lunes, 19 de agosto de 2019

En la cuenta regresiva | Por Giovanny Cruz Durán @GiovanntCD

En la cuenta regresiva
Por Giovanny Cruz Durán
Luvil González, Yanela Hernández, Exmin Carvajal Giovanny Cruz y Karoline Becker
Mañana, efectivamente, comenzamos a mirar el reloj escénico de la obra El Vestidor. Esto, porque a partir de mañana... ¡la Sala Ravelo es nuestra!
Suelo llegar muy temprano para ir acomodando vestuario, utilería, maquillaje y a mi. ¿Por qué no permitir que algún asistente lo haga?
Cuando era un jovenzuelo escuché decir a un paracaidista, que jamás permitía a alguien preparar su paracaídas porque en esos preparativos arriesgaba su vida.
Aprendí la lección. Cada pieza de vestuario que uso, cada elemento de utilería y todo lo que necesito para maquillarme sobre el escenario me es imprescindible. Y la única garantía que tengo de que esos elementos “vitales” estén disponibles y en lugar correcto, es si yo mismo me cercioro de eso. En ese proceso, el paracaidista que habita en mis laberintos interiores, arriesga la vida.
Exmin Carvajal, Giovanny Cruz, Mario Lebrón (director) y Yanela Hernández.
¿Tranquilos? ¿Estamos tranquilos a estas alturas los actores? ¡Jamás!
Precisamente, en El Vestidor interpreto a un renombrado actor inglés que en uno de sus parlamentos habla sobre el terror (“que no cesa nunca”) que sentimos los artistas cuando estamos ya cerca de salir a escena. El cantante Marco Antonio Muñiz definió ese miedo, que se nos evidencia en un terrible vacío del estómago, como nuestra manifestación de respeto por los espectadores.
Se dice que los actores somos los perfectos masoquistas. Es que, en todo el devenir de los ensayos oscilamos desde el placer teatral a la angustia. ¡Si! Sentimos miedo de no lograr captar la Sicología del Personaje, de que las acciones se parezcan más a uno que a él, no terminar de memorizar el texto, que la caracterización no sea la adecuada, que nos traicione la voz, de contagiarnos con una gripe y mil angustias más.
Luvil González, Yanela Hernández, Karoline Becker, Giovanny Cruz y Exmin Carvajal
Pero mañana la preocupación es otra. Desde temprano del lunes los actores de la obra tomamos el complicado camino de las invocaciones. Hablo de las invocaciones de las emociones. Ahí tenemos que funcionar con la precisión de un cirujano cardio-infantil. Meses de trabajo podrían irse a pique si nuestro bisturí emocional se desvía siquiera un milímetro. El “corte”, entonces, tiene que ser muy justo. No podemos fallar. En esa operación interior no utilizo bisturí de metal. Prefiero el corte limpio de la obsidiana. Voy a entrar no al cerebro del personaje, sino en su alma. Tarea muy peligrosa.
Me pararé en el llamado Umbral del Subcontinente. Caminando por una delicada cuerda floja procuraré conciliar entre el personaje y el subconsciente; pero evitando ser desplazado. Si pasara eso, el personaje ocuparía mi lugar y, entonces, él sería un ser independiente y sin control. Eso es lo que realmente se llamaSobreactuación. Cuando un actor comienza a creerse el personaje, en el teatro decimos que hay que despedirlo y llamar con urgencia al siquiatra.
Desde mañana nos comprobaremos en el escenario. En el primer ensayo con escenografía (Fidel López), luces (Lillyanna Díaz), vestuario (Renata Cruz Carretero) y sonidos (Ernesto Báez) generalmente nos sentimos perdidos. Comenzamos a desear que podamos ensayar un mes más y fácilmente le mencionamos la madre a cualquiera. Consejo sano: no se acerquen mucho a los actores luego de ese primer ensayo en escenario.
En los siguientes, las cosas empiezan a funcionar si se ha trabajado correcta y disciplinadamente.
En el Ensayo Pre-General decimos al productor que tenemos malestares intestinales, que hemos perdido la voz, que estamos al borde de un infarto, que nos duele la espalda y docenas de otros males. Por lo tanto... 
          —¡La obra debe posponerse!
Sin embargo, la obra va. En el Ensayo General estamos completamente drogados… 
¡Si! Les he mentido. He jurado que nunca he introducido en mi cuerpo alguna droga peligrosa. ¡Si lo he hecho! En mi interior andan Tolstoi, Camus, Sófocles, Shakespeare, Ovidio, Brecht, Valéry, Borges y el… ¡maldito duende del arte!
Giovanny Cruz / El Vestidor / Teatro Nacional / Desde el 23 de agosto

En ese momento del Ensayo General, procuro echar mano al recurso interior más peligroso: El Toque Asesino del Actor. Es como casi llegar al desborde, es casi caer al abismo del subconsciente, es el extra de todos los extras. Si me descuido, yo mismo tendré que despedirme antes que la regidora, Gina Marte, grite que deben subir el…
¡Telón!

