martes, 31 de marzo de 2020

PRM entrega 10 mil mascarillas y otros equipos de protección en San francisco de Macorís para enfrentar epidemia

31 de marzo de 2020
PRM entrega 10 mil mascarillas y otros equipos de protección en San francisco de Macorís para enfrentar epidemia
SANTO DOMINGO.-El hospital San Vicente de Paul, de San Francisco de Macorís, recibió una partida de 10 mil mascarillas desechables, 35 mil pares de guantes de latex y 50 trajes de bio protección como aporte del Partido Revolucionario Moderno (PRM) para enfrentar la crisis sanitaria que afecta esa ciudad del Nordeste.
La entrega estuvo a cargo de una comisión de dirigentes nacionales y locales del PRM integrada por el Diputado Franklin Romero;  el doctor Rafael Rodríguez, del Frente Nacional de Salud; el ingeniero Daniel Canela, vicepresidente municipal; Alberto Durán, director de Organización en San Francisco de Macorís.
La donación, que forma parte de los aportes anunciados por la dirección del PRM para enfrentar la epidemia del Coronavirus a nivel nacional, fue entregada al director del hospital San Vicente de Paul, doctor Francisco Ureña; y a  los coroneles Sierra Difox, de la Policía Nacional; y Perdomo, del Ejercito Nacional.
Recientemente el presidente del PRM, José Ignacio Paliza solicitó al ministro de Salud Pública las facilidades burocráticas para canalizar  la donación 40 mil unidades de pruebas del coronavirus y otros equipos médicos para combatir la enfermedad.
El PRM también dispuso de la entrega de 20 mil mascarillas al Colegio Médico Dominicano para reforzar la protección de los profesionales de la salud que trabajan en la campaña sanitaria contra la epidemia.
El próximo fin de semana deberán llegar al país las 40 mil unidades de pruebas rápidas que también serán aportadas por el PRM en la lucha contra la enfermedad.

El PRM y su candidato presidencial @luisabinader donaron hoy material de protección provincia Duarte
SAN FRANCISCO DE MACORÍS
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31 de marzo de 2020

SANTO DOMINGO.- En una declaración institucional de su dirección nacional, el Partido Revolucionario Moderno dice que ha reconocido el rol fundamental de las autoridades en la conducción de las medidas a ser adoptadas, y que por eso en carta dirigida en fecha 25 del corriente al ministro de Salud, solicitó su intervención para importar 40 mil kits de pruebas rápidas para detectar el virus, y puso a disposición de Salud Pública sus equipos de especialistas médicos para que ayudaran a realizar esas fundamentales pruebas. “Lamentablemente, no hemos recibido una respuesta formal del Ministerio”.
En el mismo espíritu de cooperación, dice la declaración, su candidato presidencial, Luis Abinader, solicitó al presidente Danilo Medina convocar la unidad nacional para que, entre todos, como una casa unida, hagamos frente a esta adversidad.
“Sin respuesta alguna a nuestra propositiva disposición desde antes de que el gobierno anunciara sus primeras medidas, hemos venido dando un sostenido apoyo a las necesidades del pueblo, entre las que podemos citar: Propuestas de medidas complementarias a las anunciadas por el gobierno, donación de 20 mil mascarillas hecha hoy al Colegio Médico Dominicano, 15 mil mascarillas y mil equipos de protección personal a entregar mañana en San Francisco de Macorís y a los gremios de enfermeras y bioanalistas con un costo estimado de 2 millones de pesos”.
Subraya el PRM que el gobierno no debe rechazar las ayudas privadas, por lo que continuarán “extendiendo nuestra mano amiga a todo el que necesite de ella, como estamos seguros continuarán haciendo las iglesias, empresas, los partidos políticos en general y toda persona o institución particular a las que les duela este pueblo angustiado al que no se le dan respuestas efectivas.
Beneficio a candidato gobiernista
“En esta reiteración de nuestra decisión de que trabajemos todos unidos frente al COVID 19, no podemos dejar de señalar que mientras la Presidencia de la República intenta prohibir o coartar la participación privada en las ayudas, el candidato presidencial del partido de gobierno ha estado desplegando una amplia campaña política disfrazada de caridad.
“Esa campaña política, a la que se han sumado los directores de la Policía Nacional y de Información, Prensa y Publicidad de la Presidencia, a través de mensajes en las redes sociales, establece un triste privilegio que rompe con las formas propias de una crisis humanitaria como la que vivimos. El intento de coartar la ayuda privada, mientras directivos del gobierno apoyan la campaña política de su candidato, basada en donaciones, se agrega a otras confusas decisiones oficiales que generan dispersión de los esfuerzos que debemos hacer todos unidos en estos momentos.
“La hora es de casa unida y no dividida, de unidad y cooperación en la lucha contra al Coronavirus, no de excluir ni discriminar el concurso de ningún sector ni de aprovechar la crisis para sacar ventaja política en favor del candidato del gobierno”, concluye la declaración.

