jueves, 9 de abril de 2020

Es el neoliberalismo, estúpido | por Xavier Ginebra Serrabou

COLUMNA INVITADA
Es el neoliberalismo, estúpido
Xavier Ginebra Serrabou
08 de febrero de 2019, 02:41
Una de las cosas que pidió el Concilio Vaticano II fue leer el sentido de los tiempos, antes de tomar las decisiones oportunas y si ese deber apremia en estas circunstancias en nuestro país, al mismo tiempo que se trata de una dificultad especialmente difícil. A veces parece imposible con la cuarta transformación, empezando por un servidor.
Pero, así como a veces las respuestas para resolver los problemas hay que iniciarlas por donde no hay que ir, de manera similar a que la mejor definición que encuentra la razón para definir a Dios consiste en empezar por señalar lo que no es, en esta ocasión de una serie de ensayos que nos ayuden a leer los referidos signos de los tiempos, esta vez empezaremos por donde no debe ir cualquier nueva solución o propuesta alternativa a la gran transformación.
Aunque no nos pongamos de acuerdo en el innombrable causante de este giro del país (“la mafia del poder”, “el neoliberalismo”), lo que está claro es que dicho modelo no funcionó, y no se trató de un problema de mala aplicación de principios. Otra cosa es la dificultad de tender puentes con la nueva administración, dado su modo binario de ver la realidad, y si no ve enemigo se lo crea, como definió Ortiz Pinchetti a AMLO, como un gallo de pelea.
Sin embargo, aunque exista la real dificultad de tender puentes que abran el diálogo, se trata de abrir nuevas brechas para aquellos más de 60 millones que no incluyó el antiguo sistema. La verdad es que con los neoliberalismos de Enrique Krauze, Luis De la Calle y otros, más de la mitad de los mexicanos tienen algún tipo de pobreza, según los niveles multidimensionales de pobreza que mide el Coneval, y 57% de la economía vive en la informalidad (con lo bueno y lo malo que implica, en lo que ahora no voy a entrar). Y para que no se me tache de neoizquierdoso, recomendaría un libro de Amartya Sen, duramente crítico del rumbo de la economía y el modelo hindú de desarrollo que pretenden implantar los Chicago Boys de la India, titulado Una gloria incierta. Sen se da cuenta de que el puro crecimiento económico no es suficiente para traer prosperidad a una nación (ello a pesar de que India lleva décadas creciendo a ritmos de 8 o 9 por ciento).
El capitalismo a ultranza busca la riqueza por sí misma, no su distribución, ni el modo de producirla. Ensalza el consumismo, considera la sociedad un aglomerado de individuos sin un fin común (el bien común), así como la importancia de las sociedades intermediarias y el papel del Estado como promotor del bien común. Considera que hay “una tasa natural de paro”, olvidando la primacía del trabajo sobre el capital y el derecho humano al trabajo. Estima que el fin de lucro es positivo en sí mismo (González de Cossío dixit) y estima que la competencia debe ser feroz, como enemigos, de acuerdo con Porter (olvidando que tenemos una común naturaleza y por tanto un objetivo común y un deber común de solidaridad).
Todo esto es fácil de decir en la teoría y difícil de resolver en la práctica. Pero hay que comenzar por deshacernos de estos entuertos si queremos llegar a modelos alternativos a la 4T y no reducir a AMLO a un populista de izquierdas, como hacen Krauze, Vargas Llosa y sus corifeos. Si no nos quitamos los lentes con los que interpretamos los “signos de los tiempos” no se tratará de un “bregar de eternidades” en que el PAN nos quedó mucho a deber, sino de un bregar sin fin, sin ver agua desde nuestros barcos que no llegarán de ninguna manera a su destino.
*Máster y doctor en derecho de la competencia, profesor investigador de la UAEM y socio del Área de Competencia, Protección de Datos y Consumidores del despacho Jalife& Caballero.
https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Es-el-neoliberalismo-estupido-20190208-0035.html

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