FUENTE: http://lapasioncultural.blogspot.com/2019/08/en-la-cuenta-regresiva.html

Cuánta pena y vergüenza! | por Juan Bolívar Díaz @JBolivarDiaz

Firme
¡Cuánta pena y vergüenza!
Juan Bolívar Díaz | 15 de agosto de 2019 | 12:05 am
Discurso de Juan Bolívar DíazFuimos muchos los dominicanos y dominicanas que experimentamos un sentimiento mezcla de pena y vergüenza al ver este lunes  “El Informe de Alicia Ortega” realizado en Brasil, al comprobar una vez más que el Ministerio Público nacional en vez de hacer esfuerzos reales y profesionales para establecer las responsabilidades del escándalo Odebrecht, está empeñado en ocultar evidencias, bajo un manto de impunidad.
Fueron excesivas las expectativas de quienes esperaban que la acuciosa periodista iba a servirnos la identificación de los 28 seudónimos de quienes recibieron más de 55 millones de dólares en sobornos relacionados con los contratos de Punta Catalina y siete obras viales, porque esa información sólo la puede recabar directamente de Odebrecht o ante las autoridades de Brasil, la Procuraduría General de la República, cumpliendo los protocolos internacionales y mediante acuerdos legales.
Pero el programa fue rico en información, cuando escuchamos a fiscales de Brasil y Perú darnos cátedras sobre cómo actúa un ministerio público profesional y sobre todo independiente de los poderes de turno, sobre sus responsabilidades en la persecución de todo  tipo de crímenes y delitos, como fundamento del orden social, constitucional y democrático.
Particularmente fue relevante saber que los investigadores peruanos han ido innumerables veces a Brasil para recabar informaciones y confrontar pistas, lo que les ha permitido imputar por la corrupción de Odebrecht a figuras tan relevantes como tres expresidentes, uno de los cuales optó por el suicidio antes que por enfrentar a la justicia, así como a quien fuera la principal alternativa presidencial en las dos últimas elecciones peruanas, Keiko Fujimori.
Vale considerar que los fiscales peruanos han realizado 191 solicitudes de información al Ministerio Público de Brasil, razón por lo que encabezan en éxito investigativo a la docena de países donde campeó la corrupción de la constructora brasileña. Le siguen Argentina, Panamá y Colombia, todos con más de una veintena. En cambio la Procuraduría General dominicana sólo ha formulado cuatro.
Esa negligencia contrasta con el hecho de que RD fue, después de Venezuela, el país donde Odebrecht confesó mayor monto de sobornos, con 92 millones de dólares. Mientras en Perú sólo 29 millones y en Colombia 11 millones de dólares, 35 millones en Argentina y 59 millones de dólares en Panamá. Eso aparte de que aquí fue trasladado el departamento de sobornos de la empresa, cuando las autoridades brasileñas empezaron a desenvolver la mayor corruptela transnacional conocida. Y, por demás, que desde un despacho en el palacio presidencial dominicano fue que salieron presos los agentes de campañas electorales de Odebrecht Joao Santana y Mónica Moura, condenados por la justicia de Brasil.
Todo el que quiso ver y oír del Informe de Alicia debió llegar a la conclusión de que los fiscales de Brasil y Perú entrevistados al respecto, le dijeron al Ministerio Público lo que tiene que hacer si quiere que la corrupción de Odebrecht no quede en la impunidad. Lo hicieron con elegancia, pero claramente explícito.
Y por aquí, muchos sin ser siquiera abogados, han entendido que desde el principio el Ministerio Público hizo todo lo posible por no encontrarse con la mayor parte de la verdad del escándalo, sobre todo en lo que apunta al gobierno al que se debe sin ningún rubor. También es de elemental inteligencia, que el Procurador Jean Alain Rodríguez, podría liberarse del ridículo y la complicidad, con sólo pedirle a Odebrecht que le diga a quiénes corresponden los 28 seudónimos de sobornados recién revelados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación. Esa empresa está obligada por el acuerdo de lenidad firmado entre las partes.
La constructora no ha negado la veracidad de los documentos revelados y reiteró que toda la información ha sido puesta en manos de las autoridades judiciales de Estados Unidos y Brasil, y de los países con quienes suscribió acuerdos de lenidad, que es el caso dominicano. Por lo que hay razones para creer que la información está en manos de la Procuraduría.
Como lección para todos, quedan los cinco ingredientes que señaló el fiscal peruano, como básicos para combatir la corrupción: valentía y firmeza, experiencia investigativa, conocimiento de las normas y el entorno internacional, paciencia, y respaldo y legitimidad social.-       
https://acento.com.do/2019/opinion/8717070-cuanta-pena-y-verguenza/
Juan Bolívar DíazJuan Bolívar Díaz | Firme 
Director de Informaciones de Teleantillas y analista político del diario Hoy. Militante de Participación Ciudadana. Gremialista de toda la vida.Fiel seguidor de las Estrellas Orientales