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San Francisco de Macorís
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INCERTIDUMBRE / RICARDO NIEVES



INCERTIDUMBRE / RICARDO NIEVES https://youtu.be/Vm7bkdHowCk vía @YouTube

#mediospanorama #PanoramaSemanal #PanoramaTV

@HectorGHz101  @nieves_rd

El padre Moncho clama y denuncia por respuesta inadecuada al coronavirus...



El padre Moncho clama y denuncia por respuesta inadecuada al coronavirus en San Francisco de Macorís https://youtu.be/0RRrXwuneJg vía @YouTube @edithfebles


Hay que actuar sin arrogancia | Soy Ivonne Ferreras



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This Land of Denial and Death | By Paul Krugman @paulkrugman

Opinion
This Land of Denial and Death
Covid-19 and the dark side of American exceptionalism.
By Paul Krugman



Credit...Chip Somodevilla/Getty Images

Death comes at you fast. Just three weeks ago the official line at the White House and Fox News was that the coronavirus was no big deal, that claims to the contrary were a politically motivated hoax perpetrated by people out to get Donald Trump. Now we have a full-blown health crisis in New York, and all indications are that many other cities will soon find themselves in the same situation.
And it will almost certainly get much worse. The United States is on the worst trajectory of any advanced country — yes, worse than Italy at the same stage of the pandemic — with confirmed cases doubling every three days.
I’m not sure that people understand, even now, what that kind of exponential growth implies. But if cases kept growing at their current rate for a month, they would increase by a factor of a thousand, and almost half of Americans would be infected.
We hope that won’t happen. Many although not all states have gone into lockdown, and both epidemiological models and some early evidence suggest that this will “flatten the curve,” that is, substantially slow the virus’s spread. But as we wait to see just how bad our national nightmare will get, it’s worth stepping back for a few minutes to ask why America has handled this crisis so badly.
Incredibly bad leadership at the top is clearly an important factor. Thousands of Americans are dying, and the president is boasting about his TV ratings.
But this isn’t just about one man. Neither the scientific denial that crippled the initial response to this pandemic, nor the tens of thousands of unnecessary deaths that now seem likely, are unique to Covid-19. Among advanced countries, the United States has long stood out as the land of denial and death. It’s just that we’re now seeing these national character flaws play out at a vastly accelerated rate.
About denial: Epidemiologists trying to get a handle on the coronavirus threat appear to have been caught off guard by the immediate politicization of their work, the claims that they were perpetrating a hoax designed to hurt Trump, or promote socialism, or something. But they should have expected that reaction, since climate scientists have faced the same accusations for years.
And while climate-change denial is a worldwide phenomenon, its epicenter is clearly here in America: Republicans are the world’s only major climate-denialist party.
Nor is climate science the only thing they reject; not one of the candidates contending for the G.O.P.’s 2016 nomination was willing to endorse the theory of evolution.
What lies behind Republican science denial? The answer seems to be a combination of fealty to special interests and fealty to evangelical Christian leaders like Jerry Falwell Jr., who dismissed the coronavirus as a plot against Trump, then reopened his university despite health officials’ warnings, and seems to have created his own personal viral hot spot.
The point, in any case, is that decades of science denial on multiple fronts set the stage for the virus denial that paralyzed U.S. policy during the crucial early weeks of the current pandemic.
About death: I still sometimes encounter people convinced that America has the world’s highest life expectancy. After all, aren’t we the world’s greatest nation? In fact, we have the lowest life expectancy among advanced countries, and the gap has been steadily widening for decades.
