martes, 4 de junio de 2019

Así se libra la guerra comercial de Trump en todo el mundo




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El presidente Donald Trump dijo el jueves que, a partir del 10 de junio, impondrá aranceles del cinco por ciento a todos los productos importados de México. CreditDoug Mills/The New York Times
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El presidente estadounidense Donald Trump amenazó el jueves con imponer nuevos aranceles a México como estrategia para reforzar su lucha en materia de inmigración con el socio comercial más grande de Estados Unidos.
Así mostró, una vez más, que está listo para emplear el comercio como una herramienta para alcanzar sus objetivos políticos. Trump está librando varios conflictos comerciales actualmente, con aliados y rivales por igual. Sus exigencias, que a menudo revela primero en Twitter, han tomado desprevenidos a los socios comerciales.
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Tan solo hace ocho meses, los negociadores de Trump llegaron a un acuerdo con funcionarios mexicanos y canadienses que, según ellos, remplazaría el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Su nueva amenaza llega incluso antes de que el Congreso estadounidense haya aprobado el acuerdo, y envía la señal a los socios estadounidenses de que las disputas y las amenazas continuas ahora son la norma en el comercio global, por lo menos mientras Trump sea presidente.
Desde luego, México no es el único blanco de Trump. Para nada. De hecho, lo que está atacando es más grande que cualquier país. Está desafiando el consenso posterior a la Segunda Guerra Mundial acerca de que el libre comercio enriquece al mundo. A continuación, ofrecemos una mirada de los distintos frentes en la guerra de Trump contra las relaciones comerciales del mundo.

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Un puerto en Shanghái. Las charlas comerciales entre Estados Unidos y China fracasaron a principios de mayo.CreditLam Yik Fei para The New York Times

China

El enfrentamiento con Pekín ha sido el conflicto comercial más grande de Trump y el que más ha asustado a economistas e inversionistas. Podría afectar a más de 730.000 millones de dólares en productos y servicios que fluyen anualmente entre ambos países.
Por ahora, no se avizora un final del conflicto. Las charlas fracasaron a principios de mayo después de que Estados Unidos acusó a China de retractarse de ofertas realizadas previamente en las negociaciones. Fue entonces cuando Trump elevó los aranceles impuestos a 200.000 millones de dólares al año en importaciones provenientes de China del diez al 25 por ciento y amenazó con ir tras más productos chinos. China pronto tomó represalias y está buscando otras maneras de devolver el golpe. Eso podría implicar que use el valor de su moneda como arma de guerra comercial o aproveche el control que tiene de minerales clave y procesos de los que depende el mundo.
Los efectos podrían ser enormes si la guerra comercial continúa o se intensifica. Dependen de China un porcentaje importante de las ganancias de las empresas estadounidenses y de su papel esencial como fabricantes de muchos de los productos del mundo. China necesita el mercado de exportación estadounidense para mantener el crecimiento de su economía y quiere tecnología avanzada estadounidense, como microprocesadores y software, para fomentar su desarrollo económico.
Aun así, los halcones comerciales dentro del gobierno de Trump argumentan que Estados Unidos se ha vuelto demasiado dependiente de China y ven como una meta a largo plazo distanciar a ambos paísesMuchas compañías ya están replanteando su dependencia de China. Para China, cualquier decisión tomada con el fin de contratacar a Estados Unidos implica el riesgo de acelerar ese proceso.

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El presidente Trump con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en abril. Trump dice que impondrá aranceles a las importaciones automotrices japonesas a menos que ambos bandos lleguen a un acuerdo comercial.
CreditAl Drago para The New York Times

Japón

El presidente Trump ha dicho que la relación entre Estados Unidos y Japón es “una valiosa alianza”, y dice que disfruta de su cercana relación con el primer ministro Shinzo Abe. Eso no ha eximido a Tokio de sus amenazas.
Aunque ha pospuesto su decisión, Trump dice que impondrá aranceles a las importaciones automotrices a menos que ambos bandos lleguen a un acuerdo comercial. La Casa Blanca quiere más acceso al mercado japonés para los campesinos y los ganaderos estadounidenses. También quiere que las empresas automovilísticas japonesas construyan más fábricas en Estados Unidos para que más autos puedan ser ensamblados por trabajadores estadounidenses.
Llegar a un acuerdo es crucial para Abe, cuyo esfuerzo de años para revitalizar el crecimiento japonés enfrenta un gran desafío debido a la desaceleración económica en China, un gran comprador de equipos y productos japoneses. Por si la presión política que enfrenta Abe fuera poca, Trump ha dicho que no habrá acuerdo sino hasta después de las elecciones japonesas en julio.
Las críticas de Trump contra Japón no son nuevas. Sus comentarios en la década de 1980, cuando las exportaciones de Japón se percibían como una amenaza económica para Estados Unidos, sugieren que esos primeros enfrentamientos ayudaron a formar sus opiniones en materia de comercio.

