viernes, 3 de febrero de 2017

- Orlando Jorge Mera | @orlandojm

Partidos por dentro

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Nuestro país ha estado asistiendo a un debate sumamente necesario para la recuperación y la regeneración de la democracia. Sin dudas, los sobornos confesados por Odebrecht han desnudado el esquema más sofisticado de corrupción que cooptó la democracia en los principales países de América Latina.
Como bien advierte Antonio Navalón en su artículo “Odebrecht: el cólera de la corrupción” (El País, 30 de enero de 2017), “ Odebrecht marca un antes y un después, aunque lo único que hay que reconocer es su raíz profundamente democrática porque todos participaron sin tener problema alguno ni con los populistas, ni con los conservadores, los izquierdistas o los derechistas. En síntesis, no hubo dificultades con ninguna tendencia política. Por eso ahora, quien esté libre de Odebrecht, que tire la primera piedra”.
En nuestro país, la indignación ciudadana llegó a su límite ante este escandaloso caso de corrupción que fue investigado y comprobado en Brasil y Estados Unidos de América. En la manifestación cívica del pasado 22 de enero, los dominicanos reclamaron sanción a la corrupción y fin a la impunidad. Pero también, hubo expresiones de apatía y desencanto ante la clase política, que todo político debe escuchar.
La corrupción y la impunidad han empobrecido al país económica y moralmente. Afortunadamente, hay una nueva generación de políticos que ha surgido en los últimos años, y que está comprometida con la buena política, y que, por supuesto, es ajena totalmente a la corrupción.
No podemos continuar sin un régimen de consecuencias, es decir, todos los funcionarios y exfuncionarios comprometidos con casos de corrupción deben ser sancionados. Pero también, Odebrecht financió campañas con la idea de controlar gobernantes y gobiernos. Quien recibió ese financiamiento debe ser sancionado.
De ahí la importancia de la ley de partidos y de la ley electoral. Hay que ponerle límites al financiamiento privado, y prohibir el dinero sucio y oscuro en la política. Esta es la esencia de este debate, y así extirpar el cáncer de la corrupción que corroe el sistema de partidos. Esta es la respuesta a la antipolítica.
Citando a Navalón, “quien esté libre de Odebrecht, que tire la primera piedra”. En nuestro país, los hay. La regeneración de la democracia ha comenzado. Corrupción, impunidad, descalabro institucional, y la incertidumbre sobre la economía dominicana, obligan a mirar a los partidos por dentro, y apostar por la buena política.
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