Los 'think tanks' estadounidenses y cómo se construye una imagen de América Latina
Publicado: 28 jun 2018 13:33 GMT
A través de informes, investigaciones y la difusión de la opinión de expertos, los llamados 'think tanks' en EE.UU. buscan influenciar tanto a políticos como a los medios de comunicación a la hora de encontrar solución a los problemas que atraviesa la región.
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Un informe publicado recientemente por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) analiza cómo se crea la imagen de latinoamérica ante los medios de comunicación y la política estadounidense a través de los llamados 'think tanks', para luego instalar temas en la agenda mediática y para incidir en la política doméstica y exterior de EE.UU.
De acuerdo al documento, los 'think tanks' suelen ser definidos como "organizaciones independientes, sin fines de lucro, no vinculadas a partidos políticos, que se dedican a estudiar aspectos de política interna e internacional".
Dichas organizaciones se encargan de producir informes, documentos y de difundir la mirada de expertos sobre determinados problemas de la actualidad política y social.
La investigación del CELAG afirma que las apreciaciones emanadas de los 'think tanks' norteamericanos, que se autodefinen como objetivas, neutrales, apolíticas y científicas, definen cuales son los problemas principales que atraviesa América Latina y cómo deberían enfrentarse.
"El punto de partida es que EE.UU. tiene la 'función' de influenciar a gobiernos y sector privado de América Latina para orientarlos hacia una determinada concepción/práctica de democracia que no se discute y que se corresponde con los intereses del sector privado de EE.UU.", sostiene el informe.
En Estados Unidos los 'think tanks' cumplen al menos dos funciones en el proceso de reproducción de un 'sentido común', que apunta a proponer al neoliberalismo como el único modelo posible. Estas funciones, de acuerdo a la investigación, son asesorar al gobierno y proveer de información experta a la prensa hegemónica.
"El objetivo de los 'think tanks' es, por un lado, asesorar a funcionarios del gobierno y al Congreso estadounidense con la opinión de especialistas en determinados temas, sobre todo en política exterior, y a su vez tener una llegada a la prensa. Es decir: lograr que la opinión experta pase a moldear, en alguna medida, a la opinión pública respecto a determinados temas, sobre todo en coyunturas políticas clave", sostuvo en entrevista María Silvina Romano, historiadora del CELAG y una de las autoras del informe.
Según resalta su investigación, el Inter-American Dialogue, con 79 publicaciones sobre América Latina en el primer semestre del 2018, fue el 'think tank' que más espacio le dedicó a la región en dicho periodo. Así mismo, Venezuela fue el tema central del 24% de las publicaciones de los principales 'think tanks' norteamericanos sobre América Latina.
Autoritarismo y corrupción
Según destaca Romano, si bien hay discrepancias entre los 'think tanks' norteamericanos respecto a temas como la inmigración o el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, por ejemplo, cuando se trata de Venezuela específicamente todos opinan muy parecido.
"Con respecto a Venezuela en sí mismo, como Estado que plantea una vía diferente a la propuesta neoliberal, en general hay un alineamiento de los 'think tanks' junto con el gobierno estadounidense en que es inminente lograr un cambio de escenario en Venezuela", sostuvo la historiadora del CELAG.
Su investigación muestra cuáles fueron las principales problemáticas que encontraron los informes de 'thinks tanks' como el Inter-American Dialogue, el Council on Foreign Relations o el Wilson Center respecto a Venezuela. Entre ellos se destacan: crisis humanitaria, hiperinflación, crisis migratoria, gobierno autoritario, expropiaciones, manipulación del hambre y desestabilidad regional, entre otros.
De acuerdo a Romano, hay una serie de conceptos que van manejando desde los 'think tanks', en acuerdo con el gobierno de turno, que penetran rápidamente en la prensa hegemónica, generando un imaginario negativo permanente sobre Venezuela.