This widening gap, in turn, surely reflects both America’s unique lack of universal health insurance and its equally unique surge in “deaths of despair” — deaths from drugs, alcohol and suicide — among working-class whites who have seen economic opportunities disappear.
Is there a link between the hundreds of thousands of excess deaths we suffer every year compared with other rich countries and the tens of thousands of additional excess deaths we’re about to suffer from the coronavirus? The answer is surely yes.
In particular, when we conduct a post-mortem on this pandemic — a stock phrase that, in this case, isn’t a metaphor — we’ll probably find that the same hostility to government that routinely undermines efforts to help Americans in need played a crucial role in slowing an effective response to the current crisis.
What about the larger picture? Is there a link between the uniquely American prevalence of science denial and America’s uniquely high mortality? To be honest, I’m still trying to figure this out.
One possible story is that the U.S. political landscape gives special power to the anti-science religious right, which has lent its support to anti-government politicians. But I’m not sure whether this is the whole story, and the power of people like Falwell is itself a phenomenon that demands explanation.
In any case, the point is that while America is a great nation with a glorious history and much to be proud of — I consider myself very much a patriot — the rise of the hard right has, as I said, also turned it into a land of denial and death. This transformation has been taking place gradually over the past few decades; it’s just that now we’re watching the consequences on fast forward.
The Times is committed to publishing a diversity of letters to the editor. We’d like to hear what you think about this or any of our articles. Here are some tips. And here’s our email: letters@nytimes.com.
Follow The New York Times Opinion section on FacebookTwitter (@NYTopinion) and Instagram.
Paul Krugman has been an Opinion columnist since 2000 and is also a Distinguished Professor at the City University of New York Graduate Center. He won the 2008 Nobel Memorial Prize in Economic Sciences for his work on international trade and economic geography. @PaulKrugman
A version of this article appears in print on , Section A, Page 27 of the New York edition with the headline: This Land Of Denial And DeathOrder Reprints | Today’s Paper | Subscribe
https://www.nytimes.com/2020/03/30/opinion/republicans-science-coronavirus.html
TRADUCCIÓN DE GOOGLE
Esta tierra de negación y muerte

Covid-19 y el lado oscuro del excepcionalismo estadounidense.

Por Paul Krugman

Un sitio de prueba de coronavirus en Landover, Maryland.

Un sitio de prueba de coronavirus en Landover, Md.Credit ... Chip Somodevilla / Getty Images
La muerte te ataca rápido. Hace solo tres semanas, la línea oficial en la Casa Blanca y Fox News era que el coronavirus no era gran cosa, que las afirmaciones de lo contrario eran un engaño políticamente motivado perpetrado por personas para sacar a Donald Trump. Ahora tenemos una crisis de salud en toda Nueva York, y todo indica que muchas otras ciudades pronto se encontrarán en la misma situación.

Y casi seguro que empeorará. Estados Unidos está en la peor trayectoria de cualquier país avanzado, sí, peor que Italia en la misma etapa de la pandemia, con casos confirmados que se duplican cada tres días.

No estoy seguro de que la gente entienda, incluso ahora, lo que implica ese tipo de crecimiento exponencial. Pero si los casos siguieran creciendo a su ritmo actual durante un mes, aumentarían en un factor de mil y casi la mitad de los estadounidenses se infectarían.
Esperamos que eso no suceda. Muchos, aunque no todos los estados han entrado en bloqueo, y tanto los modelos epidemiológicos como algunas pruebas preliminares sugieren que esto "aplanará la curva", es decir, reducirá considerablemente la propagación del virus. Pero mientras esperamos ver cuán grave será nuestra pesadilla nacional, vale la pena retroceder unos minutos para preguntar por qué Estados Unidos ha manejado tan mal esta crisis.

