viernes, 12 de diciembre de 2014

La ideología chavista (I al IV) - Pablo Siris Seade

El Popular

viernes, 5 de diciembre de 2014


La ideología chavista (IV)


Desde que el 4 de febrero de 1992 se produjo en Venezuela la rebelión del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) bajo el liderazgo del comandante Hugo Chávez, ríos de tinta han corrido para denigrar al chavismo y a sus seguidores.

Hoy mismo, la prensa internacional dedica ingentes esfuerzos a tratar de aislar y destruir al presidente Nicolás Maduro y a su Gobierno Bolivariano, así como para defender y justificar a quienes promueven la destrucción de la experiencia de construcción del socialismo en Venezuela.

Sin embargo, los hombres y mujeres pobres del mundo entero -pero particularmente de América Latina- siguen levantando la imagen del comandante Chávez en cada batalla por un futuro mejor para sí y para sus hijos.

Continuaremos analizando en esta cuarta parte de La ideología chavista a esta construcción ideológica que por autóctona no pierde universalidad.

Veamos un momento hacia atrás

En las anteriores ediciones de El Popular -correspondientes al 14, 21 y 28 de noviembre- presentamos “el Árbol de las Tres Raíces” (en relación a las ideas de Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora), así como la “utopía concreta” vista como “la perspectiva de la trayectoriaestratégica de transformación”.

A medida que el proyecto avance hacia la situación-objetivo y los planes se vayan transformando en historia, la utopía concreta podrá ser definida con claridad creciente, producto de la visión de los actores y la eficacia de las acciones”, nos dijo Chávez en el Libro Azul (publicado clandestinamente en 1994).

Quedaba claro en estas líneas que el socialismo bolivariano (como también se le llama al chavismo) era un cuerpo de ideas en construcción, inacabado, que se iba desarrollando a medida que se iban suscitando las transformaciones que promueve en la sociedad y en sus estructuras políticas, económicas y jurídicas.

Era necesaria entonces una guía para la acción y ésta surge junto con el Primer PlanSocialista de la Nación 2007-2013 “Proyecto Nacional SimónBolívar”, no sin antes pasar por una importante serie de transformaciones en el ámbito constitucional y legal, así como en el reconocimiento de derechos y en la redistribución de la rente petrolera, que dieron el punto de apoyo para poder impulsar la construcción de una nueva sociedad que comienzan a darse con la elección de Hugo Chávez como Presidente de la República en 1998.

A pesar de la feroz resistencia de las clases dominantes venezolanas y del imperialismo norteamericano y sus aliados, con el paso de los años y de las luchas populares el chavismo fue consolidándose en los distintos niveles de gobierno y de poder en una Venezuela que sufría permanentes dolores de parto.

Chávez, consciente de la importancia tremenda de los elementos simbólicos, impulsa la modificación del pabellón nacional al agregar la octava estrella (cumpliendo con un decreto de Bolívar que había sido desobedecido) y del escudo de armas (poniendo a correr en libertad al caballo que ocupa el campo azul de éste), así como identifica a los ministerios como organismos que actúan en representación y para el Poder Popular.

Las misiones sociales (que contribuyen a paliar la emergencia social y permiten redistribuir la renta del petróleo a los desposeídos de siempre) toman los nombres de los héroes de la lucha independentista e incorpora también a luchadoras y luchadores negros, zambos e indios provenientes de los estamentos más desposeídos de la sociedad colonial deliberadamente olvidados por la historia oficial.

La democracia se torna participativa y la sociedad civil ya no solamente es titular de demandas, sino de proyectos y de recursos para ejecutarlos. Consejos comunales, comunas, empresas de propiedad social, consejos de trabajadores y otras organizaciones de nuevo cuño se fueron colando en el entramado de una sociedad que buscaba sacudirse la modorra y echar a andar.

