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Milito en el periodismo libre
Unas
semanas atrás agradecí al dilecto colega Juan Taveras Hernández que me
dedicara un artículo, junto a dos grandes periodistas, Orlando Martínez y
Radhamés Gómez Pepín, donde se refería a la dependencia de muchos que
se dicen independientes y ponderaba el periodismo comprometido,
distanciándose de los que se lavan las manos ante las inmundicias
sociales y de los que medran en el poder.
Cumplo
hoy la promesa que hice a Juan TH, con cuyos planteamientos al respecto
coincido, de precisarle mi posición frente a la “independencia
periodística”, que ciertamente no existe, por lo menos en sociedades de
tanta inequidad e iniquidad, de exclusiones de muchedumbres y violencia,
donde las instituciones del Estado son adorno y la Constitución y las
leyes apenas sugerencias.
Más
de dos mil estudiantes que se cruzaron conmigo en las aulas, durante
los 20 años que impartí la asignatura “Periodismo Interpretativo”, son
testigos de mi criterio de que no hay comunicación ni periodismo
independiente, que detrás de la “independencia” se han escondido
históricamente los peores intereses sociales, económicos y políticos. Es
también un recurso de buenos profesionales que no quieren tropezar con
los grandes intereses dominantes, y prefieren el juego suave.
He
hablado de periodismo objetivo, en dos direcciones; primero, que
persigue causas, que tiene como objetivo el bien común, la justicia
social, la libertad y la dignidad humana, y segundo, que parte de la
identificación de la realidad tal como es, objetiva, no de lo que
quisiéramos que fuera, sin pretender manipularla, ni siquiera en aras de
lo mejor.
Milito
en el periodismo comprometido, por mi formación profesional, porque
estudié en escuelas cristianas de verdad, y mis primeros trabajos fueron
en medios católicos de aquí, México y Estados Unidos, donde me
inculcaron el compromiso social como esencia de la comunicación. Y
porque salí de la pobreza del batey cañero para trabajar por el
progreso, los derechos y la dignidad humana.
Pero
nunca he estado comprometido con un partido ni un gobierno, ni siquiera
en los dos años en que fui embajador en Perú y Bolivia (1984-86),
cuando no escribí un solo artículo ni emití una declaración política. Lo
más cerca que estuve alguna vez fue del original Partido Revolucionario
Social Cristiano y su ala izquierda del camilismo. Aunque he tenido
siempre vínculos, más o menos duraderos, con todos los partidos y grupos
que de alguna forma han luchado por mejorar el país, incluyendo a los
de Juan Bosch y Francisco Peña Gómez, y a los de la izquierda,
particularmente del Movimiento Popular Dominicano.
Nunca
entregué mi independencia a Bosch, a Peña, a Antonio Guzmán ni a Jorge
Blanco. Tampoco a Miguel Cocco, Rafael Chaljub Mejía ni a Leonel
Fernández, estos tres últimos con los que más relación personal he
sostenido. Pero también me relacioné con reformistas como Fernando
Álvarez, Carlos Morales y Jacinto Peynado, y muchos otros líderes
nacionales.
Soy
practicante del periodismo comprometido, pero soy un ser humano libre,
consciente de sus limitaciones y de las que impone la sociedad, pero
amante de la libertad. Por eso nunca he pedido favores a ningún gobierno
ni a ningún líder. No busqué el cargo de embajador, que luego he
rechazado varias veces, tampoco la designación de mi esposa en un
consejo de administración en el 2004, (entonces honorífico) lo que hizo
la Junta Monetaria sin que ella lo solicitara a nadie, por su condición
profesional. Y pagué hasta los postgrados en el extranjero de mis hijos,
entre el 2001 y 2012.
Como Miguel Hernández para la libertad, sangro, lucho, pervivo, y por la libertad de los demás seres humanos ejerzo la comunicación, que es social o no es nada. http://hoy.com.do/milito-en-el-periodismo-libre/autor/juan-bolivar-diaz/
Como Miguel Hernández para la libertad, sangro, lucho, pervivo, y por la libertad de los demás seres humanos ejerzo la comunicación, que es social o no es nada. http://hoy.com.do/milito-en-el-periodismo-libre/autor/juan-bolivar-diaz/
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