Licenciado en Derecho Cum Laude (UNPHU) con estudios de Especialidad en Gobierno y Politicas Publicas (FLACSO) ha ocupado diferentes posiciones dirigenciales en su vida privada y publica incluyendo las de Vice Canciller de la Republica y Gerente del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL).
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“Paja pa´ la garza”
El Partido Revolucionario Moderno (PRM) fundado en los cimientos de la Alianza Social Dominicana (ASD), es la única organización política que tendría la oportunidad de desplazar del poder al Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Se trata de una tarea posible, no sólo porque en política nadie debe ser subestimado, sino porque una correcta interpretación de las carencias y ansias de un pueblo, llevadas en hombros por una figura potable, pueden aglutinar toda la oposición y con ello los votos para ganar.
Sin embargo, nada será posible volviendo a repetir errores.
No es posible, construir una estructura electoral basada en intereses individuales. Cada militante, cada dirigente que se adhiera al PRM, debe saber que trabaja para que su partido alcance el poder y no para conseguir lo que individualmente apetece.
Las aspiraciones individuales son válidas y necesarias en cualquier organización política. ¿Quién no quiere destacarse? Pero estas aspiraciones no pueden estar por encima del bienestar del partido en sí.
Esta premisa debe ser explicada, entendida y asimilada por todo aquel que forme parte de este nuevo partido, muy especialmente para los que quieran ser candidatos.
En ese sentido, la elección del candidato presidencial será el principal desafío de esta nueva fuerza política, y la transparencia del proceso para elegir el mismo, será el indicador de si estamos frente a una nueva mística política, o a una simple derivación de los acuerdos de aposento y arreglos de callejón, que matizaron la vida del una vez poderoso y ahora secuencia de siglas Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
El presidente Hipólito Mejía tiene el carisma, la estructura y la autoridad para aspirar a ser el candidato del incipiente partido, se trata de un activo que si bien perdió las pasadas elecciones, lo hizo bajo el más avasallante y vergonzoso uso de los recursos del estado que jamás se haya visto.
Luis Abinader, por su parte, ha demostrado una simpatía electoral impresionante y representa una generación que ha esperado paciente y respetuosamente para presentar una opción a los votantes. En él se combinan sobriedad, talento y sobre todo, disciplina.
Al final, sea quien sea que alcance la nominación, si la misma no es realizada bajo un esquema abierto y democrático, condenará desde ya, la suerte del PRM.
Los electores están atentos, y si el PRM falla en eso, lo demás será “paja pa´ la garza”.
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