SERVICIO DE NOTICIAS en favor de la democracia participativa, el desarrollo humano, la paz, el medio ambiente y la cultura.- Santo Domingo, República Dominicana / Luis ORLANDO DIAZ Vólquez - OPINIÓN, NOTICIAS Y COMENTARIOS. Haciendo de la lucha contra la pobreza un apostolado templario./ email: guasabara.editor@gmail.com - http://www.facebook.com/GuasabaraLUISorlandoDIAZ - @GUASABARAeditor
lunes, 30 de mayo de 2022
Zelenski pide a los dirigentes de la UE dejar de pelear y acoZelenski pide a los dirigentes de la UE dejar de pelear y acordar ya el embargo al crudo ruso
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El precio de la libertad | Editorial de El Caribe del 30 de mayo de 2022
El precio de la libertad
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“El único medio de conservar el hombre su libertad es estar siempre dispuesto a morir por ella”, sentenció Diógenes, para Benjamín Franklin, en cambio: “El amor a la libertad hace a los hombres indomables y a las naciones invencibles”.
Consideramos válidas ambas citas, cuando se cumplen ya 61 años de la fecha en que el pueblo dominicano se liberó del sátrapa Trujillo, para inaugurar un tiempo desde el que nunca ha dejado de luchar por la libertad.
El ajusticiamiento del tirano que sumió en la miseria, en la ignorancia y en la desesperanza a millones de personas durante treinta años ignominiosos, debe ser recordado como una reafirmación del derecho a la libertad que es intrínseco a todos los pueblos de la tierra.
Los conjurados de aquel entonces, los que se jugaron la vida, dieron en aquel momento un paso trascendental para el desarrollo futuro de nuestra democracia, clausuraron una tiranía que duró treinta años, y el pueblo ha continuado luchando por la vigencia plena de las libertades públicas y el fortalecimiento institucional.
Con el paso del tiempo asistimos a un cambio en la mentalidad de las nuevas generaciones, y aunque parezca remota aquella época que aún añoran muchos de los paniaguados de aquel régimen oprobioso, es evidente que este pueblo le ha dicho nunca más a ese tipo de caudillaje tiránico, salvaje y sangriento.
Necesitamos tener presente que la historia debe enseñarnos a no repetir los errores del pasado, debemos luchar contra la desmemoria que favorece a los corruptos y a los mentirosos de la política, y en una fecha tan importante para la democracia, necesitamos profundizar el compromiso cotidiano con la vida y con la libertad.
Pese a que la fecha apenas alcanza para el tradicional acto en el lugar donde fue ajusticiado Rafael Trujillo y que vivimos en una democracia que no termina de alcanzar la etapa plena a que se puede aspirar, además de que rémoras de aquel despotismo persisten en algunos sectores de nuestra clase política, siempre será reconfortante recordar que el 30 de mayo de 1961 salimos de aquella oscura noche.
https://www.elcaribe.com.do/opiniones/editorial/el-precio-de-la-libertad/
Seis centros de torturas de la dictadura de Trujillo
HISTORIA
Seis centros de torturas de la dictadura de Trujillo
Cada 30 de mayo República Dominicana recuerda el ajusticiamiento del tirano Rafael Leónidas Trujillo. Este 2022 se cumplen 61 años del hecho y los efectos de sus centros de tortura todavía se sienten en las calles. Lea la historia de seis de las cárceles de la dictadura
Por SERVICIOS DE ACENTO.COM.DO 30-05-2022 09:00
Cada dictadura ha establecido los métodos de represión, generalmente sanguinaria, con los que ha mantenido en silencio a quienes dan mínimos indicios de ser opositores. Al igual que los métodos, las dictaduras han diseñado los espacios en que sus prácticas opresivas se aplican.
Las aspiraciones del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo llegaron lejos en materia de tortura. Considerada la peor tiranía de América Latina, por los centros y cárceles de la época pasaron cientos de personas, muchas de las cuales quedaron retratadas en la historia.
A continuación, fragmentos de la serie de artículos "Los centros de torturas de la dictadura de Trujillo" que ha publicado el historiador y profesor universitario Alejandro Paulino Ramos en ACENTO.
La Fortaleza Ozama
La dictadura de Trujillo se inició en 1930, seis años después de la desocupación americana del territorio dominicano. Los Estados Unidos desembarcaron en la República Dominicana en 1916 e instauraron un gobierno militar que impuso un conjunto de cambios económicos, culturales, políticos y administrativos.
Entre las reformas administrativas estuvo el cambio en el sistema carcelario dominicano por lo que, al Trujillo ascender a la primera magistratura el 16 de agosto de 1930, encontró en funcionamiento la cárcel que desde mucho antes existía en la Fortaleza Ozama en la ciudad capital, además de la nueva penitenciaría nacional inaugurada por los norteamericanos aproximadamente en 1922 en la comunidad de Nigua, próximo a la ciudad de San Cristóbal. Ambos recintos penitenciarios estaban articulados como parte de la política represiva al momento de ser establecida la dictadura y se mantuvieron en esa condición hasta los años cuarenta del siglo XX.