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Camiones de carga en Tijuana, México, se forman para cruzar la frontera a Estados Unidos. México es el socio comercial más grande de Estados Unidos. 
CreditGuillermo Arias/Agence France-Presse — Getty Images

México

Se suponía que el conflicto con México se había terminado. Sin embargo, el jueves Trump atizó las tensiones comerciales al amenazar con imponer aranceles a México a partir del 10 de junio a menos que detenga el flujo de inmigrantes indocumentados en toda la frontera con Estados Unidos.
Si cumple la amenaza, podría haber severas complicaciones en ambos lados de la frontera. Gracias en parte a los aranceles impuestos a China, México ahora es el socio comercial más grande de Estados Unidos, con una cifra de comercio de más de 150.000 millones de dólares en los primeros tres meses del año, de acuerdo con IHS Markit Global Trade Atlas, un proveedor de datos.
El comercio ya se ha visto afectado debido a cambios en la manera en que el personal estadounidense vigila la frontera, lo que ha ocasionado esperas más largas. Y así como ha hecho con Japón, Trump también ha amenazado con imponer aranceles a las importaciones de autos fabricados en México. Algunas fábricas automotrices estadounidenses y japonesas tienen sedes en México, con cadenas de suministro que llegan hasta Estados Unidos.
La amenaza de Trump pone en duda el destino del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, el sucesor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, acuerdo al que llegaron los tres países a finales del año pasado. Estados Unidos ya ha eliminado los aranceles impuestos a las importaciones de metales tanto de México como de Canadá como una manera de lograr que el acuerdo se ratifique. No obstante, el Congreso estadounidense ha dado muestras de escepticismo por la manera en que Trump —sin importar cuál vaya a ser el destino de sus muchos conflictos— ha cambiado el tono del diálogo en materia de comercio en Estados Unidos.
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Un trabajador soldando un tubo de acero en una fábrica en Santa Maria degli Angeli, Italia.
CreditGianni Cipriano para The New York Times

Europa

La posibilidad de aranceles punitivos de Estados Unidos ha estado presente durante varios meses desde que los aranceles al acero y el aluminio impuestos el año pasado sacudieron a los aliados estadounidenses en Europa. El presidente Trump ha argumentado que las importaciones de autos y autopartes extranjeras afecta la industria automotriz estadounidense y amenaza la seguridad nacional.
“Yo diría que la Unión Europea nos trata peor que China. Solo que son más pequeños”, dijo el presidente Trump en mayo. “Envían autos Mercedes-Benz aquí como si se tratara de galletas”.
Ha amenazado con imponer aranceles del 25 por ciento a los millones de autos y autopartes extranjeros importados por Estados Unidos cada año. La decisión podría infligir daño en estados como Alabama y Carolina del Sur, que tienen enormes plantas de ensamblaje de Mercedes-Benz y BMW.
La Casa Blanca pospuso la decisión de imponer esos aranceles y dio un plazo de seis meses para negociar un acuerdo comercial con el fin de abordar el problema.
Estados Unidos ya estaba teniendo problemas en las negociaciones con la Unión Europea, que se ha rehusado a considerar la entrada de más productos agrícolas estadounidenses a Europa. El gobierno de Trump dice que un acuerdo sin agricultura no sería aprobado por el congreso de su país, pero los políticos populistas en Europa han señalado algunos productos y prácticas estadounidenses —como el uso de cloro para esterilizar los pollos— para justificar esas barreras comerciales.
Países como Francia y Bélgica también se han rehusado a unirse a las conversaciones debido a la negativa del gobierno de Trump en 2017 a firmar un pacto global de combate al cambio climático. Además, los líderes de la coalición Verde en el Parlamento Europeo han dicho que no firmarán acuerdos comerciales con países que no hayan ratificado el acuerdo climático.va York. Se espera que el nuevo acuerdo comercial propuesto, el sucesor del TLCAN, aumente las exportaciones de lácteos estadounidenses a Canadá.

