jueves, 4 de julio de 2019

Entrevista a Eduardo Sanz Lovatón Secretario Nacional de Finanzas del PRM | @SanzLovaton @PRM_Oficial @YayoCompromiso vía @YouTube

CONTRA EL CONTINUISMO, EL CONTROL DESPÓTICO DEL PODER Y LA CORRUPCIÓN SIN LÍMITES, el Foro Renovador postula por estrategia de alianzas |

Fausto Herrera Catalino, Tirso Mejía Ricart, Alexandra Polanco y Julio Alfonseca, coordinador del Foro Renovador.
4 de julio de 2019
Foro Renovador aboga por estrategia de alianzas
CONTRA EL CONTINUISMO, EL CONTROL DESPÓTICO DEL PODER Y LA CORRUPCIÓN SIN LÍMITES
Santo Domingo:-Desde el lejano 1844, cuando Pedro Santana rodeó con su ejército de hateros, monteros y peones el Congreso Constituyente de San Cristóbal para establecer el Artículo 210 de la Constitución de la República que consagró su brutal dictadura, no se había producido tal afrenta contra el primer poder del Estado, que es el Legislativo, como lo ha hecho el gobierno de Danilo Medina para imponer su reelección a costa del atropello de los legisladores y demás dominicanos.
El continuismo, el afán de poder omnímodo y el rumbo incierto del país, son el resultado de la gran decepción que vive la República Dominicana con el Partido de la Liberación Dominicana con su lucha interna de poder y sus gobiernos de enriquecimiento ilícito y endeudamiento progresivo durante casi 20 años. El país es conducido al total desprestigio nacional e internacional.
El PRD ha traído mayor desigualdad, falta de oportunidades, un endeudamiento de más de 600 millones de pesos diarios, la desconfianza en la política, la inseguridad ciudadana y la instalación de carteles que generan la corrupción y la impunidad a costa de salarios de hambre y el deterioro de los servicios públicos. 
Frente a esta situación, el Foro Renovador postula una estrategia de alianzas, como la que puso en práctica en su momento el Dr. José Francisco Peña Gómez, con base en un acuerdo político y programático con los partidos, agrupaciones, movimientos, comunidades y ciudadanos de vocación democrática. 
Esa es la tarea prioritaria de todos los opositores para asegurar la derrota del régimen del Presidente Medina y de los demás continuistas del PLD. 
Los espectáculos, maniobras y propaganda del PLD y sus aliados no podrán confundir al pueblo que en las próximas elecciones, llueve, truene o vientee, los sacará. 
El Foro Renovador, en apego a su ideología socialista democrática, exhorta al Partido Revolucionario Moderno (PRM) a iniciar un nuevo rumbo en su política opositora, para generar cambios que incluyan acciones de resistencia cívica en las calles, los campos y la arena internacional, vinculándose a las reivindicaciones de los sectores populares, las clases medias y el empresariado democrático que están asfixiados con las políticas vigentes de dirigentes del PLD que traicionaron a su líder Juan Bosch para amasar grandes fortunas en base al hambre de las mayorías e hipotecando el futuro de la nación
La situación dominicana se empeora ante la revelación de las decenas de millones de dólares pagados como sobornos con los contratos para la construcción de una planta del nocivo carbón mineral en los terrenos ajenos de Punta Catalina por altos jerarcas vinculados al gobierno, con el agravante de que el Procurador General de la República, supuesto defensor de la sociedad, ha sido sorprendido ocultando evidencias de los culpables de esos crímenes, que lo hacen reo de prevaricación. 
Para colmo de males, el turismo que hoy en día es la principal fuente de divisas del país junto al oro, está amenazada por una campaña internacional basada en la inseguridad reinante y en la muerte por enfermedades no del toda aclaradas y posiblemente alentadas por la competencia de países vecinos. 
Es la hora de exigir con movilizaciones ciudadanas que haya una fiscalía electoral independiente, lo que permite el Artículo 171 de la Constitución, para evitar que como en el pasado los comandos electorales peledeístas, con la complicidad policial, se dediquen a comprar cédulas, votos, directivos y delegados en los colegios electorales, en perjuicio de la limpieza de los comicios. 
Unidad, ética pública y firmeza en la lucha contra los que detentan el poder son las consignas que nos llevarán al triunfo.


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Hipólito Mejía: Antonio Guzmán inspira mis renovadas fuerzas para continuar su lucha por la libertad y la democracia.


