SERVICIO DE NOTICIAS en favor de la democracia participativa, el desarrollo humano, la paz, el medio ambiente y la cultura.- Santo Domingo, República Dominicana / Luis ORLANDO DIAZ Vólquez - OPINIÓN, NOTICIAS Y COMENTARIOS. Haciendo de la lucha contra la pobreza un apostolado templario./ email: guasabara.editor@gmail.com - http://www.facebook.com/GuasabaraLUISorlandoDIAZ - @GUASABARAeditor
martes, 14 de noviembre de 2017
El imperio estadounidense va en declive: Krugman
El imperio estadounidense va en declive: Krugman
Para
el Nobel, la Pax Americana da muestras de erosión y abre la puerta a la
influencia china, un imperio que, advierte, podría no ser tan benévolo
como el estadounidense.Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008. (Foto: Angélica Escobar/Forbes.)
Sí, es cierto que Estados Unidos es una súper
potencia económica, pero también es cierto que “ya no es tan dominante
como solía ser”, reconoce Paul Krugman, el estadounidense ganador del
Premio Nobel de Economía 2008. La principal razón de ese declive, aunque
no la única, reconoce el economista, se encuentra sentado en la Oficina
Oval de la Casa Blanca, aún no cumple un año en el cargo, y lleva por
nombre Donald Trump. “Lo que nos distinguía, además de ser una gran economía, es que
defendíamos algo, teníamos una serie de valores, éramos un faro para la
democracia, los Derechos humanos, éramos el sitio que mucha gente veía
como el ideal, Estados Unidos era el socio en el que podías confiar, el
que creía en el imperio de la ley. Hoy tenemos en el poder a un
autoritario incapaz de controlar sus impulsos, ¿qué ideales defiende
Estados Unidos a estas alturas? Incluso si cierras un trato con Estados
Unidos, ¿qué beneficio tendría si esta administración gusta de romperlos
a capricho? La influencia de Estados Unidos en el mundo ha mostrado un
gran declive”, dice a Forbes Krugman durante una
entrevista ofrecida en el marco de su vista a México, como parte de un
evento llamado Conversaciones con The New York Times, con el que el
diario estadounidense busca promover su presencia en nuestro país. No obstante, Krugman advierte que el Imperio Estadounidense no es como otros del pasado, “la Pax Americana
[como se define a ese estado de relativa paz internacional comandado y
vigilado por Estados Unidos] nunca fue como el Imperio Romano, tenía
ciertos rasgos de él, pero Estados Unidos era el líder de una alianza de
Estados democráticos alineados, impulsó un sistema internacional de
leyes y reglas construido a su imagen y semejanza, y desde hace algún
tiempo ha existido una erosión en ese sistema”. Lee también: Lo único que modera la malicia de Trump es su incompetencia: Krugman
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El egresado de Yale afirma que hace 10 años podía pensarse que el
mundo era capaz de entrar en una nueva era de prosperidad impulsada por
una agenda común entre Estados Unidos y Europa, una en la que ambos
bloques pudieran “trabajar juntos para crear un mundo más seguro y
decente, pero resulta que estadounidenses y europeos tienen sus propios
problemas y que existe un nuevo súper poder: China. No obstante, ¿cuáles
son los ideales de China? No les interesa nada excepto China, así que
es un peor mundo de lo que esperaba”. Krugman no está solo en esa visión, en su libro In the Shadows of the American Century: The Rise and Decline of US Global Power (En las sombras del Siglo Americano: El auge y declive del poder global de Estados Unidos),
Alfred W. McCoy, historiador y académico de la Universidad de
Wisconsin–Madison, expone un argumento similar, aunque mucho más
radical. Para McCoy, en 2030 China superará a Estados Unidos en influencia
global, tanto militar como económicamente, y enlista una serie de
factores que tuvieron como detonante la invasión a Irak en 2003 y,
aunque ambos autores coinciden en que Trump no es el responsable
solitario de ese declive, también lo hacen en el hecho de que sí ha sido
una figura clave para acelerarlo. No obstante, “podría ser peor”, afirma Krugman, refiriéndose a Trump,
“podría ser competente, él tiene un instinto autoritario, pero también
es incompetente, su malicia es moderada por su incompetencia”. De acuerdo con el editorialista, Trump, “es una persona temible,
claramente no tiene respeto por la democracia, ni por la libertad de
expresión, pero es terriblemente malo en su trabajo y hasta ahora su
agenda legislativa ha sido un completo desastre y su aprobación es muy
baja”. “Algunos de nosotros temíamos que Trump fuera la cabeza de un régimen
autoritario y populista que consolidara su poder, y hasta ahora Trump
no lo ha hecho, está a la defensiva, así que podría ser peor”, sostiene
Krugman.
