el anuncio. Fischer fue gobernador del Banco de Israel y dirigió la tesis doctoral de Ben Bernanke en el MIT. También fue profesor de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo. El banquero, de 73 años de edad, ya indicó su intención de no renovar su mandato cuando expirara el 12 de junio del próximo año.
A la espera que Trump se defina sobre la continuidad de Yellen, la atención se centra en el efecto que tendrá la salida de Fischer en el curso de la política monetaria. Los miembros de la Fed mantienen en este momento un intenso debate para entender por qué la expansión económica y la creación de empleo no van acompañadas de un aumento de la inflación, que está muy débil.
La Reserva Federal decidió en julio dejar los tipos de interés en una banda entre el 1% y el 1,25%. El consenso de mercado apunta a que el próximo incremento no llegará como pronto hasta diciembre. El moderación en la creación de empleodurante el mes agosto y las revisiones a la baja en los meses precedentes, junto al relajamiento de los salarios, da margen para ir con calma. https://economia.elpais.com/economia/2017/09/06/actualidad/1504709415_753752.html
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