CULTURA
Ana Mitila Lora: “Es necesario rescatar la independencia del periodismo”
La destacada periodista ha publicado “Memoria del siglo”, libro que reúne ricas perspectivas sobre hitos y circunstancias de gran interés.
Emilia Pereyra - SANTO DOMINGO 28 / 11 / 2018, 05:14 PM
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Ana Mitila Lora: “Es necesario rescatar la independencia del periodismo”
La destacada periodista ha publicado “Memoria del siglo”, libro que reúne ricas perspectivas sobre hitos y circunstancias de gran interés.
Emilia Pereyra - SANTO DOMINGO 28 / 11 / 2018, 05:14 PM
Ana Mitila Lora, diestra y apreciada periodista dominicana, ha publicado “Memoria del siglo”, libro que reúne diversas entrevistas, difundidas por el Listín Diario y realizadas a personas relevantes de la vida nacional y a dominicanos desconocidos que han aportado ricas perspectivas sobre hitos y circunstancias de gran interés.
Durante su conversación con Diario Libre, además de hablar de su obra, se ha referido al estado del periodismo dominicano y enfatizado la necesidad de que su independencia sea rescatada.
Lora empezó agradeciéndole a su esposo, José Mella, y a Pablo Mella Febles, del Instituto Superior Centro Pedro Francisco Bonó, el gran apoyo que le dieron para concretar divulgación del libro, publicado por la Editorial Universitaria Bonó, y puesto en circulación en un concurrido acto efectuado el pasado lunes.
El prólogo de la obra, titulado Recuerdos de un siglo, más allá de la memoria institucionalizada, fue escrito por Pablo Mella Febles, y la presentación estuvo a cargo de José Luis Sáez.
¿Qué ha significado la publicación del libro?
Realmente el libro se hizo contra mi voluntad, porque yo soy de las periodistas que después que escribe algo, que publica algo, yo no quiero ver mi texto, porque siempre encuentro que le faltó algo, que tuvo algún defecto, y me recrimino: ¿por qué no le pregunté tal cosa?, ¿y por qué cuando me dijo tal yo no le respondí tal? Entonces, yo hago crisis... tú, como escritora, lo debes comprender muy bien, pero mi esposo y familiares, entre ellos principalmente mi cuñado, Pablo Mella, se empecinaron en que sí valía la pena todo ese esfuerzo de recopilar esas entrevistas para tener el conjunto de todas, y la verdad es que después de ver el libro en su conjunto se desprenden otras lecturas.
Hay una riqueza, porque creo que el lector va a encontrar toda una línea, una línea transversal que une a cada una de las entrevistas, que son a personajes de la vida dominicana, pero también a gente del pueblo, a gente anónima, a una comadrona, a barberos, como también a personas situadas en la cúspide social como don Eduardo León o como Asunción Brugal, la puertoplateña descendiente de los fundadores de la Casa Brugal.
¿Qué significa el libro? Bueno, suena a un cliché pero tener un libro, hacer un libro, todo lo que implica, todo el esfuerzo, todo el empeño, toda esta labor de investigación, ese trabajo que no se ve, que la gente no se imagina, significa mucho, muchísimo para uno. Aunque suena a cliché, es como otro hijo que uno acaba de parir...
Personas a veces me detenían en un centro comercial, en un restaurante, en la calle y me decían cuándo, cuándo es que vamos a tener el libro. Han pasado 19 años de esas entrevistas y la verdad es que algunas a mí se me habían borrado de la memoria. No recordaba pasajes, pero ahora con el proceso tuve que volver hacia ellas.
Ana Mitila Lora, periodista. ( )
Situándonos hace 18, 19 años atrás cuando ya estaba produciendo las entrevistas, ¿cuál era el objetivo que tenía entonces?
Más o menos la idea la empecé a gestar hacia 1998. No sé si recordarás, pero para esa época los dominicanos y dominicanas, y no solamente nosotros en nuestro país sino también en el mundo, empezamos a vivir cierta euforia, una euforia muy peculiar que aparece cuando uno revisa los libros, los periódicos, revistas de siglos pasados. Parece que es algo repetitivo. Es un ciclo que se repite en cada cambio de siglo. La humanidad se mira al ombligo y se pregunta ¿qué hemos hecho?, ¿cómo lo hemos hecho y para dónde vamos como sociedad?, ¿qué queremos como sociedad? Entonces, ese germen, todas esas ideas, esas interrogantes realmente me producían y me producen todavía pasión, y creo que la pasión es un sentimiento fuerte, fuerte, que domina a muchos seres humanos y esa pasión por comprender, principalmente por comprender ¿qué es lo que somos los dominicanos? y ¿por qué somos así? Y esa manera de ser, que claro está va cambiando, se va transformando a través de los años y cada vez a más velocidad. Es diferente.
... No pretendo que “Memorias del siglo” sea un libro de historia, porque yo lo defino como un libro a caballo entre el periodismo y la historia... y estoy parafraseando a Oriana Fallaci. Yo me identifico mucho con ella porque yo comparto, yo he vivido también la pasión.
