Por Félix Santana García
Los preocupados por la deuda
La pandemia y con ella la crisis económica y financiera que hoy afecta la República Dominicana y el resto del mundo, ha llevado a los hacedores de políticas monetarias y fiscales, hacerlas más flexibles y expansivas.
No obstante la imperiosa necesidad de aplicar una economía acorde con la situación de crisis que hoy se vive, aparecen profesionales que critican acremente que se actúe en mejorar los flujos positivos mediante estímulos financieros, préstamos y emisiones de deuda (bonos soberanos).
Quienes hoy sostienen la posición de estar muy preocupados por el aumento de la deuda, a pesar de la crisis sanitaria que arrastra a muchas empresas a cerrar sus operaciones total o parcialmente y de paso aumentar el desempleo, defendían, hace apenas unos meses, que el país tomara más préstamos, inclusive sin necesidad de hacerlo ya que los flujos de efectivo de entonces eran regulares, estables y sostenidos.
Pero ahora, su partido no gobierna y por tanto la deuda y los déficits fiscales son malos, no obstante los ingresos por conceptos de impuestos, aranceles y otros recursos, experimentan disminuciones significativamente.
En los últimos años se ha aprendido bastante sobre la economía de la deuda pública; tanto, que Olivier Blanchard, el eminente ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), expresa que hoy se aplica un nuevo paradigma fiscal.
Y el nuevo paradigma da a entender que la deuda pública no es un gran problema como antes, y que lo verdaderamente responsable es que el Estado se endeude para fines adecuados.
Lo anterior obedece a que el mundo ha cambiado, pues los costos de los préstamos y emisiones de bonos son más bajos y se prevé que se extenderán por mucho tiempo.
Los hombres van cambiando y con ellos los paradigmas. Ya no hay porque preocuparse por tomar dinero prestado cuando las situaciones así los requieran, procurando siempre mejorar las condiciones de vida de la población más vulnerable, la de a pie, la que come escasamente una vez al día y más aún, cuando se está ante un virus hasta ahora incontrolable.
La población vulnerable no se alimenta con: principios, normas y fundamentos económicos o financieros, presentados de forma atractivos, cuando de salud, alimentos, viviendas y desempleo se habla.
La gente pobre o muy pobre lo que comprende es que se le auxilie, pues los necesitados solo se nutren de resultados a su favor y no que se critique si se toma uno o dos préstamos más. En sí, que se busque solución a sus necesidades perentorias a como dé lugar.
De manera que quienes piensan que deben mantenerse las teorías económicas y financieras tradicionales, en estos momentos de crisis, están perdidos.
Algunos profesionales se arraigan a los viejos conceptos de una economía desfasada. Es por ello que hoy, los pensum de la carrera de economía y otras disciplinas académicas requieren con urgencia ser revisados para que sean más acordes con los nuevos tiempos, las nuevas empresas, las nuevas generaciones y las nuevas necesidades.
Es un contrasentido navegar contra la corriente. Hay que ponerse a tono o en sintonía con los nuevos paradigmas. Cuando la ciencia económica comenzó a aplicarse el avance tecnológico no existía, no se tomaban en cuenta los efectos del medio ambiente, entre otros aspectos de la realidad que vive el mundo.
La carga de la deuda, que siempre se ha exagerado y que en todo caso se ha tergiversado, no es la que era antes. Una idea de hasta qué punto han cambiado las cosas
De manera que se debe ser responsable en el momento de criticar y más cuando las actuales autoridades hacen todo que está a su alcance para mantener a flote el país.
El Gobierno subsidia a una gran mayoría de los desempleados de la República y gestiona vacunar gratuitamente a más de diez millones de habitantes, incluyendo extranjeros residentes en el país.
No les luce a los exfuncionarios que hoy critican a las actuales autoridades, por el simple hecho de que se busque por el medio que sea cubrir las necesidades sanitarias y económicas de la población.
El aumento de la deuda no es exclusivo de la nación dominicana debido a las secuelas que deja por su paso a la agresividad de la pandemia.
Hoy todas las naciones se endeudan por encima de los topes aconsejados y esto dará lugar más temprano que tarde que los acreedores tendrán que sentarse con los deudores y renegociar las deudas en plazos e intereses o condonar las mismas ya que el mundo durante y después del Covid-19 necesita que se le auxilie para retomar la senda del crecimiento y desarrollo económicos.
Así que no hay que preocuparse tanto por la deuda, pues lo primero es lo primero, y lo primero en esta situación es alimentar y sanar a la población.
felix.felixsantana.santana@gmail.com
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