Publicado el: 17 enero, 2018 Por:
Orlando Jorge Mera
Reforma política ahora
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El 2017 concluyó sin la aprobación de la ley de partidos y la ley electoral. El tiempo se agota y es ahora que debemos solucionarlo. El 2018 abre la oportunidad de que, en su primer cuatrimestre, la clase política en general se ponga a la altura de las circunstancias y se aprueben las dos piezas legales que catapultarán al régimen electoral dominicano al siglo 21.
Por supuesto, el PLD es el principal responsable de la actual parálisis. Metido en una feroz lucha interna por saber quién será el candidato presidencial del 2020, el partido oficialista ha colocado sus intereses por encima de los del país. Y parece increíble como se repite la historia.
La República Dominicana tiene el record, nada deseado, de hacer más reformas constitucionales solo para satisfacer los deseos del presidente de turno, salvo honrosas excepciones como fueron los presidentes Antonio Guzmán y Salvador Jorge Blanco.
Los últimos cuatro presidentes dominicanos, incluyendo el actual, han intentado la reelección, y por ello, modificaron a su imagen y semejanza el texto constitucional. Lo hizo Balaguer. Luego, vino Hipólito Mejía, quien modificó la Constitución, pero perdió la releección. Después, Leonel Fernández la enmendó para regresar, y finalmente, Danilo Medina modificó la Constitución para poder volver en 2016. Cada uno a su estilo, imagen y semejanza. Pero, en definitiva, la reelección ha sido dañina para la democracia dominicana.
Si a esto le agregamos lo funesto que ha sido el uso de los recursos del Estado y la ausencia de garantías electorales en los procesos electorales, se impone que los partidos con representación en el Congreso Nacional definitivamente aprueben los textos de la ley de partidos y la ley electoral.
Vale la pena recordar que el PRM tiene muy claro su posición sobre ambos textos legales, de manera específica sobre las primarias abiertas con padrón cerrado, garantías electorales, acceso a los medios de comunicación, transparencia financiera y prohibición al uso absoluto de los recursos del Estado en las campañas electorales.
Las elecciones del 2020 se celebrarán en dos etapas: En febrero, con las elecciones municipales, y en mayo, con las elecciones congresuales y presidenciales. Son las elecciones más complejas que hayamos tenido en 40 años de democracia. No podemos dejar a la JCE, sola, en estos procesos venideros. No se trata de poder reglamentario. De lo que se trata es de leyes que nos obliguen a todos.
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