La Asamblea de la ONU y Haití
Por: ROBERTO B. SALADIN SELIN
Publicado el: 15 septiembre, 2017
El martes 12 de septiembre se inició el septuagésimo segundo período ordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), en New York, iniciándose los debates el próximo día 19 con la presencia de numerosos jefes de Estado y Gobiernos, ocasión en que como motivo del retiro de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), la Secretaría General de ese organismo debería presentar a la Asamblea General, un informe exhaustivo del desempeño de esa misión de estabilización en dicho país, incluyendo el tema delicado del cólera.
Siendo Haití el país más pobre de América Latina y el Caribe, a causa de su inestabilidad política, soportó, en el pasado, el embargo comercial de la Organización de los Estados Americanos (OEA), así como de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), este último un embargo económico con efectos devastadores sobre la población y años después un terremoto con el saldo trágico de 300,000 mil muertos.
Esa presencia continua de la ONU por una parte con un Enviado Especial, el ex presidente Bill Clinton como en su oportunidad de Dante Caputo, mediador de la ONU y la OEA como la Resolución del Consejo de Seguridad, creando la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), reclamarían que los Estados miembros de las Naciones Unidas, especialmente los países de América Latina y el Caribe, soliciten un informe actualizado sobre el estado actual de Haití, el desempeño de su economía, programa de erradicación del cólera y profesionalización de su policía.
Haití como miembro fundador de la ONU fue uno de los primeros países del mundo que en el periodo de 1947-1948, solicitó una cooperación técnica a la Secretaría General, ocupándola en ese entonces el Sr. Trygve Lie, para evaluar el desarrollo de esa nación formándose un equipo interdisciplinario de once expertos, que rindió su informe en 1949, el cual se le entregó al Presidente de Haití, donde se recomendaba que familias enteras haitianas emigraran a las islas semidesiertas del Caribe.
Ya a principios del siglo XIX Petion, Presidente de Haití, le solicitaba al General Piar, segundo al mando en Venezuela, después del General Simón Bolívar, que le cediera la Guayana Venezolana a Haití para trasladar parte de la población de su país, ante la convicción que tenía de que el territorio de Haití, ya en esa época no tenía los recursos para soportar su población.
Ojalá que la presencia de Francia en el septuagésimo segundo periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, fuese la ocasión para que el Gobierno de ese país abra la posibilidad de que un millón de haitianos puedan emigrar a la Guayana Francesa, un territorio casi deshabitado, abriéndole así un mejor futuro a un país que fue colonizado por el país galo, ya que como lo afirmara el General John Kelly, hoy Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, el 12 de marzo del 2016, en Las Bahamas, en la República Dominicana no cabe un haitiano más. Los haitianos se merecen otro destino.
La ONU, sus Estados Miembros y Francia tienen una responsabilidad con Haití.
La República Dominicana no puede sola hacerse cargo del país más pobre de América.
Siendo Haití el país más pobre de América Latina y el Caribe, a causa de su inestabilidad política, soportó, en el pasado, el embargo comercial de la Organización de los Estados Americanos (OEA), así como de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), este último un embargo económico con efectos devastadores sobre la población y años después un terremoto con el saldo trágico de 300,000 mil muertos.
Esa presencia continua de la ONU por una parte con un Enviado Especial, el ex presidente Bill Clinton como en su oportunidad de Dante Caputo, mediador de la ONU y la OEA como la Resolución del Consejo de Seguridad, creando la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), reclamarían que los Estados miembros de las Naciones Unidas, especialmente los países de América Latina y el Caribe, soliciten un informe actualizado sobre el estado actual de Haití, el desempeño de su economía, programa de erradicación del cólera y profesionalización de su policía.
Haití como miembro fundador de la ONU fue uno de los primeros países del mundo que en el periodo de 1947-1948, solicitó una cooperación técnica a la Secretaría General, ocupándola en ese entonces el Sr. Trygve Lie, para evaluar el desarrollo de esa nación formándose un equipo interdisciplinario de once expertos, que rindió su informe en 1949, el cual se le entregó al Presidente de Haití, donde se recomendaba que familias enteras haitianas emigraran a las islas semidesiertas del Caribe.
Ya a principios del siglo XIX Petion, Presidente de Haití, le solicitaba al General Piar, segundo al mando en Venezuela, después del General Simón Bolívar, que le cediera la Guayana Venezolana a Haití para trasladar parte de la población de su país, ante la convicción que tenía de que el territorio de Haití, ya en esa época no tenía los recursos para soportar su población.
Ojalá que la presencia de Francia en el septuagésimo segundo periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, fuese la ocasión para que el Gobierno de ese país abra la posibilidad de que un millón de haitianos puedan emigrar a la Guayana Francesa, un territorio casi deshabitado, abriéndole así un mejor futuro a un país que fue colonizado por el país galo, ya que como lo afirmara el General John Kelly, hoy Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, el 12 de marzo del 2016, en Las Bahamas, en la República Dominicana no cabe un haitiano más. Los haitianos se merecen otro destino.
La ONU, sus Estados Miembros y Francia tienen una responsabilidad con Haití.
La República Dominicana no puede sola hacerse cargo del país más pobre de América.
Por:ROBERTO B. SALADIN SELIN
Publicado el: 15 septiembre, 2017
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