La comunicación oficial (1 de 2)
14 de septiembre de 2015 - 12:08 am -
De ahí, los pobres resultados que administraciones pasadas, la de Fernández como la de Mejía, obtuvieron en sus esfuerzos por mejorar sus mecanismos de comunicación y diálogo con el pueblo.
Existe entre nosotros la errada creencia de que las estrategias de comunicación sólo son necesidades de las grandes corporaciones privadas y que los gobiernos se bastan por sí solo. Más que las empresas, los gobiernos requieren del auxilio de las relaciones públicas para lidiar con el reto que representa su trato con el público, en el ambiente rico en información propio de las sociedades democráticas.
Lo primero que debe asegurar toda política de comunicación gubernamental bien concebida, es el derecho del pueblo a estar bien informado de cuanto hace o no hace el Gobierno. Esta es la regla básica para garantizar una relación armoniosa y de mutua confianza entre la prensa y el Gobierno.
En el manejo de la comunicación, los principios básicos aplican para cualquier país, sin importar el papel que juegue en la comunidad internacional o el nivel de práctica democrática existente. Los gobiernos que han sido exitosos en el campo democrático son aquellos que han logrado mantener diálogos fructíferos con la población. La importancia de este diálogo no se mide en función del tamaño de la nación, pues resulta igual de importante para países grandes como Estados Unidos o pequeños como la República Dominicana.
Equivocadamente se ha pensado que un buen y efectivo diálogo consiste únicamente en el trato o en la aparición frecuente de un Presidente o de sus principales colaboradores con el público o con la prensa. La experiencia demuestra que ese criterio se basa en concepciones erradas de lo que es una buena comunicación con el público. De ahí, los pobres resultados que administraciones pasadas, la de Fernández como la de Mejía, obtuvieron en sus esfuerzos por mejorar sus mecanismos de comunicación y diálogo con el pueblo. Debido a estas fallas en la comunicación, a esos y a otros gobiernos les resultó muy difícil convencer al país de la necesidad de acciones dramáticas ante situaciones de crisis. http://acento.com.do/2015/opinion/8283359-la-comunicacion-oficial-1-de-2/
La comunicación oficial (2 de 2)
15 de septiembre de 2015 - 12:07 am -
Es justo decir que el gobierno del presidente Medina se esfuerza por observar esa regla básica, valiéndose de las herramientas de las redes y de un buen equipo de profesionales.
Un buen diálogo depende de la habilidad que exhiba un gobierno para garantizar dos funciones esenciales de asuntos públicos: explicar claramente y de forma fácil para el común de la gente sus políticas, programas, decisiones y actividades, y poder medir luego con acierto cómo se percibe o percibirá estas mismas políticas y decisiones.
Lo primero que debe procurarse en la búsqueda de ese objetivo es mejorar el flujo de información. La cuestión no radica en cuántas veces un Presidente se detiene a hablar, a veces en los escenarios más insólitos, sino los temas que trata y la forma en que lo hace. La idea de que el mandatario debe llevar al máximo sus contactos con la prensa para evitarles problemas de imagen a su figura y al Gobierno, sólo es efectiva bajo determinadas circunstancias. El contacto directo y frecuente del Presidente y sus principales colaboradores con los grupos organizadores suelen dar mejores resultados, a despecho del nivel de cobertura mediática que encuentren.
Ahora bien, sólo existe una forma de garantizar que el flujo de información se mantenga a niveles aceptables y es el mantenimiento y fortalecimiento del clima en que actúa y se desenvuelve una prensa libre. Una prensa con acceso fácil a las actividades y opiniones del Presidente y sus colaboradores. Y un Gobierno dispuesto a reconocer, aún en las peores circunstancias, el valor de la información en la construcción de una sociedad democrática y el papel que le corresponde desempeñar en ella. Es justo decir que el gobierno del presidente Medina se esfuerza por observar esa regla básica, valiéndose de las herramientas de las redes y de un buen equipo de profesionales.
La incapacidad para informar debidamente sobre un hecho o una tragedia, puede significar muchas veces la diferencia entre un buen gobierno y uno indiferente a su responsabilidad de comunicar con seriedad y honestidad al pueblo todo cuanto a éste interesa y concierne. http://acento.com.do/2015/opinion/8283361-la-comunicacion-oficial-2-de-2/
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