Por Fausto Herrera
Catalino
El Partido de la
Liberación Dominicana acusa un declive ético-progresivo que lo conducirá a su
destrucción. Temo, el aspirante disidente, en relación con esta afirmación del
credo no dice ni la cuarta parte. Quiere, inútilmente, preservar un PLD que
desde que llegó al gobierno abandonó su misión de la liberación nacional. Ese
era su compromiso fundacional con el país: completar la obra inconclusa del
patricio Juan Pablo Duarte. ¡Qué fiasco!
Se cumplió el
pronóstico del profesor Juan Bosch: “El PLD, la mayoría de sus miembros son
pequeños burgueses, bajos pequeños burgueses y se han dado cuenta que en el
partido hay dirigente que ha alcanzado posiciones, como senadores, como
diputados, como síndicos, como regidores y entonces en el PLD eso ha provocado
una corriente de aprovechados, de oportunistas. Buscadores de posiciones y de
puestos públicos. Y esos han empezado a formar grupos y como yo no puedo formar
grupos y como yo no puedo presidir un partido en el que haya grupos, decidí
renunciar del PLD”.
Sus actuales
dirigentes y líderes, desconociendo esta advertencia de quien fue su fundador y
líder, no solo aceptaron su renuncia con efectividad futura, sino que los
expulsaron junto a su legado de honestidad, de principios y de vocación
antiimperialista. Usan su figura en dantesca comedia.
A diferencia del
doctor Franklin Almeida Rancier, fundador del PLD, quien entonces, en osado
juicio, dividió la sociedad dominicana en dos categorías: Peledeistas y
Corruptos. Hoy en cambio, su morada voracidad de enriquecimiento aplastando a
su paso al pueblo dominicano, convirtiendo el patrimonio del país en suyo
propio, invirtió dichos términos.
Su actual
presidente adoptó como su guía al doctor Marino Vinicio Castillo. Nadie del PLD
denunció esta afrenta. La acogieron como una genial tácticas sin escrúpulos
para “ganar” elecciones. En línea, anuncian la sexta “pela”, como se han
burlados de la voluntad ciudadana.
La descomposición
ética del PLD se acentuó mediante el pacto con el doctor Joaquín Balaguer que
posibilitó la elección del dirigente Norge Botello como presidente de la Cámara
de Diputados. Allí se iniciaron los repartos de apartamentos, bienes robados y
otros beneficios políticos. También allí germinaron las cizañas que con ironía
hoy dicen que Bosch estaría orgulloso de su proeza: Pobres políticos
convertidos en millonarios, mientras el pueblo lucha desesperadamente con la
extrema pobreza. Vergüenza pública nacional e internacional.
Luego, el
licenciado Danilo Medina, actual Presidente de la República Dominicana, desde
la Presidencia de la Cámara de Diputados, hizo el trabajo para el acuerdo tras
la Crisis Electoral de 1994, variando el porcentaje de 45% a 50 más un voto, lo
cual dificultó el triunfo en primera vuelta del doctor Peña Gómez y la
imposibilitó en la segunda vuelta con la orquestación fraudulentos del llamado
Frente Patriótico.
El PLD a
consecuencia de la adopción de su nuevo credo “El desarrollo, el progreso y el
nacionalismo vinchista”, políticas neoliberales implementadas durante 14 años de
gobiernos, 10 de ellos consecutivos; llevan al país a la bancarrota integral y
el descrédito mundial.
Insto al Presidente
del PLD y a todos sus dirigentes que “se han servido del Partido sin servir al
pueblo”, que respondan a su presidente ad vitam que prometió: “los dominicanos
saben muy bien que si tomamos el poder no habrá un peledeista que se haga rico
con los fondos públicos; no habrá un peledeísta que abuse de su autoridad en
perjuicio de un dominicano; no habrá un peledeista que le oculte al país un
hecho incorrecto, o sucio o inmoral”.
Por eso, un
emplazamiento inexorable, ¡devuelvan al pueblo todo lo que es del pueblo!
1° de enero de
2015.
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