La cárcel de Nigua
Nigua. Para muchos, el nombre de una comunidad perteneciente a San Cristóbal. Para otros, el de un río que desemboca en el mar Caribe; pero también una “pulga que penetra en la piel” que produce en ella una desesperante picazón, y para los presos políticos durante la dictadura de Trujillo, una cárcel, un centro de torturas del que casi nunca se salía vivo.
Especialmente durante la dictadura, los opositores sentían un terrible miedo de ser llevados al presidio que funcionaba en la localidad de Nigua, pues para entonces se decía una frase cargada de vulgaridad, pero que no estaba lejos de lo que se vivía en las celdas que formaban la penitenciaría, de “que era mejor tener niguas en el culo y no un pie en la cárcel de Nigua”. Esto en referencia a las penurias y las torturas por las que pasaban los presos retenidos en esa prisión.
Penitenciaría Nacional de La Victoria
Durante el período de los “doce años de Balaguer” (1966-1978), en el ambiente de los militantes de izquierda se acuñó la frase que identificaba a la penitenciaría de La Victoria como un “cementerio de hombres vivos”. Pero una década antes, cuando todavía existía la dictadura de Trujillo, la situación en la que vivían los reclusos no era tan calamitosa aunque sí considerada de peligrosidad, pues de sus celdas fueron muchos los prisioneros sacados para ser asesinados fuera de sus muros.
La penitenciaría de La Victoria fue inaugurada el 16 de agosto de 1952 en medio del interés oficial de mostrar, especialmente ante los organismos internacionales, un cambio en la política relativa a los derechos humanos en el régimen de Trujillo.
La cárcel de “La 40”
La cárcel secreta conocida como “La 40”, fue instalada por la dictadura con el fin de interrogar aplicando crueles torturas y asesinar a los opositores. Sus actividades estaban íntimamente ligadas a la existencia del Servicio de Inteligencia Militar (SIM), organismo de inteligencia organizado en principios bajo las orientaciones del general Arturo Espaillat, un personaje tenebroso al que llamaban “Nabajita” y quien tuvo destacada participación en 1956, como jefe de lo que fue el Servicio de Inteligencia en el Exterior, en el secuestro y asesinato del español Jesús de Galindez.
Revelaciones sobre la Silla Eléctrica
Desde noviembre de 1961, por lo menos de manera pública, en República Dominicana se viene hablando de la “Silla Eléctrica”, tenebroso artefacto construido para torturar, obtener confesiones y producir la muerte de opositores al régimen de Trujillo a través de la aplicación de descargas eléctricas.
La “Silla” estaba instalada en la cárcel clandestina de La 40, en lo que hoy es la famosa barriada de Cristo Rey. Esa prisión fue destruida en la primera semana de junio de 1961, a 3 o 4 días después de la muerte del dictador. Junto a la destrucción del presidio clandestino, también se hicieron desaparecer, para esconder las huellas de la barbarie, todos los instrumentos con los que los prisioneros eran sometidos a crueles torturas, y entre los objetos destruidos, “desaparecidos” u ocultados, también fue escondida, se piensa que para siempre, aquel trono de la muerte que se popularizó como “La Silla”, aunque por mucho tiempo se rumoró de su existencia en algún depósito de maquinarias militares, o en un sótano de la antigua Compañía Dominicana de Electricidad.
La cárcel de la isla Beata
De todas las cárceles establecidas clandestinamente para ser destinadas como prisión de opositores durante la dictadura de Rafael L. Trujillo, la que existió en la isla Beata, distante de la costa de Pedernales, es la menos conocida y sin embargo una de las más crueles, pues los detenidos eran implícitamente desaparecidos y muchas veces para siempre.
Con una superficie aproximada de 27 kilómetros cuadrados, la isla Beata está ubicada en el litoral caribeño de la República Dominicana y a unos 51 kilómetros de Pedernales. Su territorio despoblado, se encontraba bajo la administración y vigilancia de la Marina de Guerra. Esa condición determinó que en su cárcel los prisioneros que allí estuvieron desde 1959 hasta 1962, y durante la guerra civil de 1965, sufrieron las penurias propias de un campo de concentración, sin que sus familiares ni la sociedad tuvieran la más mínima información de lo que pasaba en aquella extensión territorial a la que eran llevados muchos de los que eran sacados de las celdas de La 40 y de La Victoria, para nunca más regresar al seno de su familia
https://acento.com.do/actualidad/seis-centros-de-torturas-de-la-dictadura-de-trujillo-9066629.html
Testimonio de Balaguer que puede servir para demostrar la perversidad de Rafael L. Trujillo
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Testimonio de Balaguer que puede servir para demostrar la perversidad de Rafael L. Trujillo
“LA PALABRA ENCADENADA"
Testimonio de Balaguer que puede servir para demostrar la perversidad de Rafael L. Trujillo
Balaguer fue el asistente, empleado, funcionario de alta jerarquía, contertulio de momentos íntimos, instrumento humano dispuesto a asesorar y a cumplir el mandato del gobernante, silenciando sus crímenes y quién sabe si hasta disfrutando de aquella orgia con la que el dictador impuso el miedo y la sumisión.
