viernes, 11 de mayo de 2018

Peña Gómez | Por: Orlando Jorge Mera @orlandojm

Peña Gómez

Por: Orlando Jorge Mera 
Publicado el: 9 mayo, 2018 orlandojorgemera@yahoo.com e-mail: 
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Mañana se conmemora el veinte aniversario del fallecimiento de José Francisco Peña Gómez, el más grande líder de masas de la República Dominicana. Quisiera enfocarme en varias cualidades de Peña, que no pueden ser pasadas por alto, al momento de evaluar su estatura de demócrata a carta cabal.
Primero, Peña fue un hombre que rompió las barreras invisibles, y se educó en Ciencias Políticas y en Derecho en París. Ello le permitió acrecentar su vocación en constante defensa de los intereses nacionales, con una mente extraordinaria.
Peña fue un luchador decidido y con arrojo. Desde su llegada al país en 1961, su verbo tronó contra los remanentes de la tiranía. Fue un improvisador brillante que se quedaba en las formas, sino que penetraba en el tema del discurso, elaborando juicios y conceptos con fluidez asombrosa que captaba la admiración de todos aquellos que que se detenían a oírlo y a leerlo, aún cuando existiesen discrepancias sobre los diferentes temas del quehacer nacional. Su verbo recurría con elegancia al ejemplo histórico, haciendo gala de la cultura imprescindible en todo orador.
Fue un hábil negociador. Recuerdo que luego del fraude electoral de 1994, el país se dividía entre la lucha por las calles y la salida inteligente. Peña optó por ésta última. Demostró sus extraordinarias condiciones, cuando pactó con Balaguer la reforma constitucional que acortó su período constitucional, y acordó la reforma del Poder Judicial que dio lugar al nacimiento de la independencia de la Suprema Corte de Justicia. También, prohibió la reelección presidencial. Este pacto fue de extraordinaria valía, y marcó su impronta política.
Peña fue fiel creyente en la juventud, a quienes les dio la oportunidad de crecer en la actividad política. Recuerdo sus consejos y sus sugerencias en la campaña electoral de 1996. Ha sido una de las etapas más gratificantes de mi vida política, porque ahí fue que conocí sus grandes condiciones humanas. Él siempre me decía lo importante que era educarse, y prepararse profesionalmente, para poder contribuir con su país. Agradecido de este consejo de manera permanente.
Peña no fue presidente de la República, pero con su esfuerzo y grandeza hizo a varios dominicanos presidentes. Esto tiene un valor muy significativo. Colocarse por encima de sus intereses personales, y poner encima el interés nacional, ha sido su mejor ejemplo. Por eso, Peña fue y es líder, que veía más allá de la curva. Peña vive siempre en nuestros corazones.
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