Cuando se presentó a la reelección presidencial en 2006, el comandante Chávez propuso como su programa de gobierno el Primer Plan Socialista de la Nación 2007-2013, también conocido como “Proyecto Nacional Simón Bolívar” enfocado en siete directivas programáticas: la construcción de una nueva ética socialista, la consecución de la “suprema felicidad social” a la que refería Bolívar, el desarrollo de la democracia participativa y protagónica del pueblo, la creación de un nuevo modelo productivo socialista, la visión de Venezuela como una potencia energética mundial, la necesidad de una nueva geopolítica nacional que modificara el modelo de desarrollo centralista en Venezuela y la búsqueda de una nueva visión geopolítica internacional.

Una nueva etapa

Próximo a culminar ese período de Gobierno, el 12 de junio de 2012, -en cumplimiento de la normativa electoral venezolana- el comandante Chávez presenta ante el Consejo Nacional Electoral el Segundo Plan Socialista de la Nación 2013-2019, denominado “Propuesta para la Gestión Bolivariana Socialista 2013-2019” o simplemente “Plan de la Patria” (ver enhttp://blog.chavez.org.ve/programa-patria-venezuela-2013-2019/).

A medida que (…) los planes se vayan transformando en historia, la utopía concreta podrá ser definida con claridad creciente”, había dicho Chávez y en el “Plan de la Patria” se hace notoria la claridad del objetivo, así como la trascendencia del momento histórico y del papel que le toca jugar a Venezuela y al Gobierno Bolivariano en América Latina y el mundo.

El “Plan de la Patria” se estructuró en cinco grandes objetivos históricos: 1. Defender, expandir y consolidar el bien más preciado que hemos reconquistado después de 200 años: La Independencia Nacional; 2. Continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del siglo XXI en Venezuela, como alternativa al modelo salvaje del capitalismo y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad”, para nuestro pueblo; 3. Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la gran potencia naciente de América Latina y el Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en nuestra América; 4. Contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica internacional en la cual tome cuerpo mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del universo y garantizar la paz planetaria; y 5. Contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana.

“Este es un programa de transición al socialismo y de radicalización de la democracia participativa y protagónica. Partimos del principio de que acelerar la transición pasa necesariamente por, valga la redundancia, acelerar el proceso de restitución del poder al pueblo. El vivo, efectivo y pleno ejercicio del poder popular protagónico es insustituible condición de posibilidad para el socialismo bolivariano del siglo XXI. Por eso mismo, es la base fundamental y el vértice principal del Proyecto Nacional Simón Bolívar. Primer Plan Socialista del Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007–2013: nuestra carta de navegación en este ciclo que está culminando, enfatiza rotundamente su papel estratégico. Papel estratégico que en el próximo ciclo debe acentuarse todavía más”, destacó Chávez en la presentación del “Plan de la Patria”.

La barrera del no retorno

Más adelante el Presidente venezolano agregaba: “No nos llamemos a engaño: la formación socio-económica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista. Ciertamente, el socialismo apenas ha comenzado a implantar su propio dinamismo interno entre nosotros. Éste es un programa precisamente para afianzarlo y profundizarlo; direccionado hacia una radical supresión de la lógica del capital que debe irse cumpliendo paso a paso, pero sin aminorar el ritmo de avance hacia el socialismo”.

Chávez insistía en que para avanzar hacia el socialismo se requería de “un poder popular capaz de desarticular las tramas de opresión, explotación y dominación que subsisten en la sociedad venezolana” y que fuera capaz de lograr que “la fraternidad y la solidaridad corran parejas con la emergencia permanente de nuevos modos de planificar y producir la vida material de nuestro pueblo”.

Para esto Chávez exigía “pulverizar completamente la forma del Estado burguesa que heredamos, la que aún se reproduce a través de sus viejas y nefastas prácticas”.

Ésta es la clave fundamental del planteo chavista: la democracia participativa y protagónica como instrumento radical de destrucción del Estado burgués y sus mecanismos opresión sobre la sociedad.

