lunes, 5 de febrero de 2018

Centro Montalvo: La gobernanza dominicana muestra signos de agotamiento

centro

Centro Montalvo: La gobernanza dominicana muestra signos de agotamiento

Publicado el: 4 febrero, 2018 Por: Hoy e-mail: info@hoy.com.do
Los principales hechos que marcaron el año 2017 aparecen como signos del agotamiento del modelo de gobernanza dominicano. Los mismos desafíos sociales, políticos y económicos de años anteriores se repitieron este año, dando la impresión de estar dando vueltas sin sentido en el bosque de los problemas nacionales, sin marcar un rumbo claro hacia un nuevo modelo social. Muchos discursos de progreso social, estrategias, políticas, pactos y proyectos concertados, pero las prácticas de gobierno terminan siendo las mismas que por años la población ha estado exigiendo cambiar.
Estas consideraciones se hicieron en el marco del primer Análisis de Coyuntura del 2018 organizado por el Centro Montalvo, el nuevo nombre que identifica a los centros sociales de la Compañía de Jesús en el territorio dominicano.
Estos son los resultados del análisis. 
Lo más novedoso del año 2017 no provino de la esfera gubernamental ni de los mercados y las empresas dominicanas, sino de la sociedad: la Marcha Verde ha sido el movimiento social más multitudinario de la historia dominicana, el más amplio sentimiento nacional contra la corrupción y la impunidad de los últimos 50 años. Su gran convocatoria también puede tenerse como un signo del agotamiento del modelo de gobernanza dominicano.
Sin embargo, el grito contra la impunidad y la corrupción no ha tenido una respuesta efectiva y contundente por parte de sistema de justicia, el cual también se desfigura sin dar muestra de la independencia de poder que se le asigna constitucionalmente. Esto resulta más grave aún cuando la firma brasileña Odebrecht, símbolo continental de la corrupción y la desinstitucionalización y uno de los blancos claros de la Marcha Verde, ha declarado en otros tribunales que su centro de sobornos funcionaba en suelo dominicano por las facilidades que aquí se ofrecían.
Centro Montalvo
Desde el punto de vista económico, la economía experimentó una notoria desaceleración en el 2017. El crecimiento de este año está por debajo del promedio mostrado en el trienio 2014-2016. Son malas noticias para los mercados, para quienes luchan por la justicia económica y también para el clientelismo político.
Lo más preocupante sigue siendo el irresponsable e insostenible ritmo de endeudamiento externo del país, el cual se usa, entre otras cosas, en malgasto público, en inversiones y en nóminas abultadas, en muchos casos justificando múltiples y disfuncionales instituciones estatales. Esta práctica, en ocasiones tiene objetivos desmovilizadores, más que generar empleos productivos y redistribuir bienestar.
Desde el punto de vista político, el panorama parece ser menos alentador aún. Los dos partidos mayoritarios se debilitaron parcialmente por pugnas internas con vistas a las candidaturas de 2020. Esto trajo como consecuencia, entre otras cosas, que no se pudieran aprobar dos leyes imprescindibles para transparentar el proceso electoral dominicano: la ley de partidos y la ley electoral. Nuevamente el poder legislativo queda en déficit con la sociedad: se sigue posponiendo la aprobación de leyes fundamentales para mejorar la democratización del sistema político del país, mientras se mantienen los repartos de privilegios y exoneraciones irritantes. El sello gomígrafo del Congreso con los contratos de deuda y venta de activos estatales sigue siendo más de lo mismo, signo inequívoco de que poco o nada avanzamos en la calidad de la representación congresual.
Desde el punto de vista social, en el 2017 hay dos elementos que se reafirman como preocupantes para la ciudadanía: la seguridad y la salud. Continúa en aumento la sensación de inseguridad y desprotección social; los asaltos se siguen dando a la plena luz del día.
Igualmente, los esfuerzos de dotar de seguro de salud a la población no se ven correspondidos con un sistema hospitalario y servicios médicos de calidad que respondan eficientemente a las necesidades sanitarias. Por esta razón, un grupo de organizaciones sociales ha formado un nuevo espacio de reclamo de derechos en torno al tema de la salud. Eligió como nombre Alianza por el Derecho a la Salud (ADESA).
Desde el punto de vista cultural, sigue siendo un desafío la calidad educativa. Los esfuerzos que ha hecho el gobierno gracias a la adjudicación presupuestaria del 4% del PBI a educación no acaban de mostrar sus frutos. Ciertamente, es pronto para cosechar resultados, pero las tendencias de mejora de la calidad deberían ya verificarse.
Cabe señalar que este proceso se ve empañado por un exceso de propaganda y mercadeo social que parece más politiquería que comunicación educativa. Ejemplo de ello son los abundantes anuncios de la “República Digital” versus las verdaderas realizaciones. Una vez más, el acento de la educación se pone en los medios y la tecnología, y no en las personas y en las culturas dominicanas, bajo los mismos espejismos de la ideología del progreso.
Otro signo de agotamiento cultural tiene que ver con la disolución de la entereza ética. Los mismos males que se suelen denunciar al tren gubernamental se repiten en todos los niveles sociales. No solo hay corrupción, ineptitud y afán de lucro en el gobierno. La sociedad misma parece sumida en un torbellino del “sálvese quien pueda”.
En este contexto, el principal dilema que tienen las fuerzas sociales y políticas que le apuestan al cambio es darse un espacio y una dirección con capacidad de representar y vincularse a esa amplia franja de ciudadanía que demanda cambios reales.

