lunes, 13 de octubre de 2025

Carta de María Corina Machado en el 2018 fue un llamado legítimo ante el abandono internacional

Luis Orlando Díaz Vólquez
María Corina Machado representa una esperanza democrática frente al colapso petrolero y autoritario; su carta de 2018 fue un llamado legítimo ante el abandono internacional.

La polémica desatada por el presidente Gustavo Petro en torno a la carta enviada por María Corina Machado en 2018 a Netanyahu y Macri revela más sobre las tensiones ideológicas que sobre el contenido real de la misiva. Machado, hoy Premio Nobel de la Paz 2025, apeló a líderes internacionales en un momento en que Venezuela enfrentaba una crisis humanitaria y democrática sin precedentes. Su llamado no fue una alianza con la guerra, sino una súplica por protección ante un régimen que, según ella, estaba vinculado al narcotráfico y al terrorismo.
Petro, quien ha sido crítico del modelo extractivista y del intervencionismo militar, parece olvidar que el petróleo ha sido precisamente el combustible de los regímenes autoritarios en América Latina. La dependencia petrolera ha financiado censura, represión y corrupción. En contraste, Machado ha defendido una transición hacia un modelo económico más abierto, con énfasis en derechos humanos, institucionalidad y alianzas democráticas.

Machado no pidió bombas, pidió atención. Su carta, escrita antes del conflicto en Gaza, no puede ser juzgada con retroactividad moral. En 2018, Netanyahu era un actor internacional con influencia, y Macri representaba una alternativa democrática en la región. Machado apeló a quienes podían presionar por elecciones libres y respeto a los derechos humanos en Venezuela.

Además, Petro cuestiona el Nobel otorgado por Noruega, insinuando que premia la barbarie. Pero el Nobel de Machado es un reconocimiento a su resistencia pacífica, su liderazgo civil y su capacidad de articular esperanza en medio del colapso institucional venezolano. No es un premio a Netanyahu, ni a la derecha global, sino a una mujer que ha enfrentado persecución, inhabilitación política y amenazas por defender la democracia.

En lugar de atacar a Machado, sería más coherente que Petro profundizara su crítica al petróleo como motor de guerra y autoritarismo. El verdadero enemigo de la paz en América Latina no son las cartas diplomáticas, sino los regímenes que se sostienen sobre barriles de crudo y silencios internacionales.

María Corina Machado ha demostrado que la paz no se construye con petróleo ni con populismo, sino con coraje, institucionalidad y diálogo. Su Nobel es un llamado a mirar más allá de las trincheras ideológicas y reconocer que, en tiempos de crisis, pedir ayuda no es traición: es liderazgo.
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🇻🇪🕊️ María Corina Machado: la paz no se negocia con petróleo ni con silencio

Mientras algunos cuestionan el pasado, el Premio Nobel de la Paz 2025 reconoce el coraje de quien nunca dejó de alzar la voz. María Corina Machado pidió ayuda internacional en 2018, cuando Venezuela se hundía en represión, hambre y censura. No pidió invasión. No pidió guerra. Pidió protección.

Hoy, desde la comodidad del poder, se le exige explicaciones por una carta escrita antes del genocidio en Gaza. Pero ¿quién exige explicaciones por los pactos petroleros que sostienen dictaduras? ¿Quién cuestiona los silencios cómplices ante el colapso institucional de Venezuela?

El petróleo ha financiado censura, persecución y corrupción. Machado ha defendido una transición democrática, institucional y civil. Su Nobel no premia alianzas, premia resistencia. No celebra la guerra, celebra el coraje.

📌 La verdadera amenaza a la paz no está en una carta diplomática. Está en los regímenes que se sostienen sobre barriles de crudo y bloqueos al diálogo.

María Corina Machado representa una Venezuela que no se rinde. Una Venezuela que cree en el poder de la palabra, la justicia y la memoria.

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