Por ALEJANDRO PAULINO RAMOS 30-05-2022 08:00
A propósito de conmemorarse hoy el aniversario 61 del ajusticiamiento del tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina, el 30 de mayo de 1961, para poner fine a una dictadura de más de 31 años.
En 1975, después de 14 años de la muerte de Trujillo, el doctor Joaquín Balaguer publicó un libro que tituló “La palabra encadenada”, con el que quiso llamar la atención en relación a muchos de sus discursos pronunciados en los años que sirvió al Rafael L. Trujillo y en los meses inmediatamente posteriores a la muerte del dictador, en 1961; Como si de repente pensara que con estampar aquel título en la portada de su libro, sus discursos serian considerados como palabras obligadas, alejadas del compromiso con el crimen, de un intelectual que se mantuvo al servicio del mal en contra de su voluntad; tal vez bajo la creencia de que los dominicanos aceptarían, al leer aquellos discursos, que fueron el fruto de la imposición del mismo gobernante a quien se arrodilló por décadas; pero la historiase ha encargado de señalarlo como uno de sus funcionarios íntimos, que con la puesta en circulación de sus discursos, tal vez pensó que pasando el tiempo, los dominicanos terminarían por olvidarse de su complicidad con el dictador Trujillo.
Haberse compenetrado, entregado en cuerpo y alma al mandato y los designios del tirano desde antes del 23 de febrero de 1930, a quien sojuzgo a los dominicanos martirizándolos, denigrándolos, robando sus propiedades, asesinando a la más valiosa juventud, llevando a los opositores a vivir por décadas en el destierro, deshonrando a las familias, humillando a sus funcionarios lo hacen, y así él lo expresa en las páginas del citado libro, en uno de los funcionarios más perversos y entregado a la gestión de garantizar la permanencia y proyección de toda la degradación derramada sobre la familia dominicana.
Las condiciones exhibidas por Trujillo durante tres décadas, no convierten al doctor Balaguer en el funcionario con imposibilidad de tomar decisiones personales que lo alejaran de la corrupción y el crimen de aquellos tiempos, sino en todo lo contrario. El asistente, empleado, funcionario de alta jerarquía, contertulio de momentos íntimos, instrumento humano dispuesto a asesorar y a cumplir el mandato del gobernante, silenciando sus crímenes y quién sabe si hasta disfrutando de aquella orgia con la que el dictador impuso el miedo y la sumisión.
Fue ese Joaquín Balaguer, autor que publicó “La Palabra Encadenada”, libro que ahora estamos comentando, quien quizás empujado por la náusea provocada, en momento de arrepentimiento, por haber sido parte del estiércol en el que se disfrutó del mal hasta la saciedad, el que se destacó utilizando como trampolín la cercanía de su Jefe, catapultándose a los más encumbrados cargos: asistente personal del tirano, secretario de Relaciones Exteriores, secretario de Educación, vicepresidente de la Republica, y presidente títere de Trujillo, que lo fue desde 1960 hasta 1962, cuando en enero de ese año, señalado por el índice acusador del pueblo, trapazó en medio de la noche las altas paredes de la Nunciatura Apostólica, para refugiarse cobardemente y escapar de la ira del pueblo bajo el manto, mucha veces cómplice, de las autoridades eclesiásticas de entonces.
Como testigo de excepción, porque en el referido libro lo confianza su autor, Balaguer, que estuvo presente, al lado del dictador a todo lo largo de prolongado período de gobierno, sin que pueda negar que estuvo muy cerca y en los momentos más íntimo en que el mandatario tomaba criticables decisiones que costaron tanto dolor y sangre a los que habitaron en la Republica en los tiempos de su larga dictadura; lo que él narra en su libro toma valor de pruebas que pueden ayudar a edificar a las nuevas generaciones.
Al iniciar la lectura de “La palabra encadenada”, lo primero que el lector puede pensar es que tiene en sus manos un libro, con 420 paginas cargadas de deshago de quien conociendo de todas las maldades utilizó su pluma y sus palabras para justificar todo aquel torrente de ignominia.
Tal vez por las referencias que aparecen más arriba, es que Joaquín Balaguer insertó en la primera página que contienen parte de su colección de discursos, un pequeño párrafo de tres líneas, a manera de dedicatoria, que cubre la página por completo, con las siguientes palabras: “A la posteridad: único juez llamado a medir imparcialmente los acontecimientos y los hombres públicos con la vara de la historia”; prueba de lo que acabamos de expresar.