Ecuador elimina la reelección indefinida y pone fin a la era Correa

Ecuador elimina la reelección indefinida y pone fin a la era Correa

El presidente Moreno gana la consulta con una media del 67,5% con casi el 90% de los votos escrutados

El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, junto a la vicepresidenta, María Alejandra Vicuña, tras conocer los resultados de la consulta. En vídeo, el anuncio del resultado. 
Los ecuatorianos acudieron este domingo a las urnas para decidir en referéndum sobre uno de los aspectos cruciales de la arquitectura institucional del país, del que dependía el futuro de su expresidente Rafael Correa. El escrutinio rápido ofrecido por el Consejo Nacional Electoral (CNE) otorga la victoria de la consulta al actual mandatario, Lenín Moreno, con una media del 67,8% en las siete preguntas. Con casi el 90% de los votos contados, la cifra se sitúa en el 67,5%. La clave de votación era la eliminación de la reelección indefinida introducida en diciembre de 2015 y que hubiera permitido al padre de la "revolución ciudadana", que gobernó durante una década, volver a presentarse a las próximas elecciones. El promotor de la convocatoria fue el actual presidente, antiguo aliado de Correa convertido ahora en adversario político. Ha ganado con holgura, también gracias a los votos de la oposición, y ha cerrado la puerta a su antecesor, pero los datos reflejan que este sigue contando con un apoyo no del todo despreciable. 
"No volverán ya los viejos políticos. Tienen la obligación de renovarse", proclamó Moreno desde el palacio presidencial de Carondelet en Quito tras conocer la proyección provisional de los resultados. "Hoy ha triunfado la democracia de manera contundente con el sí. Hoy, todos nosotros manifestamos de manera clara y contundente, libre y democráticamente, sobre el futuro que queremos para nuestros hijos. La victoria del sí es la victoria del país", consideró en Twitter. "Los políticos que ansiaban eternizarse no volverán nunca más", agregó en clara alusión a Correa, que volvió de Bélgica, donde reside, para hacer campaña por el no.