“Al presentar este programa, lo hago con el convencimiento de que sólo con la participación protagónica del pueblo, con su más amplia discusión en las bases populares, podremos perfeccionarlo, desatando toda su potencia creadora y liberadora”, reafirmaba llamando a los poderes cradores del pueblo a desplegarse para construir la nueva sociedad.

Con este programa, el chavismo busca traspasar “la barrera del no retorno”. “Para explicarlo con Antonio Gramsci, lo viejo debe terminar de morir definitivamente, para que el nacimiento de lo nuevo se manifieste en toda su plenitud”, afirmaba Chávez.

Ahora nos toca a nosotros.

Publicada originalmente en el semanario El Popular (Montevideo, Uruguay, número 296, 5 de diciembre de 2014)
http://cajaderespuestas.blogspot.com/

La ideología chavista (III)

En esta serie de notas intentamos dar a conocer a las y los lectores uruguayos las bases fundamentales de la ideología chavista, concepción a la que han denostado y denigrado las clases dominantes del planeta entero. Sin embargo, el comandante Hugo Chávez se ha transformado en millones de hombres y mujeres que hoy por hoy se consideran chavistas en Venezuela y el mundo entero.
Continuamos en esta tercera parte el análisis del chavismo en tanto construcción ideológica.


Acercando el nuevo horizonte
Ya analizamos en las anteriores ediciones de El Popular “el Árbol de las Tres Raíces” (Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora), así como la “utopía concreta robinsoniana” (refiriéndose al seudónimo de Simón Rodríguez), que señalaba que “los hombres no están en sociedad para decirse que tienen necesidades, ni para aconsejarse cómo remediarlas, ni para exhortarse a tener paciencia sino para consultarse sobre los medios de satisfacer sus deseos porque no satisfacerlos es padecer”.
El complemento para estos mecanismos para la elaboración del pensamiento se complementaron con una guía para la acción: el Primer Plan Socialista de la Nación 2007-2013 “Proyecto Nacional Simón Bolívar”.

Antes de hablar de socialismo
Pero para que pudiera plantearse el pueblo venezolano el Primer Plan Socialista de la Nación, debieron previamente pasar muchas cosas.
En tanto esta serie tiene como objeto analizar los fundamentos ideológicos del chavismo y no realizar una cronología de sucesos, señalaremos simplemente que en 1998 Chávez ganó las elecciones nacionales; en 1999 se eligieron constituyentes, se elaboró una nueva Constitución y se aprobó en plebiscito (por primera vez en la historia venezolana).
En el año 2000 se realizaron nuevas elecciones parlamentarias y ejecutivas en todos los niveles (parroquiales, municipales, estadales y nacionales) y se lanzaron los gérmenes de los primeros planes para atender la emergencia social (el Plan Bolívar 2000).
Recién en 2001 se logró terminar de recuperar y estabilizar el precio del petróleo; en 2002 se resistió el golpe de estado y el paro petrolero; en 2003 se derrotó la guarimba y se logró imponer la vía jurídica y electoral para solventar los diferendos, de forma tal que en 2004 se produjo un referéndum revocatorio que terminó reafirmando la Presidencia de Hugo Chávez.
En 2005 se realizaron elecciones parlamentarias que la oposición venezolana boicoteó y en 2006 fue reelecto el presidente Chávez para iniciar un nuevo mandato.
En el interín se desarrollaron las misiones sociales, se crearon los gérmenes de las instancias de gobierno comunal y se instaló la democracia participativa y protagónica como la nueva forma de participación del pueblo soberano en la toma de decisiones de la República Bolivariana de Venezuela.