El liderazgo increíblemente malo en la cima es claramente un factor importante. Miles de estadounidenses están muriendo, y el presidente se jacta de sus calificaciones televisivas.

Pero no se trata solo de un hombre. Ni la negativa científica que paralizó la respuesta inicial a esta pandemia, ni las decenas de miles de muertes innecesarias que ahora parecen probables, son exclusivas de Covid-19. Entre los países avanzados, Estados Unidos se ha destacado por mucho tiempo como la tierra de la negación y la muerte. Es solo que ahora estamos viendo que estos defectos de carácter nacional se desarrollan a un ritmo enormemente acelerado.

Acerca de la negación: los epidemiólogos que intentan controlar la amenaza del coronavirus parecen haber sido tomados por sorpresa por la politización inmediata de su trabajo, las afirmaciones de que estaban perpetrando un engaño diseñado para dañar a Trump, o promover el socialismo, o algo así. Pero deberían haber esperado esa reacción, ya que los científicos climáticos han enfrentado las mismas acusaciones durante años.
Y aunque la negación del cambio climático es un fenómeno mundial, su epicentro está claramente aquí en Estados Unidos: los republicanos son el único partido negacionista climático importante del mundo.

Tampoco es la ciencia del clima lo único que rechazan; ninguno de los candidatos que competían por la nominación de G.O.P. de 2016 estaba dispuesto a respaldar la teoría de la evolución.

¿Qué hay detrás de la negación científica republicana? La respuesta parece ser una combinación de lealtad a intereses especiales y lealtad a líderes cristianos evangélicos como Jerry Falwell Jr., quien rechazó el coronavirus como un complot contra Trump, luego reabrió su universidad a pesar de las advertencias de los funcionarios de salud, y parece haber creado su propio punto viral viral personal.

El punto, en cualquier caso, es que décadas de negación científica en múltiples frentes prepararon el escenario para la negación del virus que paralizó la política estadounidense durante las cruciales primeras semanas de la pandemia actual.

Sobre la muerte: todavía a veces encuentro personas convencidas de que Estados Unidos tiene la esperanza de vida más alta del mundo. Después de todo, ¿no somos la nación más grande del mundo? De hecho, tenemos la esperanza de vida más baja entre los países avanzados, y la brecha se ha ampliado constantemente durante décadas.

Esta brecha cada vez mayor, a su vez, seguramente refleja la falta única de seguro médico universal de los Estados Unidos y su aumento igualmente único de "muertes de desesperación" (muertes por drogas, alcohol y suicidio) entre los blancos de la clase trabajadora que han visto desaparecer las oportunidades económicas.

¿Existe un vínculo entre los cientos de miles de muertes en exceso que sufrimos cada año en comparación con otros países ricos y las decenas de miles de muertes en exceso adicionales que estamos a punto de sufrir por el coronavirus? La respuesta seguramente es sí.

En particular, cuando realizamos una autopsia sobre esta pandemia, una frase común que, en este caso, no es una metáfora, probablemente descubriremos que la misma hostilidad hacia el gobierno que socava rutinariamente los esfuerzos para ayudar a los estadounidenses necesitados Un papel crucial en la desaceleración de una respuesta efectiva a la crisis actual.

¿Qué pasa con la imagen más grande? ¿Existe algún vínculo entre la prevalencia estadounidense exclusiva de la negación de la ciencia y la mortalidad excepcionalmente alta de Estados Unidos? Para ser honesto, todavía estoy tratando de resolver esto.

Una posible historia es que el panorama político de los EE. UU. Otorga un poder especial a la derecha religiosa contra la ciencia, que ha prestado su apoyo a los políticos antigubernamentales. Pero no estoy seguro de si esta es toda la historia, y el poder de personas como Falwell es en sí mismo un fenómeno que requiere explicación.

En cualquier caso, el punto es que, si bien Estados Unidos es una gran nación con una historia gloriosa y mucho de lo que estar orgulloso, me considero un gran patriota, el aumento de la extrema derecha, como dije, también la convirtió en un tierra de negación y muerte. Esta transformación ha tenido lugar gradualmente en las últimas décadas; es solo que ahora estamos viendo las consecuencias en el avance rápido.