LAS SIETE PREGUNTAS DE LA CONSULTA POPULAR

1. Modificación de la Constitución para sancionar "a toda persona condenada por actos de corrupción con su inhabilitación para participar en la vida política del país",
2. Eliminación de la reelección indefinida "para que todas las autoridades de elección popular puedan ser reelectas por una sola vez para el mismo cargo".
3. Reestructuración del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, "así como dar por terminado el periodo constitucional de sus actuales miembros".
4. No prescripción de "los delitos sexuales en contra de niñas, niños y adolescentes".
5. Prohibición de la minería metálica "en todas sus etapas, en áreas protegidas, zonas intangibles y centros urbanos".
6. Derogación de la "ley de plusvalía".
7. "Incrementar la zona intangible en al menos 50.000 hectáreas y reducir el área de explotación petrolera autorizada por la Asamblea Nacional en el Parque Nacional Yasuní de 1.030 hectáreas a 300 hectáreas".
El mandatario, elegido hace un año, siempre estuvo en contra de la reelección indefinida de los cargos públicos. Cuando fue aprobada por la Asamblea Nacional a través de una enmienda a la Constitución de 2008, ya no era vicepresidente –responsabilidad que ocupó entre 2007 y 2013- y se desempeñaba como enviado especial de la ONU sobre Discapacidad y Accesibilidad. 
El expresidente y su entorno le acusan de haberle dado la espalda, de querer eliminarlo políticamente y de formular las preguntas de forma capciosa. Por primera vez, el impulsor del llamado socialismo del siglo XXI, que fue muy popular mientras gobernó y en las últimas semanas ha podido comprobar directamente cómo su liderazgo ha ido menguando, celebró una derrota."¡Felicitaciones a todos nuestros militantes! Ningún movimiento por sí solo puede lograr el 36% alcanzado, peor en tan poco tiempo y en lucha tan desigual", escribió en la misma red social a propósito de los datos de la pregunta relacionada con la reelección indefinida. "La lucha continúa", siguió.  
Aunque Correa no pueda aspirar a presentarse a unas presidenciales, desde que dejó el cargo, el pasado mes de mayo, ha rechazado mantenerse al margen de la política activa pese a asegurar lo contrario. Amenazó antes de las últimas elecciones con volver al país para preservar su legado, si ganaba la oposición. Ganó Moreno, su candidato, aunque el talante del nuevo mandatario no le gustó, así como algunas de sus medidas. Decidió entonces librar su última batalla por el poder. Una contienda de la que, al margen de su retórica sobre la salvación de la patria, dependía su supervivencia política, al menos a escala nacional. Le queda el ámbito local. Ahora podría dedicarse a su ciudad, Guayaquil, y cultivar una red de seguidores a través de su nueva plataforma, Movimiento Revolución Ciudadana, que fundó tras desvincularse de Alianza País. En suma, tiene estas opciones para intentar un camino parecido al que, en otra coyuntura y en un contexto ideológico muy diferente, emprendió el expresidente colombiano Álvaro Uribe.
Correa comienza, además, esta nueva etapa declarando este lunes ante la Fiscalía por presuntas irregularidades en la venta de petróleo a China y Tailandia. En diciembre, uno de los hombres de máxima confianza del exmandatario, Jorge Glas, fue condenado a seis años por vínculos con el caso Odebrecht mientras ocupaba la vicepresidencia.
Ecuador se aparta, en cualquier caso, del camino emprendido por Hugo Chávezen Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Daniel Ortega en Nicaragua, como vaticinaban las principales encuestadoras. Los 13 millones de ciudadanos llamados a las urnas apoyaron todas las cuestiones planteadas por el referéndum, que incluye también el endurecimiento de la lucha contra la corrupción y la reestructuración del Consejo de Participación Ciudadana, introducido en la Constitución de 2008 para regular la transparencia y control social de la vida pública.
El triunfo de Moreno permitirá al Gobierno, según el análisis de la firma Quantum, impulsar “una agenda de políticas públicas de consenso nacional” y adoptar medidas económicas para reducir paulatinamente el déficit fiscal y mejorar la competitividad. La hipótesis de una victoria del no se hubiera dado, en cambio, por un estrecho margen. Esta circunstancia hubiera debilitado al Ejecutivo y entorpecido la actividad parlamentaria, ya que Alianza País cuenta todavía con un sector de fieles correístas. En definitiva, además de un posible regreso de Correa a la primera línea de la política, los ecuatorianos han evitado una etapa de inestabilidad. https://elpais.com/internacional/2018/02/04/america/1517770527_944169.html

Columna de Ernesto Ottone: ¿Y si la socialdemocracia no estuviera muerta?