El Primer Plan Socialista de la Nación 2007-2013
El programa con el que Chávez se presentó ante la ciudadanía en 2006 fue el Primer Plan Socialista de la Nación 2007-2013, también conocido como “Proyecto Nacional Simón Bolívar” y estaba estructurado en siete directivas programáticas: 1. Nueva Ética Socialista; 2. Suprema Felicidad Social; 3. Democracia Protagónica Revolucionaria; 4. Modelo Productivo Socialista; 5. Nueva Geopolítica Nacional; 6. Venezuela potencia Energética Mundial; 7. Nueva Geopolítica Internacional.
En estas siete directivas o ejes estratégicos, Chávez y su equipo encuadraron las medidas que se tomarían a lo largo del período de Gobierno para el que el Comandante había sido electo y que habían sido aprobadas por la ciudadanía y por la Asamblea Nacional con posterioridad a la elección presidencial, tal como indica la Constitución Bolivariana.
De acuerdo a la introducción que el propio Chávez escribió para esta propuestas programática, la Nueva Ética Socialista “propone la refundación de la Nación Venezolana, la cual hunde sus raíces en la fusión de los valores y principios más avanzados de las corrientes humanistas del socialismo y de la herencia histórica del pensamiento de Simón Bolívar”.
En la Venezuela imbuida del rentismo petrolero, Chávez buscaba rescatar de lo más hondo de la historia y del ser venezolano valores como la libertad, fraternidad, justicia e igualdad, así como desarrollar el civismo y el pluralismo en la más amplia diversidad, para crear la mujer y el hombre nuevos con independencia y paz.
Para el segundo objetivo, Chávez señaló: “A partir de la construcción de una estructura social incluyente, un nuevo modelo social, productivo, humanista y endógeno, se persigue que todos vivamos en similares condiciones, rumbo a lo que decía El Libertador: 'La Suprema Felicidad Social'.”
Chávez visualizaba a la futura sociedad venezolana como una sociedad profundamente democrática, participativa y protagónica, multiétnica, pluricultural, en un estado de justicia e igualdad.
Para ello era imprescindible la dramática reducción de la miseria la pobreza, expandiendo y consolidando los servicios de salud y educación, entre otros, buscando el equilibrio territorial y desarrollo integral de la Nación.
Para el tercer objetivo, Democracia Participativa Revolucionaria, Chávez indicaba que “se consolidará la organización social, tal de transformar su debilidad individual en fuerza colectiva, reforzando la independencia, la libertad y el poder originario del individuo”.
En ese sentido, Chávez estimuló la creación de las más diversas formas de participación política, comunitaria y de gobierno por parte de todos los niveles de la población; desde los referendos consultivos, revocatorios y los plebiscitos constitucionales, hasta la creación de comunas autogobernadas y económica y productivamente autosustentables.
Muchas veces el comandante Chávez señaló que el objetivo no era transferir competencias, sino directamente ceder poder al pueblo organizado.
Chávez proponía en 2006 instalar un Nuevo Modelo Productivo Socialista “con el fin de lograr trabajo con significado (no alienado, nota de PSS), se buscará la eliminación de su división social, de su estructura jerárquica y de la disyuntiva entre la satisfacción de las necesidades humanas y la producción de riqueza subordinada a la reproducción del capital”.
Hacía además hincapié en que ese nuevo modelo productivo debía poner su acento en la seguridad y soberanía alimentaría, fomentando la ciencia y la tecnología al servicio del desarrollo. Para ello se impone la utilización del petróleo y la renta que produce como palanca para la creación e impulso de las nuevas unidades productivas.
Para romper con una estructura territorial centralista e injusta en cuanto a la distribución de los recursos del Estado, el Comandante apuntaba que “la modificación de la estructura socio-territorial de Venezuela persigue la articulación interna del modelo productivo, a través de un desarrollo territorial desconcentrado, definido por ejes integradores, regiones programa, un sistema de ciudades interconectadas y un ambiente sustentable”.
Este planteo sirvió como fundamento para la creación de importantísimas infraestructuras de interconexión, así como de la creación de los proyectos que permitirán poblar y desarrollar la Faja Petrolífera del Orinoco.
“El acervo energético del país posibilita una estrategia que combina el uso soberano del recurso con la integración regional y mundial. El petróleo continuará siendo decisivo para la captación de recursos del exterior, la generación de inversiones productivas internas, la satisfacción de las propias necesidades de energía y la consolidación del Modelo Productivo Socialista”, afirmaba Chávez en esta introducción del Primer Plan Socialista de la Nación.
El desarrollo ulterior de este planteo permitió la utilización del petróleo como motor para el desarrollo nacional y para la integración y complementación productiva de los pueblos de América Latina y el Caribe.
En la introducción del séptimo y último eje, que plantea una Nueva Geopolítica Internacional, se establece que “la construcción de un mundo multipolar implica la creación de nuevos polos de poder que representen el quiebre de la hegemonía unipolar, en la búsqueda de la justicia social, la solidaridad y las garantías de paz, bajo la profundización del diálogo fraterno entre los pueblos, su autodeterminación y el respeto de las libertades de pensamiento”.
En ese planteo se enmarcan el ALBA, Petrocaribe, la Celac, la Unasur, el ingreso al Mercosur, la Cumbre África-Sud América, entre tantas otras iniciativas de Chávez para integrar pueblos y gobiernos.

