Tony Raful
Pichirilo no era comunista. Su ideología era un tanto difusa, basada en un antitrujillismo beligerante, un hermano suyo fue desaparecido por Trujillo. Lo animaba un ferviente deseo de combatir la dictadura más criminal del continente. De Pichirilo podría decirse lo mismo, que el Che dijo del comandante cubano, Camilo Cienfuegos, desvanecido por el azar en los cielos de Cuba: “Öno tenía la cultura de los libros, tenía la inteligencia natural del pueblo, que lo había elegido entre miles para ponerlo en el lugar privilegiado a donde llegó, con golpes de audacia, con tesón, con inteligencia... No vamos a encasillarlo, para aprisionarlo en moldes, es decir, matarlo. Dejémoslo así, en líneas generales, sin ponerle ribetes precisos a su ideología socioeconómica, que no estaba perfectamente definida; recalquemos, sí, que no ha habido en esta guerra de liberación un soldado comparable a Camilo...”.
Pichirilo fue uno de los fundadores del histórico Movimiento Popular Dominicano, el 20 de febrero de 1956 en La Habana, junto, entre otros, a Máximo López Molina. En ese mismo año de 1956, a mediados, salió hacia Ciudad México, para unirse a Fidel Castro y la expedición del yate “Granma”, e iniciar la lucha armada para derrocar otra dictadura, la de Fulgencio Batista, aliado de Trujillo. Cuando el Movimiento Popular Dominicano fue fundado no reclamó la ideología marxista, surgió como una fuerza política de exilados antitrujillistas de matices diversos, con el objetivo de diferenciarse de otros grupos, sosteniendo la tesis enarbolada por Pablo Martínez, asesinado por Batista, sintetizada en la consigna de “Lucha interna o Trujillo siempre”. Cuando en 1965, las agencias de prensa norteamericanas difundieron un documento de la CIA, donde mencionaba los nombres de 56 supuestos comunistas dominicanos, que estaban participando en “puestos de dirección” en la revolución constitucionalista los primeros días de la guerra, para así justificar la injustificable intervención de 42 mil marines en nuestra Patria, no incluyó el nombre de Ramón Emilio Mejía del Castillo (Pichirilo), a quien los servicios de inteligencia norteamericanos tenían fichado como combatiente dominicano, destacado en la frustrada invasión de “Cayo Confites” (1947), y como expedicionario del “Granma” (1956), segundo capitán al mando de la embarcación. Sabían que había estado en Cuba desde diciembre de 1956, integrado a las células urbanas del Movimiento 26 de Julio, que había permanecido en diferentes posiciones administrativas del Estado cubano entre 1959 y 1963, que había laborado junto al Che en el Ministerio de Industrias, y que se encontraba en República Dominicana desde el inicio del gobierno constitucional de Juan Bosch.
¿Por qué no incluyeron a Pichirilo en la lista, cuando en el famoso listado, había muchos que no eran ni por asomo, comunistas? ¿Tenía la Agencia Central de Inteligencia norteamericana el dato de que Pichirilo había salido de Cuba disgustado con el trato recibido a raíz de la incautación de armas en su residencia en 1960? Desde su llegada al país durante el gobierno de Bosch, Pichirilo se convirtió en una especie de “perredeísta silvestre”, o sea, no organizado propiamente, en “bajo perfil político”, trabajando con sus parientes en el puerto de la capital en actividades comerciales. Su cercanía afectiva con los hermanos Mundito y Manny Espinal, dirigentes importantes del PRD y militantes de la línea conspirativa y la lucha popular contra el Triunvirato, lo orientó políticamente. La CIA sabía que Pichirilo no era comunista y de seguro que intentó acercarse a él, para aprovechar su resentimiento o dolor por el trato recibido, desconociendo la CIA, la relación fraterna del Che Guevara con éste, que pesaría mucho más en su espíritu, que cualquier divergencia con la dirección de la revolución cubana. No especulo, tengo datos al respecto, que espero darlos a conocer en una obra que parece inevitable, sobre la estampa de Pichirilo.
Además, Pichirilo no era una figura mencionada en los primeros días de la revuelta, hubo de permanecer observando los acontecimientos de las primeras horas antes de envolverse con ribetes de leyenda en los sucesos de abril de 1965. Un dato curioso es que los días 15 y 16 de junio de 1965, cuando las tropas intervencionistas intentaron tomar la ciudad constitucionalista con un bombardeo infernal de toda clase de armamentos, sobre San Antón y la Puerta de San Diego, sobrevoló un helicóptero de la Fuerza Aérea Norteamericana, con unos altoparlantes donde un oficial decía, “Comandante Pichirulo (pronunciaba su nombre así), ríndete, te garantizamos la vida, esta no es tu guerra, tú sabes pelear, tus amigos no, ríndete”.
La respuesta fue viril, patriótica entre las ruinas y los mesones coloniales, toneladas de palabras impublicables, gritos de guerra y victoria, mientras dejaba escuchar su inseparable ametralladora “Cristóbal”, como refutación a los invasores. Y es que Pichirilo no era comunista, nunca lo fue, pero como dijo su amigo el Che, de Camilo, diríamos de él: no hubo en abril de 1965 un combatiente comparable a Pichirilo.
http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2014/12/16/349302/Pichirilo-no-era-comunista
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