SERVICIO DE NOTICIAS en favor de la democracia participativa, el desarrollo humano, la paz, el medio ambiente y la cultura.- Santo Domingo, República Dominicana / Luis ORLANDO DIAZ Vólquez - OPINIÓN, NOTICIAS Y COMENTARIOS. Haciendo de la lucha contra la pobreza un apostolado templario./ email: guasabara.editor@gmail.com - http://www.facebook.com/GuasabaraLUISorlandoDIAZ - @GUASABARAeditor
El presidente Danilo Medina designó al empresario Antonio Isa Conde (Tony) ministro de Energía y Minas; a José Joaquín Bidó Medina presidente de la Comisión de Ética e Integridad Gubernamental, al mayor general del Ejército Rubén Paulino Sem director general de Migración y Donny Santana Cuevas presidenta del Consejo Nacional de Fronteras.
Sustituyen a Pelegrín Castillo Semán, a su padre Marino Vinicio Castillo (Vincho), José Ricardo Taveras y Norberto Rondón, integrantes de la Fuerza Nacional Progresista (FNP) que renunciaron a sus cargos. Los dirigentes de la FNP dimitieron descontentos ante una eventual reforma constitucional para introducir la reelección presidencial.
Con el decreto 113-15, Antonio Isa Conde fue nombrado ministro de Energía y Minas, en sustitución de Pelegrín Castillo y con el 114-15 designó a José Joaquín Bidó presidente de la Comisión de Ética e Integridad Gubernamental, cargo que desempeñaba Vincho Castillo.
"Más importante aún, el Embajador Brewster nunca ha dicho ni públicamente ni en privado que se opone a la reelección presidencial en la República Dominicana."
SANTO DOMINGO, República Dominicana.-La Embajada de los Estados Unidos de América desmintió oficialmente que el embajador James W. Brewster declarara que su gobierno se opone a la reelección.
El desmentido fue dirigido a la versión publicada por el periódico El Nacional en su artículo titulado “EE.UU. Se Opone a Cambios Constitucionales en América Latina”, del pasado 27 de abril del año en curso.
Esa información, según la Embajada de EEUU, contiene informaciones erróneas relacionadas con el señor Brewster.
Según el periódico El Nacional, el diplomático estadounidense expresó, durante una recepción realizada en la Residencia del Embajador de los Estados Unidos (presuntamente con la presencia de una docena de invitados, incluyendo al Procurador General Francisco Domínguez Brito), que mientras no se oponía a la reelección del Presidente Danilo Medina, era una política de los Estados Unidos el oponerse a cambios realizados a la Constitución que permitan a un presidente en ejercicio optar por la reelección.
Versión oficial de la Embajada de Estados Unidos:
Estos son los hechos:
1-La Embajada de los Estados Unidos de América en Santo Domingo niega rotundamente la celebración de dicha recepción.
2-Más importante aún, el Embajador Brewster nunca ha dicho ni públicamente ni en privado que se opone a la reelección presidencial en la República Dominicana.
La Embajada de los Estados Unidos nunca fue contactada para confirmar o negar esta información antes de la publicación por parte de El Nacional.
En diversas ocasiones, incluyendo la entrevista realizada al Embajador Brewster durante el almuerzo del Grupo Corripio del pasado 15 de abril, (donde estuvieron presentes representantes del periódico El Nacional), el Embajador ha dicho públicamente que la discusión sobre la modificación de la Constitución dominicana y el tema de la reelección eran temas nacionales y que es el pueblo dominicano el que debe decidir sobre dichos temas.
Asimismo agregó que el gobierno de los Estados Unidos continuaría apoyando la realización de procesos electorales democráticos, justos y transparentes alrededor del mundo.
Más importante aún, el Embajador Brewster nunca ha dicho ni públicamente ni en privado que se opone a la reelección presidencial en la República Dominicana
La Embajada de los Estados Unidos de América espera que este aclarando sirva para precisar confusiones surgidas a raíz de los artículos publicados el pasado 27 de abril en El Nacional y luego en el periódico Hoy de fecha 29 de abril, donde fueron publicadas las imprecisiones atribuidas al Embajador Brewster por un reportero.
De igual manera, el Gobierno de los Estados Unidos de América reafirma que apoya plenamente la libertad de prensa, un elemento vital para sustentar una ciudadanía informada y un gobierno democrático.
