Cinco prioridades para construir sistemas de salud universales y resilientes
¿Qué inversiones deben priorizar los gobiernos para reforzar la cobertura sanitaria universal, la resiliencia de los sistemas de salud y la preparación para futuras crisis sanitarias? Un nuevo...
Aunque América Latina y el Caribe (ALC) solo representa el 8,5% de la población mundial, a mediados de 2022 representaba el 13% de los casos de COVID-19 y el 27% de las muertes notificadas en todo el mundo. El Producto Interno Bruto (PIB) regional se contrajo un 7% en 2020, la mayor caída en 100 años y la peor en el mundo. El cierre de escuelas dejó a 170 millones de niños que perdieron el equivalente a 1,5 años de aprendizaje, borrando una década de progreso en alfabetización y logros en matemáticas.
Ante esta situación, ¿qué deben hacer los sistemas de salud de la región para recuperarse de la disrupción de servicios sanitarios esenciales ocurridos durante la pandemia? Un nuevo informe del Banco Mundial aborda estas preguntas y propone una ruta a seguir.
Sistemas de salud en pandemia
Durante la pandemia, los sistemas sanitarios de ALC sufrieron grandes y prolongadas interrupciones en la prestación de servicios sanitarios esenciales. Estas disrupciones se produjeron a pesar de las mejoras en la cobertura sanitaria universal en los últimos 30 años y reflejaron problemas estructurales de larga data, como la falta de inversión en recursos humanos e infraestructura, la fragmentación del financiamiento y la prestación de servicios, y la mala gobernanza.
Antes de la pandemia,
en todos los grupos de edad e interrumpió tanto los programas de prevención (inmunización, nutrición, etc.) como la atención primaria y hospitalaria para afecciones agudas y crónicas, lo que aumentará las desigualdades sanitarias y empeorará los resultados de salud y la productividad en el futuro.Por ejemplo, la cobertura de vacunas esenciales para los niños, como la vacunación DPT3 se redujo al 76% y 75% en 2020 y 2021 de un promedio de 84% durante 2017-2019 (Porcentaje de niños de 12 a 59 meses que han recibido tres dosis de la vacuna Difteria-Tétanos-Tos ferina). En Perú, en 2021, el uso de la atención sanitaria para enfermedades agudas fue un 14% inferior a los niveles prepandémicos para el quintil más rico y un 32% inferior para el quintil más pobre. La población también se empobreció más debido al gasto de bolsillo: el 30% de la población en Perú realizó pagos médicos empobrecedores en 2020 (un aumento del 45% con respecto a los niveles de 2019) y los niveles se mantuvieron muy elevados en 2021.
Los avances en salud que deben permanecer tras la pandemia
A pesar de los problemas, también hubo avances positivos que deberían inspirar reformas. Por ejemplo,
; el aumento del uso de datos para la toma de decisiones en tiempo real; y la integración de los sectores público y privado para ampliar el acceso a la atención y alcanzar objetivos de salud pública en tiempos de crisis. Ampliar y mantener estas innovaciones hará que los sistemas sanitarios sean más eficientes y resilientes en adelante.Prioridades para construir sistemas de salud resilientes
Construyendo Sistemas de Salud Resilientes en América Latina y el Caribe: Lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19 ofrece , haciendo hincapié no solo en las emergencias de salud pública, sino también en las reformas sanitarias más amplias necesarias para reforzar la sostenibilidad, la calidad y la equidad de los sistemas de salud:
. El informe del Banco Mundial- Lograr una cobertura sanitaria universal efectiva mediante una atención primaria de alto desempeño
- Garantizar que los sistemas sanitarios estén preparados para emergencias
- Movilizar la financiación adecuada para la resiliencia del sector salud
- Adoptar un enfoque de inversión a lo largo de toda la vida para mejorar los resultados relacionados al capital humano
- Construir sistemas de salud resilientes al clima y climáticamente inteligentes.
Este enfoque no es único para todos los países; puede y debe adaptarse para reflejar la enorme diversidad nacional y subnacional de ALC.
y las inversiones venideras a fin de prepararse para futuras emergencias de salud pública, proteger vidas y la economía, y fomentar el capital humano. Para ello será necesario que los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil trabajen juntos, donde la colaboración internacional puede ser clave para acelerar el progreso nacional, regional y global.
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