domingo, 3 de marzo de 2019

La vigencia del Socialismo Democrático | En plural | Yvelisse Prats Ramírez De Pérez @YvepraPrats

EN PLURAL

La vigencia del Socialismo Democrático

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Puntos de vista sábado, 02 de marzo de 2019
  • La vigencia del Socialismo Democrático
Yvelisse Prats Ramírez De Pérez
El tiempo pasa, y pesa.
Han pasado muchos años desde que el MPD desafió a Trujillo proclamando un nuevo orden social, el comunismo.
Varios años más tarde, se fundó el Partido Revolucionario Social Cristiano, que proclamó una ideología basada en la doctrina social de la iglesia. El partido Reformista, el de Balaguer, lo asumió también y lo incluyó en su nombre.
En la UASD de los tiempos heroicos, los grupos estudiantiles debatían a veces con violencias las dos ideologías, leyendo a Mao Tse Tung en su librito rojo o a Jacques Maritain y las encíclicas papales.
En 1978 llegó al país, y un importante partido, el PRD, se adhirió a ella, la doctrina del Socialismo Democrático, que Peña Gómez introdujo.
Ahora, en esta posmodernidad que ha barrido valores y certezas, los partidos políticos dominicanos rehúyen, como el diablo a la cruz, hablar de ideologías. Es más, en muchas de los discursos de sus dirigentes se olfatea el mefítico olor del neoliberalismo, que niega la ideología para quedarse como única, asumiendo el Mercado como dogma.
El PRM, partido en el que milito, tiene el coraje de mantener en sus estatutos el Socialismo Democrático como ideología de nuestra organización.
Sin embargo, no todos la conocen, y la agitación de consolidar la organización de un partido joven, no ha favorecido que la difundamos como deberíamos.
¿Qué es, cuáles son sus características, cuáles son sus sujetos, y cuáles cambios pretende?
En primer lugar, el Socialismo Democrático no es un dogma. La inevitabilidad de los cambios obliga a sus adaptaciones en función de la especificidad del tiempo, el lugar y la cultura histórica que lo condicionen. En segundo lugar, es una ideología que plantea transformaciones socioeconómicas, en forma progresivas o sea procesualmente. Las revoluciones violentas no están de moda y el Socialismo Democrático no es una utopía, sino un planteamiento programático que avanza, sin cansarse, pero con estrategias factibles y definidas.
En tercer lugar, y este aspecto creo que no ha sido claramente explicado y comprendido, el conjunto de protagonistas que construyen y gestionan un modelo Socialista Democrático de Estado, es variopintos.
Participan en las varias capas sociales y a diferencia del “socialismo real”, o sea, el comunismo, no hay un antagonismo frontal entre burgueses y proletarios, sino que el empresariado con visión nacional participa, junto al sector de intelectuales orgánicos, profesionales, maestros, estudiantes, trabajadores de cuello blanco, en fin, que conforman, en República Dominicana, una clase media que va deteriorándose en los últimos tiempos.
El Socialismo Democrático tiene características que se aprecian en diferentes planos. En un articulo de 800 palabras no pueden enunciarse en detalle, elijo las que creo más significativas y definitorias del Socialismo Democrático.
Parto de una definición aproximada: El Socialismo Democrático es una ideología basada en valores humanísticos, que integran a la democracia política representativa, la democracia económica y la social, constituyendo la llamada democracia participativa o, como la calificó Rodrigo Borja, democracia TRIDIMENSIONAL. Responde así a la nueva categoría de los derechos de 2da, 3era. y hasta 4ta. generación.
Entre sus fundamentos están la construcción de un Estado democrático socialmente responsable; la sustentación del pluralismo ideológico y partidario y la alternabilidad en el poder; el apoyo y promoción de los principios de libertad, igualdad, justicia social, solidaridad y fraternidad.
También propugna porque el Estado actúe como un nivelador de las desigualdades sociales, por lo que debe responsabilizarse de ofrecer servicios con calidad para satisfacer los llamados derechos básicos inherentes a la condición de ciudadanos/as.
El Socialismo Democrático apoya y promueve la independencia coordinada de los poderes: ejecutivo, legislativo, judicial y electoral y rechaza todo tipo de dictadura.
El concepto de desarrollo en la ideología del Socialismo Democrático, que parte de su visión humanista, coloca al ser humano en el centro de los procesos como actor y beneficiario predominante partiendo de las satisfacciones de necesidades tangibles e intangibles propiciando que las personas trasciendan lo puramente económico y lo conduzcan a ser más, no a tener más.
El Socialismo Democrático plantea el cambio social, económico y cultural con libertad, y no el cambio social en lugar de la libertad. Justicia social con libertad y no libertad sin justicia social.
En el Socialismo Democrático la solidaridad es un factor esencial de la democracia. Como individuos pertenecientes a la misma especie dependemos los unos de los otros y nos debemos apoyo mutuo. En tal virtud promueve y practica la cooperación recíproca consciente, tanto a nivel nacional como internacional, superando los objetivos individuales, para hacer respetar la dignidad y la libertad de los seres humanos y garantizar las aspiraciones de todos a una vida mejor.
Falta mucho más por argumentar, persuadir. Pero se acabó mi espacio. ¿Me permitirán una pequeña trampa? Con otros títulos escribiré más sobre Socialismo Democrático.
https://listindiario.com/puntos-de-vista/2019/03/02/555771/la-vigencia-del-socialismo-democratico
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Vigencia del socialismo democrático | Yvelisse Prats Ramírez de Pérez | EN PLURAL @YvepraPrats