4 de julio de 2019. SANTO DOMINGO
Hipólito Mejía: Antonio Guzmán inspira mis renovadas fuerzas para continuar su lucha por la libertad y la democracia
Hipólito Mejía dijo hoy que el recuerdo de los esfuerzos del Presidente Antonio Guzmán, le llena de renovadas fuerzas para continuar los esfuerzos de aquel por la libertad y la democracia.
Con ocasión del 37 aniversario de la muerte de Don Antonio, el expresidente Mejía emitió la siguiente declaración que se copia textualmente a seguidas:
“Hace ya 37 años se nos ausentó físicamente el presidente Antonio Guzmán Fernández, mi mentor político, mi padre espiritual.
“Su valiente defensa de la libertad y la democracia, su respeto al derecho de los ciudadanos a disentir, su lucha en pro de la equidad de oportunidades para todos los dominicanos, y su firme compromiso con los mejores intereses de nuestra nación, le han reservado un sitial en la historia y un lugar privilegiado en nuestros corazones.
“Hoy, su recuerdo imperecedero me llena de renovadas fuerzas para continuar con su lucha y su ideal por la libertad, la democracia y el progreso de todos los dominicanos”.

Hipólito Mejía
4 de julio, 2019

Para qué ha servido destinar el 4% del PIB a la educación? | porJairon Severino


DESTACADO
¿Para qué ha servido destinar el 4% del PIB a la educación?
El poco avance en cuanto a la calidad educativa pone en tela de juicio la inversión de casi RD$936,429 millones
Jairon SeverinoPor: Jairon Severino | Santo Domingo | 4 de julio, 2019
República Dominicana debería destinar no sólo el 4% del producto interno bruto (PIB) a la educación preuniversitaria. Lo más conveniente, sin exagerar, sería el 10%. Sin embargo, es pertinente preguntarse: ¿para qué han servido los RD$936,428.9 millones que ha manejado el Ministerio de Educación desde 2013, año en que se inicia la aplicación de la Ley 66-97? ¿Leyó bien? Casi RD$936,429 millones a la fecha, si se incluye el presupuesto programado para 2019, que asciende a RD$170,570.2 millones.
Para mayor comprensión, la Dirección General de Presupuesto lo explica con claridad suficiente: por cada RD$100.00 que pague el Gobierno en 2019, RD$20.1 irían para educación, RD$8.20 serían para salud, RD$8.00 a la administración del Gobierno y RD$7.00 a protección social, mientras que RD$33.00 se abonarían al pago de la deuda pública y el resto, que serían RD$23.70, corresponde a energía, justicia, orden público y seguridad, protección del medio ambiente y otros servicios económicos, sociales y generales.
Lo que se ha visto hasta este momento es que será necesario entonar un mea culpa. Los resultados, que es como realmente debería evaluarse la calidad de la inversión, establecen que casi todo ese dinero se ha ido a la nada, es decir, su utilidad ha sido prácticamente cero si se toma en cuenta que los estudiantes del nivel básico y los profesores, en una alta ponderación, están muy lejos de lo que debería ser mínimamente aceptable.

Y no sólo se trata de que hay “educadores que escriben (y hasta hablan) con faltas ortográficas”, a quienes a veces les cuesta concebir y emitir una idea sintácticamente elaborada, sino que el país, en términos competitivos, ha quedado muy mal parado en los escenarios internacionales que miden la calidad de la educación. No resulta difícil colegir que si el educador tiene deficiencias, por más tanda extendida y horas “consumidas” que se reporten, los receptores también llevarán consigo esas falencias. Y lo peor: se vuelven virales entre generaciones.

Lamentable

Aunque sea penoso (y dé hasta vergüenza ajena) hay “profesores” cuasi analfabetos que no saben escribir siquiera su nombre y que su capacidad de raciocinio, es decir, ese espacio mental subjetivo que permite tomar decisiones está, aunque también duela decirlo, en estado primitivo cuando se compara con las exigencias de una educación moderna.
Duele, duele y duele, pero es la cruda realidad. No admitirlo es aún peor. Empero, esto no quiere decir que estemos totalmente huérfanos de maestros con calidad. Los hay, sí, pero ese esfuerzo por hallarlos se vuelve cada vez más pesado. Piense en cuáles han sido las razones por las que ha habido fricciones entre la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y el Ministerio de Educación desde la aplicación del 4% del PIB para la educación.