No obstante, los miembros de la prensa tienen la responsabilidad de verificar sus fuentes y obtener los datos correctos, ninguno de los cuales se hizo en este caso. http://acento.com.do/2015/politica/8244872-embajada-desmiente-brewster-dijera-eeuu-se-opone-a-reeleccion-en-latinoamerica/
SANTO DOMINGO.- Serán sometidos a la Justicia los choferes que el pasado martes detuvieron y desmontaron de un autobús a unos 50 niños y sus maestros, que viajaban desde Boca Chica hacia la Feria del Libro, y que no contrataron los servicios de los sindicatos de transporte de la localidad.
El procurador general Francisco Domínguez Brito calificó el hecho de “intolerable” y “arbitrario”, que expuso a los niños a situaciones muy graves, en franca violación a las leyes.
Se trata de niños y personal del Colegio Evangélico Episcopal, de Andrés, Boca Chica, impedidos de visitar la Feria Internacional del Libro, en el Distrito Nacional, por transportistas pertenecientes a los sindicatos Sichoproboch y Asochombca.
Los choferes habrían interceptado el autobús con los estudiantes y el personal docente en el kilómetro 25 de la autopista Las Américas, atravesándole otras unidades de transportación, procediendo posteriormente, a desmontar a los pasajeros, porque el colegio no contrató los servicios de los referidos sindicatos.
Domínguez Brito informó que ya se ha emitido orden de arresto contra los implicados en el hecho y que algunos se entregarían a las autoridades entre hoy y mañana jueves, para responder por la violación al Código de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, así como por cargo de asociación de malhechores.
Garantizó que habrá sanciones, porque caso como este no pueden quedar impune. Indicó que da seguimiento al caso, personalmente, a través de la fiscal de Santo Domingo, Olga Diná Llaverías.
Domínguez fue entrevistado cuando asistía, en el hotel Marriot, al acto de juramentación de la nueva directiva de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus).
SANTO DOMINGO (Rep. Dominicana).- ¿Sirven de algo los programas que procuran la reinserción laboral de las trabajadoras sexuales a partir de otros oficios? ¿Cuáles son sus resultados? El tema está lleno de controversias y no hay respuestas simples ni absolutas. El valor que se le otorgue a estas iniciativas y los efectos que se les atribuyen pueden variar drásticamente, dependiendo de dónde exactamente se esté viendo el “problema”.
Por un lado, los proyectos de “rescate” se consideran útiles en el sentido de que les ofrecen a las mujeres la oportunidad de avanzar en sus estudios primarios o aprender un oficio que amplíe su precario abanico de oportunidades. Esto es precisamente lo que han estado haciendo las hermanas Oblatas del Santísimo Redentor en el Centro Nuestra Esperanza, en Haina, desde hace 23 años: se acercan a las mujeres, las invitan a terminar sus estudios primarios y ofrecen cursos de formación técnica.
Si se le hace la pregunta inicial a la hermana Nieves Altagracia de la Cruz, la respuesta es simple: su labor no es una panacea, pero no porque sea una forma incorrecta de afrontar el tema de la prostitución, sino porque la creación de capacidades por sí sola no siempre supone la existencia de opciones verdaderas y sostenibles para esta la población.
“No puedes ir con las manos vacías a decirles que dejen la calle. Cuando les hablas de las opciones que hay, ellas te dicen: hermana, yo me voy a trabajar a la zona franca y en quince días no me gano ni dos mil. En la prostitución, a pesar de lo difícil que es, me puedo ganar tres mil en una semana”, lamenta la religiosa.
Pese a reconocer esta debilidad y el propio hecho de que la mayoría de las mujeres que participan en su programa no dejan el trabajo sexual, está convencida de que obra correctamente.
“La prostitución no es un trabajo. Eso denigra a las personas. El trabajo dignifica, no denigra”. Nieves Altagracia De la Cruz, directora del Cento Nuestra Esperanza.
Hay testimonios de éxito que la reconfortan. Solanyi, por ejemplo, que dejó el trabajo sexual hace cerca de 20 años. Sus memorias incluyen los pasajes dramáticos en los que sufrió abusos y golpizas que afortunadamente quedaron sepultados por el tiempo; pero está coronada de momentos hermosos de la etapa que percibe como su “regeneración”. Ha dedicado las últimas dos décadas a educar a sus hijos y a su empleo en el sector público, un proceso que vive con satisfacción, como su conquista de la dignidad.
