sábado, 2 de noviembre de 2019

La economía uruguaya y sus perspectivas

ARDEN ARGENTINA, CHILE, BRASIL Y ECUADOR, ENTRE OTROS PAÍSES

La economía uruguaya y sus perspectivas

Vivimos la «era de la incertidumbre» que previó John K. Galbraith. Las políticas expansivas aumentan en EEUU, China, la Unión Europea y hasta Argentina, que huyen de la crisis global anunciada por el Financial Times. El autoritarismo avanza en el mundo, desde Estados Unidos y Europa hasta América Latina, que además arde por motivos económicos, pero no llega a Uruguay, que sigue y seguirá creciendo económicamente según el FMI y el Banco Mundial y presenta los mejores índices de equidad social.
Por Víctor Carrato
Hemos vivido una semana que quedará en la memoria histórica de América Latina.
En Argentina, Brasil, Chile y Ecuador, las políticas económicas contractivas (que fomentan una creciente desigualdad social, con aumento de la pobreza y el desempleo, además de un fracaso rotundo en el campo estrictamente económico, ya que dichos países padecen caída de su actividad económica con inflación) han provocado situaciones de grave enfrentamiento y aun estallidos sociales de magnitud nunca antes vista.
Mientras tanto, en las potencias desarrolladas como Estados Unidos, la Unión Europea y China Popular, se refuerzan las políticas de estímulos económicos.
La explosión del «modelo chileno» (que comenzó el 6 de octubre y se concreta en gigantescas manifestaciones de protesta y disturbios de gran violencia e intensidad que fueron ferozmente reprimidos) es sin duda el acontecimiento más significativo de la instancia; ha dejado en suspenso la vida democrática de la nación trasandina asombrando al mundo entero.
Al respecto, el expresidente socialista chileno Ricardo Lagos declaró en un reportaje a El País de Madrid que esta «es la mayor crisis política y social desde el retorno a la democracia en 1990, por lejos», pero agrega que «ni el tránsito de la dictadura de Pinochet a la democracia tuvo estos niveles de destrucción». La crisis chilena -que no cesa a pesar de que el presidente Piñera pidió perdón por no haber comprendido la importancia y causas del conflicto y por haber dicho que «estamos en guerra contra un enemigo poderoso» (su esposa habló de «invasión alienígena»), relevó a su gabinete ministerial y realizó concesiones sociales- dejó ya más de 19 muertos, centenares de detenidos y tanto Santiago de Chile como las principales ciudades están bajo control militar.
Por si fuera poco, la represión de los organismos de seguridad ha dejado, además de muertos, decenas de denuncias de torturas, violaciones y robos.
Chile es un país que ha crecido a tasas importantes, pero aumentado su desigualdad social y la exclusión de los más vulnerables de la riqueza generada. Se suele decir que, en el continente más desigual del mundo, América Latina, Chile es el que más ha crecido, pero es el más desigual.
¿Dónde está el origen de esa desigualdad que ha lanzado a las muchedumbres a las calles?
La respuesta es clara: ese origen está en las estructuras económicas diseñadas durante la dictadura genocida del general Augusto Pinochet Ugarte, que duró desde el 11 de setiembre de 1973 al 11 de marzo de 1990.
Las mismas fueron concebidas, planificadas e implementadas por economistas formados en la Universidad de Chicago bajo la dirección de Milton Friedman, Premio Nobel de Economía 1976, que asesoró personalmente al general Pinochet, llamados popularmente Chicago Boys.
Eran economistas neolibarales  orientados al libre mercado (cuya existencia ha sido impugnada por numerosos economistas como Joseph Stiglitz y Paul Krugman, Premios Nobel 2001 y 2008, que hablan de «ley de la selva donde predomina el más fuerte» y de «darwinismo social»), e implementaron la liberalización económica, la privatización de la seguridad social y empresas estatales, la prohibición de los sindicatos y la eliminación de las protecciones arancelarias para la industria local, lo que determinó una economía fuertemente primarizada.
Estas medidas provocaron inicialmente un importante crecimiento económico, que Milton Friedman y sus admiradores llamaron el «milagro chileno», y un aumento dramático en la desigualdad social, el crecimiento de la pobreza y la desigualdad, así como la caída del consumo, que produjeron una gravísima crisis económica en 1982.
Como correlato de estas políticas económicas y sus consecuencias sociales, en la dictadura del general Pinochet se cometieron graves violaciones de los derechos humanos, condenadas por los organismos de la Organización de Naciones Unidas y organizaciones humanitarias de todo el mundo.
La dictadura chilena persiguió a sus opositores (siendo emblemáticos los asesinatos del general Carlos Prats, ocurrido en Buenos Aires en 1974 y el del excanciller de Salvador Allende, Orlando Letelier, en Washington en 1976) provocado muertes, la detención de unas 80.000 personas y la tortura de decenas de miles. Según las cifras oficiales, el número de ejecuciones y desapariciones forzadas fue de 3.095 personas.
Con gran claridad, algunos referentes del fútbol chileno han sido explícitos sobre las causas de la explosión social, siendo muy expresivos los mensajes de Claudio Bravo, Gary Medel y Marcelo Díaz a través de las redes sociales.
Bravo, arquero de la selección y del Manchester United afirmó en Twitter que «vendieron a los privados nuestra agua, luz, gas, educación, salud, jubilación, medicamentos, nuestros caminos, bosques, el salar de Atacama, los glaciares, el transporte. ¿Algo más? ¿No será mucho? No queremos un Chile de algunos pocos. Queremos un Chile de todos. Basta».