El Ministerio de Educación maneja la mayor cantidad de recursos en el Estado dominicano.
Todo este escenario gris en que está el sector educativo, en términos de su calidad, se da a pesar de los avances tecnológicos y de los recursos disponibles para el aprendizaje de educadores y estudiantes. ¿Se imaginaba usted ver a formadores cuestionar las pruebas a que deben ser sometidos para conocer sus capacidades antes de ser contratados o elevados de categoría? Para el mal bailador no hay música buena.
Si miramos atrás y analizamos cada una de las jornadas de protestas o huelgas de maestros, por lo menos durante los últimos 30 años, ninguna ha sido con miras a exigir una mejoría en la calidad de la educación. Todas, sin excepción, han sido motivadas por el salario. Y no es que esté mal iniciar una protesta por el salario, pero tendría muchísimo más valor y apoyo de la población si también se acompañaran de demandas reales por mejorar la calidad de lo que servimos a nuestros estudiantes. Una vez se aprueba el aumento salarial todo lo demás se echa en el olvido.
Lo que prima ahora es cuánto es el salario y los beneficios adicionales por la “labor altruista de entregar cuerpo y alma a preparar a los ciudadanos que habrán de garantizar el desarrollo del país”. Todos sabemos que esto no es más que una aspiración lejos de la realidad. En este juego de “dimes y diretes”, de diatribas y conversaciones estériles cargadas de “particularidades”, sí es pertinente cuestionar el papel que han jugado las autoridades y todos los que han tenido capacidad de decisión en estos últimos 20 años, a toda luz, poco aprovechados.
Para que no haya duda respecto a lo que establece la Ley General de Educación, marcada con el número 66-97, en su artículo 197 establece: “El gasto público anual en educación debe alcanzar en un período de dos años, a partir de la promulgación de esta ley, un mínimo de un dieciséis por ciento (16%) del gasto público total o un cuatro por ciento (4%) del producto bruto interno (PIB) estimado para el año corriente, escogiéndose el que fuere mayor de los dos. A partir del término de dicho período estos valores deberán ser ajustados anualmente en una proporción no menor a la tasa anual de inflación, sin menoscabo de los incrementos progresivos correspondientes en términos de porcentaje del gasto público o del PIB”.
De lo anterior también se puede interpretar otro aspecto de suma importancia. El presupuesto educativo, además, debería ser ajustado por indexación, lo que significa que sería una mayor cantidad de recursos para el sector. Aquí surge una pregunta: ¿cómo manejar tantos recursos sin una cadena logística bien estructurada, profesionales idóneos, pulcros, honestos e interesados en que realmente la calidad de ese gasto sea la mejor? Sin ánimo de cuestionar la calidad humana de quienes han estado al frente de Educación, desde la aplicación del 4% del PIB ha habido tres ministros, dos de los cuales hoy aspiran a la Presidencia de la República.
¿Por qué esta coincidencia? La respuesta es bueno que la dé el tiempo. ¿Qué se puede esperar del actual funcionario, quien tampoco termina por definir cuál es su rol al frente del principal Ministerio, partiendo de la cantidad de recursos económicos que maneja?