Pero dejemos a Balaguer en su afán de perseguir la forma de escapar de la historia, y centrémonos en su testimonio, aportado en “La Palabra Encadenada”, sobre el malvado gobernante a quien le sirvió sin sonrojo y al que se entregó con desvelo:
- Balaguer se confiesa culpable, al escribir que él “no sería sincero consigo mismo y con los demás, si omitiera los que pronunció en honor de Trujillo, durante la Era de treinta años que personifico ese autócrata. (…). Toda la intelectualidad dominicana, (….) es culpable de haber adulado con demasía a aquel hombre de hierro que dominó, con poder absoluto, todo ese ciclo de la historia dominicana”. Aunque él no ve esto como un “mea culpa” ni como “justificación (…), sino como simple reconocimiento de esa grave falta de conciencia cívica”. Y dice más: “es evidente que las generaciones actuales no podrían posar sus ojos por las vidas de aquellos hombres—entre los que se supone se encuentra él—sin sentir un poco de asco de sí mismas”. De lo único que dice Balaguer sentirse halagado es de que nunca escribió “un solo verso en honor de Trujillo”. Pero, para conocer al autor del libro que estamos comentando, no se puede dejar tampoco de citar esta otra corta frase de Balaguer que aparece anotada de manera discreta en las primeras páginas de su escrito, quien, citando a un poeta español, se atrevió a apuntar que él machacaba “prosa para ganar la vida”.
- Algunos de los temas que aparecen en los discursos: El libro de referencia, se inicia con un capítulo dedicado a la madre del dictador, la señora Julia Molina, a la que exalta a nivel de la virgen María o la Virgen de la Altagracia y a la que llama “la madre de todas las madres”: “símbolo de las virtudes que adornan y ennoblecen el hogar dominicano”.
- Un discurso de 1952 para exaltar al Maestro: en este se desborda en loas a dictador, a quien señala como el “primer Maestro”, que sin haber ido a la Universidad (frase cargada de manipulación, pues se sabe que ni siquiera completó la Escuela Primeria), para entonces anotar que él, Trujillo, es un “ejemplo de autosuficiencia y una lección de energía”: que “puede dar lecciones de economía política (…); puede enseñar Derecho (…); puede instruir en artes y en filosofía (…); puede mostrar a los constitucionalistas y a los legisladores”. Todo esto, acorde con aquel título símbolo de la genuflexión descarada de la intelectualidad que se convirtió en rémora, lamiendo sus sandalias, haciendo que la Universidad de Santo Domingo le entregara el título de doctor en todas las ciencias, “graduándolo” como egresado de todas las facultades.
- Un experto en asuntos arquitectónicos: Luego de gastar miles de palabras ensalzando al dictador, en el arte de la arquitectura, dedicó un larguísimo discurso para justificar la continuidad de Trujillo en la dirección del Estado. Todo lo que era de su interés, lo abordo el sumiso funcionario palaciego para alagar a quien le suplía el pan y le permitía disfrutar de las migajas del poder: construcciones de palacios deportivos, reformas constitucionales, santificaciones del régimen bajo justificaciones históricas, la justificación de atentados contra mandatarios internacionales. Al finalizar la primera parte de su libro “La Palabra Encadenada”, Balaguer lo hace insertando el panegírico, que recuerda a un intelectual de finales del siglo XIX, leído “ante el féretro de Trujillo”, el dictador ajusticiado el 30 de mayo de 1961, jurando de manera solemne que se prestara para darle continuidad al régimen de 30 años, instauración el neo trujillismo en Republica Dominicano: “Querido Jefe: hasta luego. Tus hijos espirituales, veteranos de las campañas que libraste durante más de treinta años (…), miraremos hacia tu sepulcro como hacia un símbolo enhiesto y no omitiremos medios para impedir que se extinga la llama que tu encendiste en los aláteres de la Republica”; para concluir, que “Trujillo fue fundamentalmente un hombre bueno”.
Veamos lo que dijo después, en sus “palabras encadenadas”. Por cierto, en su segunda parte trae la nota de la segunda sección “deberá permanecer inédita, y que solo se publicara veinte años después de la muerte de su autor”. Eso quiere decir que la segunda parte debía ser publicada, veinte años después, en 2022 y no 1975 como realmente sucedió, cuando solo habían transcurrido 14 de la muerte de Trujillo. Qué desesperación de conveniencia política o personal lo llevaron a publicar esa sección? La verdad, que a ciencia cierta, no lo sabemos.
Balaguer escribió sobre la perversidad que compartió
- Discurso ante las Naciones Unidas en octubre 1961: En la fecha en que Balaguer estuvo presente en la conferencia de las Naciones Unidas ostentando la condición de presidente, trazó algunas líneas que indicaban claramente su interés en aprovecharse de la coyuntura y convertirse en el hombre fuerte de la dictadura sin Trujillo. Por esa razón realizó algunas críticas al antiguo régimen para hacerse simpático antes los amos del norte, y de paso mostrarse como el hombre en capacidad de propiciar el cambio y garantizar la vida democrática pos Trujillo: “Los derechos cívicos fundamentales, aquellos sin los cuales no se conciben la libertad ni el orden civil, han sido reconocidos sin tasas a todos los ciudadanos por primera vez, después de treinta y un años de oscurantismo político. (…). La barrera de hierro que circuía la isla, y al través de la cual podían apenas filtrarse la opinión independiente, ha sido abolida. (…). Los monopolios que existían en favor de particulares, y las empresas establecidas para desviar hacia fines egoísta gran parte de la actividad económica de la nación, están siendo eliminados. (…). La vida institucional del país ha sido a su vez granizada sobre bases jurídicas verdaderamente liberales. (…). En la Republica Dominicana, pues, está naciendo, señores, un estado de derecho. El edificio de la dictadura se ha desplomado totalmente.