Medel, bicampeón de América, escribió: «El descontento de Chile es evidente. Ojalá las autoridades escuchen al pueblo y dejen de jugar con él. Es hora de que se pronuncien y dejen el silencio para que la violencia no siga», agregando la imagen de un volante que dice: «No es el metro. Es salud, es educación, es pensiones,es vivienda, es el sueldo del parlamentario, es el aumento de la luz, es el aumento de la bencina, es el robo de las fuerzas armadas, es el perdonazo al empresario, es la dignidad de una sociedad».
Marcelo Díaz, actual jugador de Racing, expresó en Twitter: «Exhibo con orgullo mi bandera empatizando con mi pueblo y la lucha por los derechos que les pertenecen. ¡No más abusos, no más excesos!».
«No permitamos que nuestro país caiga al piso, busquen una solución rápida y beneficiosa para todos. Están a tiempo. El pueblo unido jamás será vencido».
Esto sigue ocurriendo en el país transandino que es señalado como modelo por políticos uruguayos, como el economista por la Universidad de Chicago Dr. Ernesto Talvi.
Argentina en transición
Las elecciones del 27 de octubre consagraron, como se esperaba, la victoria de la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner, clara respuesta al gobierno ineficaz encabezado por Mauricio Macri.
Si bien el mandatario electo se ha reunido con el perdidoso, la transición hasta la entrega del poder el próximo 10 de diciembre se vislumbra como repleta de riesgos por las tensiones sociales que se han acumulado en la población (la pobreza supera 35% y va en ascenso); la inflación supera 55% anual y el Producto Interno Bruto (PIB), que cayó -2,5% en 2018, caerá 4,1% en 2019 y -1,3% en 2020 según el más reciente informe Perspectivas de la Economía Mundial, emitido por el FMI a mediados de este mes; así como por la posibilidad de nuevas turbulencias económicas como las que llevaron el valor del dólar de 18,65 $A al 2 de enero de 2018 a $A 25 al 31 de mayo de 2019 (34% de aumento) y $A 68 al miércoles 30 de octubre (164%).
Caras y Caretas ya detalló cómo el presidente Macri optó en mayo-junio de 2018 por realizar un acuerdo stand-by con el FMI que implicó la toma de un préstamo de US$ 57.100 millones, el peor error del organismo multilateral, que responde a los países que tienen mayor poder de voto (EEUU tiene 16,74%), y que el nuevo gobierno argentino deberá necesariamente reprogramar.
Uruguay, en cambio, crecerá 1% de su Producto Interno Bruto (PIB) en 2019 según el Banco Mundial.
Uruguay luego del 27 de octubre
Nuestro país creció 1,6% de su PIB en 2018 y crecerá 0,4% en 2019 y 2,3% en 2020 según el citado informe del FMI. Actualmente es el país con mejores indicadores sociales de América Latina y el Caribe según el FMI, el Banco Mundial, la CAF y la Cepal. El déficit fiscal se ubica en 3,1% del PIB según el BCU. Según el último informe divulgado por el Banco Central del Uruguay (BCU), la deuda pública consolidada del Estado uruguayo fue al cierre del segundo trimestre del año de US$ 38.161 millones, lo equivale a 65,79% del PIB de US$ 58.000 millones; en tanto que la deuda neta se situó en US$ 18.801 millones, 32,41% del PIB.
Ninguna de las dos últimas cifras resultan demasiado preocupantes si tomamos en cuenta que para el último trimestre de 2019, y sobre todo en el curso del año 2020, tendremos el impulso brindado por la construcción de UPM II y el Ferrocarril Central, así como la buena cosecha que se avecina y el incremento de las compras de carne que se está verificando.
Nuestros Activos de Reserva, los más altos de la historia al decir del ministro Cr. Astori, ascienden a US$ 14.500 millones.
La situación de Uruguay es buena, y excelente si la comparamos con la región, o sea con Chile, Argentina, Brasil y Paraguay.
Lo que está en discusión es qué políticas económicas se deben aplicar en tiempos de turbulencia.
Al respecto podemos citar el editorial titulado ‘Nuevo consenso’, publicado por El País de Madrid al finalizar la Asamblea Conjunta del FMI y el Banco Mundial de este mes. Allí se afirma que «la economía global exige políticas presupuestarias y fiscales anticíclicas», que «la OCDE, el BCE y varios organismos multilaterales reclaman más inversión pública», y que «forma parte de este consenso económico la percepción de que la economía global necesita regulaciones específicas centradas en corregir los efectos de la globalización financiera. Gita Gopinath, economista jefa del FMI, lo ha explicado con claridad meridiana en una entrevista publicada en El País: las políticas fiscales domésticas tienen hoy la tarea principal de corregir la desigualdad, quizá el efecto más indeseable de la crisis financiera. La corrección tiene que fundamentarse en una política fiscal anticíclica de cada Estado, con el fin de estabilizar la economía internacional».
Esas son las políticas, reiteramos, que siguen las grandes potencias como Estados Unidos, la Unión Europea, empezando por Alemania, y China Popular.
Del otro lado, el FMI continúa recomendando a los países periféricos políticas económicas contractivas y recesivas, con ajustes fiscales permanentes, que son seguidas por los dirigentes y economistas conservadores, defensores de los intereses de las minorías privilegiadas.
Uruguay: principales indicadores y proyecciones
Años 2017 2018 2019* 2020*