Estudio

Acción Empresarial por la Educación (Educa) publicó en 2016 el estudio “Calidad del gasto educativo en la República Dominicana: Un análisis exploratorio desde la vigencia del 4%”, en que su entonces presidente, José Mármol, destacó que “la sociedad dominicana ha considerado legítimamente como un logro suyo la asignación del 4% del PIB al sector educativo preuniversitario”.
Sin embargo, más adelante dice: “Uno de los actos iniciales de la primera administración del presidente Danilo Medina fue honrar su compromiso político y social con el sector educativo y asignar a la educación los recursos que estaban fijados por Ley. De esta forma, el presupuesto del año 2013 creció en un 70%, pasando de RD$58,590 millones en 2012 a RD$99,628 millones en 2013. Este crecimiento histórico, sin precedentes en toda la vida del sistema educativo dominicano, vino acompañado de dudas, por parte de algunos sectores, sobre la capacidad de gestión y ejecución de la autoridad educativa”.
Mármol hace referencia, de alguna manera, a que el cumplimiento de ese compromiso fue producto de las presiones sociales producto del empoderamiento de la sociedad. Aunque todo el país estaba a una respecto a la necesidad de cumplir con esta ley, también “se argumentaba que la misma estructura administrativa y gerencial, así como los procesos del Ministerio de Educación tendrían dificultades para absorber el manejo de un volumen de recursos que prácticamente duplicaba los recursos de un año a otro”.
Pensando en voz alta surge una pregunta: ¿por qué no se planteó, primero, adecuar las estructuras administrativas, incluyendo procedimientos transparentes eficaces, para la ejecución de un presupuesto tan elevado en comparación con lo que hasta 2012 se venía implementando? Es obvio que primó la petición colectiva del “4% para la educación” que la razón (más lógica) de saber cómo se invertirían esos recursos.
Educa, en este mismo estudio, señala que la evidencia demuestra que un aumento del gasto no se traduce necesariamente en una mejora integral de la calidad educativa. Para el caso de Latinoamérica, el gasto público promedio en educación de 17 países, como porcentaje del PIB, aumentó de 2.7% en 1990 a 4.3% en 2003. Durante este período, la matriculación Primaria y Secundaria presentó el más rápido incremento en cobertura. Sin embargo, la calidad de los aprendizajes no aumentó en la misma proporción. Esto se evidencia en los bajos resultados que obtuvo la región en las pruebas internacionales PISA1 y TIMSS2 (PREAL, 2006).
Adicionalmente, destaca Educa, algunos estudios plantean que un mismo nivel de desempeño puede estar asociado a distintos niveles de gasto, y viceversa. Por ejemplo, países como la República Checa y Dinamarca obtuvieron una calificación de 500 puntos en la prueba PISA en el área de Matemáticas para 2009, a pesar de que Dinamarca invirtió poco más del doble por estudiante que República Checa. Por otro lado, Polonia e Israel, dos países que en 2009 mantenían un nivel de inversión similar per cápita por estudiante en Secundaria (US$4,700 vs US$4,990), presentaron una diferencia de alrededor de 50 puntos en la calificación de la misma prueba, situando a Polonia en el lugar 25 de 74 países, y a Israel en el lugar 42 (Unesco, 2014a; OCDE, 2010).
Para Educa, las diferencias en el nivel de gasto y desempeño entre países pueden ser explicadas, entre otros, por los rendimientos marginales decrecientes que presenta la inversión en educación. Un estudio realizado por Vegas & Coffin (2014) para 51 sistemas educativos, concluye que, a partir de US$8,000 PPA (Paridad de Poder Adquisitivo) invertidos por estudiante, la mejora en los aprendizajes medidos a través de la prueba PISA no es estadísticamente significativa, es decir, el aumento de la inversión, a partir de cierto nivel de gasto, tiene un rol cada vez menor en el desempeño educativo.
A pesar del dolor que causa no sólo a los defensores del 4% del PIB para la educación, República Dominicana es reincidente en quemarse en las materias básicas o fundamentales. En 2016 el país se colocó entre los peores lugares en Ciencias, Matemáticas y Lectura, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, siglas en inglés). Esta organización es la que impulsa la prueba PISA.

República Dominicana muestra un pobre desempeño en Matemáticas, Lengua Española y Ciencias Naturales, según PISA.
Según el informe PISA, República Dominicana se encuentra en el último lugar en Ciencias, con un rendimiento medio de 332 puntos. En Lectura se encuentra en la cuarta posición entre los ocho peores lugares, con 358 puntos, por detrás de Perú (398), Indonesia (397) y Túnez (361).
Asimismo, en Matemáticas, nuevamente República Dominicana se posicionó en el último espacio, con una puntuación media de 328 puntos. Está clarísimo que el problema fundamental no radica en la falta de dinero, haciendo la salvedad de que la construcción de escuelas y otras infraestructuras afines al sector educativo ha significado un ventajosísimo negocio para un reducido grupo, así como para los suplidores de alimentos.
¿Cómo llegamos a aplicar la Ley 66-97 casi 22 años después de su aprobación? Basta con recordar el movimiento de las sombrillas amarillas, al que se integró toda la sociedad, incluyendo empresarios, figuras del arte y de la comunicación, líderes sindicales y políticos para entender el contexto en que comienza a aplicarse esta legislación.

Producto de la euforia colectiva no se analizaron las consecuencias financieras de su aplicación, pero tampoco si existían las condiciones logísticas-administrativas para disponer de todos esos recursos. No se pensó en si moralmente existían las condiciones para garantizar la necesaria transparencia en la gestión de tanto dinero o si realmente serían invertidos equitativamente en el país, garantizando no sólo planteles bien fabricados, sino también calidad del personal docente.
En un ejercicio de mea culpa, apostando siempre a la calidad, cabría una pregunta: ¿fue correcto aplicar de golpe el 4% del PIB para la educación?