Reportajes
Columna de Ernesto Ottone: ¿Y si la socialdemocracia no estuviera muerta?
Ernesto Ottone Actualizado: 03 Feb 2018
Son muy pocos los campos donde los países con una fuerte influencia socialdemócrata no están a la cabeza de la convivencia humana. Por lo tanto muerta, lo que es muerta, no está.
Ese es el subtítulo en castellano de un libro pequeño pero sustancioso editado el año pasado en Francia que estudia la experiencia sueca y lleva por título "El modelo sueco", escrito por Wojtek Kolinoswsky.
Ese libro hace un análisis meticuloso del recorrido de la socialdemocracia sueca que se mantuvo en el gobierno de manera ininterrumpida y democrática entre 1932 y 1976 para regresar al gobierno entre 1982 y 1991, después entre 1994 y el 2006 para volver a ser elegida nuevamente en el año 2014 hasta hoy.
Suecia en ese periodo histórico pasó de ser una sociedad todavía pobre, rural y desigual a una sociedad avanzada moderna e igualitaria, con altos niveles de confianza que privilegia el diálogo al enfrentamiento y con una gran capacidad de adaptarse a los cambios de las relaciones sociales.
El subtítulo del libro es particularmente interesante porque hay diversos pensadores y analistas muy respetables que consideran que la socialdemocracia que tantos méritos acumuló en la historia europea contemporánea está prácticamente sin vida, apenas subsistiendo o al menos que perdió su “impulso propulsivo”, como dijo con elegancia Enrico Berlinguer, el gran político italiano refiriéndose a comienzo de los años ochenta a la Unión Soviética y los socialismos reales, los cuales se desmoronarían pocos años después.
Alguna razón tienen los que así piensan si miramos el mapa del poder político europeo.
Es evidente que los partidos políticos socialdemócratas o socialistas que reconocen sus raíces históricas en la versión reformadora del movimiento obrero de fines del Siglo XIX no están pasando por su mejor momento.
La crisis financiera del 2008 a la que en Europa se sumó la crisis de la deuda pública tuvo un efecto nefasto para esos partidos, sobre todo los que estaban en el poder, pero también para los que encabezaban la oposición.
Ellos habían retomado fuerzas a fines de los años noventa después de haber perdido relevancia a manos de la revolución conservadora de los ochenta.
La “tercera vía” les había dado un impulso para ponerse al día con los cambios ocurridos en la economía mundial y adecuar el Estado de Bienestar a las nuevas realidades.
Sin embargo, cegados por el ciclo positivo de crecimiento económico fueron incapaces de visualizar y detener el proceso de desregulación financiera que acunó la crisis, y pagaron duramente por ello.
Prácticamente desaparecieron en Grecia y en varios países del este europeo, perdieron fuerza en España, en Austria y en Alemania.
Después de diversos avatares lo hicieron también en Italia y Francia, y la lista de derrotas es demasiado larga para enumerarlas una a una.
Todavía no sabemos cuán sólido es el actual repunte en Inglaterra y Portugal.
Donde están mejor parados, sin estar del todo indemnes, es en los países nórdicos, donde han jugado históricamente un papel central en la construcción de un Estado social que ha conjugado virtuosamente una economía de mercado, niveles altísimos de libertades individuales, conquistas civilizatorias, un buen funcionamiento del aparato público y sociedades igualitarias.
Son muy pocos los campos donde esos países, con una fuerte influencia socialdemócrata, no están a la cabeza de la convivencia humana.
Por lo tanto muerta, lo que es muerta, no está, aunque tampoco tiene una salud rozagante, sino más bien luce algo macilenta y mustia.
Pero esta realidad marchita no es exclusiva de ella, los problemas que presenta la socialdemocracia son en parte los que atraviesan todos los partidos del arco democrático, socialcristianos, liberales o conservadores, y responden a la crisis de la representatividad en la era de la información.
Era en la cual se generan los cambios en la tecnología de la comunicación que permiten al ciudadano ejercer una suerte de democracia continua al poder intervenir en cualquier momento y desde cualquier lugar para manifestar sus opiniones, desacuerdos, emociones y broncas al margen de los canales institucionales, disminuyendo así el rol de los partidos políticos.
Ello hace que estos vean debilitado su rol de mediación y sean desbordados por movimientos efímeros, por las redes sociales, o formas varias de populismo, personalismos y mesianismos, que interpretan estados de ánimos más bien pasajeros y no generan corrientes de opinión y lealtades más constantes en el tiempo.
Si a ello sumamos los defectos que estos partidos han ido acumulando en prácticas malsanas, corporativas y corruptas que perjudican la confianza social, podemos explicarnos la situación actual que abre las puertas a los populismos de izquierda y derecha.
La decadencia socialdemócrata es entonces parte también de la decadencia más general del “ethos democrático”.
Ahora, en lo que concierne más específicamente a la socialdemocracia, habría que reseñar la particular fuerza con que la afectó el fin de la sociedad industrial, la caída de la significación política del sujeto obrero y del sindicalismo, con quien tuvo una relación simbiótica desde su surgimiento, sobre todo en los treinta años gloriosos de la postguerra.
En verdad esa socialdemocracia de la sociedad industrial ya no tiene bases para reproducirse como tal en el futuro.
Ella “o algo que se le parezca”, como decía el gran historiador inglés Tony Judt, sólo tendrá sentido si es capaz de interpretar a un sector suficientemente amplio de la ciudadanía y encontrar las respuestas adecuadas a un mundo que cambia vertiginosamente, pero que crecerá de manera más incierta que en el pasado con nuevos desafíos como los problemas derivados del envejecimiento de su población, las desigualdades que tienden a acrecentarse, aun cuando la pobreza tienda a bajar; la existencia de una mayor individuación y una nueva realidad donde los aspectos culturales y éticos constituirán un eje muy central de la acción social. Un mundo donde el cambio climático y sus efectos ya están instalados y en el cual no sabemos los efectos laborales y societales que generará la digitalización, la robotización y las biotecnologías.
¿Por qué pensar en la socialdemocracia o “algo que se le parezca”, incluyendo experiencias como la de Macron en Francia, como una componente importante y deseable de alternativa política para construir el futuro?
Hay razones históricas para pensarlo. Si bien la socialdemocracia tiene como toda fuerza política con una larga vida páginas poco gloriosas, también está ligada a las conquistas más importantes alcanzadas en el plano democrático, en la protección de los derechos humanos y el impulso de los derechos sociales. Su balance en el logro del bienestar económico también es notable.
Pero al margen de ello, hay algo de esa experiencia que se mantiene extremadamente actual y dice relación con el método político, que se requerirá en el futuro para producir cambios que expandan la libertad individual, y la igualdad social de manera pacífica, libre y reforzando la democracia.
Lo que está vivo y resiliente de cara al futuro es su opción por una metodología democrática y gradualista y un tono sereno para impulsar los cambios que prefiera amplios acuerdos a las polarizaciones y rupturas de la convivencia ciudadana.Esa es la madre del cordero
http://www.latercera.com/reportajes/noticia/columna-ernesto-ottone-la-social-democracia-no-estuviera-muerta/55551/