“Solanyi, ponme ese nombre. Fue mi nombre de la calle. Me inicié aquí en Haina, cuando el papá de los hijos míos me dejó sola, con el más pequeño interno. Tuvimos tres hijos y el menor tenía siete meses que había nacido. Lloré mucho. Luego me adapté, anduve muchos sitios y terminé de nuevo en Haina. Cuando las hermanas Oblatas llegaron a Haina, ahí las conocí. Cogí talleres y empecé a trabajar. A partir de entonces, como dicen los tígueres, yo me quité… Duré como cinco años en eso y le doy gracias a Dios que salí bien, porque muchas de mis compañeras están muertas o cortadas… Hoy me dicen doña. Soy una doña. Donde quiera que me mueva, todo el mundo me respeta. Les di educación a mis hijos, todos son profesionales… Hay muchas cosas bellas que se pueden hacer sin vender tu cuerpo. Yo, hoy, me siento libre y bien conmigo misma. Soy feliz, gracias a Dios. ¿Que si es difícil? No es fácil ni difícil. Es cuestión decisión”.
Solangi, como las oblatas, entiende que la sociedad tiene razones morales e incondicionales para eliminar, completamente, el trabajo sexual. Y trabaja para ello, porque desde su punto de vista no es ni puede ser un trabajo decente.
Pero su historia es tan conmovedora como excepcional. Por múltiples factores, no la regla, dado que muchas de las mujeres que participan en los programas del centro u otros similares nunca dejan el trabajo sexual o, lo hacen, pero no de manera permanente.
Las Oblatas lo saben. Aunque intentan “que tengan otra opción de vida” y procuran cambios sustanciales en su medio de sustento, no hay garantías.
Esto influye en que haya formas distintas de abordar el tema. Para el Movimiento de Mujeres Unidas (Modemu), por ejemplo, es infructuoso y un desatino aspirar a erradicar el trabajo sexual.
Además de lo difícil que sería hacer desaparecer esta antiquísima práctica, piensan que debe abordarse como un oficio digno que les permite ganarse el sustento a miles de mujeres y que, para ser implementado, requiere del uso del cuerpo, como ocurre con muchos otros oficios que no están estigmatizados.
“Puedes crear en ellas capacidades que no existían para que decidan si siguen en el trabajo sexual o no. La falla está en plantearte desde el principio -y exclusivamente- sacarlas, porque las estigmatizas más”,Liyana Pavón, especialista en trata de personas y trabajo sexual.
Así, para el colectivo, la prioridad no debe ser el “rescate” de las mujeres que lo ejercen, sino el adecentamiento de las condiciones en que lo hacen.
A su entender, que este trabajo parezca indigno es resultado de una doble moral de la sociedad, de un pudor injustificable basado en concepciones religiosas que históricamente han hecho que se evada y hasta se cuestione el carácter del sexo como una necesidad humana.
Partiendo de esto, Jacqueline Montero, presidenta de la organización, sostienen que la forma más apropiada de ayudar a estas mujeres es otorgándoles reconocimiento como parte de la clase trabajadora. De hecho, Modemu forma parte de la Red de Mujeres Trabajadoras Sexuales de Latinoamérica y el Caribe que, en toda la región, está haciendo incidencia por la aprobación de leyes que reconozcan y formalicen el trabajo sexual autónomo.
La especialista Liyana Pavón, abogada y consultora en trata de personas y género, piensa que procediendo a partir de este enfoque se combaten los elementos más dramáticos y nocivos que caracterizan el trabajo sexual: la discriminación y el estigma que la sociedad ejerce sobre las mujeres y el consecuente sentimiento de autodesprecio o poca valoración que ellas sufren.
Desde su ángulo se percibe que, contrario a lo deseado, estos males que se fortalecen con los proyectos “rescatistas”.
A través de Modemu, el programa estatal Banca Solidaria ha otorgado 460 microcréditos para trabajadoras sexuales que prueban suerte con negocios propios. En los próximos meses, se prevé beneficiar a 200 más. Todavía no hay informes de resultados.
“Aunque al momento del diseño de los proyectos se pretende darles una segunda opción la realidad es que ellas no dejan el trabajo sexual. Lo siguen haciendo, a veces como fuente de ingresos extras. … Puedes crear en ellas capacidades que no existían para que decidan si siguen en el trabajo sexual o no. La falla está en plantearte desde el principio -y exclusivamente- sacarlas, porque las estigmatizas más”, refiere.
