A Yuniol lo mató la corrupción
El abogado Yuniol Ramírez dijo en un programa de televisión: “Ya en los próximos días ustedes verán en qué desencadena esto”, pero jamás pensó que su nombre ocuparía los titulares de todos los diarios dominicanos, y no como la persona que revelaría un caso importante de corrupción, sino como la víctima de un asesinato atroz que conmocionaría a la sociedad.
En efecto, una semana antes de que su cadáver apareciera tirado en un arroyo con un tiro en la nuca y dos blocks amarrados con una cadena, Yuniol Ramírez había denunciado en el programa Hilando Fino que en los próximos días revelaría detalles de un caso de corrupción en la Oficina Metropolitana de Servicios de Autobuses (OMSA).
Según el abogado y profesor universitario, en la referida institución operaba una mafia que había hecho millonarios a tres suplidores, que había unidades en manos de particulares y que en lugar de importar autobuses, cuyo precio en el exterior era de 650 mil pesos, prefería reconstruirlos en el país, a un costo de 2.8 millones.
Tras hacer esa denuncia, Yuniol adelantó que “si Manuel Rivas no cuenta con la protección de la Pepca y el Presidente (Danilo Medina) estaremos en la Pepca en cualquier momento”. Pero la muerte, mejor dicho, sus asesinos, se le adelantaron.
Su desaparición se produjo el miércoles a las dos de la tarde. Su cadáver fue hallado al día siguiente en las circunstancias que ya dijimos. Tenía 16 horas de fallecido.
El domingo, las autoridades ofrecieron un informe preliminar en el que señalaron que el abogado Ramírez extorsionaba al director de la OMSA, Manuel Rivas, quien había admitido pagarle cuatro millones de pesos a cambio de su silencio, o bien que desistiera de someterlo por corrupción. Dicen que incluso le adelantó un millón de pesos.
Para ello Rivas se valdría del empresario y suplidor de la OMSA Eddy Rafael Santana Zorrilla para que mediara en el asunto. Ya no es necesario persuadir a nadie.
Yuniol guardará silencio para siempre, está muerto. Dos subalternos son señalados como los autores materiales de su muerte.
Hasta ahora, la hipótesis es que el hoy occiso era un extorsionador. Pero también pudo ser él víctima de chantaje o extorsión: “te callas o te mato”; “te doy tanto a cambio de que no hables más de esto”. Ya se sabrá. Sea de una u otra forma, la corrupción lo mató.
Mientras tanto, ya el número de funcionarios y exfuncionarios de la OMSA acusados de sicariato y otros delitos graves casi ni caben en una guagua.
Recordemos que Arsenio Quevedo, el flamante subdirector de la institución, está en prisión acusado de encabezar una red de sicarios a la cual se le atribuye el asesinato de cinco choferes.
Ahora, director y subdirector estarán juntos tras las rejas, acompañados de sus más fieles subalternos, tan leales que según algunos avezados periodistas serían capaces de caer abajo por defender a Rivas. Incluso llegarían a matar por defender su “buen nombre”.
De ser condenados Manuel Rivas y sus subalternos por el asesinato de Yuniol Ramírez, la OMSA pasará a la historia como la institución pública donde la corrupción ha provocado más muertes
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