Y Yellen se llevó el ponche

Y Yellen se llevó el ponche

La primera mujer al frente del mayor banco central del mundo se despide entre aplausos tras una gestión marcada por la lenta retirada de los estímulos

Janet Yellen, el pasado mayo en un acto en la Universidad de Brown.
Janet Yellen, el pasado mayo en un acto en la Universidad de Brown.  AP
Antes de presidir la Reserva Federal, Janet Yellen (Nueva York, 1946) dijo que no se debía dejar de rellenar el bol de ponche de una fiesta hasta que todos los invitados hubiesen llegado. Estaba reformulando una de las metáforas más conocidas de la política monetaria, popularizada por William M. Martin, patrón de la Fed durante 20 años, que decía que los banqueros centrales son esos tipos que  se llevan el ponche justo cuando la fiesta se está animando. Es decir, que retiran los estímulos cuando la economía se está calentando. Era 2012, la Fed había llevado a cabo una expansión monetaria sin precedentes, pero la tasa de paro en Estados Unidos rondaba el 8%. Aún faltaba gente por llegar al guateque y, según Yellen, no podía faltar la bebida.
Hoy sábado acaba su mandato al frente de la Reserva Federal y la obsesión por no retirar el ponche antes de tiempo ha resultado la nota más significativa de estos cuatro años. Asumió el cargo en febrero de 2014 con la misión de devolver la política monetaria a una senda de normalidad. Ella había participado en el diseño de esa artillería como vicepresidenta y mano derecha de Ben Bernanke. El precio del dinero llevaba situado en cero desde la gran debacle financiera, en diciembre de 2008, no se había aprobado una sola subida de tipos de interés desde 2006 y el balance de activos de renta fija en manos de la institución se había cuadruplicado. Tuvo que llegar diciembre de 2015 para que se atrevieran con la primera subida y desde entonces solo ha habido cuatro más.

