🏗️ Editorial | Seguridad en la construcción: un deber inaplazable
La paralización de 15 obras en el Distrito Nacional por parte del Ministerio de Trabajo no es una simple medida administrativa. Es un grito institucional que exige respeto por la vida, por la dignidad laboral y por el pacto social que debe regir toda actividad productiva en la República Dominicana.
Las cifras son elocuentes: 380 actas levantadas, 76 infracciones graves, y una caída presenciada en tiempo real durante una inspección. No se trata de estadísticas aisladas, sino de síntomas de una cultura de construcción que, en demasiados casos, ha normalizado el riesgo como parte del oficio. Pero el trabajo no puede seguir siendo sinónimo de peligro.
La seguridad en las obras no es un lujo ni una carga burocrática. Es un derecho humano, consagrado en el Código de Trabajo, la Constitución y los convenios internacionales que el país ha suscrito. La ausencia de líneas de vida, señalización, botiquines, barandas y equipos de protección personal no solo viola normas: vulnera el contrato moral entre empleador y trabajador.
El ministro Eddy Olivares ha sido claro: no se trata solo de fiscalizar, sino de transformar. Las inspecciones buscan concientizar, y en ese esfuerzo, el respaldo de Acoprovi y otros actores del sector es vital. La formalización del trabajo, la visibilidad de las planillas, el pago justo y el cumplimiento de vacaciones no son trámites: son pilares de una economía que aspira a ser moderna, justa y sostenible.
Este momento exige más que sanciones. Requiere una narrativa de corresponsabilidad, donde cada torre levantada sea símbolo de progreso, no de precariedad. Donde cada casco, cada arnés, cada extintor, represente el compromiso de un país que no construye sobre el olvido, sino sobre la protección.
La Dirección de Inspección del Ministerio de Trabajo ha demostrado que tiene las herramientas legales y la voluntad política para actuar. Pero el verdadero cambio vendrá cuando cada empresa, cada ingeniero, cada maestro constructor entienda que la seguridad no es un obstáculo al desarrollo, sino su condición esencial.
Construir con seguridad es construir con dignidad. Y en esa dignidad, se juega el alma de nuestra transformación nacional.
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