Ordenamiento territorial en la RD
El ordenamiento territorial es el proceso continuo impulsado por el Estado que integra instrumentos de planificación hacia una organización a largo plazo, del uso del suelo y ocupación del territorio acorde a sus potencialidades y limitaciones, y según las posibilidades ambientales, económicas y sociales y los objetivos del Estado.
La ley ambiental 64-00 reconoció entre sus disposiciones la necesidad de formular y ejecutar un plan nacional de ordenamiento del territorio que incorporara la variable ambiental, en un plazo no mayor de tres años. Ese reconocimiento se realizó en el año 2000.
Dieciocho años después, aún no existe un plan de ordenamiento nacional del territorio, a pesar de que también la misma Constitución dominicana reiteró la necesidad de contar con un plan de ordenamiento territorial en el país, y luego la ley sobre estrategia nacional de desarrollo y así sucesivamente.
La ausencia de un plan de ordenamiento territorial generó la proliferación de soluciones sectoriales, dictadas por una realidad que ya no podía esperar y promovidas incluso por las carteras ministeriales.
Papel de Mitur. Así, el Ministerio de Turismo, de acuerdo con las competencias otorgadas por la ley y con el despliegue de su equipo técnico y recursos, logró organizar determinadas áreas prioritarias para el desarrollo del sector turístico. Su objetivo fue instaurar el orden y planificar adecuadamente el territorio con vocación turística.
Su dedicación y esfuerzo durante la primera década de este siglo hace aproximadamente diez años y hasta la fecha, y aún sin contar con un marco de ordenamiento territorial, tuvieron la visión y el pragmatismo para abocarse a resolver un problema que requería urgencia.
Sabiamente estudió y aprobó los llamados Planes de Desarrollo Turístico para polos turísticos existentes y otros no desarrollados.
Los mismos son conocidos como el Plan Sectorial de Ordenamiento Territorial Turístico de la costa de Miches, El Seibo y Hato Mayor; Pedernales; Las Terrenas en Samaná; Punta Cana, Bávaro y Macao, en la provincia La Altagracia, y el de Cabarete en Puerto Plata.
El articulado de cada plan aborda apropiadamente las áreas de esparcimiento obligatorias para los nuevos polos.
¿Qué sería hoy de los polos turísticos del país sin esa visión? ¿Qué desorden mayor encontrarían los turistas al bajar de sus aviones sin los criterios establecidos por el Mitur?
El ordenamiento territorial es un proceso continuo, que debe adaptarse a las necesidades del territorio, de la comunidad y los objetivos del país.
Ese grupo de arquitectos del Mitur que se abocó a estudiar y planificar un territorio, fue efectivo.
Mucho mas efectivo que los siglos de discusiones que puede haber en el congreso y en el seno de la sociedad toda, sobre proyectos de leyes esenciales para el país, que pudieran significar un buen comienzo en temas de infraestructura y servicios básicos para evitar que el futuro del país se comprometa a nivel ambiental. http://hoy.com.do/ordenamiento-territorial-en-la-rd/
La ley ambiental 64-00 reconoció entre sus disposiciones la necesidad de formular y ejecutar un plan nacional de ordenamiento del territorio que incorporara la variable ambiental, en un plazo no mayor de tres años. Ese reconocimiento se realizó en el año 2000.
Dieciocho años después, aún no existe un plan de ordenamiento nacional del territorio, a pesar de que también la misma Constitución dominicana reiteró la necesidad de contar con un plan de ordenamiento territorial en el país, y luego la ley sobre estrategia nacional de desarrollo y así sucesivamente.
La ausencia de un plan de ordenamiento territorial generó la proliferación de soluciones sectoriales, dictadas por una realidad que ya no podía esperar y promovidas incluso por las carteras ministeriales.
Papel de Mitur. Así, el Ministerio de Turismo, de acuerdo con las competencias otorgadas por la ley y con el despliegue de su equipo técnico y recursos, logró organizar determinadas áreas prioritarias para el desarrollo del sector turístico. Su objetivo fue instaurar el orden y planificar adecuadamente el territorio con vocación turística.
Su dedicación y esfuerzo durante la primera década de este siglo hace aproximadamente diez años y hasta la fecha, y aún sin contar con un marco de ordenamiento territorial, tuvieron la visión y el pragmatismo para abocarse a resolver un problema que requería urgencia.
Sabiamente estudió y aprobó los llamados Planes de Desarrollo Turístico para polos turísticos existentes y otros no desarrollados.
Los mismos son conocidos como el Plan Sectorial de Ordenamiento Territorial Turístico de la costa de Miches, El Seibo y Hato Mayor; Pedernales; Las Terrenas en Samaná; Punta Cana, Bávaro y Macao, en la provincia La Altagracia, y el de Cabarete en Puerto Plata.
El articulado de cada plan aborda apropiadamente las áreas de esparcimiento obligatorias para los nuevos polos.
¿Qué sería hoy de los polos turísticos del país sin esa visión? ¿Qué desorden mayor encontrarían los turistas al bajar de sus aviones sin los criterios establecidos por el Mitur?
El ordenamiento territorial es un proceso continuo, que debe adaptarse a las necesidades del territorio, de la comunidad y los objetivos del país.
Ese grupo de arquitectos del Mitur que se abocó a estudiar y planificar un territorio, fue efectivo.
Mucho mas efectivo que los siglos de discusiones que puede haber en el congreso y en el seno de la sociedad toda, sobre proyectos de leyes esenciales para el país, que pudieran significar un buen comienzo en temas de infraestructura y servicios básicos para evitar que el futuro del país se comprometa a nivel ambiental. http://hoy.com.do/ordenamiento-territorial-en-la-rd/
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