Libby March para The New York Times

Canadá

El otoño pasado, parecía que el presidente Trump había llegado a un acuerdo sobre las diferencias comerciales con Canadá gracias al nuevo Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá. Entre otras cosas, se supone que el pacto facilitará la venta de productos lácteos estadounidenses en Canadá. No obstante, el anuncio de Trump el jueves podría desbaratar sus esfuerzos para asegurar la aprobación del pacto por parte del Congreso estadounidense.
Canadá ha estado en una zona incómoda en la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Se volvió el núcleo de una disputa diplomática después de que las autoridades canadienses arrestaron a Meng Wanzhou, una alta ejecutiva en la empresa tecnológica china Huawei a quien buscaban los funcionarios estadounidenses por acusaciones de fraude. Quizá en represalia, China ha arrestado a dos canadienses y los ha acusado de espionaje, además de haber impuesto restricciones a algunos productos agrícolas canadienses.
“China y Estados Unidos han intensificado su disputa, y Canadá ha quedado atrapada en medio”, dijo Carolyn A. Wilkins, gobernadora adjunta sénior en el Banco de Canadá, durante un discurso el jueves.
Trump ha insinuado que intervendrá en la extradición de Meng a Estados Unidos si eso ayuda a lograr un acuerdo comercial con Pekín. Sin embargo, el nuevo acuerdo comercial norteamericano firmado el otoño pasado también incluía una cláusula, conocida como la “cláusula de China”, que muchos consideraron un esfuerzo flagrante para bloquear cualquier acuerdo de libre comercio entre China y Canadá. 
https://www.nytimes.com/es/2019/05/31/aranceles-mexico-trump/?rref=collection%2Fsectioncollection%2Fnyt-es

República Dominicana, literatura contra los fantasmas

República Dominicana, literatura contra los fantasmas
Una radiografía desde el país caribeño de un panorama literario que tiene más peso creativo que editorial

Es una venda de azulejos negros tapando los ojos y una boca abierta con los dientes dorados. Detrás de la escultura está el mar Caribe. En esta playa pegada a la carretera donde en 1961 mataron al dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, se bañaba de niño el poeta Frank Báez (1978) y recuerda que los adultos le decían que tuviera cuidado: “Si tú te metes por ahí, te va a venir su fantasma”.
El fantasma del caudillo quizá más estrafalario y homicida de Latinoamérica sigue recorriendo también la literatura casi 60 años después de su muerte, culpa en gran parte de dos obras mayores, La Fiesta del Chivo (2000) y La maravillosa vida breve de Óscar Wao (2007), las más vendidas en el país pese a estar escritas las dos fuera de la República Dominicana. La segunda isla más grande del Caribe —10 millones de habitantes— tiene un mercado del libro diminuto y sin apenas músculo editorial, desde donde despegan hacia el extranjero cada vez más nombres emergentes en la escena internacional, continuando con una larga tradición de dialogo entre voces de dentro y de fuera.

