Escrito por Patrocinio Navarro
La guerra es una pesadilla continua junto a la pobreza, las enfermedades, el hambre y el caos climático. Y cuando nos preguntamos si existe alguien responsable de todo esto a la vez encontramos dos clases de humanos: los todopoderosos feudales financieros y multinacionales y los sumisos lemingos
La guerra está presente en la vida cotidiana de países africanos y de Oriente aunque los telediarios guarden silencio cuando las conviene a los dueños de los medios. La guerra es una pesadilla continua junto a la pobreza, las enfermedades, el hambre y el caos climático. Y cuando nos preguntamos si existe alguien responsable de todo esto a la vez encontramos dos clases de humanos: los todopoderosos feudales financieros y multinacionales y los sumisos lemingos que les secundan.
La guerra no es algo que sucede espontáneamente. Ha sido largamernte planificada en oscuros despachos, cuidadosamente medidos sus efectos en el debe y el haber de quienes las provodan, y se convierte, tras un proceso cuidadosamente estudiado, el el resultado final de una suma de conflictos menores solo en apariencia y que un día estallan y convierten en enmigos a gentes que ni sospechaban que lo fueran. Vecinos de pronto se convierten en culpables de conflictos cuya maldad real o imaginaria es presentada en cada ocasión por la parte instigadora como un peligro para sus propias gentes. Los conflictos pueden ser reales o provocados, eso no tiene importancia alguna.Es fácil inventar una excusa como detonador de la gran explosión, porque lo importante es que sea creíble y seria la chispa que desate la llama.
Pero antes de llegar al punto de ignición, la propaganda directa o la camuflada en los medios ha ido creando lentamente un estado de opinión contra el bando o el país que interesa demonizar. Así es como el veneno del rechazo, del odio o el desprecio cala en la conciencia de la gente que se deja seducir.
¿ Cómo es posible esto? ¿ Cómo es posible que gente normal que hasta ayer mismo parecía pacífica de pronto la veamos vestida de uniforme y dipuesta a matar? Porque la “materia prima inflamable” ya está previamente en la conciencia ,no en las ideologías. De pronto nos damos cuenta de que existe algo más profundo que un modo de pensar y que lleva a querer matar, destruir, robar o violar. Ese algo vive en la conciencia que no rechaza el odio, el desprecio o el matar, pero no en la conciencia que respeta al semejante y rechaza la violencia. Estos que así sienten nunca son seducidos. Según prevalezca una u otra clase de conciencia tendrá una respuesta el provocador de las guerras, y es por eso que la propaganda que incita a la guerra busca el lado emocional de la gente.
A primera vista, la raíz de cualquier conflicto bélico parece apuntar en dos direcciones bien simples : la codicia de bienes ajenos de los poderosos, y el aumento de su prestigio y poder. Como diversos grupos de poder económico y militar aspiran a lo mismo, las guerras se suceden. ¿ Y a qué aspiran los pueblos? A ganar las guerras de sus gobiernos, cuando han sido hipnotizados por ellos, y a vivir en paz. A la causa de sus gobiernos, los pueblos entregan a sus jóvenes para ser sacrificados en las contiendas, y entregan sus bienes para correr con los gastos. Entre tanto, los hijos de los gobernantes no van a las guerras y tanto ellos como sus padres hacen negocio con ellas sin importarles cuántos mueren por ellos y cuánta pobreza y dolor causan.Ellos siempre, siempre,salen ganando cualquiera que sea el bando en que estén. Y los pueblos, siempre, siempre, se arruinan.
Descubrir la raíz de una guerra cualquiera ayuda a comprender la causa y dinámica de los acontecimientos, pero ¿los explica suficientemente?... Por mucho que pensemos, algo se nos escapa siempre. Resulta imposible conocer todos los datos sobre esos asuntos, porque a pesar de que los pueblos son los que dan la cara y se juegan la vida, las verdaderas razones por lo que hacen esto se les ocultan taimadamente, no vaya a suceder que no sean suficientemente convincentes. Los datos más importantes nunca se les dice, son alto secreto, y todo lo que se cuenta en su lugar es abundante propaganda que incita a la violencia.
La gente que es incitada a las guerras que organizan sus dirigentes tiene derecho a conocer la verdad, pero en su lugar sufre un bombardeo de anécdotas en clave de pedagogía patriótica con el único objetivo de exacerbar los ánimos del pueblo y convertirlo en asesino o en cómplice. Así se degenera la conciencia colectiva y es posible decretar guerras, pero en las cenizas de cada guerra que termina nunca se extingue el ascua del odio entre los contendientes, que volverá a ser aprovechado por los mismos provocadores de antaño o sus imitadores como semilla negativa latente para hacer más fácil la próxima e inevitable guerra.
Si no hemos perdido el norte de nuestra vida quizás nos preguntemos: ¿No son los genocidios y el terrorismo que presenciamos actualmente en Oriente y África una salvaje violación de las leyes sagradas y los derechos físicos, intelectuales y espirituales de los seres humanos? Quizá nos preguntemos: ¿Dónde está la civilización en nombre de la cual naciones enteras que invocan defender semejante concepto siembran a bombazo limpio y anónimo la muerte de otros pueblos ?...El mayor cinismo de la historia de estas naciones que se dicen cristianas y civilizadas es hablar en nombre de la civilización y hasta de Cristo; es tan inaudito proponer como excusa la defensa de la civilización y la defensa de los derechos humanos como poner el apellido de “cristiana” a esta barbarie hipócrita y pagana para enfrentarla con otras de su estilo como el “ Islamismo radical”.
Cuando los papas o los obispos “cristianos” bendicen un cañón¿En nombre de quién lo hacen verdaderamente? ¿En nombre del Dios de la paz, o en nombre del dios del odio y los negocios? A menudo pienso que las iglesias podrían estar dirigidas por ateos muy bien organizados, sin que eso ponga en peligro, sino al contrario,sus buenos negocios con el mundo.¿Bendeciría Cristo un cañón? ¿Viviría en un palacio custodiado por guardias? ¿Tendría riquezas y posesiones multimillonarias?Estas preguntas, de tan simples, parecen estúpidas.Sin embargo millones de personas ni se las formulan,porque están cegadas por la Institución, atrapadas y condicionadas por las tradiciones y la educación popular a través de las escuelas y los medios controlados por el Sistema ( la inmensa mayoría) que son instrumentos de perversión social y mental.
Descubrir la raíz verdadera de los conflictos es uno de los más importantes descubrimientos que cada uno podría hacer, pero tal descubrimiento está condicionado por la perspectiva.¿A dónde miramos? Si miramos al interior de nuestro corazón, descubrimos al Dios de la paz y el amor que vive en nosotros o por el contrario, el núcleo de los conflictos que asedian nuestra vida y contienen el gérmen de toda guerra. Codiciar, violentar, robar, dominar, atar a otros, controlar, ¿ no son principios demoniacos?¿no son los mismos que alimentan a los gobiernos para crear conflictos? Así que las guerras, ¿ no son siempre guerras satánicas?
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