domingo, 19 de abril de 2015

Cuando “na” e “na” y “to” e “to” | Nuestro Tiempo

Danilo inugura escuela en acto ¿ilegal?
Danilo inugura escuela en acto ¿ilegal?
Cuando Na’ e’ na’ y to’ e’ to’ | Nuestro Tiempo

Los ídolos alimentan nuestros egos.
La reelección es hoy tema que se debate en el espacio público porque el presidente Danilo Medina y su grupo lo instalaron como tal, y lo hicieron utilizando ilegalmente los recursos del Estado.
El montaje de los actos reeleccionistas, el uso del 4% del PIB, la contratación de personal y la compra de todo lo que se vende en el mercado de la opinión son algunos de los antecedentes de la estrategia reeleccionista que pueden constatarse con facilidad.
Se ha querido hacer ver que el “epifenómeno” ha sido una cuestión surgida de la voluntad del pueblo, pero como la palabra pueblo es consustancial a la naturaleza misma de lo político, el pueblo siempre será invocado por los bandos.
Una posición pragmática, no moral en el sentido filodanilista sino en el de Rorty, debería estar abierta a aceptar al menos que, como piensa este filósofo-político, “las cosas son como son”, que es precisamente la razón por la que se funda la ley y el derecho.
A tono con lo anterior, hay que decir que en la sociedad dominicana la reelección presidencial nunca ha sido en lo real una cuestión jurídica, sino un rastro del fraude y la compra de voluntades; el fraude el engaño del oponente por medio de estratagemas, simulaciones y simulacros retóricos, y la compra de voluntades la conversión del sujeto en objeto mediante una serie de agenciamientos, privilegios, botellas, contratos, amistades, nombradía, viajes, exoneraciones, etc.
Con el tiempo, fraude y compra de voluntades pasaron a ser armas cotidianas de la lucha por el poder entre los dirigentes políticos formados bajo la práctica del patrimonialismo. Las evidencias empíricas indican que el PLD ha llevado esa subcultura al extremo.“En la sociedad dominicana la reelección presidencial nunca ha sido en lo real una cuestión jurídica, sino un rastro del fraude y la compra de voluntades”.
Pudiera argumentarse que la posible reelección de Danilo Medina no responde al esquema descrito, dado que, como se dice, es el pueblo el que la pide, pero también se puede decir en contra de esa proposición que las veces que se ha instalado el pueblo también la ha pedido, es decir, que el “pueblo la pide” ha sido la condición retórica de la justificación de todas las acciones reeleccionistas de la historia política dominicana. Así tenemos a Lilís, Horacio Vásquez, Trujillo, Balaguer, Hipólito, Leonel…, que Danilo sea uno más no debería extrañar puesto que se trata de una “marca indeleble” de nuestra cultura política y de nuestra identidad narrativa.
En esa perspectiva consideramos que si usted está con la reelección del presidente Danilo Medina no tiene ningún sentido invocar un derecho que está ejerciendo, el acento en la enunciación del derecho sustrae esa parte del discurso que lo profano suele traducir en su irracionalidad (toda profanación contiene algo de irracional) dándole otras connotaciones inscritas en nuestra institución política.
Danilo y BaretPor eso banalidad era “quillarse” cuando al encontrarse en la plaza pública jimenistas lanzaban a sus amigos horacistas (por “venderse” a la reelección de Horacio Vázquez) palabras soeces y atroces, inmorales por estar fuera del protocolo del lenguaje colonial dominante.
En estos días ocurre que algunos artistas y parte de sus amigos se muestran en “quille”, como aquellos horacistas, debido a las palabras ¿hirientes? que unos sujetos “moralistas” les enrostran por haber usado sus iconos en la batalla que se libra a lo interno del PLD entre leonelistas y danilistas. Esos iconos, de los que un segmento de la clase media metropolitana se siente parte, han sido adheridos al grupo reeleccionista que necesita (sí o sí) modificar la Constitución para garantizar la continuidad en el poder.
Cuando Danilo dijo que lo derrotó el Estado dejó la huella de lo que ahora reproduce. Que un artista haga una campana desde un ministerio es normal si va con su función, pero un funcionario, dice la ley, no puede usar los recursos públicos para proselitismo partidario, un artista que trabaja en el gobierno con 100,000 pesos de sueldo mensual no tiene función de hacer campaña a favor de la reelección, eso es ilegal, al menos que se entienda y se dé como bueno y válido que las campañas culturales del Estado sean las reeleccionistas.
En ese sentido, el hecho factual de que personas utilicen el espacio de las redes, nuestras redes sociales son las plazas públicas jimenistas y horacistas, para “descalificar” a algunos artistas y respetables personalidades que ejercen su derecho a defender la reelección de Danilo Medina, no debería tomarse a mal, ni darle seriedad a eso, mejor sería cogerlo variado, darse un leño y echarse a risa, porque como usted bien sabe “na” e “na” y “to” e “to”.
Nuestro Tiempo

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