Leo Beato
Fui sacerdote de la Iglesia Católica. Ahora soy sacerdote de la Iglesia Luterana. Autor de la columna “Ecos del Potomac” desde Washington, D.C. por mas de tres décadas. Tambien de su otra columna “Desde las entrañas del Sol”. Es escritor, terapeuta y analista de problemas sociales.
¡Usen sus cabezotas y piensen por un instante!
Así nos decía aquel profesor de filosofía, al cual llamábamos “el profesor Igitur”, palabra que en latín significa “por lo tanto” y que él repetía y repetía ad nauseam.
Igitur pa’cá; igitur pa’llá; Igitur por todas partes. El hombre se parateaba como Aristóteles en la colina del Areópago de Atenas. ¡Pobre Atenas hoy tan asediada!
De Igitur aprendimos que la expresión colombiana de “medirle a uno el aceite”, antes y después de Pablo Escobar, equivale a lo que en Dominicana se conoce como “limpiarle el pico a alguien” y en Cuba a “romperle la psiquitrilla”.
“Humani generis turba capitem non utuntur” (la mayoría de los humanos no usan la cabeza) nos decía en su latín macarrónico. Era oriundo de Palencia, España, y se había doctorado en la Universidad Gregoriana de Roma, Italia. El hombre no era ningún rulo y se las traía con su filosofía didáctica.
“Qui capiten non utuntur morituri ipso facto” (los que no usan la cabezota morirán en el acto). E inmediatamente añadía en castellano: “Hay que medirles el aceite, porque, de lo contrario, se meten a políticos y entonces son ellos los que nos miden el aceite a nosotros”.
Esa palabrita de “ipso facto” nos recuerda aquella excomunión “latae sententiae” (automática) de Tomás Portes e Infante contra Juan Pablo Duarte y los Trinitarios. Él pensó que los aterraría con sus latinazgos pero, como ellos eran masones, continuaron como si nada (“tanquam tábula rasa”). Dicen que uno de ellos dijo: “Eso no nos atañe a nosotros, eso es para los que creen en esos disparates”.
Y así mismo fue.
No hay cosa peor que creer que uno tiene a Dios cogido por una pata, como creía Portes Infante, pues no es Dios que ha creado al hombre a su imagen y semejanza, sino que es el hombre el que ha creado a Dios a su imagen y semejanza.
En una ocasión en que Caíto Javier, quien luego se convirtió en político, se puso a filosofar con Igitur en latín, éste lo apostrofó diciéndole: “Festina lente, domine; quia nihil in capite habes” (apresúrese lentamente, señor; porque no tiene usted nada en su cabezota).
¡Cuá-cuá-cuá! Como patos en un lago de cisnes, las risotadas de los alumnos todavía se están escuchando. Caíto se rio también pero no entendió nada porque años después terminó alquilando su cabezota a aquel político ilustrado de origen puertorriqueño y sonrisita de chihuahua que manipuló al pueblo dominicano por
25 largos años. ¿Sabes a quién me estoy refiriendo?
“Tenemos que aprender a “raciocinar”, para que otros no traten de hacerlo por nosotros y terminen metiéndonos gato por liebre”, decía Igitur. Eso lo podríamos aplicar hoy día al problema haitiano. Las desinformaciones internacionales pagadas contra nuestro país se están tornando alarmantes. Las garzas disparándole a las escopetas y todo el mundo creyéndoselo, como si fuera lo más natural del mundo.
Hablando de cabezotas… ¿Qué otra cosa es lo que nos han estado haciendo nuestros políticos desde la primera República, sin nosotros apenas caer en la cuenta? Es lo que Francisco Moscoso Puello llamaba “el exilio de la razón”. Ahí hemos vivido desde el principio de los principios.
Hagamos ahora una prueba y “raciocinemos” juntos, tomando como ejemplo el caso del “Grexit” (la posible salida de Grecia de la Unión Europea).
¿No nos damos cuenta de que se trata, una vez más, de abusos bancarios?
¡La bolsa o la vida! Lo financiero sobre lo humano, a pesar de que nada humano debe de sernos extraño.
Los bancos, tanto los públicos (la Troika europea) como los comerciales y los privados, son los únicos culpables de que los griegos no puedan saldar sus préstamos, porque debieron cerciorarse de las condiciones financieras de Grecia, antes de hacerle esos préstamos. El 92% de esos préstamos (mal llamados “rescates”) fue para pagar a esas instituciones que hicieron esos préstamos.
Para “rescatar” a las instituciones financieras que causaron la crisis, tal como hicieron antes Bush y luego Obama para “rescatar” a Wall Street (sacando de las costillas de los que pagan los impuestos alrededor de tres trillones de billetes verdes), la Unión Europea le exige ahora al pueblo griego que “salde” su deuda.
Los mal llamados “rescates” de Grecia de parte de la “Troika” (el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) fueron para saldar los intereses de la deuda y no les llegaron al pueblo griego, al que le están ahora exigiendo más recortes y más austeridad para seguir “rescatándolo”. Ese es el gran dilema. ¡O me pagas o te asfixio!
Aparte de la irresponsabilidad de sus gobiernos, el pueblo griego no puede suicidarse para saldar esa deuda, hoy día impagable, como lo es la deuda externa de los países latinoamericanos, la cual es también impagable.
Pedir ajustes y austeridad a un país sumergido en una recesión crónica es pedirle el suicidio colectivo. Esa es la opinión de Paul Kruger y de Joseph E. Stiglitz, dos Premios Nobel de economía mundialmente reconocidos. No se le puede dar más prioridad al dinero que a la vida misma. Hay que escoger entre pagar una deuda o seguir viviendo como seres humanos sobre la faz de la tierra.
Lo que está pidiendo Grecia, sin embargo, son condiciones menos onerosas (extensión de tiempo hasta poder elevar su nivel de producción y su Producto Interno Bruto-PIB) para entonces empezar a saldar la deuda.
El Fondo Monetario Internacional, sin embargo, le exige que pague ¡ya!
No olvidemos que Grecia fue la cuna de la civilización europea y que ahora, por lo que vemos, la están convirtiendo en la camilla de la ambulancia de la economía europea, hoy día afectada por una patología incurable. Si Grecia sale de la Unión Europea, sentará las bases para que otras naciones europeas hagan lo mismo.
Tampoco olvidemos que a Alemania, el país al que más le debe Grecia (60,000 millones de euros) se le condonó su deuda externa en dos ocasiones, después de las dos guerras mundiales que ese país desató sobre el mundo. Se le permitió comenzar de cero. Eso no se le está permitiendo a Grecia, país que fue dilapidado por Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
Además, no podemos olvidarnos de Puerto Rico, cuya situación financiera hoy día es, (mutatis mutanda- cambiando las circunstancias), muy similar a la de Grecia.
Aunque parezca mentira, el gobierno del Estado Libre Asociado, la “Isla del Encanto”, está al borde de la quiebra financiera y las proyecciones indican que no se comenzará a recuperar hasta el 2020, cuando empezará con un exiguo 1.8% de crecimiento por año.
¿Estás usando tu cabezota o deseas que el profesor Igitur te enseñe a usarla?
¡Aprende a usarla!
http://acento.com.do/2015/opinion/8266225-usemos-nuestra-cabezota/