Después de haber hablado con tanta gente e investigado... ¿cómo somos los dominicanos?
Quizás no tengo la respuesta concreta, pero en las palabras de José Luis Sáez, uno de los presentadores del libro... él observó que en el conjunto del libro, con entrevistas de diferentes personas trujillistas antitrujillistas, balagueristas, antibalagueristas, boschistas, antibochistas había un hilo conductor y era que ninguno maldecía a su país. Ninguno, no importa la posición ideológica, la posición de dolor en que estuvieran situados los dominicanos que vivieron el exilio, etcétera, etcétera. Ninguno se atrevía a hablar mal de su propio país, aunque hay entrevistas como la de Pucha Rodríguez, que dice que los dominicanos nos portamos muy mal en el sentido de ese entreguismo al poder, a lo que ha sido el poder en República Dominicana. Un poder que se resume en un servilismo, en ser favorecedores del que tiene las riendas de la presidencia de la República. Aquí lo que más se parece a un presidente es un monarca. Entonces, los dominicanos, en ciertas épocas de nuestra historia, no hemos sido ciudadanos. Hemos sido súbditos y de cierta manera eso continúa hasta hoy en día, el peso de ese presidencialismo.
Ana Mitila Lora se dirige al público en el acto de puesta en circulación. En la mesa, de izquierda a derecha, Ramonina Brea, José Luis Sáez, Frank Moya Pons, Rafael Chaljub Mejía y Pablo Mella Febles. ( )
En el libro hay miradas profundas hacia la vida cotidiana de diversas etapas, hay levantamientos de aspectos que no suele hacer la historia y que, sin embargo, son importantes. ¿Era consciente de que haría ese tipo de aportes?
Sí, porque eso estaba en mi proyecto. Yo aspiraba con la “Memoria del siglo”, y con esa serie, con la mirada, darle un repaso a la sociedad dominicana, tener un abanico de entrevistados, de diferentes ámbitos geográficos, de diferentes ámbitos económicos y sociales. Para mí era importante poder reconstruir como éramos, con qué medios contábamos para la vida cotidiana.
Ahí está Juan Valdez Sánchez contando que antes no teníamos cepillos de dientes en los campos, en el mundo rural, pero hay que recordar que ese mundo rural ocupó más de la mitad del siglo XX. Empezamos a urbanizarnos después del ajusticiamiento de Trujillo, después del 1961. Entonces él contaba que se cogían unos palitos, con unos terminales de guano y con eso la gente se cepillaba los dientes.
Ahí están las entrevistadas, algunas de ellas contando a veces de las limitaciones en que vivían, que antes las dominicanas usábamos blumen, no usábamos panties y esos blumenes se hacían en las casas. Eran las abuelas las que cosían los blumenes, las ropas interiores de sus nietas. Nos hemos acostumbrado a que todo viene de fuera, a que somos más que exportadores, importadores. Otro de los cambios ha sido... bueno, Pedro Mir lo retrata en uno de sus poemas cuando habla de las camiseras. Las camiseras eran aquellas mujeres, aquellas obreras que cosían, fabricaban las camisas que usaban los dominicanos. En esa época no existía la noción ni los medios tecnológicos para comprarlos por internet ni había tiendas especializada en ropa extranjera, hasta que llegó doña Virginia Dalmau...
También se ofrecen testimonios sobre el mundo íntimo de figuras protagónicas que ha tenido el país. ¿De esos testimonios, cuál fue el que más la conmovió?
Dos de las mujeres entrevistadas, quizás puedo decir que son las que más me han estremecido... doña Mercedes de Castro de Alburquerque Zayas-Bazán, la madre de nuestro exvicepresidente Rafael Alburquerque. Ella cuenta cómo desde 1930 ellos fueron repudiados por la tiranía de Trujillo, que recién se instalaba y ¿cómo fue la manera de repudiarlo, de tratar de reducir, de tratar de aplastar a esa familia Alburquerque de Castro? Fue quitándole un empleo, quitándole la oportunidad a ese abogado que fue Rafael Alburquerque Zayas-Bazán de tener un empleo en el Estado o de hacerle difícil que alguien del sector privado le hiciera un hueco en un bufete de abogados.
Ella contaba que cuando ellos iban caminando por esa aldea, por esas diez, doce cuadras que era la ciudad de Santo Domingo en el 1930, algunos de sus amigos, familiares y vecinos cruzaban de acera para no verse obligados siquiera a dispensarles el saludo. Entonces, esa señora habló con el corazón. A lo mejor dijo en esa entrevista cosas que había callado durante décadas y realmente eso me impactó, porque es muy fácil ser héroe un día, dos días, pero sobrevivir 31 años con decoro, con coherencia, con esa dignidad, sumidos en la pobreza, en la estrechez. Eso es muy duro.
