martes, 2 de diciembre de 2014

El Che y Pichirilo (1,2,3) _ Por Tony Raful

El azar: ¡El Che y Pichirilo! (1)
TONY RAFUL
Puntos de vista 18 Noviembre 2014 http://www.listindiario.com/
Ernesto Guevara desapareció de la vida pública cubana en el mes de marzo de 1965, con la finalidad de encabezar  fuerzas africanas e internacionalistas en el Congo, para luchar por sus ideales de liberación contra el Estado racista de Sudáfrica y los sectores colonialistas de la región. Como dato curioso
, (de nuevo el  concurrente azar), el Che y trece combatientes cubanos desembarcaron en el  Este del Congo Leopoldville, luego de cruzar el lago Tanganica, la tarde del 24 de abril de 1965, iniciando la lucha armada esa tarde histórica para el pueblo dominicano, tal y como lo señala el señor Jorge Risquet, organizador de su llegada a los campos de batallas africanos.
La revolución constitucionalista fue una revolución democrática cuyos objetivos eran la reposición del gobierno del profesor Juan Bosch, derrocado el 25 de septiembre de 1963, y  tuvo como bandera emblemática, la puesta en vigor de la reforma constitucional del 29 de abril de 1963, que garantizaba derechos  sociales y políticos. En gran medida el experimento democrático e impecable de Bosch, los siete meses de su gobierno, se aproximaba al  proyecto del presidente John Kennedy,  de la “Alianza para el Progreso”, cambios democráticos pacíficos, en oposición al modelo violento y  confrontativo de la revolución cubana, enfrentando al  “Pentágono” que no  creía en los estándares  “flojos con los comunistas”, que se les endilgaba a Bosch. El Che llegó a Bolivia, luego de su experiencia en África, en los primeros días de noviembre de 1966, para iniciar la lucha armada contra el régimen militar golpista del general René Barrientos, y extender las llamas de la rebelión  en todo el continente.
Ramón Emilio Mejía (Pichirilo) era un viejo lobo de mar, que tempranamente  huyó del país por su oposición a la dictadura de Trujillo, en los años 40 del siglo pasado, integrándose a todas las tentativas de derrocamiento de la tiranía dominicana. En Cayo Confites, Cuba, en 1947, capturó una goleta dominicana, que él identificó  como la goleta “Angelita” del general Trujillo y junto a Fidel Castro la tomaron por asalto en mar abierto (Castro ha citado varias veces la valentía de Pichirilo). El 3 de diciembre de 1956, Pichirilo timoneó junto a un marinero cubano, el yate Granma, que desembarcó con 82 hombres, encabezados por Castro, en el Oriente de Cuba para iniciar la lucha armada contra la dictadura de Batista. Pichirilo sobrevivió al exterminio de los expedicionarios, sorprendidos por las patrullas del ejército cubano. Mientras Castro y 11 combatientes lograron tomar el firme de la Sierra Maestra, Pichirilo logró llegar a la ciudad de La Habana, donde se integró a las células urbanas del Movimiento 26 de Julio. En el año de 1960, la casa de Pichirilo fue allanada, incautándose una gran cantidad de armas de fuego, que el dominicano almacenaba para emplearlas en la lucha contra Trujillo.
Debido  a la calamitosa situación que vivía Cuba en aquellos meses y a las denuncias de conspiración (el Vapor francés “La Coubre” fue dinamitado el 3 de marzo de 1960, en el muelle de La Habana, con gran cargamento de armas compradas por el gobierno cubano en Bélgica, para defenderse de una posible invasión), las armas incautadas a Pichirilo no les fueron devueltas, lo que provocó un virtual rompimiento de éste con Castro. Aunque Pichirilo permaneció en Cuba, mostraba inconformidad con el trato recibido por la Seguridad cubana. En 1961 la represión contra opositores y sospechosos se intensificó luego del desembarco de Playa Girón en abril de ese año. Sin embargo, Pichirilo tenía un amigo dentro de la revolución cubana, y ese era el comandante Ernesto Guevara, quien lo mandó a buscar a su despacho y le informó, que lo más conveniente era que saliera de Cuba, debido a que estaba siendo investigado por las armas que había guardado y por ciertas amistades que no eran bien vistas, y que él, el Che, le garantizaba su salida, aunque podría posteriormente volver a Cuba. Fue así como Pichirilo salió de Cuba en ese tiempo. El relato de  esa entrevista  está debidamente datada en un documento escrito por quien fue su compañera en Cuba, y con quien tuvo un hijo, que luego vino a la República Dominicana, exhumó el cadáver de Pichirilo en el cementerio de la avenida Independencia, y se hizo las pruebas de paternidad del ADN, que confirmaron que ciertamente era su hijo.  Quien escribe conoció y trató a este único hijo de Pichirilo y lo acompañó  al acto de exhumación de sus restos. Las motivaciones de esta amistad entre Pichirilo y Guevara estaban probablemente determinadas por la condición de extranjeros de ambos como acompañantes de Castro en el Granma y por la admiración que despertaba en Guevara, la legendaria valentía y coraje del dominicano. Pichirilo que vivió de nuevo en el país entre 1962 y 1966 (fue asesinado en agosto de 1966), siempre citaba a Guevara como su líder y amigo, más no a Castro, al que guardaba algún resentimiento por el allanamiento de su casa y la incautación de las armas. Volveremos sobre el tema y revelaremos los contactos de Guevara con Pichirilo al finalizar la revolución constitucionalista de 1965, y el pasaje de avión que Guevara le envió, para que se reuniera con él cuanto antes. Pichirilo murió con el pasaje a México en su bolsillo, cuando fue baleado en agosto de 1966.