El espejismo de Silicon Valley Además de la influencia que Estados Unidos tiene aún sobre el mundo
en los ámbitos político, económico y cultural, hay que ha crecido
significativamente en los últimos años: el tecnológico. Una de las
principales manifestaciones de ese dominio se ha dado gracias al auge de
internet y la economía digital, la cual ha generado modelos de negocio
impensables un par de décadas atrás, y la generación de riqueza sin
precedente para algunos cuantos, a pesar de que las denominadas
economías colaborativas puedan ofrecer la impresión de que los
beneficios del avance tecnológico pueden ser colectivizados. Pero Krugman no compra esa visión: “Soy un escéptico del discurso
tecnológico. La noción de que la tecnología y la rápida sucesión de
cambios que ha motivado ha reducido la inequidad, es buena, pero no
encaja con los hechos. Si tenemos una revolución tecnológica, por qué la
productividad crece a una tasa tan lenta, ¿qué hacen esos robots si no
están haciendo una diferencia? En múltiples formas podría decirse que ha
habido menos cambios y que la forma en que vivimos ha reducido su
ritmo”, afirma. Ese discurso no sirve para explicar la inequidad, sostiene el Nobel,
“solíamos decir que la inequidad era gente con educación y salarios
altos contra la gente sin estudios y en la pobreza. Ésa ya no es la
historia y no lo ha sido durante los últimos 15 años, los salarios se
han estancado para el típico trabajador con un título universitario, lo
que hemos visto es una explosión en los ingresos del segmento más alto,
lo cual ha sido motivado por una mejora en las finanzas, ni siquiera
sabemos exactamente qué lo motiva, pero no es la tecnología”. En ese orden de ideas sobre el desarrollo tecnológico y los
espejismos, Krugman fue cuestionado sobre su visión de las
criptomonedas, particularmente el Bitcoin, una de las manifestaciones de
la economía digital que más popularidad ha adquirido en los últimos
años, y su respuesta fue contundente: “Todavía creo que es una estafa,
un esquema Ponzi, que un día la gente mirará a su alrededor y dirá 0esto
de verdad no vale nada’”. A pesar de reconocerse un escéptico de la noción del desarrollo
impulsado por la tecnología, Krugman concede que globalmente puede verse
una reducción de la inequidad entre los países, y que ésta ha ayudado a
que algunas naciones pobres crezcan, “Branco Milanovic [colega de
Krugman en la City University of New York] tiene una curva de ingreso
que muestra cómo el 1% gana mucho más, pero también cómo otros también
han tenido progresos, como China o algunas partes de la India y eso es
positivo. Son más 1,000 millones de personas que han salido de una
pobreza intensa. Eso es producto, en parte, de la tecnología, en parte
cambios en las políticas, parte globalización, es una mejor historia que
lo que yo me habría imaginado hace 30 años que sería”. Lee también: Krugman: La economía de México es un rompecabezas Y si bien el autor de El retorno de la economía de la depresión y la crisis actual
desconfía de lo que la tecnología ha hecho hasta ahora, cree que lo que
logrará en el futuro es prometedor. “La Inteligencia Artificial era una
broma hace 10 años y hoy funcionan para algunas cosas, la traducción
automática es razonable, no genial, pero funciona en la mayoría de los
casos; el reconocimiento de voz es bueno, el reconocimiento de imágenes,
¿quién sabe qué viene? Si has visto suficientes películas de ciencia
ficción pensarás que Skynet vendrá por nosotros, pero podría ser un
mundo muy distinto”. Al final, aunque Krugman se define a sí mismo como un no entusiasta,
deja ver que no todo está perdido: “Claro, podría haber una tragedia
ecológica y dejar un mundo muy distinto, pero podríamos también ser más
ricos de lo que somos ahora, y con suerte más limpios porque tenemos el
potencial de las energías renovables, hay un renacimiento de la cultura
urbana, no sólo en Estados Unidos y Europa, sino en muchas partes del
mundo. Yo crecí creyendo que viviría en un mundo distópico en el que
todo sería crimen y comunidades lastimadas y no tendríamos una esfera
pública, pero en cambio tenemos lo opuesto, hemos aprendido a vivir en
colectividad, eso es algo muy positivo”.
https://www.forbes.com.mx/el-imperio-estadounidense-va-en-declive-krugman/
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