Gasto y calidad

En el prólogo de la investigación que hizo Educa sobre la calidad de la educación tras la implementación del 4%, José Mármol, entonces presidente de la institución, destaca que durante los últimos cuatro años el sistema político concentró sus esfuerzos en fortalecer la calidad educativa en aquellos aspectos asociados a las dimensiones estructurales de la educación.
A su entender, llegó el tiempo de pensar en la calidad de los procesos, las propuestas pedagógicas y las estrategias de innovación para las generaciones que ingresan al sistema educativo, pero también aquellas que permanecen arrastrando una baja inversión previo al año 2013.
“La calidad de la educación y del presupuesto educativo también es un asunto de todos los dominicanos, porque todos somos responsables de los más de US$10,500 millones que no llegaron al sistema educativo entre 1998 y 2013”, destaca.

Pruebas Nacionales

Educa señala que al analizar los resultados de las Pruebas Nacionales no siempre se observa una relación entre un mayor gasto en capacitación y sus resultados. Indica que al evaluar el período “post 4%”, se observa que, si bien ha habido un aumento en el promedio de las calificaciones en la primera convocatoria de Pruebas Nacionales en Nivel Básico, pasando de 15.42 puntos en 2012 a 16.12 puntos en 2015, los resultados en el Nivel Medio han permanecido prácticamente invariables.
Apunta que en Educación Media (modalidad general) la puntuación pasó de 17.47 puntos a 17.40 puntos en el mismo período. Aunque este resultado se puede atribuir a un posible rezago, puesto que el efecto de las capacitaciones docentes no es necesariamente inmediato, Educa aclara que se requiere un estudio profundo sobre las otras variables asociadas, sin lo cual resultaría arriesgado cuestionar, de manera aislada, la eficiencia de la inversión en capacitación docente.
En este sentido, sería un aporte de gran relevancia conocer la cantidad de docentes, en cursos objeto de Pruebas Nacionales, que han participado previamente en programas de capacitación.
Sin embargo, las tendencias observadas hasta el momento levantan aún cuestionamientos acerca de la eficiencia de la inversión.
https://www.eldinero.com.do/86037/para-que-ha-servido-destinar-el-4-del-pib-a-la-educacion/
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Catalina: La punta del diablo | por José Luis Taveras @Josel_taveras | #PuntaCatalina #Odebrecht