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“El Che me quería”, dijo Pichirilo  II
TONY RAFUL
Puntos de vista 25 Noviembre 2014
El malestar que le causó a Pichirilo el allanamiento a su casa y la incautación de armas de guerra que almacenaba para los futuros combates contra Trujillo, estimuló su inveterada vocación a expresarse críticamente en todos los escenarios, tratándose como lo era él, un héroe de la triunfante revolución cubana, pero Pichirilo no comprendía los difíciles momentos que se vivían en Cuba en los que se atentaba diariamente contra el proceso histórico que él había ayudado a materializar.
La “lengua” del dominicano era imparable, incluso haciendo alusiones al “caballo” como él llamaba a Fidel Castro. Laboró en varias instituciones, hasta que el Che Guevara con la finalidad de protegerlo, se lo llevó al Ministerio de Industrias, y lo puso a trabajar a su lado, pero Pichirilo no cesó en sus quejas y pedimentos de que le devolvieran las armas.
Hay que ubicarse en ese tramo de la historia cubana (1960-61), la voladura del vapor La Coubre, sabotajes en todo el país, quema terrorista de la famosa cadena de tiendas “El Encanto”, surgimiento de guerrillas anticastristas en las lomas del Escambray, quema de cañaverales, invasión de Playa Girón, para tener una aproximación de la gravedad del momento vivido y de las medidas extremas, algunas injustas que tomaron las autoridades cubanas para preservar su revolución socialista.
Pero Pichirilo no poseía entre sus activos cognitivos el aval de una cultura política sólida ni de una formación ideológica, era un guerrero valiente, un antitrujillista probado, un revolucionario silvestre, pero no un pensador ni un analista. Un día, abrumado por los informes de los servicios de la “inteligencia cubana”, el Che mandó a buscar a su despacho a Pichirilo. La historia de esta conversación histórica, la narró el propio Pichirilo a su amigo entrañable, Joaquín Basanta, quien la relata en una especie de “memorias” sobre Pichirilo.
Basanta era un argentino sublime, revolucionario intenso y solidario, muy comprometido con la revolución cubana, y amigo devoto del profesor Juan Bosch, a quien había conocido en el exilio. Basanta conoció y trató a Pichirilo en Cuba y en el país. Sus notas son valiosas y nos confi rman los datos posteriores sobre el destino de Pichirilo. Joaquín Basanta fue el esposo de la Dra. Milagros Ortiz Bosch, y padre del gran artista de la producción cinematográfi ca, nuestro admirado y dilecto, Juan Basanta.
“El Che me quería”, le dijo Pichirilo a Basanta, cuando le narró el encuentro, en el cual, el Che, de manera ríspida, en el lenguaje que entendía Pichirilo, le dijo, “Oye Pichi, ¿tú no puedes dejar de hablar tanta mierda?”. El Che se quejó de que Pichirilo seguía criticando y no detenía la lengua.
El Che le planteó la conveniencia de que Pichirilo saliera del país por un tiempo, que se tomara una especie de vacaciones, y en tono profético, apostando a un “cisne negro”, le dijo, que “a lo mejor en ese tiempo, aparece un lío por ahí en Santo Domingo, y te metes de lleno”, (el lío que el Che sugirió era la guerra de abril de 1965, que ni el Che ni Pichirilo pudieron suponer).
Pichirilo le dijo que de ninguna manera se iba de Cuba. El Che le dijo que era una orden, que él le arreglaba los documentos de viaje y que se fuera por su propio bien. Al parecer Pichirilo entendió después, que el Che lo estaba salvando, porque siempre que pudo, en Santo Domingo, hablaba con cariño del Che, hasta que el Che lo mandó a buscar, en los preparativos de su proyecto guerrillero en Bolivia, misión para la cual, Pichirilo, exhibió una inusitada alegría, la sola idea de reencontrarse con su amigo que lo quería, el Che, aunque no tenía idea dónde iría fi nalmente.
El Che se encontraba desde el mismo 24 de abril en El Congo, pero se enteró de los trascendentales sucesos de Santo Domingo y de la intervención militar norteamericana, así como de las noticias que lo ubicaban en República Dominicana. Y repasando las informaciones, supo que entre los combatientes civiles dominicanos, el más destacado y mencionado, por su fi ereza en el combate, era Pichirilo, quien había encontrado el “lío” histórico que le profetizó. Abril del 65 puso a Pichirilo en la cabeza del Che. Para sus fi nes continentales, Pichirilo era un símbolo internacionalista y tenía la actualidad histórica de los sucesos de Santo Domingo. Sólo el azar impidió que el Che y Pichirilo, juntos, cruzaran la barrera de la historia, como cóndores en los altozanos de la cordillera de los Andes.