En ese discurso, Joaquín Balaguer dio como válido y real, el intento de asesinato contra Rómulo Betancourt, presidente de Venezuela: “Nadie ignora que se nos condenó en esa ocasión por habernos inmiscuido en la vida doméstica de otra nación hermana, y por haber realizado, en perjuicio de un distinguido estadista de América, un acto de delincuencia política”.
- Sobre el chisme y una actitud afeminada: “Aprovechaba estas comidas –(en el Palacio)—para cambiar impresiones con sus íntimos. Oía a muchos de ellos, en tales ocasiones, relatar episodios históricos o pequeños chismes de familia. Era extraordinariamente afecto a las intrigas de salón y a los enredos sociales. Le encantaba oir, de labios de sus contertulios habituales, la relación de una infidelidad conyugal o de algún descalabro sufrido en su honor o en su hacienda por algunas de las principales familias dominicanos. En estas particularidades se revelan el matiz femenino que haba en la complejidad de su caráctery el resentimiento social que albergó siempre en su pecho”.
- La forma en que Trujillo se enriqueció con los recursos del Estado: “Creó en el país un sinnúmero de industrias nuevas y consagró al desarrollo de las mimas una aparte considerable de la tremenda energía que desplegó en treinta años de dominico sobre el pueblo dominicano. Todas sus empresas tuvieron evidentemente un aspecto odioso, porque las transformó en monopolios y redujo con cada una de ellas enormemente el campo de la iniciativa privada. (…). El éxito de sus iniciativas en el campo económico, se debe en gran parte al hecho de que puso sin el menor escrúpulo al servicio de su hacienda privada los recursos técnicos y mecánicos dela administración publica. Así, la mayor parte de los oficios subalternos en su finca (…) eran desempeñados por empleados pertenecientes a la Secretaria de Agricultura y a la de Obras Publicas. (…). El imperio azucarero que levanto en cinco años (…), surgió y creció desde principio como una obra del Estado. La mayor parte del material humano que se utilizó, (…) procedía de la administración pública y siguió siendo pagado con fondos oficiales. (…). Los prestamos obtenidos con Bancos extranjeros para el financiamiento de las operaciones de instalación y de expansión de ese feudo cañero, fueron garantizados con las propias divisa y las reservas de oro del Banco Central”.
(Nota al margen: Me comentaba recientemente un estudiante, que de esa forma cualquiera se hace rico, diciéndome que a partir de lo que escribía Balaguer, se podía entender que Trujillo era un maestro de la corrupción).
- Maltratando a sus empleados y funcionarios: “No permitía que nadie, entre cuantos laboraban bajo sus órdenes, disfrutara de un día de reposo. Pero él mismo, con un egoísmo diabólico y a veces refinado, sabia proporcionase el asueto necesario para mantener intactas sus fuerzas físicas y sus energías intelectuales”.
- Trujillo utilizaba el poder para prostituir a jóvenes doncellas: “Las noches pasadas en su mansión de Las Caobas, (…), solía dedicarlas a expansiones intimas con personas de su mayor confianza. Amigos obsequiosos, cuya ocupación principal consistía en coleccionar mujeres para el harén del Cesar, llevaban con frecuencia a esas veladas aquellas que habían sido escogidas por él, entre las muchas que aspiraban a su protección o que deseaban acercarse al personaje todopoderoso en busca de algún favor (…). El día antes de su partida para Fundación, solían desfilar por el Despacho de Trujillo una gran cantidad de aspirantes, por lo general bellezas núbiles destinadas a alegrar la senectud melancólica de este don Juan marchito. (…). Estas escenas, presenciadas desde lejos por la empleomanía de Palacio, constituían uno de los signos más desalentadores de la descomposición moral que en los últimos tiempos de la tiranía empezaba a minar la sociedad dominicana. Cuando alguna joven de buenos sentimientos no cedía a los caprichos de Trujillo, los cortesanos que medraban gracias al celestinaje palaciego, se encargaban de vencer su resistencia con las artimañas y las coacciones más viles. Primero, se utilizaban los halagos para tentar la vanidad de la víctima con el deslumbramiento del poder y de la riqueza: luego, el cerco tendido a los familiares más influyentes para incitarlos, con un empleo o con una dadiva, a participar en la persecución desatada contra la virtud o contra la inocencia, y, finalmente , la amenaza hacha drásticamente a toda la familia, expuesta entonces a recibir todo el peso de las choleras egregias.
