Redacción
El futuro de Santiago
Redacción | viernes, 01 octubre 2021
El presidente Abinader en el marco de su visita a esta ciudad y específicamente en la apertura de la feria Expo Cibao, anunció un plan de inversión 20-25 para la transformación de esta importante ciudad con una inversión estimada en unos 42 mil millones de pesos en obras de desarrollo, de las cuales, durante su visita, inició los trabajos de varios proyectos para una solución integral al problema del tránsito y la movilidad urbana.
Complace a los santiagueros oír de su presidente que ha asimilado la realidad de que, a Santiago, los gobiernos no le devuelven en una proporción justa los aportes al fisco que hacen sus dinámicos agentes económicos en impuestos.
Se ha consensuado que Santiago aporta al Producto Interno Bruto de la nación (PIB), el equivalente a un 18%, de los cuales reciben muy poco. Para dar una idea de esa asincronía y discrimen, para la década del 66-76, Santiago recibió el 33% de lo que recibió la Capital en inversiones públicas.
Para los años 2006-2007, los presupuestos en inversión pública solo destinaban a Santiago el 3% de lo que se le asignaba a la Capital, en una clara demostración de cómo se castigaba a Santiago y de cómo se profundizaba el proceso de concentración de la riqueza en perjuicio del llamado interior del país, exceptuando la región Este.
El anuncio del presidente viene hacer justicia distributiva en el presupuesto nacional, elevando la proporción de la inversión para Santiago, más acorde con sus aportes al resto del país, tal como él lo reconoce. Esto no quita que el gobernante no considera necesario aplicar en sus iniciativas el principio ético de la subsidiaridad en favor de las regiones menos favorecidas, pero es de justicia distributiva equilibrar la inversión pública en Santiago, acorde con sus aportes.
Estamos, pues, frente a un presidente que se proyecta como un justo y real estadista.
¡Bien por Abinader!
Ni un paso atrás
El gobierno a través del ministerio de Medio Ambiente, no debe dar ni un paso atrás en su decisión de preservar la zona protegida de Valle Nuevo, donde nacen los principales ríos de la nación.
El plan de recuperación y protección de esa zona, madre de las aguas, no debe distorsionarse en su aplicación. Dicho plan contempla la reubicación de 53 familias y 167 productores, que tienen derecho a vivir con dignidad, pero que no lo tienen para atentar contra el futuro de esta nación y de millones de personas que necesitan el agua para la vida.
La irracionalidad y la ignorancia combinadas no pueden imponer la destrucción del hábitat de los dominicanos. Tierra y empleos para los campesinos, pero fuera de Valle Nuevo.
¡Hagamos desarrollo humano sustentable!
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