De alternativos, alternativas y diferencias
Por César Pérez
Publicado el: 9 enero, 2019
Los partidos, movimientos y grupos que participan de la actividad política en nuestro país que se reclaman alternativos, se consideran tales, como algunos lo dicen abiertamente, frente a lo que ellos califican de partidos tradicionales, fundamentalmente el PLD y PRM. Que en esencia lo son frente al primero, poco que discutir, que lo sean frente al segundo, hay cuestiones importantes que discutir. Se supone que en términos político/ideológicos, una posición o propuesta programática es alternativa a otra, cuando en forma y contenidos son esencialmente diferentes,también en torno a temas nacionales cruciales y, a veces, cuanto los perfiles esenciales de las figuras claves que delinean las políticas son sustancialmente diferencias.
Con loable franqueza, los autodefinidos alternativos más conocidos no se definen de izquierda, y si bien quieren cambiar el sistema de corrupción, ineficiencia y privilegios entronizados por el presente y los pasados gobiernos, al igual que el PRM, no se plantean cambiar la base económica/institucional fundamental en que descansa nuestro orden social. En tal sentido, el carácter alternativo de los alternativos radica básicamente en la forma en que dicen que administrarían la cosa pública, no quieren cambiar la esencia del régimen; si fuese lo contrario podría decirse que son fuerzas alternativas al sistema y aun así en una coyuntura como la presente, rechazar una eventual alianza con los “partidos tradicionales” sería equivocado.
La historia registra una diversidad de alianzas tácticas entre fuerzas esencialmente diferentes, incluso muchas veces más que adversarias han sido enemigas. Eso ha sucedido por la necesidad de desplazar del poder a fuerzas que se han convertido en lastres que van erosionando las bases sociales, institucionales y morales de sus sociedades, por lo que, derrotar esas fuerzas se constituye en una impostergable necesidad para crear otro escenario político con posibilidades de mayor margen de maniobras de cada una de las organizaciones aliadas de cara al futuro. En gran medida, y sin entrar en discusión sobre sus resultados, es lo que recientemente sucedió en España para sacar al PP del poder. Las transiciones en Sudáfrica, Chile, España, Italia, etc., también son ejemplos.
Entre las figuras determinantes en la elaboración de los programas de los partidos llamados alternativos y del PRM no se identifican sustanciales diferencias en cuanto a solvencia profesional y personal, tampoco en cuestiones relativas a determinadas concepciones ideológicas. Tanto en los unos como el otro hay gente de incuestionable trayectoria de decencia y compromisos con los mejores intereses del país. El PRM tiene gente en el Congreso y en los municipios que son un lastre no sólo para ese partido, sino para el país, pero la incidencia de éstos en ese partido podría ser reducida significativamente si ese tema se tratara y se impusiera como objetivo en un proceso de diálogo entre las referidas fuerzas de cara a una eventual alianza electoral para presentar candidaturas congresuales y municipales comunes.
En el PRM, en otras organizaciones políticas y de la sociedad civil existen potenciales candidatos tan buenos como los que podrían presentar los autodenominados alternativos, disputarse las candidaturas entre ellos sería potenciar las posibilidades del PLD. Presentar candidaturas comunes es lo sensato. Sobre qué base escogerlas es la cuestión. http://hoy.com.do/de-alternativos-alternativas-y-diferencias/
Con loable franqueza, los autodefinidos alternativos más conocidos no se definen de izquierda, y si bien quieren cambiar el sistema de corrupción, ineficiencia y privilegios entronizados por el presente y los pasados gobiernos, al igual que el PRM, no se plantean cambiar la base económica/institucional fundamental en que descansa nuestro orden social. En tal sentido, el carácter alternativo de los alternativos radica básicamente en la forma en que dicen que administrarían la cosa pública, no quieren cambiar la esencia del régimen; si fuese lo contrario podría decirse que son fuerzas alternativas al sistema y aun así en una coyuntura como la presente, rechazar una eventual alianza con los “partidos tradicionales” sería equivocado.
La historia registra una diversidad de alianzas tácticas entre fuerzas esencialmente diferentes, incluso muchas veces más que adversarias han sido enemigas. Eso ha sucedido por la necesidad de desplazar del poder a fuerzas que se han convertido en lastres que van erosionando las bases sociales, institucionales y morales de sus sociedades, por lo que, derrotar esas fuerzas se constituye en una impostergable necesidad para crear otro escenario político con posibilidades de mayor margen de maniobras de cada una de las organizaciones aliadas de cara al futuro. En gran medida, y sin entrar en discusión sobre sus resultados, es lo que recientemente sucedió en España para sacar al PP del poder. Las transiciones en Sudáfrica, Chile, España, Italia, etc., también son ejemplos.
Entre las figuras determinantes en la elaboración de los programas de los partidos llamados alternativos y del PRM no se identifican sustanciales diferencias en cuanto a solvencia profesional y personal, tampoco en cuestiones relativas a determinadas concepciones ideológicas. Tanto en los unos como el otro hay gente de incuestionable trayectoria de decencia y compromisos con los mejores intereses del país. El PRM tiene gente en el Congreso y en los municipios que son un lastre no sólo para ese partido, sino para el país, pero la incidencia de éstos en ese partido podría ser reducida significativamente si ese tema se tratara y se impusiera como objetivo en un proceso de diálogo entre las referidas fuerzas de cara a una eventual alianza electoral para presentar candidaturas congresuales y municipales comunes.
En el PRM, en otras organizaciones políticas y de la sociedad civil existen potenciales candidatos tan buenos como los que podrían presentar los autodenominados alternativos, disputarse las candidaturas entre ellos sería potenciar las posibilidades del PLD. Presentar candidaturas comunes es lo sensato. Sobre qué base escogerlas es la cuestión. http://hoy.com.do/de-alternativos-alternativas-y-diferencias/
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