El Che quiere verte, Pichirilo... 3
Puntos de vista 2 Diciembre 2014
Por lo menos tres fuentes atestiguaron haber escuchado de labios de  Pichirilo la versión  según la cual, éste había sido contactado  por el Che Guevara, para encontrarse con él en alguna parte del mundo. Una de ellas, lo fue Joaquín Basanta, quien así lo confirmó, declarando que Pichirilo se lo informó días antes de morir asesinado. Otra lo fue, el dramático testimonio que al autor de esta columna, ofrecieron los comandantes constitucionalistas, Eliseo Andújar (Barahona) y Arturo Pujols, amigos y compañeros íntimos de Pichirilo. “Barahona””fue el segundo hombre al mando del valeroso comando de San Antón que encabezó Pichirilo. Y el tercer informante lo fue Otto Pérez Pichirilo, su pariente, con quien vivía a la hora de morir, en la calle Arzobispo Meriño casi esquina Restauración, de la ciudad colonial. Otto fue un destacado dirigente estudiantil y me aseguró, que Pichirilo, a quien él tenía como un tío, le dijo que el Che lo había mandado a buscar, enseñándole el boleto aéreo, con destino a Ciudad México, que era el lugar donde Pichirilo debía llegar para ser llevado posteriormente  ante la presencia del Che. Ese boleto aéreo indicaba que Pichirilo debía salir de Santo Domingo la semana  posterior a su muerte. El boleto aéreo fue visto y tenido en sus manos por  Eliseo Andújar y Arturo Pujols. Pichirilo  no tenía la menor idea, sobre el lugar donde estaba el Che, pero suponía que estaba combatiendo o iría a combatir con las armas en las manos en algún territorio, pues en octubre de 1965, Fidel Castro dio a conocer la famosa carta de despedida del Che, donde anunciaba su decisión de retomar el camino guerrillero. El Che estaba en Cuba clandestinamente, desde  finales de junio o principio de julio de 1966, escogiendo los hombres que lo acompañarían a la guerrilla en Bolivia  y contactando figuras de otras naciones, para incorporarlas al frente guerrillero de carácter internacionalista. Pichirilo estaba feliz, como niño  con juguete nuevo, hasta el grado de que le dijo a “Barahona” y a Pujols, cuando le enseñó el boleto, que hablaría con el Che, para mandar a buscarlos y que éstos, “Barahona” y Pujols, se integrarían con él, juntos al Che.
Pichirilo recibió semanas antes de su muerte, a un enigmático sujeto, de origen cubano, quien visitó el país, vestido  con hábitos sacerdotales, perteneciente a una supuesta orden religiosa, quien se identificó como correo de un “viejo amigo” que lo quería ver, para lo cual le entregó una carta cifrada,  cuya tutoría reconoció de inmediato, en la cual había un mensaje donde lo invitaba a una “fiesta” en México. La carta no estaba firmada por el Che, sino por “un viejo amigo”. “Barahona” antes de su muerte me aseguró que cuando mataron a Pichirilo, él recogió todas sus pertenencias entre ellas la carta que le trajo el supuesto sacerdote católico, y que la buscaría entre los papeles,  documentos y  vestimentas de Pichirilo. No la pudo encontrar pero me juró delante de Pujols, que él vio la carta,  en papel muy fino y arrugado, pero que la misiva no decía más nada.  El “contacto” del Che  compró el boleto aéreo con destino  final, “México”, para lo cual le pidió el nombre completo a Pichirilo, quien se llamaba Ramón Emilio Mejía del Castillo. Estamos hablando de que Pichirilo fue  tiroteado el 12 de agosto de 1966 y murió al otro día, 13 de agosto. La entrevista  con el supuesto sacerdote cubano se  efectuó diez días antes de su asesinato, en los primeros días de agosto de 1966, que es el período de tiempo, en el cual Pichirilo habló del viaje a México con Basanta, Barahona, Pujols y con su pariente, Otto. El Che estaba en Cuba reclutando sus fuerzas para la lucha armada en Bolivia, en ese interregno. Pichirilo debió tener a la hora de su muerte 42 o 43 años, no más, el Che tenía  39. Pichirilo venía de conquistar lauros peleando contra los interventores norteamericanos, y esa credencial, pudo haber sido la razón de su atractivo y escogencia.  
El dibujante argentino Ciro Bustos, relata, en un libro titulado, “El Che quiere verte”, que estando en Argentina, sin ningún contacto con el Che desde hacía varios años, recibió una extraña visita, de una persona que no conocía, que le llevó el mensaje de que el Che quería verlo, facilitándole pasaje aéreo y contacto, antes de  ser iniciada la campaña guerrillera boliviana, lo que confirmaría el método usado en el caso de Pichirilo.

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