PISTAS PARA EL RETIRO

Días. La 78ª edición de la Feria del Libro de Madrid se celebra en el parque del Retiro hasta el 16 de junio.
Invitado. Como país invitado, la República Dominicana protagoniza más de 100 actividades. Autores como Rita Indiana, Frank Báez, Rosa Silverio, Rey Andújar y Soledad Álvarez acudirán a Madrid.
Homenajes. Los 50 años de sellos como Tusquets y Anagrama serán objeto de homenaje. A ellos se suma el dedicado a Claudio López-Lamadrid, de Penguin Random House, fallecido en enero. El viernes 7 de junio, Núria Cabutí, Ray Loriga, Patricio Pron, Lara Moreno y Miguel Aguilar recordarán a López-Lamadrid. Acto seguido, Almudena Grandes, Luis Landero y Fernando Aramburu hablarán de su editorial de siempre (Tusquets) con la librera Lola Larumbe. Al día siguiente, Jorge Herralde, fundador de Anagrama, conversará con Juan Cruz.
Autor. En Cibeles, a unos metros del Retiro, la Casa de América dedica su Semana de Autor (del 4 al 7 de junio) al gran novelista salvadoreño Horacio Castellanos Moya.
España vacía. La otra España, una conversación sobre la vida en las zonas rurales es el título del coloquio que organiza EL PAÍS el sábado 15 de junio a las 19.30. Participan los escritores Sergio del Molino y Virginia Mendoza. Modera la periodista Carmen Morán.
A Trujillo lo acribillaron 27 balazos en este arcén de la carretera. Junot Díaz, el escritor dominicano de más éxito, migrante desde los seis años y nacionalizado estadounidense, narró el episodio a cámara lenta, como si fuera una de esas escenas congeladas de Matrix. Está en un pie de página de las andanzas de Wao, un regordete fanático de la ciencia-ficción que lucha por no convertirse en el “único varón dominicano de la historia que morirá virgen”. Mario Vargas Llosa, por su parte, recordó la última frase que la leyenda atribuye a uno los ejecutores antes de rematar al Chivo en la cara: “Ya este guaraguao no come más pollo”.
Dos décadas antes, otra novela sobre los últimos dos años de dictadura, Sólo cenizas hallarás, del diplomático y residente muchos años en España Pedro Vergés, tuvo un fuerte impacto al ganar en 1980 el Premio de la Crítica en España. Y hoy, entre los títulos de ficción más vendidos de la principal librería del país, otra obra con el telón de fondo de las tres décadas de trujillato: La reina de Santomé, de Guillermo Piña-Contreras. Los golpes de la dictadura —prolongada por Joaquín Balaguer, impuesto por EE UU en los setenta— fueron los responsables del alejamiento definitivo del país por parte de Pedro Henríquez Ureña, mano derecha de Vasconcelos en México, maestro de Borges o García Márquez; así como directamente del exilio del presidente-escritor Juan Bosch, las dos figuras tutelares a quien está dedicado el programa dominicano de la Feria del Libro de Madrid, inaugurada el viernes.
La diáspora, la sombra de Trujillo y lo fantástico —lo mágico, esa pegajosa etiqueta asociada tantas veces al Caribe— son algunas constantes en espiral que explican el devenir de la literatura dominicana. “Es como un pozo negro, como si el tiempo no pasara y todo lo que estamos viviendo ahora se explicara desde ahí. Y en parte sí, pero a mí me parece más interesante llevarlo hacia otra dirección”, dice Báez, cuentista y cronista además de poeta, único autor dominicano en ser incluido en la última lista Bogotá39 del Hay Festival británico y con un reciente poemario publicado por Seix Barral.

