Lo peor del caso Yuniol Ramírez
Que la sociedad dominicana está llegando a niveles preocupantes con el tema de la criminalidad y la corrupción ya no es motivo de dudas ni un secreto para nadie. Máxime después del asesinato de Yuniol Ramírez.
El hecho, está revestido de aristas que es importante que como sociedad tomemos en cuenta, so pena de que estos crímenes se sigan repitiendo, cada vez con más frecuencia.
Ya hace tiempo organizaciones, medios de comunicación y movimientos sociales como la Marcha Verde, han venido advirtiendo el auge de la corrupción en la sociedad dominicana.
Y sí, es cierto que es un mal que afecta a distintos países, y que incluye, además del sector público al sector privado, pero es increíble los niveles de complicidad y tolerancia de autoridades, llamadas por ley, a perseguirla y prevenirla.
Es tanto así que el caso Yuniol Ramírez abre, nueva vez, una Caja de Pandora sobre este tema. Primero porque enrostra la posibilidad de que en una institución del Estado, como es la OMSA, estén sucediendo hechos de corrupción y que las autoridades correspondientes “no se hayan dado cuenta”. ¿Dónde estaban las Comisiones de Ética? ¿Dónde estaban las veedurías? ¿La Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA)? ¿El DNI? ¿Dónde estaba la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental? ¿Dónde estaban todas y todos cuando en la OMSA, presuntamente, se cometían estos hechos de corrupción, que implican robar los recursos públicos, el dinero de la ciudadanía, y que un ciudadano común, como era Yuniol Ramírez, pudo enterarse, pero las autoridades no?
Algún nivel de veracidad han de tener sus denuncias que las personas a las que supuestamente Yuniol extorsionaba, prefirieron pagarle y, en última instancia, asesinarlo antes que denunciarlo “por extorsión” ante las autoridades correspondientes.
Además, ¿Cómo es posible que, en el marco de las investigaciones y la presentación de los resultados, la Fiscalía y la Policía inicien por la presunta extorsión y no por la alegada corrupción?
Si usamos la técnica de análisis de contenido, veremos que en una nota de prensa de 12 párrafos, dejan para el párafo 11, el penúltimo, la información de que hay presuntos hechos de corrupción que serán investigados “a los fines de constatar su veracidad, establecer responsabilidades y someter a la justicia a quienes sean responsables”.
Ojalá creerles. Ojalá que en este caso no se profane otra vez el “hasta las últimas consecuencias” para reivindicar, una vez más, la existencia de los chivos expiatorios.
Quien quiera obviar que al Olmo no se le pide peras, adelante, pero mientras tanto, por favor, no perdamos de vista el tratamiento carcelario a los asesinos de Emely, luchemos contra la crisis del sistema de salud y no olvidemos que Quirinito sigue perdido y que con Odebrecht no se ha llegado hasta las últimas consecuencias.
http://hoy.com.do/lo-peor-del-caso-yuniol-ramirez/
El hecho, está revestido de aristas que es importante que como sociedad tomemos en cuenta, so pena de que estos crímenes se sigan repitiendo, cada vez con más frecuencia.
Ya hace tiempo organizaciones, medios de comunicación y movimientos sociales como la Marcha Verde, han venido advirtiendo el auge de la corrupción en la sociedad dominicana.
Y sí, es cierto que es un mal que afecta a distintos países, y que incluye, además del sector público al sector privado, pero es increíble los niveles de complicidad y tolerancia de autoridades, llamadas por ley, a perseguirla y prevenirla.
Es tanto así que el caso Yuniol Ramírez abre, nueva vez, una Caja de Pandora sobre este tema. Primero porque enrostra la posibilidad de que en una institución del Estado, como es la OMSA, estén sucediendo hechos de corrupción y que las autoridades correspondientes “no se hayan dado cuenta”. ¿Dónde estaban las Comisiones de Ética? ¿Dónde estaban las veedurías? ¿La Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA)? ¿El DNI? ¿Dónde estaba la Dirección General de Ética e Integridad Gubernamental? ¿Dónde estaban todas y todos cuando en la OMSA, presuntamente, se cometían estos hechos de corrupción, que implican robar los recursos públicos, el dinero de la ciudadanía, y que un ciudadano común, como era Yuniol Ramírez, pudo enterarse, pero las autoridades no?
Algún nivel de veracidad han de tener sus denuncias que las personas a las que supuestamente Yuniol extorsionaba, prefirieron pagarle y, en última instancia, asesinarlo antes que denunciarlo “por extorsión” ante las autoridades correspondientes.
Además, ¿Cómo es posible que, en el marco de las investigaciones y la presentación de los resultados, la Fiscalía y la Policía inicien por la presunta extorsión y no por la alegada corrupción?
Si usamos la técnica de análisis de contenido, veremos que en una nota de prensa de 12 párrafos, dejan para el párafo 11, el penúltimo, la información de que hay presuntos hechos de corrupción que serán investigados “a los fines de constatar su veracidad, establecer responsabilidades y someter a la justicia a quienes sean responsables”.
Ojalá creerles. Ojalá que en este caso no se profane otra vez el “hasta las últimas consecuencias” para reivindicar, una vez más, la existencia de los chivos expiatorios.
Quien quiera obviar que al Olmo no se le pide peras, adelante, pero mientras tanto, por favor, no perdamos de vista el tratamiento carcelario a los asesinos de Emely, luchemos contra la crisis del sistema de salud y no olvidemos que Quirinito sigue perdido y que con Odebrecht no se ha llegado hasta las últimas consecuencias.
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