31 de diciembre de 2014
Hechos y dichos suficientes han habido desde el oficialismo para desafiar en el año que inicia la responsabilidad de los sectores que se asumen oposición. Nos corresponde superar la dispersión de las fuerzas opositoras que es la que da aliento al continuismo, y por eso la trabaja de múltiples y hasta de imperceptibles maneras.
Llega el 2015 de muchas expectativas políticas y sociales y de convocatoria a la responsabilidad de los sectores de la oposición.
Y es de rigor desear de todo corazón que este sea lo mejor posible para el pueblo dominicano.
A pesar de lo difícil que son las condiciones en que mal viven las mayorías y de lo estropeados que están los componentes básicos de la nación, hay que alentar el optimismo y perseverar en la idea de que las cosas pueden cambiar para mejor en el país. No debemos derrotarnos a nosotros mismos permitiendo que el pesimismo caiga sobre nuestros espíritus y lacere la voluntad de continuar en el esfuerzo por el cambio.
Desde luego que la responsabilidad principal para alentar el optimismo corresponde a los políticos y activistas del movimiento popular que somos oposición, y debemos actuar de manera que ese deseo tenga realismo y no se quede en un recurso literario. Nos corresponde hacer una oposición útil, efectiva, no de opinión; que se proponga arrancarle al gobierno reivindicaciones sentidas por las mayorías populares.
Para solo señalar algunos, el 2015 hereda cualquier cantidad de asuntos problemáticos para la nación y el pueblo: 600 concesiones del territorio nacional entre estas Loma Miranda, para la exploración y explotación de recursos naturales y mineros por parte de empresas privadas, con la agravante terrible de que en estos territorios se encuentran y podrían ser dañadas las principales cuencas acuíferas que proporcionan agua a gran parte del país. Además, hay en curso un proyecto de privatización del agua, auspiciado por cúpulas del empresariado y parte también del oficialismo, aunque es justo decir que hay funcionarios públicos que lo rechazan. Igual, queda en relieve la perspectiva de si la corrupción y la impunidad serán condenadas, y lo propio sobre los feminicidios, que hasta estos días últimos han seguido generando luto y estupor en la sociedad.
Recibe también el aumento de impuestos tremendos como el ITBIS que aumenta del 11 al 13% reduciendo más la capacidad de compra del exiguo salario de los que tienen suerte de tenerlo. Antes de este aumento impositivo el salario mínimo mayor del país que es de poco más de 11 mil pesos, apenas alcanzaba para cubrir el 40% de la canasta familiar calculada por el Banco Central, y ahora apenas alcanzará para un 30%.
Consideremos también que en los días últimos del año que cierra el Dr. Leonel Fernández reafirmó su juicio de que el PLD ganará las elecciones del 2016 y que en este 2015 ese partido saldrá unido a las calles con una candidatura, coronando la seguridad de sus afirmaciones con un llamado a sus principales aliados a proponerse entregar el país en el 2044 en la ruta hacia una fase superior de progreso.
Ese discurso procura elevar la subjetividad de los suyos para la competencia electoral y a la vez reducir la de los opositores.
Hechos y dichos suficientes han habido desde el oficialismo para desafiar en el año que inicia la responsabilidad de los sectores que se asumen oposición. Nos corresponde superar la dispersión de las fuerzas opositoras que es la que da aliento al continuismo, y por eso la trabaja de múltiples y hasta de imperceptibles maneras.
Este 2015 es año vital para estructurar una fuerza que pueda derrotar al continuismo, ser gobierno y cambiar el país en un sentido positivo. Este es el año para hacerlo. Mejor si es en sus inicios. En ese esfuerzo todos los sectores de la oposición somos necesarios, y, como el que más tiene da más, el PRM está en la enorme responsabilidad de decidir bien sus asuntos internos; atreverse a la oposición de calles y plazas públicas, y a mostrar en la práctica una resuelta disposición al compromiso programático para un ¡fuera, y cambio!
http://acento.com.do/2014/opinion/8208777-el-ano-de-la-responsabilidad/
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