Hace el planteamiento basándose en la idea de que cuando se les invita a dejar el trabajo sexual suele argumentarse que éste es indigno y sucio, y si las mujeres empiezan un negocio que no logra arrancar, su frustración se incrementa.
Como precisa Pavón, no es que las dos visiones sean excluyentes o contradictorias, de hecho Modemu las conjuga, pero en la práctica ha sido históricamente difícil despojarse del pesado estigma estampado sobre el trabajo sexual. Además hay una diferencia esencial y clara entre el abordaje del tema desde un plano moral-religioso y desde otro en que lo moral está determinado por el sentido social.
Hay conceso en que ningún esfuerzo para crear capacidades y oportunidades para las mujeres es en vano, sobre todo si se considera que las trabajadoras sexuales son expulsadas de su mercado siendo todavía muy jóvenes. Jacquelin Montero apunta que una edad tan temprana como los 30 años, cuando otras mujeres empiezan la primavera de su vida profesional, las trabajadoras sexuales empiezan su declive, sufriendo el menosprecio y el rechazo de sus clientes. Cuando llega este momento, y en la mayoría de los casos, emigrar es, lejos de una opción, algo ineludible.
Un piano cuyas teclas explotan De la reciente cancelación de una obra con reminiscencias al himno de Ucrania y el del partido nazi, al "Bonaparte" de Beethoven, la música clásica no es un mundo tranquilo libre de controversia. Aquí una muestra. Algunas obras clásicas han tenido un efecto explosivo.
"Es casi como un asesinato". Es lo que dijo el compositor de 21 años, Jonas Tarm, cuando la Sinfonía de Jóvenes de Nueva York canceló recientemente la representación de su condecorada pieza "Oblivion march" ("Marcha hacia el olvido").
Tarm, que dijo que su pieza estaba "dedicada a las víctimas que han sufrido la crueldad y el odio de la guerra, el totalitarismo, el nacionalismo polarizador, en el pasado y hoy en día", había citado musicalmente el himno de Ucrania durante la época soviética y el "Horst Wessel Lied", el himno oficial del partido nazi.
Tarm no dejó claro que lo estaba haciendo, ni el por qué, en las notas para el programa.
En una larga declaración pública, el director ejecutivo de la sinfonía dijo que "dada la falta de transparencia y la falta de consentimiento paterno para involucrarse en esta música, no podíamos seguir incluyendo la pieza en el programa".
Tarm defendió con vigor el derecho de la música a "hablar por sí misma", y describió la decisión como un acto de censura.
Por cierto, todavía es ilegal tocar el "Horst Wessel" en Alemania.
La cuestión sobre si la música, una colección de vibraciones de sonido, puede tener algún "significado" y, en ese caso, cómo debemos responder a ese significado, es una pregunta vieja y controvertida, que no estamos cerca de poder responder.
Puede que la música clásica tenga la reputación de ser refinada y gentil, pero las controversias y los escándalos abundan en su historia.
Estas son algunas de las obras clásicas que causaron un escándalo, bien por razones políticas, textuales o estéticas, en los últimos siglos.
La Pasión según San Juan, de J. S. Bach, 1724
La idea que tenemos del padre de la música clásica no es exactamente la de un provocador. Aunque, como prueba la biografía de John Eliot Gardiner, de 2014, tampoco tenemos que pensar que Bach era un santo simplemente porque escribió música tan sublime.
Pero el escenario arrebatador de la pasión de San Juan, piedra angular del canon clásico, deja un regusto amargo en la boca de algunos.
En 1995 estalló una protesta estudiantil en el Swarthmore College de Philadelphia, después de que miembros del coro se negaran a cantar lo que consideraban un texto antisemita.
El góspel se refiere a los enemigos de Jesús como "los judíos, los judíos, los judíos".
La palabra se repite 70 veces a lo largo de la pieza, de 110 minutos.
En 2000, el 250 aniversario de la muerte del compositor, hubo protestas públicas contra la representación de la pasión en el Festival de Bach de Oregon.
Un rabino boicoteó el evento y otro renunció al comité de planificación del festival.