Y la historia sigue...
En el próximo número de El Popular analizaremos cómo se desarrolló el cumplimiento de este plan y veremos el Segundo Plan Socialista 2013-2019, también conocido como “Plan de la Patria”.
Hablaremos de cuáles obstáculos pudo sortear el pueblo venezolano y cuáles no. Trataremos de entender las fuerzas en pugna y los pasos a seguir en el combate. En definitiva, seguiremos armándonos de ideas y construyendo historia. 

Publicada originalmente en el semanario El Popular (Montevideo, Uruguay, número 295, 28 de noviembre de 2014)

viernes, 14 de noviembre de 2014


La ideología chavista (I)

Las clases dominantes, a todo lo largo de la historia humana, han desatado su odio contra los líderes populares capaces de dirigir los procesos de cambios y transformaciones en determinado lugar y en determinado período histórico. Pocas veces, sin embargo, esta furia alcanzó los niveles que le ha tocado enfrentar al comandante Hugo Chávez y a los chavistas en Venezuela y el mundo entero.

¿Pero qué es el chavismo? ¿En qué contexto surgió? ¿En qué ideas se basa? ¿Quienes lo enarbolan? Veamos.

Una era donde las ideologías parecían extinguirse

A fines de la década de 1980 y principios de los noventa, el mundo estaba convulsionado. El sueño de más democracia y más socialismo en la Unión Soviética y el resto del bloque socialista se derrumbaba junto con el muro de Berlín. El imperialismo norteamericano se afirmaba como potencia hegemónica y Fukuyama proclamaba el fin de las ideologías.
Al mismo tiempo, la izquierda europea y el paradigma socialdemócrata se hundía junto con las conquistas del Estado de bienestar y el neoliberalismo con su eliminación de políticas sociales, la instalación de la lógica del mercado en todas las esferas de la economía y la pauperización creciente de los trabajadores en todo el mundo parecían haberse instalado para no volver atrás.
En América Latina, Cuba sufría la abrupta disminución del intercambio comercial con el bloque socialista y se sumía en el Período Especial, mientras en Nicaragua la Revolución Sandinista era derrotada en las urnas para dar paso a una regresión que parecía no tener fondo.
Los gobiernos entreguistas y corruptos pululaban en todo el continente y a pesar de que la democracia se había recuperado en todos nuestros países, nuestros pueblos sufrían una creciente pobreza y marginación social. Reinaban los Chicago Boys del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
El dramático corolario de esta situación se produjo el 27 y 28 de febrero de 1989, cuando el pueblo venezolano se alzó contra la carestía, la falta de trabajo, la miseria y el hambre a que estaba siendo sometido por los gobiernos que cumplían fielmente los dictados del FMI. El pueblo fue masacrado. Al menos tres mil personas pagaron con su vida la osadía de exigir soluciones para un pueblo despojado de toda dignidad.
El 4 de febrero de 1992, en toda Venezuela, este panorama se vio roto por una insurrección militar liderada por un joven teniente coronel, el comandante Hugo Chávez, que si bien fue derrotada, se convirtió en un hito en la lucha de los revolucionarios latinoamericanos y caribeños. Una nueva rebelión infructuosa el 27 de noviembre del mismo año, encabezada por oficiales más jóvenes aún, pero que se declaraban solidarios con la del 4-F, daba la pauta de que algo muy importante estaba pasando en la Patria de Bolívar.
Al poco tiempo todo el país y buena parte del continente y del planeta tenían claro que esas rebeliones se habían alzado precisamente contra la entrega de los recursos naturales (particularmente los energéticos), la sujeción de los gobiernos a los dictados del FMI, la corrupción generalizada, las dramáticas condiciones de vida de la gente y la falta de una auténtica democracia.
¿Pero quiénes eran estos militares? ¿Quién era este joven líder que al poco tiempo había conquistado un lugar en los altares de las casas de los pobres venezolanos, junto a las estampitas de los santos y las velas en honor a los difuntos?