Magia pop

En otra dirección se encaminó el propio Junot Díaz, ganador del Pulitzer de novela en 2008 con su Óscar Wao y considerando “un referente”, “una inspiración”, “la estrella polar de nuestra literatura” por algunos de los autores jóvenes dominicanos. Su Trujillo es presentado como el eslabón de una maldición ancestral de la isla —“era un promotor, un sumo sacerdote del fukú”—, pero a la vez es comparado con Sauron, el gran villano de El señor de los anillos. Del realismo mágico al mundo fantástico pop.
“Trujillo es un género”, dice Rita Indiana del dictador novelado por Vargas Llosa y Junot Díaz
“Trujillo es nuestro Rey Arturo, en torno a su figura hay ya un género. Y a las editoriales les encanta una buena novela de dictadura”, dice Rita Indiana(1977), una de las autoras emergentes de más proyección internacional. Para Miguel D. Mena, director de Cielo Naranja, editorial independiente con más de 30 años de recorrido, “lo que más se ha exportado de la República Dominicana tradicionalmente ha sido lo muy trágico o lo muy frívolo”. Un péndulo que oscilaría entre los horrores de la dictadura —los asesinatos políticos, el perfil de depredador sexual de Trujillo— y el cliché exótico del latin lover caribeño, representado por Porfirio Rubirosa, miembro de la jet-setinternacional de los años cuarenta, y al que hasta Truman Capote llegó a loar en un texto sus supuestas proezas eróticas.
“Nosotros nos alejamos decididamente de todo eso, aunque sí está presente el arquetipo masculino que quedó implantado con Trujillo [obsesionado con la ropa y atusado con polvos de talco en una mezcla de vanidad y racismo para blanquear su piel morena], que se va a parecer más al marine de EE UU que al caballero colonial español”, apunta Rey Andújar (1977), novelista y profesor universitario en Chicago. Así sería el padre de Wao en la novela de Junot Díaz: un macho militar, cuarentón y musculoso, coqueto rozando la afectación, a la vez que rígido, estricto y machista. O incluso el padre mafioso de la protagonista de la novela Papi, de Rita Indiana, que “es como Jason, el de Viernes 13. O Como Freddy Krueger”, y que a la vez tiene “removedor de esmalte y limas y piedras de pómez y cremas hidratantes y aceite de cacao y aceite Johnson”.
“Mi generación, que vivió en los noventa, está obsesionada con la ciudad y con la cultura popular, con la música, el cine y el arte contemporáneo. Es una literatura que mira más hacia los beatnick que al boom latinoamericano”, añade Indiana, que en 2015 fue finalista del Premio Vargas Llosa por su novela La mucama de Omicunlé. Para Andújar, el trabajo de su compatriota estaría “más cerca de la obra de Basquiat y su mezcla bolero de Ravel, Picasso y hip-hop, que de García Márquez”.
La ruptura con la tradición de los narradores nacidos a finales de los setenta no es tan nítida en las generaciones anteriores. Ángela Hernández (1954), premio Nacional de Literatura, considera que la influencia de Trujillo en la literatura es “una sombra que no se elige”, y que ella ha recogido, por ejemplo, en una novela ambientada al filo de los sesenta en un pueblo aislado de la montaña al norte del país: Mudanza de los sentidos, publicada en España por Siruela. El componente mágico también está presente en sus obras. “Está en mi literatura porque está en mi imaginación y en mi memoria. Mi mamá solía hablar de su hermana muerta, que era curandera del pueblo, como si estuviera viva. Yo recupero ese tiempo de imágenes para mis cuentos”. Pedro Antonio Valdez (1968) pone a dialogar lo mágico con lo real con cortes más tajantes, como en Carnaval de Sodoma (Alfaguara), donde por el río de una provincia dominicana aparece Marco Polo.
La nueva magia del Caribe se parecería en todo caso más a un glitch informático que a los fantasmas, mientras que el dinero y las finanzas representarían los embrujos más poderosos en tiempos de turbocapitalismo. “Somos hijos de una generación de dominicanos a los que los noventa agarra sin un peso en el banco con las privatizaciones y se produce una reconfiguración de la sociedad. Había gente negra que conservaba dinero de la dictadura y por otra parte las remesas empiezan a también a crecer. Las divisiones de raza empezaron a mezclarse”, dice Rey Andújar. Su novela Candela (Alfaguara) bucea en las intersecciones de una migrante haitiana, la hija de un político dominicano y un policía mestizo con acceso a ambos mundos. El año que viene se estrenará una versión cinematográfica de la novela y, de momento, ha vendido 8.000 ejemplares, un cifra media-alta en la isla.

Vacío editorial

Con 70.000 y 50.000 ejemplares, La Fiesta del Chivo y La maravillosa vida breve de Óscar Wao siguen siendo las dos obras más vendidas en el país, según cifras tentativas de Ruth Herrera, directora de las ferias nacionales del libro, dependiente del Ministerio de Cultura. No existen datos oficiales de ventas ni de publicaciones en el país. “El gran problema es la educación, no tenemos un verdadero fondo de lectores con formación y poder adquisitivo para alimentar el mercado. Por otro lado, tampoco hay incentivos para la industria editorial ni para el consumo”, añade Herrera.
La feria de Santo Domingo es la mayor del Caribe pese a la debilidad de la industria editorial
La feria de Santo Domingo, con 22 años de historia, sí cuenta con una considerable influencia regional. “Es la principal actividad cultural del país y la mayor feria del Caribe y Centroamérica. Por volumen y calidad, por aquí han pasado Carlos Fuentes, Sergio Pitol, Ana María Matute”, apunta Hernández. En la edición de este año participaron 38 editoriales de 10 países, especialmente volcadas en Cuba y Puerto Rico.
Las librerías en la capital no llegan a la decena y el panorama de bibliotecas tampoco es muy alentador: 230 en un país de 10 millones de habitantes. “La República Dominicana es un lugar muy árido para la literatura. No hay editoriales de relevancia en la isla. Y la mayoría de los autores de mi generación nos fuimos a México, a EE UU, a España; la mayoría de las veces por un tema económico, pero también por claustrofobia”, apunta Indiana, que vive en Puerto Rico. Las editoriales independientes que dan el primer vuelo a los autores jóvenes, como CieloNaranja o Ediciones De a Poco, también están fuera del país y dentro se limitan a imprimir, pocas veces más de 500 ejemplares.
No siempre fue así. En la década de los dos mil tuvo presencia en la isla la colombiana Norma y la multinacional española Santillana, facilitando mayores vías de distribución para los autores dominicanos. Pero con la venta de la división de literatura a Ramdom House, Alfaguara y el resto de sellos salieron de la isla en 2014. Valdez, que llegó a vender 8.000 ejemplares de Carnaval en Sodoma, y que también contó con una versión cinematográfica de la mano de Arturo Ripstein, recuerda la sensación de desamparo: “Nuestros libros se quedaron en un almacén en México”.