- La humillación y la extorsión moral: “Otro de los métodos favoritos de Trujillo fue el uso de la humillación y de la extorsión moral como instrumento de dominio y como sistema de gobierno. Trujillo fue, en el fondo, un resentido que humilló a todo el mundo para vengarse de los desprecios que recibió cuando luchaba por ascender, en medio de una sociedad hostil que lo deslumbró desde lejos con sus oropeles fastuosos y con sus pompas mundanas. (…). Disfrutó largamente del placer, sin duda embriagador para un hombre de sus condiciones y su extracción humildísima, de poner el pie sobre la honra y sobre el orgullo de las principales familias de la Republica, (…), llevando con cierta delectación la deshonra a hogares distinguidos.
- Se sentía más grande que Duarte: “La egolatría del dictador llegó a adquirí, en la postrera de sus tres décadas de dominico, proporciones desmesuradas. Ya en sus últimos años, Trujillo llego a creer sinceramente que su gravitación en la historia del país era superior a la de los propios fundadores de la República. (…). Sufrió, sintió un desdén olímpico por todos los héroes nacionales. Por eso suprimió el Día de Duarte”.
- Ramfis y Trujillo competían por las amantes: “Ocurrió el caso de que el mayor de sus vástagos imitó su vida sexualmente desordenada y llegó inclusive a disputarle a sus propias mujeres o a interferir en sus intrigas amorosas. La vida licenciosa del padre, pera no hubo escrúpulo que se opusiera a la realización de sus caprichos más censurables, sirvió de ejemplo a los hijos e hizo a menudo imposibles las correcciones adecuadas”.
- La matanza haitiana: “El conflicto con Haití y la masacre de diez y siete mil haitianos en 1937, no solo fue un hecho moralmente sin justificación, sino también un acto político sin sentido. (…). A Trujillo no le faltó perspicacia para comprender que una matanza de esa magnitud estaba llamada a sacudir la conciencia del mundo civilizado”.
14- El atentado contra Betancourt en Venezuela: Es evidente que Trujillo se dejó cegar por la pasión en su larga y lamentable diputa con el estadista venezolano. (…). El atentando contra Betancourt fue preparado con tanto esmero como el secuestro de Galíndez. Falló por un golpe del destino. (…). Betancourt escapó dos veces a de la mano de Trujillo: la primera vez en La Habana, donde se le intentó envenenar con una inyección de arsénico; y la segunda en Caracas, durante el atentado del 24 de junio de 1960.
- Asesinado las hermanas Mirabal: “Sus simulaciones eran muchas veces sínicas. Cuando las hermanas Mirabal fueron asesinadas y se hizo púbica la especie de que habían perecido en un accidente en la carretera de Luperón, Trujillo llamó a su residencia de Fundaciónal mayor Cándido Torres, encargado en esos momentos de los Servicios de Seguridad. “Qué hay de nuevo?, le preguntó con aire despreocupado. Cuando el interpelado empezaba a informarle sobre las últimas novedades del departamento a su cargo, Trujillo lo interrumpió para decirle: Y no sabe usted que las hermanas Mirabal han sufrido un accidente y que es posible que ese crimen se achaque al Servicio de Inteligencia? (…). El Mayor Torres salió de allí confundido. La muerte de las hermanas Mirabal había sido largamente elaborada. La orden había llegado hasta el Servicio de Seguridad,pero los mismos sabuesos que se habían formado en esa escuela de crímenes habían retrocedo ante esa monstruosidad. (…). El Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, general José Rene Román Fernández, al través de quien fue trasmitida la orden, tuvo que hacer uso de toda su autoridad para que se cumpliera el hecho horrendo.
- El engaño como instrumento del crimen: “Con el transcurso del tiempo, Trujillo refinó sus sistemas y empleó hasta la saciedad el engaño y la simulación para encubrir sus delitos. El día antes de suprimir al licenciado Diógenes del Orbe, lo designo Procurador General de La Vega. Marrero Aristy, Secretario de Estado de Trabajo, fue asesinado por los esbirros de Johnny Abbes García horas después de que Trujillo lo recibiera en su despacio del Palacio Nacional para ratificarle su confianza. En la tarde del mismo crimen, a una hora en que Marrero había sido seguramente arrojado por el precipicio en que su cadáver fue hallado (…), Entro a mi despacho para preguntarme por la víctima”.
- Utilizando el Foro Público para humillar y desacreditar: “En esas columnas se denigró diariamente, sin motivo y sin discriminación, a toda la familia dominicana. Amigos y enemigos fueron entregados a esa picota al ludibrio público con malignidad calculada”.
- Asesinando sin piedad: “La eliminación física de todo aquel a quien él consideraba en un momento dado peligroso para la subsistencia del régimen, fue uno de sus métodos favoritos. Nunca concibió que el pueblo dominicano pidiera ser gobernado en otra forma. El terror era, según él, el único recurso efectivo para lograr el orden absoluto a que aspiraba”.
- El miedo como mecanismo de gobierno: “El miedo era la base sobre la cual se apoyaba el régimen. (…). La presencia de la víctima, arrojada al paso del primer transeúnte, resultaba siempre aleccionadora. Muchos crímenes de Trujillo sorprenden por lo aparentemente innecesarios. En un gran número de casos, nadie encuentra, para explicarse eso hechos abominables, ninguna excusa satisfactoria”.