PIB (Var. en %) 2,6% 1,6% 0,6% 3,1%
PIB (millones US$) 59.587 59.615 58.000 56.000
PIB per cápita (US$) 17.058 17.004 15.900 15.300
Tasa media de desempleo (prom. anual) 7,9% 8,3% 8,9% 9,5%
Resultado Fiscal Primario (% del PIB)1/ -0,2% -0,8% -1,5% -1,3%
Resultado Fiscal Global (% del PIB) 1/ -3,5% -4,2% -4,9% -4,5%
Inflación (dic-dic) 6,6% 8,0% 8,8% 8,7%
Tipo de Cambio (prom. dic) 28,85 32,21 39,00 44,00
Devaluación (prom. dic – prom. dic) 0,3% 11,7% 18,0% 10,5%
Salario Real Privado (var. prom. anual) 3,5% 0,0% 1,1% -0,5%
Balanza Comercial (millones US$) 3.635 3.558 3.693 3.510
Exportaciones (FOB) 15.820 16.413 16.000 15.604
Importaciones (FOB) 12.185 12.855 12.307 12.094
Cuenta Corriente (millones US$) 465 -348 -217 -400
Cuenta Corriente (% PIB) 0,8% -0,6% -0,4% -0,7%
Activos de reserva del BCU (mill. US$) 15.959 15.552 14.500 15.000

*Cifras proyectadas.
1/ Cifras de 2018 y proyecciones ajustadas por efecto Ley N° 19.590 («cincuentones»).

Fuente: Ministerio de Economía y Finanzas, Banco Central del Uruguay, FMI, Cepal y consultoras.

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