Covid-19 Brings Out All the Usual Zombies | @paulkrugman By PAUL KRUGMAN

OPINION
Covid-19 Brings Out All the Usual Zombies 
| @paulkrugman By PAUL KRUGMAN |

Credit...Erin Schaff/The New York Times
Let me summarize the Trump administration/right-wing media view on the coronavirus: It’s a hoax, or anyway no big deal. Besides, trying to do anything about it would destroy the economy. And it’s China’s fault, which is why we should call it the “Chinese virus.”
Oh, and epidemiologists who have been modeling the virus’s future spread have come under sustained attack, accused of being part of a “deep state” plot against Donald Trump, or maybe free markets.
Does all this give you a sense of déjà vu? It should. After all, it’s very similar to the Trump/right-wing line on climate change. Here’s what Trump tweeted back in 2012: “The concept of global warming was created by and for the Chinese in order to make U.S. manufacturing noncompetitive.” It’s all there: it’s a hoax, doing anything about it will destroy the economy, and let’s blame China.
And epidemiologists startled to find their best scientific efforts denounced as politically motivated fraud should have known what was coming. After all, exactly the same thing happened to climate scientists, who have faced constant harassment for decades.
So the right-wing response to Covid-19 has been almost identical to the right-wing response to climate change, albeit on a vastly accelerated time scale. But what lies behind this kind of denialism?
Well, I recently published a book about the prevalence in our politics of “zombie ideas” — ideas that have been proved wrong by overwhelming evidence and should be dead, but somehow keep shambling along, eating people’s brains. The most prevalent zombie in U.S. politics is the insistence that tax cuts for the rich produce economic miracles, indeed pay for themselves, but the most consequential zombie, the one that poses an existential threat, is climate change denial. And Covid-19 has brought out all the usual zombies.
But why, exactly, is the right treating a pandemic the same way it treats tax cuts and climate change?
The force that usually keeps zombie ideas shambling along is naked financial self-interest. Paeans to the virtues of tax cuts are more or less directly paid for by billionaires who benefit from these cuts. Climate denial is an industry supported almost entirely by fossil-fuel interests. As Upton Sinclair put it, “It is difficult to get a man to understand something when his salary depends on his not understanding it.”
However, it’s less obvious who gains from minimizing the dangers of a pandemic. Among other things, the time scale is vastly compressed compared with climate change: the consequences of global warming will take many decades to play out, giving fossil-fuel interests plenty of time to take the money and run, but we’re already seeing catastrophic consequences of virus denial after just a few weeks.
True, there may be some billionaires who imagine that denying the crisis will work to their financial advantage. Just before Trump made his terrifying call for reopening the nation by Easter, he had a conference call with a group of money managers, who may have told him that ending social distancing would be good for the market. That’s insane, but you should never underestimate the cupidity of these people. Remember, Blackstone’s Steve Schwarzman, one of the men on the call, once compared proposals to close a tax loophole to Hitler’s invasion of Poland.
Also, billionaires have done very well by Trump’s tax cuts, and may fear that the economic damage from the coronavirus will bring about Trump’s defeat, and hence tax increases for people like them.
But I suspect that the disastrous response to Covid-19 has been shaped less by direct self-interest than by two indirect ways in which pandemic policy gets linked to the general prevalence of zombie ideas in right-wing thought.