El Árbol de las Tres Raíces

Cuando Chávez ingresó a la Academia Militar en el año 1971, fuertemente influenciado por la militancia revolucionaria de su hermano Adán (actualmente gobernador de Barinas, el estado natal de la familia Chávez), se apasionó por los estudios políticos que desarrolló allí como parte de su formación militar en la primera generación de quienes se graduarían como licenciados en Ciencias y Artes Militares.
Obtuvo las máximas calificaciones y se graduó como licenciado con el cargo de subteniente el 5 de julio de 1975. A fines de 1982, junto con otros oficiales medios forman el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200, en alusión a los 200 años del natalicio del Libertador Simón Bolívar, que se cumplirían en 1983) y ya para ese entonces Chávez hablaba del Árbol de las Tres Raíces, reivindicando a Simón Bolívar, Simón Rodríguez y Ezequiel Zamora.
En “El Libro Azul”, de cuya primera publicación clandestina se cumplen treinta años en 2014, Chávez decía “Vivimos, efectivamente, una era donde las ideologías parecieran extinguirse. El “fin de las ideologías”, así la han llamado no pocos estudiosos de la época (...) precisamente, en este marco desideologizado y con el propósito de hallar recursos válidos para que nuestro pueblo avance por el mapa intrincado y complejo del futuro que nos hemos atrevido a invocar un modelo ideológico autóctono y enraizado en lo más profundo de nuestro origen y en el subconsciente histórico del ser nacional”.
Más adelante, se explica cuál es ese modelo ideológico y se lo identifica con un árbol de tres raíces. La primera de las raíces de este árbol es el modelo de pensamiento del gran pensador venezolano Simón Rodríguez (quien firmaba sus escritos con el alias de Samuel Robinson): “El modelo se fundamenta en un sistema de ideas que puede ser perfectamente enmarcado dentro de una profunda disyuntiva existencial, en la cual se deslinda claramente una dicotomía en movimiento arrollador: “inventamos o erramos””.
“El estudio del modelo, desde su génesis hasta su desarrollo, demuestra que tal estructura permanece inalterable y obedece a la misma disyuntiva de inventar nuevas instituciones para las nacientes repúblicas latinoamericanas o de errar el camino cayendo en el simplismo de copiar modelos de otros tiempos, otras actitudes, otros hombres. Es decir, si no inventamos, caemos fatalmente en el error”, agregaba.
La segunda raíz es el ideario del Libertador Simón Bolívar, que si bien surge del modelo robinsoniano, lo trasciende “no en lo filosófico, sino en su proyección histórica y geográfica. El Modelo Bolivariano (...) se impulsa sobre aquél y se siembra en un extenso territorio con la misma semilla dicotómica: inventar una nueva sociedad en la América Española o errar, tratando de copiar viejos modelos, impertinentes a nuestro escenario”.
“Los elementos conceptuales que forman el Modelo Bolivariano son más complicados, pero, no por ello es imposible identificar una estructura perfectamente homóloga con el modelo robinsoniano. Ambos son producto de una época y resultan de un proceso de observación y praxis sobre una misma situación fenoménica”, complementaba Chávez.
“El Libro Azul” señala que la tercera raíz viene de la acción de Ezequiel Zamora: “Es el modelo que completa la trilogía ideológica del proyecto político que ahora resurge de las entrañas de la historia patria. Está conformado por una síntesis filosófica orientadora, aquélla que estremeció a la oligarquía conservadora, cuando Ezequiel Zamora, “El General del Pueblo Soberano”, lanzó sus tremendas consignas federales: “Tierras y hombres libres” , “Elección popular” , “Horror a la oligarquía”.
“La inspiración del general Zamora viene de las mismas raíces: robinsoniana y bolivariana. Su discurso lleva el mismo sello de la gran disyuntiva existencial. Inventó los mecanismos de la insurrección campesina de 1846, para errar y volver a inventar la forma de conducir la Revolución de 1858. (...) Continúa inventando al ordenar la aplicación de medidas destinadas a favorecer las mayorías necesitadas: 1. Cinco leguas de tierra a la redonda y por los cuatro puntos cardinales para uso común de cada pueblo, villa o caserío; 2. Eliminación del sistema de cobro de arriendo por el uso de la tierra para fines agrícolas o pecuarios; 3. Fijar los jornales de los peones de acuerdo con las labores; 4. Que los amos de hatos empotreren diez vacas paridas de modo permanente en las tierras del común para suministrar diariamente, y de modo gratuito, una botella de leche a los hogares pobres”.