Académica muy reconocida, graduada por Brown y criada en el barrio neoyorquino de Brooklyn, sus intervenciones públicas destacaban por lo didácticas y lo claras, incluso en el complicado lenguaje que usan los banqueros centrales. Está casada con el Nobel de Economía George A. Akerlof, a quien conoció a finales de los años 70 en la cafetería de la Fed, precisamente, donde ambos trabajaban por aquel entonces. Rueda de prensa tras rueda de prensa, comunicado tras comunicado, Yellen siempre recalcaba que aguardaban a ver señales de una creación de puestos de trabajo sólida y sostenida antes de acelerar en la subida de tipos de interés, desoyendo a quienes alertaban de los riesgos de generar nuevas burbujas en el mercado financiero o a quienes alertaban de peligros inflacionarios.
Las cifras le han dado la razón hoy por hoy: la economía avanza con solidez, el mercado laboral se encuentra en una situación de pleno empleo y la inflación sigue por debajo del objetivo del 2%. Según los cálculos que hizo Heather Long hace unos días en The Washington Post, es la banquera central que más ha visto reducir la tasa de paro durante su mandato, al pasar del 6,7% al 4,1%. Como dice John Cassidy, autor de Por qué quiebran los mercados, Yellen desafió un pensamiento dominante en el momento en que se hizo cargo de la presidencia de la Fed, según el cual, cuando el porcentaje de desempleo queda por debajo del 5%, los precios se calientan y pueden comenzar una espiral inflacionista.

Sin burbujas ni recesiones

Discípula del economista keynesiano James Tobin, cuando llegó al puesto se la consideró más paloma -proclive a la laxitud- que halcón, pero sobre todo lo que ha sido es una defensora del objetivo del empleo. Las alabanzas son prácticamente hoy unánimes para Yellen; hay quien la considera una de las mejores presidentas de la historia, pero el éxito de un banquero central se mide sobre todo por lo que pasa en la economía tiempo después. Alan Greenspan fue despedido entre alharacas, lo llamaban gurú, oráculo, maestro. Años después, analistas y mercados le acusaron de haber sobrerreaccionado al 11-S con demasiados estímulos y haber contribuido a formar la gran burbuja crediticia.
La neoyorquina no ha tenido que lidiar con ninguna debacle, ni con una recesión o una burbuja. Lo que pase con su legado, marcado por esa retirada de estímulos tan progresiva, estará íntimamente ligado a la gestión de su sucesor, Jerome Powell, que debe proseguir con el proceso de normalización monetaria aunque nadie espera giros bruscos.
La primera mujer que ha tenido la Reserva Federal es también el primer presidente en casi cuatro décadas que no repite mandato. Aunque son cargos propuestos por presidentes, los nuevos mandatarios suelen mantenerlos aunque sean del partido político opuesto. Donald Trump la atacó durante la campaña electoral americana, la acusaba de estar manteniendo los estímulos económicos para ayudar al éxito de la gestión económica de Barack Obama, quien la había nombrado. Luego, una vez ya en la Casa Blanca, cambió su opinión e incluso llegó a elogiarla, pero optó finalmente por sustituirla.
Yellen permanecerá en Washington junto a su marido, que está dando clases en Georgetown. Cuando Akerlof recogió el Nobel, contó en su discurso cómo había conocido a Janet y cómo la economía había llenado sus vidas. “Nos gustamos inmediatamente y decidimos casarnos. No solo es que nuestras personalidades encajaran perfectamente, sino que siempre hemos estado de acuerdo sobre la macroeconomía. Nuestro único desacuerdo es que ella apoya un poco más el libre comercio que yo”, dijo. Ahora ella se incorporará a la Brookings Institution, uno de los laboratorios de ideas más prestigiosos de EE UU. Allí la espera su colega Ben Bernanke. https://elpais.com/economia/2018/02/02/actualidad/1517611535_854654.html

MÁS INFORMACIÓN