Cop 26, ex-post |
Tras el fracaso que supuso Copenhague en 2009 y el éxito de París en 2015, la cumbre de Glasgow aporta avances que, aunque no resuelven el problema, de todos modos se presenta como una valoración positiva, al menos en perspectiva histórica.
El acuerdo que tanto ha costado alcanzar entre 197 países consigue progresos tanto en mitigación como en adaptación. En el primer apartado, introduce el sentido de urgencia, reclamado desde ámbitos sociales y científicos, al situar la actualización de los planes de reducción de emisiones antes de lo previsto, al próximo año, en lugar de aplazarlos al 2030.
También da un paso, aunque tímido, en ambición, al mencionar por vez primera a los combustibles fósiles para apostar por la reducción de los subsidios “ineficientes” que reciben. Por su parte, las políticas de adaptación, al fin, dan un salto cualitativo con un compromiso para duplicar en 2025 los fondos a países en vías de desarrollo, lo cual nos toca de cerca, para que puedan llevarlas a cabo, y se plantea un mecanismo de ayudas para pérdidas y daños ocasionados por el cambio climático.
A estos avances se unen aquellos de carácter sectorial sobre bosques, carbón, vehículos, metano o la declaración sobre los combustibles fósiles, entre otros. Tiene especial relevancia el acuerdo entre Estados Unidos y China, los dos primeros emisores de CO₂, porque sin un compromiso mínimo de ambos no es viable seguir persiguiendo la meta de impedir que el calentamiento global supere 1,5ºC. Por su parte, Naciones Unidas también ha dado síntomas de impaciencia ante el sector privado. En ese sentido, el anuncio de la creación de un mecanismo de evaluación de las declaraciones de las empresas es trascendente.
Hasta aquí, lo conseguido no es un cambio radical ni invita a ningún optimismo exacerbado, pero sí es una forma de crear instrumentos de apoyo para avanzar en el camino necesario. El objetivo pendiente sigue siendo difícil. Por otro lado, los países en vías de desarrollo van a seguir teniendo un gran desafío a la hora de adoptar sendas de sostenibilidad si la comunidad internacional no hace realidad sus compromisos financieros. Además, el artículo 6 del acuerdo, que regula los mercados de carbono, queda lejos de ajustar el mecanismo para ser a la vez útil y justo, y esa es una tarea urgente para próximos encuentros.
Hacía años que la delegación dominicana no ofrecía señales claras de unidad e institucionalidad, y de un compromiso serio en la lucha contra el cambio climático. Así lo hicimos, viéndose nuestra posición de liderazgo en el Caribe insular acrecentada como consecuencia de nuestra participación. Mi reconocimiento a la profesionalidad y compromiso de la delegación del Ministerio de Medio Ambiente, Comisión de Cambio Climático y Ministerio de Relaciones Exteriores. La lucha contra el cambio climático continúa. Seguiremos dando la batalla por nuestro país en los foros internacionales.
https://elnacional.com.do/cop-26-ex-post/
Artículo relacionado
COP26 | Por ORLANDO JORGE MERA @orlandojm | #COP26 #COP26Glasgow
.@orlandojm Tras el fracaso de Copenhague 2009 y el éxito de París 2015, la cumbre de Glasgow aporta avances que, aunque no resuelven el problema, de todos modos se presenta como una valoración positiva, al menos en perspectiva histórica. Mi columna en @ElNacionalRD
No hay comentarios.:
Publicar un comentario