José Luis Taveras
Catalina: La punta del diablo
“Vuelve el hechizo a zarandear los traspatios y los demonios de Odebrecht a perturbar los sueños del presidente”.
José Luis Taveras04 / 07 / 2019, 12:00 AM
Jesús dijo: “Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz” (Mateo 4:22). Una verdad más refulgente que cualquier luminaria. Justamente la luz que no ha podido encender Punta Catalina a pesar del dinero obsceno derrochado en ella y los años rendidos en la incierta espera. Si Danilo Medina hubiera intuido que el precio de su ligereza iba a comprometer la ruina moral de él y sus gobiernos, no se hubiera apurado en conocer a Luiz Inácio Lula da Silva. Pero estaba tan arrobado con la ilusión presidencial que perdió el sentido político de la realidad. Subestimó la fuerza mutante de los procesos y las volatilidades del poder. Jamás pudo sospechar que ese hombre inconmovible de estatura baja, voz trepidante y carisma magnético pudiera estar hoy en la postración que se encuentra. Ahora Medina está asustado, viendo en Lula su espejo y en la reelección una puerta para armar su impunidad.
Cuando resultó ganador de las elecciones de 2012, su primer viaje al exterior fue a Brasilia. Gobernaba entonces Dilma Rousseff, pero todavía la aureola de Lula gravitaba como pesada neblina en las alturas del Palácio do Planalto (sede del gobierno federativo). Desde su plácido retiro Lula controlaba todos los circuitos del poder y sus conexiones troncales con las grandes corporaciones del armazón mafioso que develó Lava Jato. Conocía de memoria su diagrama, sus redes y líneas de mando a través del “mecanismo” operado desde el mismo centro de Petrobras y las cajas B de las constructoras Odebrecht, Andrade Gutiérrez, Camargo Correa, Grupo OAS y otras.
Para un Danilo Medina recién estrenado en la presidencia, inexperto, tímido y apocado, tutear a un líder sin confines, como era Lula en ese momento, suponía gozar de un trance excitante de vida, más cuando conoció su carácter sociable, locuaz y cercano. Todas las razones y fuerzas del universo convencieron a Medina de que cualquier trato aun oscuro con los gobiernos del Partido de los Trabajadores de Brasil era más seguro y firme que el Cristo del Corcovado que guarda con celo la bahía de Rio de Janeiro.
En ese viaje Medina entregó sin resistencia su virginidad sin reparar en las secuelas, persuadido de que no había ninguna, ni el embarazo indeseado de Punta Catalina que hoy amenaza con abortar su memoria histórica. Bastaba recordar que la recomendación con Dilma Rousseff vino de la mano de otro nombre más poderoso que Brasil: Marcelo Odebrecht. Esta fue su carta de presentación y encargo: “Dada la importancia de nuestro trabajo en el país (República Dominicana), sería importante que la presidenta Dilma pueda en su próxima reunión con el recién electo presidente dominicano, fortalecer la confianza que tiene la Organización Odebrecht para cumplir sus compromisos; la provisión de, a través del BNDES, para apoyar las exportaciones de bienes y servicios de Brasil, continuando con los proyectos de infraestructura prioritarios para el país”.
Ahí nació el germen del maleficio, como pesadilla apresada en el silencio y atestada de sobresaltos encadenados que no le han dejado recrearse ni por un segundo de su soñada presidencia. Cuando ha creído atar un revés se desamarra otro. Así, a pocos meses de pensar que el caso de los sobornos iba camino a su archivo político y que las alfombras de una segunda reelección se tendían a sus pies se desparraman las vísceras de Punta Catalina pese a todas las componendas empeñadas para esconderlas. Vuelve el hechizo a zarandear los traspatios y los demonios de Odebrecht a perturbar los sueños del presidente.
El pecado original de Medina fue su ambición, esa fuerza ciega y contumaz que no solo lo empujó a las redes de Odebrecht sino a consentirle servilmente aquellos agrados que ningún expresidente vinculado a su trama osó permitir: establecer su centro mundial de sobornos (departamento de operaciones estructuradas) a pocas esquinas del despacho presidencial; aceptar la asesoría de Joao Santana para dos periodos; privilegiarlo como contratista del gobierno en desmedro de otras firmas locales sin considerar los conflictos de intereses implicados; pagarle cientos de millones de pesos con dinero del Estado y bajo códigos opacos de contratación, y, claro, otorgarle la obra pública más costosa ejecutada por la constructora fuera de Brasil y de toda la historia de las contrataciones públicas dominicanas, bajo el mismo formato de cooperación delictiva.
Como señal de un designio portentoso y cuando ya en el Palacio Odebrecht era caso cerrado, una investigación de un colectivo de periodistas latinoamericanos arroja la luz que Punta Catalina no ha dado. ¡Vaya milagro! En poco tiempo este equipo de investigadores logró lo que el flamante procurador de la República Dominicana no pudo (o no quiso) en años a pesar de tener (a pedir de boca) todos los poderes, instrumentos, medios y facilidades de cooperación judicial internacional como ningún ministerio público ha tenido en la historia: ¡los sobornos por Punta Catalina! ¡Dios no duerme!
Leo otra vez el luminoso texto bíblico: “Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz (Mateo 4:22). Vuelve el silencio a gotear sudores en el Palacio; se activan las reuniones secretas, las visitas furtivas del Procurador, las agendas misteriosas, los apuros de Peralta, los voyerismos del DNI, los mensajes cifrados, las consultas a puertas cerradas con los empresarios del “chucho” y las corridas sanitarias.
Y es que lo hecho con Punta Catalina no tiene madre. Es un concierto pandillero de reparto donde participan los mismos contratistas y empresarios que hoy aúpan la reelección. Punta Catalina nunca fue pensada como obra de desarrollo, esa fue la excusa; fue el negocio político más siniestro de nuestras baratas permisiones. Una muestra a escala modesta del submundo que nos maneja, soportado por una clase política torcida, un núcleo empresarial rapaz y una cortesanía de tecnócratas prestos para certificar con dinero sucio la “pureza” hasta del mismo infierno. Ahora el tridente mítico del diablo ya no tiene tres dientes; le basta con una sola punta para aguijonear la paz de los intocables de siempre: Punta Catalina.
https://www.diariolibre.com/opinion/en-directo/catalina-la-punta-del-diablo-OH13275391

