martes, 17 de septiembre de 2019

La agnosia en los actores políticos y la calidad del diálogo público | por Cándido Mercedes

Deshojando paradigmas
La agnosia en los actores políticos y la calidad del dialogo público
Cándido MercedesCándido Mercedes | 16 de septiembre de 2019 | 12:05 am
(Caso de Gonzalo Castillo)
La Agnosia es la perdida  de la capacidad de identificar objetivos o personas. Es el desconocimiento  del terreno en que interactuamos; la  falta  de comprensión  de sus  capacidades,  de sus competencias.  Es el significado, como  derivación, del exceso  de su importancia  en la vida; acusa, como  fiel reflejo  de  esa enfermedad, de un exceso  de su  rol. Entre el rol y no entendimiento  de las mezclas  de los distintos  factores que gravitan en el campo  de la política, en la construcción  de las  relaciones  de poder.
La política, en la esfera más alta,  es más que  gerencial. La política entraña  en esa instancia  de jerarquización, gobernar. Gobernar desde la política, implica un desafío que dimana  de un cuerpo  de conocimientos, que opera  desde el arte y  la ciencia. Por  eso, un buen perfil para un  gobernante, requiere  en la sociedad del Conocimiento y  de La Información:
  1. Una buena cultura  general;
  2. Conocimiento profundo  de la historia  de su país;
  3. Capacidad para  gestionar conflictos.
  4. Capacidad para comunicarse  y saber construir sinergia;
  5. Conocedor  e internalizador  de los valores  de la democracia;
  6. Dominio  de los fundamentos  de la macroeconomía;
  7. Integridad, vocación y devoción  por los intereses públicos y una incuestionable moralidad pública;
  8. Dominio  de la política internacional y  de la Geopolítica.
Lo que buscamos no  es retórica, en la construcción  de una imagen mediática, vacía y hueca. No  es “sangre nueva” de puente, hoy, para empujar “sangre vieja”, en el 2024. Buscamos seres humanos con compromiso social, con sensibilidad, con su historia. No queremos  rentistas  de la política. No queremos “empresarios”  que crecen y  se  desarrollan al amparo  del Estado. Una  rentabilidad cimentada en las violaciones.
En nuestra sociedad, como diría la Politóloga Jacqueline Polanco, impera  la corrupción y la cartelización  de la política. La corrupción  es la sangre vital para la dominación y ejercicio  de la política. Hoy, no existe ninguna  relación, ningún puente, que no  sea el clientelismo, el nepotismo, el patrimonialismo, el padrinazgo y la captura  del Estado como epicentro vivido  del modus operandi. ¡Cuasi nos  destrozan y engullen como  sociedad, desde la política como botín.
Por eso  es el crecimiento  del crimen organizado; la delincuencia política  recrea como dominio referencial todos los ámbitos  de la vida social. La delincuencia política, con su opulencia, catapulta  los  tramos  de la vida social  de los segmentos  excluidos. Por ello el crecimiento  de la anomia social e institucional; la degradación y miseria  humana que cada día más  se expande en la vida colectiva.
Gonzalo Castillo,  es el punto  de inflexión, el más icónico representante  del rentismo en la política. Es el más conspicuo  exponente  de la visión  de la política como negocio, como corporación. No  es el solo, empero,  es el más fiel estandarte del PLD y encierra el conjunto  de todos. En el PLD hay muchos que eran de la baja pequeña burguesía y media, que hoy son políticos empresarios, con algunos alcances  de  desarrollo político y cierta formación intelectual.
Desde la política, Gonzalo Castillo,  es y  era el candidato  más vulnerable, el más  débil  del PLD, el que menos formación política tiene y el que  desde el 1997, toda su  relación empresarial ha  tenido un cordón umbilical  con el Estado, el que construyo una “sagacidad” emprendedora desde las “oportunidades” con la elite política. Él  es la cristalización y construcción del marketing político. Es la máscara  de la mentira y el desorden  de la postverdad, como expresara  Raúl Rodríguez F. “distorsión deliberada  de una realidad, que manipula creencias y emociones  con el fin  de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”.