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Yvelisse Prats Ramírez De Pérez
No se exactamente si Duarte, Sánchez y Mella usaron en sus documentos que escribían, y en sus arengas patrióticos, la palabra doctrina.
De lo que estoy segura es de que hicieron lo que hicieron aferrados a una fe sin desmayo en la bondad y en la factibilidad de nuestra independencia.
Guardando las enormes distancias que el respeto y la veneración me imponen, a mí me pasa lo mismo, desde que intuí que este país fundado por los trinitarios merecía un sistema social, económico y político que superara los carcomidos moldes de una democracia “representativa” que disfraza en el carnaval de las elecciones su profunda injusticia.
Pensé que la independencia formal, la soberanía ante otras naciones, no era suficiente, sentí que podía ampliarse y mi convencimiento y mi esperanza anclaron en un modelo posible, cuando conocí, y estudié, la ideología del socialismo democrático.
Aún rompo lanzas por él, frente al enemigo de un neoliberalismo cuyos aromas no han logrado quebrar mis certidumbres. Soy moderna, no posmoderna, y sigo creyendo que vale la pena luchar por los valores, que la historia existe, y que las ideologías, entre ellas la mía, seguirán vigentes pese a Fukuyama y Hayek.
Como toda enamorada, desde que me prende el socialismo democrático a través de mis relaciones con la fundación Friedrich Ebert, quise conocerlo más.
Pasé, de leer obras sobre la evolución y tipologías del socialismo, su versión socialdemócrata europea, a explorar textos enraizados en la realidad de nuestro continente, José Carlos Mariátegui y sus “Siete ensayos sobre la realidad peruana” me convencieron de que el modelo europeo, surgido en una etapa de desarrollo y crecimiento económico no podía aplicarse en América Latina, cuya economía sigue siendo mayoritariamente la exportación agro-minera, con casi inexistente desarrollo industrial.
Al no haber prácticamente empresas no habrá tampoco trabajadores proletarios, la explotación se daba entre otras capas sociales, más diversas, entre las cuáles el campesinado y los busca vida libres, o sea, el chiripero de Juan Bosch, junto a la población que era y sigue siendo, los sin-sin, sin educación y sin trabajo.
Ese revoltijo confuso de clases obligó a los pensadores de izquierda que no eran comunistas radicales a buscar y difundir una nueva modalidad de socialismo aplicable a países subdesarrollados.
Se amplió el abanico de los protagonistas, admitiendo entre ellos a intelectuales, profesores, estudiantes. En universidades como las de Santiago de Chile, las de Uruguay y las de Córdoba, surgen acciones y tesis que se adelantan a las propuestas de las ideologías tradicionales.
Una versión del socialismo, limado en sus ariscas más duras, basada en las condiciones históricas y culturales de nuestro continente, se fue construyendo: socialismo democrático. Lo definió Rodrigo Borja al referirse a su país, construido “con barro ecuatoriano”.
Años después, José Francisco Peña Gómez, temprano descubridor y activo propulsor del socialismo democrático, presentó su tesis del Gobierno Compartido, una adaptación criolla de los postulados de esa ideología, que se empezó a conocer y a difundir en nuestro país desde la primera Escuela de Cuadros que el PRD, partido que lideraba Peña Gómez entonces, abrió, con el auspicio de la Fundación Friedrich Ebert, en 1978. Yo dirigí esa Escuela y aprendí cada vez más sobre esta ideología que sigue siendo la mía.
Creo que es factible y necesario que el socialismo democrático puede aplicarse en República Dominicana cuando un partido se atreva a desafiar la abulia y el mecanicismo de seguir ofreciendo en campañas cuernos de la abundancia, para luego, retornar a la injusticia, la desigualdad y el manejo indecoroso de los fondos públicos.
Pienso que este partido que es mi PRM, debe explicarlo convincentemente para que lo asuman, sin miedo ni reservas, las distintas capas sociales, lo impulsarán primero para convertirlo en votos, ya luego para aplicarla desde el gobierno.
Me arriesgo a parecer una vieja cotorra impertinente, repitiendo en mi próximo En Plural y aterrizando lo más posible el armazón teórico de ese socialismo democrático en el que creo, como deben creer y han creído, los que a lo largo de nuestra historia americana, rebozada de obstáculos y apostasías, se han mantenido fieles a una idea, para hacerla concreción, en un modelo socioeconómico progresista.
El próximo sábado, espero machacar como vieja maestra que soy, un En Plural que defina y apróxime los perfiles del socialismo democrático, adaptado para el aquí y ahora de nuestro país.
Yo tengo fe y amor puesto en él y sé que cuando muchos más lo conozcan, una gran y poderosa versión actualizada de la Sociedad La Trinitaria, se nucleará alrededor del partido que lo sustente, y lo honre, igual que en febrero de 1844, muchos dominicanos se unificaron para lograr nuestra independencia.
Hasta el próximo sábado.
https://listindiario.com/puntos-de-vista/2019/02/23/554762/vigencia-del-socialismo-democratico

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