Hillary Rodham Clinton.
- The Associated Press
Si Hillary Rodham Clinton busca de nuevo la Casa Blanca, su mensaje sobre la economía podría ser un barómetro importante mientras corteja a los simpatizantes demócratas.
Los miembros de su partido están muy pendientes de las medidas que esboce la exsecretaria de Estado para enfrentar la desigualdad en ingresos y las preocupaciones económicas entre las familias de clase media.
Algunos integrantes del ala liberal del partido siguen recelosos de los vínculos de Clinton con Wall Street, de los honorarios de hasta seis dígitos que cobra por sus presentaciones y de su postura sobre la lucha contra el ébola.
Se espera con gran expectación el anuncio de Clinton de que el año que viene emprenderá su campaña para la candidatura presidencial demócrata; la exfuncionaria sigue siendo la gran favorita para suceder al presidente Barack Obama como la abanderada del partido en los comicios de 2016.
Sin embargo, uno de los mayores obstáculos para ella podría ser la forma en que lleve la batuta de un partido animado por el populismo económico, enfoque que ha personificado la senadora de Massachusetts, Elizabeth Warren.
Los demócratas, que salieron magullados ante los avances del Partido Republicano en las elecciones de 2014, impulsan grandes cambios políticos -como el alza al salario mínimo y la igualdad en el ingreso, por ejemplo- que favorecen a la clase media que está en declive.
"No ganamos cuando jugamos sin ambición y hacemos ajustes. ¿Por qué no intentamos ser audaces?", declaró Anna Galland, de MoveOn.org, que emprendió una campaña para atraer a Warren a la contienda presidencial demócrata.
Warren afirma que no buscará la candidatura presidencial, pero su postura de confrontación con Wall Street y a favor de reducir la brecha entre ricos y pobres le ha granjeado apoyos.
La legisladora mostró esta postura durante la sesión de la legislatura saliente, cuando encabezó el rechazo a la iniciativa presupuestaria de 1.1 billón de dólares que finalmente promulgó Obama. Esa iniciativa revocó parte de la ley financiera Dodd-Frank y flexibilizó los límites a las aportaciones de algunos donantes políticos.
Clinton no ha hecho declaraciones sobre el plan presupuestario.
La exsecretaria de Estado tendría de su lado a la clase trabajadora
Durante la última campaña electoral, Clinton señaló a menudo a la amplia prosperidad durante el gobierno de su esposo y defendió las políticas para elevar el salario mínimo, corregir la igualdad salarial de las mujeres y pagar los días de baja por maternidad.
Para ganarse a los liberales, Clinton expresó preocupación por la concentración de la riqueza y señaló que aumentaron los ingresos y la riqueza del 0.01% de la población en el pináculo financiero del país.
"Algunos describen la situación como una vuelta a la `edad de oro' de los capitalistas explotadores", dijo Clinton en mayo.
Clinton tuvo asimismo un tropiezo por declaraciones económicas. Durante un acto en otoño provocó las críticas de los republicanos cuando afirmó: "No permitan que nadie les diga que son las corporaciones y las empresas las que crean los empleos".
Clinton corrigió rápidamente esas afirmaciones y dijo que el fallo estuvo en el derrame de arriba hacia abajo de la economía.
Los simpatizantes de Clinton señalan sus resultados en las elecciones primarias de 2008, en las que logró victorias en Ohio y Pennsylvania, como indicador de su conexión con las familias de la clase trabajadora.
Este sector minimiza las diferencias de enfoque entre Clinton y Warren sobre la economía.
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