viernes, 28 de diciembre de 2018

Leonel Fernández, el diletante | por Pablo Gómez Borbón

Leonel Fernández, el diletante

Pablo Gómez Borbón - 27 de diciembre de 2018 
Pablo Gómez BorbónEn materia de oratoria, Leonel Fernández es un enano, un aficionado. Francamente, no me explico cómo puede ser uno de nuestros líderes principales. No sé en qué reposa su carisma, acaso en cajitas, salchichones y picapollos. De lo que estoy seguro es que no se apoya en su discurso. Quien aspire a ser un orador de talla, quien quiera evitar escribir discursos mediocres, solo tiene que leer los discursos de Leonel Fernández y evitar los errores que abundan en ellos.
En mi último artículo, he analizado el panegírico que pronunció Joaquín Balaguer ante el féretro de Trujillo. Para el análisis de hoy, he elegido el pronunciado por Leonel Fernández ante el de Juan Bosch.
Se trata de una pieza fría, desapasionada, mecánica. Más que una oración fúnebre, parecería un reporte de contabilidad o un artículo de Wikipedia. Leyéndolo, es evidente que, de alumno de Bosch, Fernández no tiene un átomo.
Fernández alaba de su “maestro” “lo reluciente de su estilo, la elegancia de su prosa y la densidad de sus juicios”, elementos de los que carece vergonzosamente.
Fernández se lanza luego a una larga enumeración de las obras de Bosch. Él, que apenas ha publicado – ya no lo sé – uno o dos folleticos.
Luego se refiere a la capacidad de Bosch de acuñar metáforas que pasaron a formar parte del léxico popular: “tutumpote” e “hijos de Machepa”. Aquí también difiere Fernández de Bosch. Por un lado, porque mientras Bosch tenía un auténtico interés en educar a los dominicanos (de ahí que acuñara frases y términos de fácil comprensión para ellos), Fernández no es más que un impostor que usa con arrogancia su falsa intelectualidad como plataforma de un liderazgo inmerecido. Prueba de ello es que ni “tutumpote” ni “hijos de Machepa” son metáforas, acaso un neologismo y una antonomasia, respectivamente. Menudo académico de la lengua nos gastamos.
Es por eso por lo que se lanza también a citar la cronología de Bosch. Las ínfulas de genio que tiene lo empujaron a aclarar que a Bosch lo derrocaron luego de siete meses. Como si nadie lo supiera. Es que además de creerse un iluminado, considera a los dominicanos tan brutos como la pata de un buey. Esta, que sí es una metáfora que hubiese utilizado Bosch, no la usaría él jamás: poco digital, demasiado rural, demasiado lejana a un Nueva York chiquito.
Como Balaguer, utiliza su discurso para sacar un provecho político personal. Por eso enfatiza que Bosch “ha sido, sobre todo, el creador de una original escuela de pensamiento político democrático en la República Dominicana, en la que se han enfatizado valores esenciales, como el de la vocación de servicio, el sentido del honor y el decoro, y el amor a la Patria”.
Pero, a diferencia de Balaguer, cuyo ethos es auténtico, Fernández no puede echar mano ni de su credibilidad personal ni la de su partido, ya que, sencillamente, ninguna de las dos existe. Lo he dicho y lo repito: para Leonel Fernández y la grandísima mayoría de sus copartidarios, Bosch no es más que un argumento publicitario, una propaganda que no busca ser fiel a la verdad sino convencer, mediante el engaño, a los votantes.
En cuanto al pathos, elemento esencial de un panegírico, es prácticamente inexistente: se limita a apenas una anáfora de mediocre factura y a la exclamación de un cliché. Y, si bien es cierto que cita un poema, no es siquiera suyo: Fernández no puede citar una sola anécdota que lo involucre a Bosch y que conmueva por eso a su audiencia.
Termino comparando los finales de ambos panegíricos. Allí donde Balaguer desea a Trujillo “que Dios te reciba en su seno y que tus restos perecederos, al transmutase más allá de la tumba en vigor espiritual y en materia impalpable, contribuyan a vivificar la tierra que tanto amaste para que la conciencia de la patria se siga nutriendo con la cal y con la energía de tus huesos en la infinitud de los tiempos”, Leonel se limita a un gastado “¡Maestro, que en paz descansen sus restos, y que Dios, el Todopoderoso, lo acoja para siempre!
Los dominicanos nos merecemos mejores “oradores” y “estadistas”.
https://acento.com.do/2018/opinion/8636794-leonel-fernandez-diletante/

1 comentario:

  1. Buenos días
    me dirijo a usted para solicitarle que se haga eco de la primera edición digital de "El Reinado de Vincho Castillo", del director de Acento, Fausto Rosario.
    He fundado Ediciones Pinguino Verde con dos metas en mente: democratizar la lectura en República Dominicana y contribuir a la formación cívica de nuestros conciudadanos. En otras palabras, no nos mueve el fin de lucro.

    En efecto, los libros en nuestro país son tan caros (y a veces más) que en Bélgica, donde resido. Es un verdadero escándalo porque, primero, el poder adquisitivo de los dominicanos es mucho menor que el de los belgas y, segundo, tanto las librerías como las imprentas reciben importantes ventajas fiscales, (no pagan impuestos y aranceles). En lugar de reflejarlas en el precio de sus libros, se las embolsillan.

    Por otro lado, ponemos a disposición de los dominicanos libros completamente gratuitos. Se trata de libros fundamentales para el fortalecimiento de nuestra participación ciudadana.

    Le invito a que visite nuestro sitio, y a que descargue los libros, tanto gratuitos como a precios reducidos, que sean de su agrado. Asimismo, le rogamos que nos siga en twitter (@verdepinguino).

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    Le agradecemos la ayuda que pueda brindarnos.


    Salud,

    Pablo Gómez Borbón

    www.pinguinoverde.org

    "Siempre he pensado que el Paraíso es una biblioteca". Borges.

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