"Cualquier acción que sea llevada a cabo por el gobierno de Venezuela es relatada, comprendida y analizada como negativa en sí misma. No se hace un análisis profundo de, por ejemplo, si hay tal o cual plan económico. No hay análisis. Cualquier cosa que emane del gobierno de Venezuela es negativo para su gente, para la seguridad hemisférica y hay como un acuerdo entre 'think tanks' y gobierno en eso", sostuvo.
Otro tema recurrente en las publicaciones de los 'think tanks' norteamericanos con respecto a América Latina es la corrupción. Romano pone el foco en cómo los think tanks se concentraron en Brasil, con la mayoría de ellos afirmando que los gobiernos de Lula da Silva y Dilma Rousseff fueron 'una fiesta del Estado' en los que se usó un discurso de bienestar de las mayorías empobrecidas para robarles en beneficio de una élite.
La historiadora manifestó que siempre que esté en juego un debate serio sobre alternativas al neoliberalismo –que en su momento la plantearon el gobierno de Correa en Ecuador, con muchas limitaciones el gobierno de Dilma así como el de Lula en Brasil o el gobierno argentino–, "hay un consentimiento en que el peor problema de estos gobiernos es el de la corrupción. Esto se instala a través de los 'think tanks' y esa opinión experta se instala en la prensa hegemónica".
La influencia de los 'think tanks' norteamericanos no se limita únicamente a EE.UU. sino que, a través de la prensa local, ésta penetra en los medios latinoamericanos y condiciona a la opinión pública latina. Según Romano, medios de comunicación estadounidenses como el New York Times, CNN, Miami Herald o el Washington Post son fuertemente influenciados por la opinión de los 'think tanks'. Estos medios, luego, son citados por la prensa latina como fuentes veraces y confiables.
"Es notorio como muchas veces, como para dar cita de autoridad, los diarios locales citan y dicen 'el new york times dijo tal cosa', 'el Washington Post dijo tal otra', como si se tratara de la prensa autorizada", sentenció la especialista.
El financiamiento y la puerta giratoria
Según sostiene el informe, la llamada 'puerta giratoria' es la dinámica que permite que funcionarios públicos de alto rango pasen a ocupar cargos ejecutivos en las grandes corporaciones y viceversa.
"Esto no significa que la persona que pasa de una institución a otra condicione las políticas y decisiones de uno u otro espacio según los intereses del lugar del que proviene; pero sí asegura una sólida red (contactos seguros y frecuentes) entre los intereses del sector privado y el sector público", afirma la publicación del CELAG.
Un claro ejemplo de esta dinámica es Michael Shifter, director del 'think tank' Inter-American Dialogue, que previo a su puesto en dicho organismo dirigió el programa latinoamericano de la National Endowment for Democracy, una organización no gubernamental sospechosa de operar de manera encubierta para el gobierno norteamericano a lo largo del mundo y expulsada de Rusia en 2015 acusada de interferir en sus asuntos internos.
Romano sostiene que esta articulación entre los intereses del sector privado y público a través de trayectorias personales e institucionales es fundamental para echar luz sobre desde qué lugares y quiénes están hoy definiendo conceptos como derechos humanos, democracia, justicia, legalidad o corrupción.
"¿Que pasa cuando descubrimos que las voces expertas reconocidas y respetadas en estos temas son financiadas por empresas transnacionales? Compañías como Chevron, Pfizer, Google, Amazon o Starbucks, etc, que tienen juicios a nivel internacional por vulneración de los derechos del trabajador, abusos de derechos humanos y abusos de la naturaleza de todo tipo", manifestó Romano.
La especialista considera que hay que estar alerta ante la opiniones de este tipo de expertos, que penetran fuertemente en la prensa hegemónica y atraviesan el sentido común.
"Ellos dicen qué es la democracia en América Latina desde organismos que están financiados por empresas, por sectores que poco han hecho por la democracia en cualquier lado o por respetar los derechos humanos o la justicia", sostuvo la especialista y agregó: "Es muy difícil darle veracidad a estos argumentos porque justamente las fuentes de financiación son controversiales en sí mismas".
Ignacio Fernández Albano
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