First, when you have a political movement almost entirely built around assertions that any expert can tell you are false, you have to cultivate an attitude of disdain toward expertise, one that spills over into everything. Once you dismiss people who look at evidence on the effects of tax cuts and the effects of greenhouse gas emissions, you’re already primed to dismiss people who look at evidence on disease transmission.
This also helps explain the centrality of science-hating religious conservatives to modern conservatism, which has played an important role in Trump’s failure to respond.
Second, conservatives do hold one true belief: namely, that there is a kind of halo effect around successful government policies. If public intervention can be effective in one area, they fear — probably rightly — that voters might look more favorably on government intervention in other areas. In principle, public health measures to limit the spread of coronavirus needn’t have much implication for the future of social programs like Medicaid. In practice, the first tends to increase support for the second.
As a result, the right often opposes government interventions even when they clearly serve the public good and have nothing to do with redistributing income, simply because they don’t want voters to see government doing anything well.
The bottom line is that as with so many things Trump, the awfulness of the man in the White House isn’t the whole story behind terrible policy. Yes, he’s ignorant, incompetent, vindictive and utterly lacking in empathy. But his failures on pandemic policy owe as much to the nature of the movement he serves as they do to his personal inadequacies.
TRADUCCIÓN DE GOOGLE
OPINIÓN
Covid-19 saca todos los zombis habituales
El | @paulkrugman Por PAUL KRUGMAN |
28 de marzo de 2020
 Paul KrugmanPor Paul Krugman
Columnista de opinión
Por qué la negación de virus se parece a la negación climática.
El presidente Trump firmó un proyecto de ley de alivio de coronavirus en la Casa Blanca el viernes.
El presidente Trump firmó un proyecto de ley de alivio de coronavirus en la Casa Blanca el viernes. Crédito ... Erin Schaff / The New York Times
Permítanme resumir la opinión de la administración Trump / los medios de derecha sobre el coronavirus: es un engaño, o de todos modos no es gran cosa. Además, intentar hacer algo al respecto destruiría la economía. Y es culpa de China, por eso debemos llamarlo el "virus chino".
Ah, y los epidemiólogos que han estado modelando la propagación futura del virus han sufrido un ataque sostenido, acusados ​​de ser parte de un complot de "estado profundo" contra Donald Trump, o tal vez de libre mercado.
¿Todo esto te da una sensación de déjà vu? Debería. Después de todo, es muy similar a la línea de Trump / derecha sobre cambio climático. Esto es lo que Trump tuiteó en 2012: "El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos con el fin de hacer que la fabricación estadounidense no sea competitiva". Todo está ahí: es un engaño, hacer cualquier cosa al respecto destruirá la economía y culpemos a China.
Y los epidemiólogos se sorprendieron al descubrir que sus mejores esfuerzos científicos denunciados como fraude por motivos políticos deberían haber sabido lo que vendría. Después de todo, exactamente lo mismo le sucedió a los científicos del clima, quienes han sufrido hostigamiento constante durante décadas.
Entonces, la respuesta de la derecha a Covid-19 ha sido casi idéntica a la respuesta de la derecha al cambio climático, aunque en una escala de tiempo enormemente acelerada. Pero, ¿qué hay detrás de este tipo de negación?
Bueno, recientemente publiqué un libro sobre la prevalencia en nuestra política de "ideas de zombis", ideas que han demostrado ser erróneas con pruebas abrumadoras y que deberían estar muertas, pero que de alguna manera siguen arrastrando los pies, comiendo el cerebro de las personas. El zombi más frecuente en la política de los Estados Unidos es la insistencia en que los recortes de impuestos para los ricos producen milagros económicos, de hecho se pagan por sí mismos, pero el zombi más consecuente, el que representa una amenaza existencial, es la negación del cambio climático. Y Covid-19 ha sacado todos los zombies habituales.