Tiempo de hablar, presidente Medina | por Juan Bolívar Díaz @JBolivarDiaz

Firme
Tiempo de hablar, presidente Medina
Juan Bolívar Díaz | 4 de julio de 2019 | 12:05 am
Juan Bolívar DíazUna de las lecturas bíblicas más recurridas es la del Eclesiastés 3,1-8, que nos dice que todo tiene su tiempo bajo el cielo para los seres humanos, sin excepción, independientemente del poder que hayan acumulado, porque al fin de cuenta todos provenimos del polvo al que vamos a volver. Aunque algunos no seamos más que polvo del camino que vuela azotado por el viento, y otros puedan evolucionar a polvo de estrellas que brillan por los siglos en el firmamento. 
Un poeta filosófico como León Felipe preferiría la metáfora de la piedra, pequeña y ligera, que rueda por las calzadas y por las veredas, guijarro humilde de las carreteras, que en días de tormentas se hunde en el cieno de la tierra y luego centellea bajo los cascos y bajo las ruedas. Pero el drama nacional al que se enfrenta el presidente Danilo Medina remite al Eclesiastés, que podría darle algunas luces, si se toma unos minutos alejado del bullicio circundante que lo empuja “con un aullido interminable”: 
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
Son muchos los que creen que a Danilo Medina se le está acabando su tiempo de gobernar, que 8 años es bastante en la democracia contemporánea, y que el intento de prolongarlos le va a salir muy caro a él y a la sociedad dominicana, que ya hace rato que está pagando en incertidumbre derivante en zozobra, en amenaza a las instituciones, en profundas divisiones políticas, incluso en el propio partido que lo sustenta.
Como desde el poder es difícil la objetividad, alguien tiene que decirle al presidente que cada semana y cada día que ha pasado en la mitad de este 2019, la inflación de la incertidumbre y el costo de la prolongación se elevan considerablemente y que ya comienzan a poner en juego la estabilidad económica, política y social que ha sido su mayor mérito de gestión.
También debe decírsele que acciones como la militarización del Congreso no tienen justificación y que sólo sirven para deteriorar la imagen de un país que depende excesivamente de factores exógenos, como las remesas de los emigrantes dominicanos, el financiamiento, y  la inversión, así como del turismo, coyunturalmente afectado por elementos fuera de control y por la inseguridad que proyectan atentados como el que hirió al astro beisbolero David Ortiz.
Aunque el continuismo es una maldición desde el origen de la República Dominicana, hay mil razones para que la racionalidad recomiende al presidente Medina que se abstenga de hacer lo que nunca se ha hecho, reformar dos veces consecutivas la Constitución en aras de su propia reelección. Mucho más si el esfuerzo es tan agónico que tiende a desbaratarlo todo y a generar una profunda crisis de gobernabilidad.
El único factor que se ha querido presentar en las últimas semanas como incentivo para que el presidente embarque el país en la peligrosa aventura continuista es el apoyo que le han expresado algunos empresarios, y que se ha vendido como expresión del sector. Pero la lectura de las informaciones y los editoriales, artículos y comentarios  publicados por los periódicos, obligan a repensar si tal apoyo es vigoroso y generalizado.
Hay suficientes señales de que la aventura continuista divide hasta a los empresarios y que la mayoría comparten las mismas incertidumbres y preocupaciones del conjunto social y lo que han expresado las encuestas con un rechazo de hasta el 70 por ciento. Que lean el comunicado publicado este lunes por la Fundación Institucionalidad y Justicia para que lo comprueben. La FINJUS, un órgano del gran empresariado, por alguna razón consideró necesario reiterar su rechazo a la reforma constitucional, que ya había expresado antes en varias oportunidades. Y alerta sobre sus “dramáticas repercusiones sobre la vida social, económica e institucional”, así como también  sobre la “estabilidad democrática de las instituciones”.
Danilo Medina dijo en agosto que ya tenía su decisión y que la haría pública en febrero, hace dos meses estimó que estaba próximo el día, y el lunes que “casi casi”. Se le acaba el tiempo Presidente. Póngale atención al Eclesiastés.-  
Juan Bolívar Díaz | Firme 
Director de Informaciones de Teleantillas y analista político del diario Hoy. Militante de Participación Ciudadana. Gremialista de toda la vida.Fiel seguidor de las Estrellas Orientales