Un país de poetas

Desde el siglo XIX, la República Dominicana ha sido conocida sobre todo por los poetas: Salomé Ureña, José Joaquín Pérez o Gastón Fernando Deligne. “Siempre se dice que somos un país de poetas”, subraya José Mármol (1960), ganador prácticamente de todos los premios literarios de la isla; traducido al inglés, al francés y al italiano, y responsable de una reciente antología de poesía dominicana del siglo XX en Visor, donde ha publicado también varios poemarios propios. “Partimos”, añade Mármol, “de una fuerte tradición modernista. Aquí Rubén Darío se conocía y se publicaba en revista antes de su icónico Azul, de 1908. Y durante las vanguardias, por ejemplo, el manifiesto futurista nos llegó pocos meses después de ser publicado en Europa”.
“Nuestras novelas quedaron en un almacén de México”, dice Pedro Antonio Valdez sobre la salida de Alfaguara de la isla
Entre los poetas más jóvenes también destaca un sabor urbano y contemporáneo. “Lo urbano en mi poesía es un artificio. Intento utilizar los elementos del paisaje que mejor conozco —la isla, el mar, la ciudad a medio hacer, sus cables que cuelgan como tripas de los postes eléctricos— para reflexionar sobre el mundo en el que vivo. Para el escritor que crece en una isla, especialmente una del Tercer Mundo, es casi imposible que el entorno no permee su forma de usar el lenguaje”, apunta Alejandro González Luna (1983), residente en España y con un reciente poemario temático sobre la insularidad publicado en Pre-Textos: Donde el mar termina, premio Emilio Prados.
El trabajo poético de Frank Báez aspira a insertar el propio lenguaje en el contexto dominicano. Una tarea basada en cribar “libros y referencias donde pasan historias que no se parecen a la del entorno de uno” y que le ha empujado a una cierta orfandad. Pero a la vez a “una gran libertad para crear lo nuevo, para convertirte en explorador y lanzarte a buscar formas novedosas y un lenguaje que de pronto comprendes que siempre lo llevabas contigo, pero que no te atrevías a usarlo porque no salía en libros o en películas y pensabas que era vulgar o nada literario”. Algo parecido le sucedió hace muchos años a Josefina Baez (1960), sin tilde, migrante a EE UU en los setenta y precursora del uso del spanglish que Yunot Díaz ha homologado y elevado a las alturas. “Me decían que eso no era literatura. Pero cuando alguien como Junot, de las grandes ligas, batea en una de tus bases, es que hay algo”. Báez, con tilde, está trabajando últimamente en un texto sobre el barrio donde se crio, Los Kilómetros, la zona pegada a la playa donde mataron a Trujillo, el lugar donde sus mayores veían fantasmas.

LECTURAS

La maravillosa vida breve de Óscar Wao. Junot Díaz. Debolsillo
Llegó el fin del mundo a mi barrio. Frank Baéz. Sonámbulos
Hecho en Saturno. Rita Indiana. Periférica
Yo, la isla dividida. José Mármol. Visor
Donde el mar termina. Alejandro González Luna. Pre-Textos
Mudanza de los sentidos. Ángela Hernández. Siruela
Cuentos dominicanos. Varios autores. Siruela
La poesía del siglo XX en República Dominicana. Edición de José Mármol y Basilio Belliard. Visor
No creo que yo esté aquí de más. Antología de poetas dominicanas 1932-1987. Edición de Rosa Silverio. Huerga & Fierro
FE DE ERRORES
En una edición anterior, se decía que era la isla más grande del Caribe.