Hay un pasaje muy descriptivo que es cuando el señor Alburquerque Zayas-Bazán estaba preso en el 1960, pero a la vez estaban presas varias personas notables, de la alta sociedad, incluso de aquellos que habían servido al régimen, cuyos hijos decidieron oponerse a Trujillo. Esos muchachos también estuvieron presos. Entonces doña Mercedes estaba en fila para llevarle la comida a su esposo, pero en la fila había otras madres de esos muchachos, pero eran madres y esposas de esas personas que habían disfrutado de las mieles del poder. Entonces, uno de los guardias le dijo a doña Mercedes, que era conocida por las tantas veces que don Rafael Alburquerque fue apresado durante 31 años y por las veces que su casa fue allanada... el guardia le dijo a doña Mercedes pase para acá y la puso de primera (en la fila). Una de esas señoras, esposa de un exembajador, dijo aquí se hace fila, aquí es por turno. Entonces, doña Mercedes le reclamó: óiganme, ustedes han disfrutado de todo. Déjenme a mí disfrutar de este privilegio de ser la primera en entregarle alimentos a mi marido... Es muy fuerte.
¿Y qué decir de Conina Mainardi, madre de fundador de la Clínica Corazones Unidos? Ellos escaparon. Trujillo ganó las elecciones el 16 de mayo de 1930 y doña Conina, su esposo Leovigildo Cuello y su hijo recién nacido, Luis Cuello Mainardi, escaparon de madrugada en julio de 1930, antes de que Trujillo tomara posesión. Escaparon por el muelle de Santo Domingo y allí abordaron un barco hacia Puerto Rico. Así fue. Regresaron en el 1961. Un largo exilio. Pero la pasión, las convicciones democráticas de esa señora... a pesar de todo lo que significó el exilio, donde la gente se empobreció, donde Pedro Mir y Ángel Miolán cuentan cómo esos exiliados dominicanos distribuidos en New York, Puerto Rico, Venezuela... óigame, tenían que salir a la calle a vender dulces.
Cuando yo veo a los venezolanos ahora haciendo cabriolas en cualquier esquina de Santo Domingo o vendiendo chucherías en las calles, óigame, hay que tener sentido histórico, hay que comprender. A nosotros nos abrieron los brazos... Y yo creo que la deuda con México, Costa Rica, Venezuela es infinita. No me hablen a mí de lo que dicen las leyes, qué sé yo qué... ¡Hay casos humanitarios!
De izquierda a derecha, los historiadores José Luis Sáez y Frank Moya Pons, Ana Mitila Lora, Rafael Chaljub y Pablo Mella, en el acto de puesta en circulación de “Memoria del siglo”. ( )
¿Cómo evalúa el periodismo que se está haciendo en el país?
Hay muchos talentos, muchas iniciativas interesantes, pero también hay mucho de que preocuparse. Y da pena que parece ser que los mejores talentos que llegan a las universidades y salen de las universidades se van al campo de las relaciones públicas. Eso es fatal, fatal para el país porque si queremos fortalecer la democracia, si queremos empujar para que en este país se reduzca la corrupción, para que en este país valga la institucionalidad, que se respete la institucionalidad, necesitamos voces fuertes. Esas voces talentosas no pueden estar haciendo relaciones públicas a las grandes empresas de este país, a las grandes empresas extranjeras de este país. Esas voces deberían estar al servicio de los intereses colectivos.
Tenemos que concientizar a este empresariado, al empresariado que ha ingresado en los medios de comunicación. Ellos tienen que tener conciencia de que los medios de comunicación no son un medio solamente para evitarse problemas, porque sabemos que todos los medios son deficitarios, pero los utilizan para congraciarse con el poder de turno. No. Ustedes tienen una responsabilidad, ustedes tienen la responsabilidad de servirle a este país y que su aval ustedes se lo ganen, no entre los gobiernos de turno, gánense el aval de la población, de los ciudadanos a quienes tienen que servir los medios de comunicación. Miren a The New York Times, miren, a nosotros que nos encanta todo lo de fuera y copiar y saber qué pasa. Es necesario rescatar la independencia del periodismo. Necesitamos periodistas independientes; no periodistas que alineados con uno u otro partido. Perdona si me he excedido, pero es como una espina clavada en el corazón.
Valiosos testimonios
Entre los trabajos que Ana Mitila Lora publica se encuentran unas entrevistas realizadas a campesinos que fueron obligados a participar en la matanza de haitianos del 1937 y a los que luego el régimen trujillista acusó de los crímenes y los convirtió en reos, debido al escándalo internacional que se produjo.
“Yo pude encontrarlos con ayuda y tuve que viajar a campos de Loma de Cabrera, Dajabón y Capotillo”, dice la comunicadora, recordando cómo pudo obtener los testimonios.
Recalca que los nombres de las personas que ella entrevistó figuran en el expediente instrumentado por la dictadura contra ellas.
Lora también enfatiza que en la obra, hermosamente editada e ilustrada con fotografías de gran valor testimonial, se ofrecen diversas perspectivas sobre grandes figuras de la política que han gravitado durante décadas en la vida nacional: Trujillo, Joaquín Balaguer y Juan Bosch.
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