No  es  verdad lo que señala Gonzalo Castillo “que mientras no se nombre  un sustituto o  se reciba por  escrito su renuncia  la ley  establece que sigue como Ministro  de Obras Públicas. El artículo 95,  de la ley  de Función Publica, 41- 08, no aplica para su caso, ya que el artículo 18, de la ley citada precedentemente, referente a categorías  de  servidores públicos, nos señala  4 categorías, a  saber:
  1. Funcionarios o  servidores públicos  de libre nombramiento y  remoción;
  2. Funcionarios  o  servidores  de  carrera;
  3. Funcionarios o  servidores públicos  de estatuto simplificado;
  4. Empleados temporales.
Lo que alude que lo ampara es para empleados  de  carrera, que en el Artículo 145  de La Constitución, nos habla  de la protección  de la Función Publica. Un puesto  de Ministro,  es un cargo que en el orden  de la jerarquía  del  Estado, corresponde  a una Clase de puesto, en sí mismo, al tiempo que queda en la categoría  de Serie  de clase  de puesto. Eso quiere  decir que  es un puesto clave. ¿Por qué a un mes y 11 días  de su renuncia no  se ha emitido el decreto para rotarlo? Porque Gonzalo Castillo, goza con la más alta instancia  del poder político,  de una  relación singular, que va más allá  de la cuasi relación filial con Reinaldo. Los intereses pétreos de la plutocracia ejercieron mayor dimensión, sobre todo, si  se quiere volver, en una rehabilitación sin sentido  de la historia y  de la manecilla  del reloj.
El Articulo 135 de La Constitución, establece los requisitos  para  ser ministros o viceministros y en la parte infine del mismo, esboza “Los ministros y viceministros no pueden ejercer ninguna actividad profesional o mercantil  que pudiere generar conflictos  de intereses. El Artículo 25, de la Ley 105 – 13, sobre Regulación salarial  del Estado Dominicano: Prohibición de carácter ético. “Sin menoscabo  de las disposiciones  de la Ley sobre Compras y Contrataciones de Bienes, Obras, Servicios y Concesiones  el Sector Publico u otra disposición al respecto, a todos los funcionarios sujetos  a la presente ley les  está prohibido:
  “Tener participación en empresas que  tengan convenios o contratos  de cualquier naturaleza con el sector público, así como con empresas subcontratistas  de éstas o que perciban ayudas públicas.
  1. Utilizar su cargo para obtener ventajas, beneficios o privilegios que no  están permitidos por la ley, de manera directa o indirecta, para él, algún miembro  de su familia o cualquier otra persona, negocio o entidad.  b) Obtener préstamos y contraer obligaciones con personas naturales o jurídicas  con las cuales  se tengan relaciones oficiales  en razón  del cargo público que  desempeñan.”.
Realmente, es triste, desolador  el escenario  de  esta precampaña, donde dos leyes  que anduvieron 22 y 20 años, finalmente, eclosionaron  como si parecieran dos ratoncitos; para validarnos el poco alcance y dimensión  de una parte  de la clase política. La plutocracia y la cleptocracia, en el  PLD impusieron un candidato  de una  facción  del Partido gobernante. Si  ese  es el horizonte, la calidad  de la democracia  se achica, se eclipsa, aún más.
Mirar al futuro  , en éste presente  tan desgarrador, conlleva refundar la política, que no  es otra cosa que regenerar la democracia, que coadyuve a más y mejor democracia, donde las ideas, los  debates tengan un espacio y no  el cálculo frio  de la manipulación y la trapisonda.¡ No a la agnosia y si a la calidad  del dialogo publico¡. https://acento.com.do/2019/opinion/8728008-la-agnosia-en-los-actores-politicos-y-la-calidad-del-dialogo-publico/
Cándido Mercedes | Deshojando paradigmas
Sociologo. Experto en Gerencia. Especialidad en Gestion del Talento Humano; Desarrollo Organizacional y Gerencia Social y Sociologia Organizacional. Consultor e Instructor Organizacional. Catedratico Universitario. Profesor contratado del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) y de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

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