El morral de Hugo

El Árbol de las Tres Raíces y todo el pensamiento elaborado a partir de él requerían de audacia robinsoniana para “inventar o errar” la construcción de la nueva República, del ideal bolivariano de unidad e integración americana, así como de la autodeterminación de los pueblos y la defensa de los más humildes encarnada en Zamora.
Todo ello estaba asentado en el anteproyecto del Proyecto Nacional Simón Bolívar que el MBR-200 impulsó (que veremos en el próximo número de El Popular), en la Revolución Bolivariana y en la reforma constituyente que dio nacimiento a la República Bolivariana de Venezuela.
El pensamiento político de Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana han devenido en el andar propio del pueblo venezolano por los caminos de nuestra historia y de nuestro proceso político emancipador.
En “El Libro Azul” logramos ver el germen de ese pensamiento de Chávez, que fue el que orientó con absoluta coherencia su militancia política hasta el último minuto de su vida.
Al despedir a su hermano en el Cuartel de la Montaña, donde tiene su eterna morada, Adán Chávez recordó que en diciembre de 1981, recibió de su hermano el libro “País Portátil”, del venezolano Adriano González León. “En el libro me escribía (...) que si alguno de los dos caía por alguna circunstancia a la orilla del camino, es deber del otro, tomar el morral y echárselo a cuestas y seguir andando”, señaló.

 ¡A tomar el morral y a seguir marchando, pues! ¡Aquí no se rinde nadie!

Ver La ideología chavista (II)

Publicada originalmente en el semanario El Popular (Montevideo, Uruguay, número 293, 14 de noviembre de 2014)

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En esta Caja de Respuestas pretendo evacuar las preguntas que yo mismo tengo sobre Venezuela, América Latina, política, economía, relaciones internacionales, medio ambiente, socialismo, etcétera. También encontrarás aquí cuentos que no son tan cuentos. Ojalá que las interrogantes puedan ser contestadas, o al menos que los intentos sean de tu interés.

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