- Trujillo fue temido pero no amado: “Creyó el terror más efectivo que el amor como instrumento de gobierno. Consideró que el miedo que inspiraba le ofrecía mayor seguridad que la que podía proporcionarle el afecto de sus amigos o la adhesión espontanea de sus seguidores. Por eso gobernó solo, rodeado de hombres que lo odiaban aunque le servían como corderos sumisos”.
(Nota al margen: Con esas palabras, aparecidas casi al final del libro, ¿estaría Balaguer queriendo que pensáramos en él, en el que fue presidente títere de la bestia que acaba de describir?)
La verdad que Rafael L. Trujillo, aquel que gobernó a los dominicanos asesinándolos y aterrorizándolos con el miedo, fue, desde antes de ser presidente, un monstruo que utilizó la República para su beneficio personal en el entendido de que era de su propiedad; culpa también de todos los intelectuales y funcionarios intimos que les exaltaron y celebraron todos sus desvaríos: Joaquín Balaguer encabezando el listado de todos ellos
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Hemeroteca: El final de la tiranía de Rafael Trujillo Molina
La República lunes, 30 de mayo de 2022
Hemeroteca: El final de la tiranía de Rafael Trujillo Molina
La materialización de la muerte del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo requirió del concurso de un grupo de dominicanos valientes, dispuestos a morir para librar al país de su larga pesadilla
Emilio Herasme Peña
Santo Domingo, RD.
(Este artículo fue publicado originalmente en nuestra versión impresa el viernes 30 de mayo de 2003)
El 30 de mayo de 1961 es una fecha histórica unida indisolublemente al día 19 de noviembre del mismo año. Por tal motivo ambas deben ser recordadas, respetadas y celebradas en igual proporción de trascendencia patriótica por las generaciones del presente y del futuro.
La primera, el 30 de mayo, es el día en que la tiranía fue decapitada, marcando el inicio del final de un régimen opresivo, que acumuló en su haber una larga e incontable lista de opositores asesinados, y otra no menos extensa de dominicanos sometidos a terribles torturas en centros especializados para esos fines.
La segunda, el 19 de noviembre, registra el día en que todos los miembros de la familia Trujillo se vieron forzados a dejar para siempre el país.
Mientras la gesta del 30 de mayo fue el resultado de una conjura en la cual sus integrantes se dedicaron a un largo y detallado proceso de planificación, la hazaña del 19 de noviembre tuvo un alto contenido de improvisación.
Además, la materialización de la muerte del generalísimo Rafael Leónidas Trujillo requirió del concurso de un grupo de dominicanos valientes, dispuestos a morir para librar al país de su larga pesadilla.
La sacada del país de todos los Trujillo fue la obra y decisión de un solo hombre, cuya autoridad militar encontró la aprobación inmediata de subalternos inspirados en el mismo propósito.
En la historia ha quedado el registro de que en la muerte del tirano participaron siete personas cuyos nombres permanecerán por siempre en el recuerdo de esta sociedad.
Ellos responden a los nombres de Antonio de la Maza Vásquez, Antonio Imbert Barreras, teniente Amado García Guerrero, Salvador Estrada Sahdalá, ingeniero Huáscar Tejeda Pimentel, Pedro Livio Cedeño y Roberto Pastoriza.
Pero la historia de la salida al exterior de todos los Trujillo, es la que las cosas sucedieron de manera diferente, ya que la acción que impidió una gran matanza en el país, fue decidida por un solo hombre, el entonces general piloto Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría, a la sazón comandante de la base aérea de Santiago de los Caballeros.
La conjura para matar a Trujillo se fijó en la mente de Antonio de la Maza y sus hermanos el mismo día en que se produjo la muerte de su otro hermano, el capitán piloto Octavio de la Maza, el 6 de enero de 1957.
Impulsados por diferentes motivos, los demás conjurados se enrolaron en el plan con el discurrir del tiempo.
LOS MOTIVOS
Indagando sobre esos motivos, los investigadores de esa gesta histórica, encuentran razones personales o familiares que los indujeron a enrolarse en la conjura, excepto los casos de Tejeda Pimentel y Cedeño.
El primero de éstos era hijo de un hombre cercano al tirano que además era un empleado de éste que gozaba de su afecto personal y protección.
En adicción, el propio Tejada Pimentel había sido beneficiado con varios contratos que, hasta prueba en contrario, le significaban buenos ingresos. De ahí que resulte digno de un estudio aparte, su decisión de enrolarse en un propósito tan riesgoso como la muerte de Trujillo, el hombre más poderoso del país y tal vez de toda América Latina en aquellos momentos.
La acción tomada por el general Rodríguez Echavarría se fue acunando al influjo del consejo que años atrás le diera un oficial del ejército alemán hitleriano, que vino y residió en el país junto al dictador argentino Juan Domingo Perón.
