martes, 19 de marzo de 2019

Analfabetismo político rentable | Héctor Rodríguez Cruz

Educar
Analfabetismo político rentable
Héctor Rodríguez Cruz  | 19 de marzo de 2019 | 12:04 am
Obviamente, perversamente rentable. Muchos se enriquecen con el analfabetismo político de millones de  dominicanos. Ahora en tiempos de zafra política el “negocio político” se reactiva. Saldrán de sus madrigueras “predicadores”, reformadores, mercaderes, tránsfugas y aliancistas que buscan sorprender a incautos, apáticos, indefensos e indiferentes para arrebatarles su voto y luego ignorarlos y tratarlos como objetos desechables.    
Obviamente, perversamente rentable. Para los políticos y gobernantes que han convertido la política en un negocio poco decoroso. Para aquellos que viven de la política y que han colocado  la democracia en el mercado negro. Los que consideran que la democracia es sólo mayoría de votos y que los votos se compran y se pagan por adelantado.
Obviamente, perversamente rentable. Para los que se presentan como  “políticos sabios” e indispensables que se “sacrifican” por la patria y que no son más que “incompetentes bien remunerados” provenientes de partidos políticos marcados por el “grupismo engreído”, que despiertan más rechazos que simpatías entre los ciudadanos y que no representan a nadie. Para los que han provocado que los ciudadanos se alejen de la política para manejarla a su antojo y sin límites morales.
El analfabetismo político es uno de los principales problemas que afectan a nuestro país. Tiene graves y lamentables consecuencias en la medida en que las malas “elecciones” o la negativa a participar de los procesos políticos han facilitado la llegada al poder de  individuos o grupos que buscan apropiarse de las arcas del Estado  o de colocar éste al servicio de intereses particulares, en perjuicio de la atención a los grandes problemas y necesidades nacionales.
El analfabetismo político constituye, además, un serio problema social en la medida que es un factor de exclusión y marginación, cuyas raíces se hunden en las profundas desigualdades sociales que dan paso a la manipulación de los medios de expresión ciudadana, de los sistemas de información, de los espacios de deliberación y de las iniciativas de participación por parte de los guías políticos que conducen a ninguna parte.
Al relacionar el analfabetismo político con la democracia participativa nos damos cuenta de que este desencanto con la política favorece a los políticos y perjudica a los ciudadanos en la medida que restringe la participación de éstos en la toma de decisiones sobre temas, problemas y situaciones que los afectan en su diario vivir.
Pero la ignorancia y la apatía políticas no son sólo responsabilidad del individuo, sino que son inducidas y promovidas por aquellos que detentan el poder o se benefician de él y que consideran la formación política de los electores como una amenaza a sus privilegios, prebendas y “herencias”.
Para detener la perversidad de los se enriquecen con el analfabetismo político y, que en nombre de una tramposa “sabiduría política”, asaltan el patrimonio de la nación, iniciemos en todos los grupos y sectores sociales una “alfabetización política” que nos permita comprender que la política es mucho más que lo que dicen y hacen los políticos y que también nos proporcione herramientas y estrategias políticas para frenar el poder desbordado y los abusos del Estado.
Comencemos por tomar conciencia de que el peor analfabeto es el analfabeto político, puesto que no cuestiona, no  reacciona contra las crisis que aquejan al país, no participa en debates ciudadanos, no se indigna, no exige rendición de cuentas a los que gobiernan, no participa de la actividad política, permitiendo con su silencio que los políticos construyan el país con planos falsificados.
Alfabeticémonos políticamente para hacernos escuchar y para protegernos contra la arbitrariedad del poder. Construyamos “una práctica reflexionada de la política”. Organicemos actividades educativas y concientizadoras para conocer y aplicar los procedimientos de deliberación y participación para hacer de la política una fuerza de transformación social. ¡No hacer nada es lo peor que podemos hacer!
Acerquémonos a la política para que en el escenario electoral del 2020 pongamos la mirada en alguien que pueda representar, dentro de las aberraciones de la oferta, el principio básico de respeto a los Derechos Humanos, a la Constitución y al Estado, como conjunto de instituciones al servicio de la mayoría de los ciudadanos y no al servicio de las pirañas políticas y de los eternos politicones sacadineros.
Es moralmente imposible no ponernos del lado de los alfabetizados políticamente. El analfabetismo político le cuesta muy caro al país y resulta rentable para muchos. ¡Obviamente, perversamente rentable!
https://acento.com.do/2019/opinion/8662299-analfabetismo-politico-rentable/

No hay comentarios.:

Publicar un comentario