por Juan Taveras Hernández
Dicen que “el agua se aclara sola al paso de la corriente” y que la verdad es como el corcho, en algún momento flota y se hace visible a los ojos de todos.
Primero fue la carta de Paulino Ernesto Quirino que Salvador Holguín, productor de Hilando Fino, dijo tener sin que nadie le hiciera mucho caso hasta que se vio obligado a publicarla, pero sin que los medios de comunicación se atrevieran a reproducirla a pesar de ser un elemento noticioso.
Durante muchos años la enorme maquinaria propagandística y mediática de Leonel intentó convencer al país de las relaciones extrañas del ex presidente Hipólito Mejía con el narcotraficante Quirino.
Se pueden recopilar cientos de páginas de periódicos hasta completar una enciclopedia más grande que la británica con las difamaciones y las injurias en contra de Hipólito. Una foto de Quirino con Sergio Grullón, en un acto público, recorrió el mundo y se publicó en el país cientos de veces.
Leonel Fernández tiene una “Red de Comunicadores” integrada por cientos de periodistas y comentaristas entre los que hay algunos “líderes” de opinión, que montaron una campaña mediática de mentiras con relación a Hipólito y Quirino.
El capo fue deportado a solicitud de los Estados Unidos donde hizo un acuerdo que permitió reducir su pena. No obstante, pasó algunos años en la cárcel.
Ahora Quirino se destapa con otras revelaciones más incriminatorias en contra de un grupo, incluyendo militares. Esa conversación ya no puede ser ignorada por los medios de comunicación.
Quirino dice, indignado, muchas cosas; dónde se reunían, quienes participaban, cuánto dinero entregaba, a quién se lo entregaba. Afirma que tenía un parqueo exclusivo en un edificio. ¡Cuántas revelaciones hizo Quirino en el programa de Salvador Holguín!
Como dijera Guillermo Moreno, de Alianza País, tanto la carta como la llamada telefónica ameritan una investigación seria y profunda de las autoridades correspondientes. ¿Lo hará el Ministerio Público?
“El agua se aclara sola al paso de la corriente”. Y, “Para hablar mentiras y comer pescado hay que tener mucha memoria y mucho cuidado”. ¿Qué dirán ahora las bocinas bien pagadas y bien amamantadas con los recursos del Estado? ¿Dónde meterán la cara esos desvergonzados igual que su jefe?
Me pregunto insistentemente si las revelaciones y acusaciones de Quirino no responden a un mandato del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Porque no creo que Quirino hablara tan seriamente sin el apoyo de los Gringos. Es más no creo que el propio Salvador Holguín prestara sus espacios si no estuviera bien respaldado.
http://elnacional.com.do/vuelve-quirino-a-la-palestra/
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