Pero, ¿por qué, exactamente, es correcto tratar una pandemia de la misma manera que trata los recortes de impuestos y el cambio climático?
La fuerza que usualmente mantiene a las ideas de zombis dando vueltas es el propio interés financiero. Los paeños a las virtudes de los recortes de impuestos son pagados más o menos directamente por los multimillonarios que se benefician de estos recortes. La negación climática es una industria respaldada casi en su totalidad por intereses de combustibles fósiles. Como dijo Upton Sinclair: "Es difícil lograr que un hombre entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda".
Sin embargo, es menos obvio quién se beneficia al minimizar los peligros de una pandemia. Entre otras cosas, la escala de tiempo está muy comprimida en comparación con el cambio climático: las consecuencias del calentamiento global tomarán muchas décadas, dando a los intereses de los combustibles fósiles mucho tiempo para tomar el dinero y correr, pero ya estamos viendo catástrofes consecuencias de la negación del virus después de unas pocas semanas.
Es cierto que puede haber algunos multimillonarios que imaginen que negar la crisis funcionará para su ventaja financiera. Justo antes de que Trump hiciera su aterrador llamado para reabrir la nación en Semana Santa, tuvo una conferencia telefónica con un grupo de administradores de dinero, quienes pueden haberle dicho que terminar con el distanciamiento social sería bueno para el mercado. Eso es una locura, pero nunca debes subestimar la codicia de estas personas. Recuerde, Steve Schwarzman de Blackstone, uno de los hombres en la llamada, una vez comparó las propuestas para cerrar una brecha fiscal a la invasión de Polonia por Hitler.
Además, a los multimillonarios les ha ido muy bien con los recortes de impuestos de Trump, y pueden temer que el daño económico del coronavirus provoque la derrota de Trump y, por lo tanto, aumentos de impuestos para personas como ellos.
Pero sospecho que la respuesta desastrosa a Covid-19 ha sido moldeada menos por el interés propio directo que por dos formas indirectas en las que la política pandémica se vincula con la prevalencia general de ideas de zombis en el pensamiento de derecha.
Primero, cuando tienes un movimiento político construido casi en su totalidad en torno a afirmaciones de que cualquier experto puede decir que eres falso, debes cultivar una actitud de desdén hacia la experiencia, una que se extiende a todo. Una vez que descarta a las personas que buscan evidencia sobre los efectos de los recortes de impuestos y los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero, ya está preparado para despedir a las personas que buscan evidencia sobre la transmisión de enfermedades.
Esto también ayuda a explicar la centralidad de los conservadores religiosos que odian la ciencia al conservadurismo moderno, que ha desempeñado un papel importante en la falta de respuesta de Trump.
En segundo lugar, los conservadores tienen una creencia verdadera: a saber, que existe una especie de efecto halo en torno a las políticas gubernamentales exitosas. Si la intervención pública puede ser efectiva en un área, temen, probablemente con razón, que los votantes consideren más favorablemente la intervención del gobierno en otras áreas. En principio, las medidas de salud pública para limitar la propagación del coronavirus no tienen mucha implicación para el futuro de programas sociales como Medicaid. En la práctica, el primero tiende a aumentar el apoyo al segundo.
Como resultado, la derecha a menudo se opone a las intervenciones del gobierno, incluso cuando claramente sirven al bien público y no tienen nada que ver con la redistribución de ingresos, simplemente porque no quieren que los votantes vean que el gobierno hace algo bien.
La conclusión es que, al igual que con tantas cosas de Trump, lo horrible del hombre en la Casa Blanca no es toda la historia detrás de una política terrible. Sí, es ignorante, incompetente, vengativo y carece de empatía. Pero sus fracasos en la política de pandemia se deben tanto a la naturaleza del movimiento al que sirve como a sus deficiencias personales.

