En verdad el unipartidismo estatal peledeísta se tragó a los demás competidores dentro del sistema, por lo que los cañones políticos hay que enfilarlos contra ese Estado y sus instituciones amalgamadas con una lumpen-burguesía local y transnacional; sin abrirle cancha, ni oxigenar electoralmente, las otras facciones pro- sistema que quisieran hacer mañana lo que ahora está haciendo el PLD..
Pienso que el devenir de este proceso exige sembrar estas ideas claves:
1) Las dictaduras se derrotan sobretodo en las calles, forjando contrapoder, desarrollando contra-hegemonía cultural y creando poder popular autónomo del Estado, de la clase dominante y del poder imperial.
2) Al compás de negar las instituciones de esta dictadura y sus bases constitucionales (Constitución del 2010), hay que convertir-progresivamente la propuesta de la Constituyente Popular y Soberana en alternativa creadora, concientes de que este régimen no cae por si solo ni a través de elecciones viciadas, que hay que reemplazarlo desde la democracia de calle con una propuesta política portadora de una nueva institucionalidad y un nuevo orden jurídico-político, social económico, cultural… alternativo a esa dictadura, a la dependencia y a los pilares del neoliberalismo decadente.
3) La organización revolucionaria propia para estos tiempos y el gran movimiento político-social con esa bandera y esa dinámica son exigencias imprescindibles para evitar que cualquier crisis de gobernabilidad sea fácilmente conjurada por el sistema y aprovechada por otras opciones de derecha. Y eso exige direccionalidad, articulación de fuerzas, conducción, presencia significativa del factor consciente y de las redes de militantes revolucionarios con visión estratégica al interior de las grandes movilizaciones.
4) En esto hay un gran retraso, aunque ciertamente ya existe una pequeña corriente que apunta en esa dirección, diferenciada cada vez más de las franjas reformistas procedentes de las izquierdas y del llamado progresismo, factor cualitativo muy importante. El reto es convertirla, al calor de las nuevas luchas, en un referente nacional, en una corriente fuertemente enraizada en el pueblo.
5) En tales circunstancias lo electoral debe entenderse como algo subordinado a los avances a lograr por la vía extra-institucional tendente a debilitar la dictadura morada y sus amarres institucionales. Debe depender de la fuerza del contrapoder que logremos construir y de las grietas y erosiones que se le puedan hacer a este tipo de dictadura con la propuesta de Constituyente y reemplazo de la JCE, el TSE y de las llamadas altas cortes a su servicio, junto a todos los ejes y demandas movilizadoras.
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