La crisis generada por la corrupción en la petrolera estatal Petrobras acabó con el sueño en el que se empeñó el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva de hacer de Brasil un exportador de combustibles.
lainformacion.com
viernes, 30/01/15
Manuel Pérez Bella
Río de Janeiro, 30 ene.- La crisis generada por la corrupción en la petrolera estatal Petrobras acabó con el sueño en el que se empeñó el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva de hacer de Brasil un exportador de combustibles.
Petrobras anunció el miércoles el abandono completo de dos grandes refinerías "premium" en fase inicial de obras, con las que aumentaría un 50 % su actual capacidad de procesamiento de crudo, y el jueves comunicó aplazamientos en las otras dos plantas que construye en Río de Janeiro y Pernambuco (noreste).
La presidenta de Petrobras, Graça Foster, afirmó que, debido a sus acuciantes problemas para captar financiación, la compañía será "selectiva" y concentrará sus fuerzas en la exploración y producción de crudo dejando de lado otras áreas de negocio, como el desarrollo de su capacidad de refino.
Otro factor que influyó en la decisión de cancelar las nuevas plantas fue la bajada del precio del petróleo, que hace más barato importar gasolina que invertir en refinerías, cuyo costo se había disparado.
Brasil no construía refinerías desde 1980 y fue Lula quien apostó por hacer nuevas plantas, con el propósito de crear miles de puestos de trabajo e impulsar la industrialización de la región noreste, la más pobre del país y donde se fijó la ubicación de la mayoría de las plantas por decisión política.
Las refinerías "premium" iban a permitir que Brasil se convirtiera en un exportador de gasolina y diesel a partir de 2020 y de gas licuado (GLP) a partir de 2025, aunque a un "costo elevado", según explicó a Efe el experto Alexandre Szklo, profesor de la Coordinación de Programas de Posgrado en Ingeniería (Coppe) de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).
"El costo de construir las refinerías 'premium', por el tamaño de la inversión y su localización (lejos de los yacimientos petroleros del sureste), era mucho mayor que renunciar a ellas", afirmó Szklo.
Los planes de construcción de refinerías eran ambiciosos y acompañaban las optimistas perspectivas de producción de crudo que se abrieron con el descubrimiento en la última década de enormes yacimientos en aguas profundas del Atlántico, con los que Brasil aún aspira a afianzarse como un exportador neto de petróleo.
Sin embargo, la producción de crudo ha crecido a una velocidad menor de lo esperado y actualmente se sitúa en cerca de 2,3 millones de barriles diarios, cifra que se aproxima a la autosuficiencia.
En su último plan de negocios, Petrobras se fijó la meta de alcanzar una producción de 3,4 millones de barriles diarios de crudo en 2017, aunque ya admitió que revisará esa cifra a la baja debido a su actual crisis.
Las doce refinerías que Petrobras posee en Brasil procesan diariamente unos 2,1 millones de barriles, lo que es insuficiente para atender a la demanda interna y le obliga a importar tanto crudo como derivados, en especial gasolina, diesel, y nafta petroquímica.
Entre enero y septiembre de 2014 la compañía importó 399.000 barriles de crudo diarios y otros 414.000 barriles de derivados, según su balance del tercer trimestre.
Las refinerías que se han cancelado agregarían una capacidad de procesado de 900.000 barriles diarios y las aplazadas, cerca de medio millón de barriles adicionales.
Una de las plantas canceladas, la "premium" del estado de Maranhao, fue proyectada como la mayor de América Latina, con una capacidad de refino de 600.000 barriles diarios.
Petrobras dijo que estos proyectos no eran viables sin un socio comercial y debido a la necesidad de renegociar los contratos con las constructoras, que también están siendo investigadas por el escándalo de corrupción.
La empresa sostiene que, con su capacidad actual de refino y las obras que pretende concluir, podrá abastecer el mercado interno de combustibles en los próximos años.
Sin embargo, el jueves, Foster añadió otro interrogante al aplazar la segunda fase de las obras de la refinería recién inaugurada de Abreu e Lima (Pernambuco) y al dejar en el aire la ampliación del complejo Comperj de Río de Janeiro.
En opinión de Szklo, Brasil necesita una expansión de su parque de refino en cerca de 370.000 barriles adicionales hasta 2035, además de mantener la ampliación de las refinerías Comperj y Abreu e Lima, para evitar "generar un saldo muy negativo en la cuenta de derivados".
"Brasil ya es un gran importador de derivados y si no expande su capacidad de refino, independiente de qué empresa, Brasil tendrá que importar todo tipo de derivados", afirmó el experto.
El profesor de la Coppe puntualizó que la autosuficiencia en derivados no debe ser una meta para Brasil, pero sí mantener un equilibrio en su balanza comercial, puesto que una dependencia excesiva de las importaciones de combustibles "lleva a perjuicios muy importantes".
Sin las nuevas refinerías, en el plazo de una década Brasil se verá abocado a exportar petróleo crudo, mucho más barato que los derivados de calidad que tendrá que importar.
En cualquier caso, Petrobras dejó una puerta abierta para retomar las inversiones en refinerías dentro de diez años, a partir de 2025, aunque sólo si para entonces hay "una nueva demanda" en Brasil que lo justifique.
(Agencia EFE)
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