Según revelación del oficial piloto, el ex militar germano le recomendó en determinada ocasión que se preparara para el final de un régimen de fuerza como el de Trujillo, tal como había sucedido con los de Adolfo Hitler y Perón.
El ex oficial alemán le hizo hincapié en el sufrimiento que padecían los militares de alto rango al servicio de esos regímenes de fuerza, en los cuales alcanzaron respetable principalía, pero que al terminar estos se vieron forzados al duro exilio en países donde eran simples parias. En adición, el general Rodriguez Echavarría tenía a su alcance la desgracia vivida por sus homólogos cubanos al servicio de Fulgencio Batista, quienes emprendieron apresuradamente el camino del exilio con el triunfo de las guerrillas encabezadas por Fidel Castro, dos años atrás. Algunos de esos generales y coroneles serviles a Batista, no solamente salieron huyendo al exilio, sino que otros fueron fusilados acusados de cometer numerosos crímenes.
Brecha de libertad
La acción salvadora emprendida por los conjurados del 30 de mayo, abrió la brecha de la libertad y la democracia en República Dominicana, contando con la valiosa ayuda de las sanciones diplomáticas impuestas a la tiranía trujillista por la Organización de Estados Americanos (OEA), en agosto de 1960 y que se mantenían vigentes.
Dichas sanciones fueron el resultado del atentado ordenado y planificado por Trujillo, junto al brutal coronel Johnny Abbes García, en contra del entonces presidente de Venezuela, Rómulo Betancourt. El atentado con explosivos, fue perpetrado el 24 de junio de 1960 en la Avenida de Los Próceres, Caracas.
El castigo continental impuesto a la tiranía, trajo como resultado una situación económica calamitosa, que afectó el normal desenvolvimiento social de todo el país. En medio de eso, Trujillo tomó la criminal decisión de ordenar el asesinato de las hermanas Mirabal, perpetrado el 25 de noviembre de 1965, que arrastró también a su chofer Rufino de la Cruz.
Este crimen consternó a toda la sociedad incluyendo a los trujillistas más convencidos y entusiastas, no sólo por el hecho en sí, sino también por los métodos brutales empleados.
El terrible impacto provocado por el asesinato de las Mirabal, se dejó sentir entre el puñado de hombres que ya entonces buscaban la manera y oportunidad de ejecutar el tiranicidio.
La indignación continental provocada por el atentado contra Betancourt, alarmó al gobierno de los Estados Unidos, preocupado ante la posibilidad de que en República Dominicana la situación evolucionara en la misma dirección de la ocurrida en Cuba con el derrocamiento de Batista y el ascenso de Fidel Castro al poder.
Por esa razón, el gobierno de Washington trató de convencer a Trujillo para que se fuera del país, pero éste se negó.
Entonces, funcionarios norteamericanos prometieron ayudar con el envío de armas a aquellos que preparaban el complot contra el tirano, pero la ayuda prometida jamás llegó, y los complotados se las arreglaron para valerse de sus propios medios para ejecutar su plan.
Decisión heroica
El 30 de mayo de 1961, Trujillo no debía ir a San Cristóbal, pero hasta los conjurados llegó la información de que esa noche él iría a su Casa de Caoba en su pueblo natal.
Rápidamente se agruparon, poniendo en ejecución el plan trazado en torno a la materialización del atentado.
Al volante del carro que perseguiría al de Trujillo y desde el cual se le dispararía, fue colocado Imbert Barreras, y De la Maza iría a su derecha, en el asiento delantero, mientras Estrella Sadhalá y García Guerrero ocuparían el asiento de atrás.
A eso de las 10:30 de la noche se inició la persecución en la autopista que bordea el mar, y más allá de la Feria Ganadera el carro ocupado por los complotados alcanza el de Trujillo, conducido por el capitán Zacarías de la Cruz.
Los primeros disparos hechos por De la Maza impactan en el carro de Trujillo, y en medio de la balacera el chofer De la Cruz gira el vehículo en dirección contraria y se detiene.
El carro ocupado por los conjurados da el mismo giro y se entabla un tiroteo entre los ocupantes de ambos vehículos.
Dos versiones
Una de esas versiones sostiene que Trujillo fue herido de gravedad en el interior de su vehículo, y que cuando era cazado por Pedro Livio Cedeño, le hizo un disparo a éste que lo hirió en el tórax.
La misma versión agrega que un segundo carro manejado por Tejeda Pimentel derribó a un Trujillo mal herido, y que éste en el suelo fue rematado por De la Maza, haciéndole un disparo a la boca.
El relato hecho por el chofer de Trujillo sostiene que éste cayó al ser alcanzado por los disparos de los conjurados mientras los enfrentaba estando fuera de su vehículo.
Lo cierto es que esa noche la tiranía trujillista fue decapitada, y que el régimen de terror implantado en el país en 1930, llegó a su fin, cuando los hermanos del tirano abandonaron forzosamente el país, obligados por el levantamiento militar encabezado por el general Rodríguez Echavarria, contando con el respaldo de oficiales pilotos, de infantería y tanquistas.
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