La mayor parte de analistas, sin embargo, comparten la opinión del apreciado académico experto en Bach Robert L. Marshall, quien cree que la Pasión de San Juan "da voz a algunos de los sentimientos más nobles del espíritu humano, y ni la pieza suprema ni su incomparable autor necesitan ningún perdón".
Sinfonía número 3: "Heroica", originalmente "Bonaparte", de Ludvig van Beethoven (1804)
La historia detrás de la dedicatoria de la tercera sinfonía de Beethoven forma parte de las leyendas de la música.
Como escribe Tom Service, de la BBC, "imaginemos si Beethoven se hubiera mantenido en el plan original, y su tercera sinfonía se hubiera llamado la 'Bonaparte'".
"Napoleónica" describe sin duda la escala en la que Beethoven concibió el trabajo. Incluso esbozó un programa de la vida de Bonaparte dentro de los movimientos de la sinfonía, hasta el momento de 1804 en el que fue informado que Napoleón se había proclamado Emperador.
La dedicatoria original a Bonaparte fue eliminada y Beethoven anunció que Napoleón era "un tirano", que "se creerá mejor que todos los hombres", y renombró la sinfonía como la "Heroica".
"Señor y querido amigo, no es usted solo un idiota, sino un idiota sin sentido de la música".
Fue el veredicto de Erik Satie sobre el crítico Jean Poueigh, que había vapuleado su pieza "Parade", un ballet de 15 minutos encargado por Ballet Russes de Diaghilev, que también juntó las imaginaciones modernistas iconoclastas de Jean Cocteau y Pablo Picasso.
Poueigh demandó a Satie en un amargo caso judicial, y ganó. Un excéntrico y poco convencional compositor, Satie utilizaba efectos de sonido radicales en aquel entonces, como el ruido de la máquina de escribir, de botellas de leche sonando, disparos y sirenas.
¿Vanguardia? Seguro, pero la audiencia del estreno de París, el 18 de mayo de 1917, tomó partido con Poueigh: abuchearon, silbaron e incluso lanzaron naranjas contra la orquesta.
John Cage, que estudió con Arnold Schoenberg, declaró que 4’33" era su obra más "importante", pero sus críticos dijeron que era una broma muy mala.
Las anotaciones en la pieza de tres movimientos instruyen a los músicos para que no toquen durante todo el tiempo que dura la pieza, para que la audiencia se sumerja en los sonidos de ambiente de la sala de conciertos.
Cage, que estaba muy influenciado por el budismo Zen, había esbozado la idea de componer una pieza totalmente silenciosa por primera vez durante una clase en la Universidad de Vassar, a finales de 1940.
Cage predijo, sin embargo, que una pieza como esa sería "incomprensible en el contexto occidental", y era reticente a la hora de ponerla sobre papel.
"No quería que pareciese, incluso a mí, como algo fácil de hacer, o una broma", dijo entonces.
"Quería decirlo con toda la intención y ser capaz de vivir con ello". En 1951, Cage pasó tiempo en una cámara anecoica en la Universidad de Harvard, y la experiencia resultante le dio la confianza intelectual que necesitaba para llevar a cabo la idea.
"Escuché dos sonidos, uno alto y uno bajo", explicó. "Cuando se los describí al ingeniero, me dijo que el alto era mi sistema nervioso, y el bajo la circulación de mi sangre".
"Habrá sonidos hasta que muera. Y continuarán cuando me muera. No tengo que temer sobre el futuro de la música".
Los habituales de los conciertos de música clásica en Nueva York suelen ser un grupo bastante recatado, pero no lo fueron el 18 de enero de 1973.
La pieza de Reich, escrita para cuatro órganos Hammond y maracas, había sido comisionada por el visionario director de la Orquesta Sinfónica de Boston, el joven Michael Tilson Thomas.
Thomas no tuvo escrúpulos en incluirla en programas junto con Mozart, Bartók y Listz. Estos tres compositores habían sido también, por cierto, arquitectos de revoluciones musicales.
Pero las reacciones en la audiencia aquella noche, en el Carnegie Hall, fueron desde abucheos saludables -según un crítico- hasta gritos amenazantes, e incluso alguien corrió por el pasillo gritando "¡vale, confieso!", a una anciana que golpeaba el escenario con un zapato para intentar lograr que la orquesta dejara de tocar.
En 2011, el Carnegie Hall montó una celebración emblemática de "uno de los mejores compositores vivos de Estados Unidos". Nada menos que Steve Reich…