On Coronavirus, We’re #1 | @paulkrugman By PAUL KRUGMAN | But we’re doing some things right despite Trump.

Opinion

On Coronavirus, We’re #1

Opinion Columnist 


Credit...Eve Edelheit for The New York Times
It’s hard to believe, but just a month ago Donald Trump and his henchmen were dismissing the coronavirus as a nonevent. On Feb. 26 Trump declared that “You have 15 people, and the 15 within a couple of days is going to be close to zero.” His remark came a day after Larry Kudlow, his administration’s chief economist, declared that the virus was almost completely contained, and that the economy was “holding up nicely.”
There are now more than 82,000 cases in the U.S. — we don’t know how many more, because we’re still lagging far behind on testing. But that makes us the world’s coronavirus epicenter, and the U.S. trajectory is worse than that of any other country.
As for the economy: Last week more than three million workers filed for unemployment insurance, a number that is completely off the scale even as many others who are suddenly out of work aren’t eligible for unemployment benefits. We’re clearly losing jobs even faster than at the worst moments of the 2008-9 financial crisis, when we were losing “only” 800,000 per month.
Trump’s dismissal and denial played a large role in getting us to this point. And he should be held accountable. But the crucial question now is whether we’re doing enough to cope with the catastrophe. 
And the answer is no. We’re doing some of what we should be doing, mainly thanks to the efforts of Democratic governors and Democratic members of Congress — a statement that may sound partisan, but is the simple truth. But we’re still falling down on crucial fronts, mainly because even now Trump and his party aren’t taking the threat seriously.
What should we be doing? Three main things.
First, we need an all-out push to get essential medical equipment to where it’s needed. This means everything from face masks and other personal protective equipment for health care workers to ventilators for critical patients. It also, of course, means a vast expansion of testing.
The multiple weeks we wasted thanks to Trump’s virus denial have put us far behind the curve, and thousands of Americans will die unnecessarily as a result. But a full-court press could still make a huge difference.
Unfortunately, that’s still not happening. Trump has the power to mobilize industry to produce crucial equipment, but he has refused to use that power, airily declaring that “we’re not a shipping clerk.”
https://www.nytimes.com/2020/03/26/opinion/trump-coronavirus.html
TRADUCCIÓN DE GOOGLE
Opinión
En coronavirus, somos el número 1
Pero estamos haciendo algunas cosas bien a pesar de Trump.
Por Paul Krugman
Trabajadores de la salud que se preparan para trabajar en un nuevo sitio de recolección de pruebas Covid-19 en Tampa, Florida.
Trabajadores de la salud que se preparan para trabajar en un nuevo sitio de recolección de pruebas Covid-19 en Tampa, Florida. Crédito ... Eve Edelheit para The New York Times
Es difícil de creer, pero hace solo un mes, Donald Trump y sus secuaces descartaban el coronavirus como un evento no relevante. El 26 de febrero, Trump declaró que "tienes 15 personas, y las 15 dentro de un par de días estarán cerca de cero". Su comentario se produjo un día después de que Larry Kudlow, el economista jefe de su administración, declarara que el virus estaba casi completamente contenido y que la economía estaba "aguantando bien".
Ahora hay más de 82,000 casos en los EE. UU., No sabemos cuántos más, porque todavía estamos muy rezagados en las pruebas. Pero eso nos convierte en el epicentro mundial de coronavirus, y la trayectoria de EE. UU. Es peor que la de cualquier otro país.
En cuanto a la economía: la semana pasada, más de tres millones de trabajadores solicitaron un seguro de desempleo, un número que está completamente fuera de escala, incluso cuando muchos otros que de repente están sin trabajo no son elegibles para beneficios de desempleo. Claramente estamos perdiendo empleos incluso más rápido que en los peores momentos de la crisis financiera de 2008-9, cuando estábamos perdiendo "solo" 800,000 por mes.
El despido y la negación de Trump jugaron un papel importante en llevarnos a este punto. Y debería ser considerado responsable. Pero la pregunta crucial ahora es si estamos haciendo lo suficiente para hacer frente a la catástrofe.
Y la respuesta es no. Estamos haciendo algo de lo que deberíamos estar haciendo, principalmente gracias a los esfuerzos de los gobernadores demócratas y los miembros demócratas del Congreso, una declaración que puede parecer partidista, pero es la simple verdad. Pero todavía estamos cayendo en frentes cruciales, principalmente porque incluso ahora Trump y su partido no se están tomando la amenaza en serio.
¿Qué deberíamos estar haciendo? Tres cosas principales
Primero, necesitamos un impulso total para llevar el equipo médico esencial a donde se necesita. Esto significa todo, desde máscaras faciales y otros equipos de protección personal para trabajadores de la salud hasta ventiladores para pacientes críticos. También, por supuesto, significa una gran expansión de las pruebas.
Las múltiples semanas que desperdiciamos gracias a la negación del virus de Trump nos han puesto muy por detrás de la curva, y como resultado miles de estadounidenses morirán innecesariamente. Pero una prensa en toda la cancha aún podría marcar una gran diferencia.
Desafortunadamente, eso todavía no está sucediendo. Trump tiene el poder de movilizar a la industria para producir equipos cruciales, pero se ha negado a usar ese poder, declarando abiertamente que "no somos un empleado de envío".
https://www.nytimes.com/2020/03/26/opinion/trump-coronavirus.html